Lo primero que tengo que decir de ellos es que los admiro. Es cierto: la democracia hoy está consolidada y no hay riesgos para su continuidad, pero ¡cuánta valentía hay que tener para militar en política y ocupar las primeras planas! Los sectores medios, la clase media baja y media alta, que siempre aportaron cuadros políticos al país, están enojados con la política. Decir que uno es político en estos tiempos es soportar una crítica muy cruel.
Ahora bien, la campaña actual en el país responde a un parámetro mundial: participación nula y política como espectáculo para los medios masivos. Se contratan enormes estadios, con equipos de sonido y luces a tono, y las multitudes no van; sólo van los medios.
Los políticos tienen parte de la culpa, por supuesto, y la dirigencia no convoca a nadie, pero los que deberían apoyarlos sólo agreden y no participan. Esta es la campaña con más primeros planos de la historia argentina. Pueden verse con detenimiento el abrazo, la corbata; pueden apreciarse todos los gestos, ya sean favorables o desfavorables para el candidato.
Pero algo falta. Los políticos de mi generación tenían como ídolos a Carlos Marx, Adam Smith, Juan Perón e Hipólito Yrigoyen. Más que acusarlos de traicionar al pueblo, deberíamos exigirles volver a esas fuentes, a los sueños que soñaron en su adolescencia. ¿Qué pasó con aquellos sueños?
Si los partidos políticos tienen que existir, como resulta obvio a estas alturas, la juventud comunista, la liberal, la peronista y la radical tienen que volver a aportar esos sueños a esta sociedad que los necesita, y mucho. Basta de estructuras de lucecitas para escenas ficticias. Esta es una campaña sin sueños: si todo sigue como hasta ahora, cuarenta millones de argentinos estaremos en manos de funcionarios con dinero para hacer actos y campañas. La vida política debería ser algo más profundo que esto.
Hay, en otros ámbitos, mucha vida política que viene creciendo de manera sostenida. Es la vitalidad que asoma en los templos, en los clubes, las parroquias, las escuelas, los jardines de infantes de nuestros hijos. Pero esta vida política está hoy muy lejos de los dirigentes políticos.
Es necesario que estos dos mundos se encuentren. Una urgencia democrática para nuestros tiempos.
OpiniónUn retorno urgente a los sueños
Juan Carr
lanacion.com | Política | Lunes 22 de junio de 2009
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