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martes, 15 de mayo de 2012

Hijos con el futuro solucionado

Por Miguel Espeche EL máximo anhelo de muchos padres es dejar las cosas ordenadas de forma tal que los hijos, el día de mañana, tengan solucionados los temas básicos de la vida. Así, soslayadas las prosaicas cuestiones materiales y solucionados los conflictos del mundo gracias a la gestión parental (o, en su defecto, blindados los hijos respecto de dichos conflictos), se supone que los chicos podrán dedicarse a vivir y ser felices por el resto de sus días. Cuando eso no ocurre, cuando no sólo se fracasa en la tarea de dejarles para siempre las cosas "solucionadas" en lo que a recursos económicos se refiere, sino que, además, también se les lega un mundo complicado y cruel, no queda otra que pedirles perdón a ellos, pobres criaturas, por lo que se percibe como un fracaso personal en lo que a paternidad se refiere. Ya lo decían los escépticos de antaño: "A este mundo no quiero traer chicos, visto lo terrible que es la existencia del hambre, el dolor, la injusticia, la miseria y la muerte". La ideología escéptica, antecesora de modernos cinismos, parte de la concepción de que nuestros hijos merecen algo más que este mundo complicado y cruel. Esa mirada, supuestamente generosa con los hijos, presupone que ellos ameritan, por el solo hecho de existir, otro universo que, obviamente, no es este que tenemos. Por esa causa, piensan algunos, es mejor que los hijos permanezcan allá, en el no existir o, si existen, vivan para siempre en una suerte de útero protegido que los mantenga ajenos a todo mal. Es posiblemente por eso que tantos hijos nacen y crecen con mentalidad de acreedores ante padres que nunca logran pagar la deuda que significa la promesa de un mundo feliz, entregado llave en mano, tras los esfuerzos parentales del caso. En su fuero íntimo, esos padres se preguntan si no habrá sido un error traer a los chicos a un mundo "imperfecto" y, con la intención de compensar esa duda (tan terrible como el mundo), se someten al reino de la culpa y la vacilación, desdibujando el mapa que ordena el terreno dentro del cual los hijos jugarán su juego. Es obvio que los chicos merecen el amor de sus padres y el respeto a sus derechos básicos, pero también merecen padres que sepan ser padres (¡y a mucha honra!) y no culposos y vacilantes gestores de la vida familiar. La idea de que los hijos merecen la felicidad anticipada y garantizada, que viene en forma de certezas de bienestar material y un mundo con problemas solucionados, causa estragos entre grandes y chicos, ya que confunde el juego y distorsiona los horizontes hacia los cuales dirigirse. Si "los únicos privilegiados son los niños", deberá cuidarse al "privilegiador" y, en ese sentido, es bueno para los chicos saber que tienen por delante algo para hacer respecto del mundo. Y no porque fallaron sus padres, sino porque la ley de la vida marca que hay que seguir camino, mejorando lo mejorable, desplegando lo que se trae y sabiendo que vale ir haciendo las cosas que se deban hacer, sin apegarse demasiado al resultado, ya que éste, sin dudas, excede lo que puede predecirse. El mundo es tarea, no paraíso terminado. Esto no significa ausencia de goce y ganas, ya que ese goce y esas ganas se dan al ir aportando algo al mundo, y no del recibirlo todo "ya hecho" sin que sea perceptible la propia huella en el camino. Es esa huella la que marca y acredita la propia existencia y es la que da cuenta de la experiencia de estar vivos, esa vivencia que tantos jóvenes buscan desesperadamente tratando de sobrepasar el aburrimiento cósmico de aquel que está en el mundo sólo para recibir, vacío de todo ofrecer. El paraíso que existe es el del hacer mundo, no sólo el de recibirlo. Y es una tarea que se hace de corazón, no como maldición, sino como vocación. El paraíso, en todo caso, no es un destino o un resultado, sino una actitud vital por ser desplegada. La función de los padres es dejar la posta y ofrecer recursos de todo tipo, no para evitar las dificultades de la existencia, sino para que, presentadas éstas, los hijos tengan la brújula, el mapa, la fuente de energía y las ganas de generar las condiciones para que esta fascinante historia, la humana, siga hacia donde tenga que seguir. Quizás la perspectiva aquí señalada permita entender el porqué de un problema que se percibe en lugares en los que aparentemente se logró el cometido de que los hijos lo tengan "todo". Se trata del aburrimiento, el hastío, la aparente apatía que, en realidad, es una defensa genuina de los hijos ante la ansiedad atormentada y atormentante de sus padres, quienes los atiborran de cosas y miedos con tal de no vivir esa culpa terrible por no haber hecho "todo" por alfombrar el camino de su cría para que no haya espina alguna. También eso permitiría entender algo del sentido de las conductas de riesgo de los jóvenes, que a través de ellas sienten que salen a la vida real, una vida en la que la finitud está incluida, no taponada por ansiedades. Esa noción de finitud no es enemiga de la vida, sino su propiciadora, a tal punto que, como dice Bert Hellinger, si la muerte no existiera, no habría sexualidad, dado que no habría para qué reproducirse; un ejemplo de lo que significa, en lo que a desvitalización refiere, la burbuja de hipersatisfacción que asfixia a los hijos de padres que pretenden solucionar problemas y soslayar peligros para siempre, como si sus hijos fueran de cristal. El futuro no está dentro de la jurisdicción de los padres. Sí lo está el horizonte, que no es lo mismo; como se sabe, el horizonte es parte del presente. Es desde el hoy desde donde vemos ese horizonte, y los padres deberemos ofrecer lo que corresponde, no más, para que los hijos cumplan con su tarea. El amor así visto deja de ser sinónimo de ansiedad y temor paterno. La historia siempre ha sido así y les ha hecho bien a los hijos saberse merecedores no ya de la felicidad, sino de la confianza de sus padres para seguir el camino de la vida. Es que, sin dudas, seguir con arte dicho camino es lo que produce, como efecto, algo que podemos nombrar como felicidad. Esta no es un destino, sino el efecto de un andar y un hacer para el cual, y es bueno que los padres lo sepan, todo hijo viene capacitado.

lunes, 14 de mayo de 2012

Los efectos dramáticos de las finanzas europeas

ROMA/ATENAS (DPA).- Desempleado desde hace meses, un albañil de 56 años padre de cuatro hijos se quitó la vida en Nápoles. En Cerdeña, un pequeño empresario de la construcción puso fin a su miseria tras tener que despedir a sus propios hijos. En Italia, apenas pasa un día sin que se conozca un suicidio que tiene como trasfondo el endeudamiento y la crisis económica. Son sobre todo pequeños empresarios del próspero norte de la tercera economía europea los que no encuentran otra salida. Algo parecido ocurre en Grecia, donde la tasa de suicidios aumentó dramáticamente en los últimos años. En ninguno de los dos países hay estadísticas concretas sobre las causas de los suicidios. Pero aun cuando no hay cartas de despedida, el aumento de este tipo de muertes -de un 20% en ambos países- es un barómetro de la crisis. Los empresarios se ven obligados a esperar que las endeudadas administraciones les paguen por sus servicios o mercancías. Entonces, no pueden pagar sus créditos. En Grecia, la presión fiscal aumentó considerablemente, al igual que el desempleo en medio de la recesión. Y son muchos los que se ven sometidos ahora a la presión del gobierno para que paguen los impuestos que deben. En Italia, la asociación de contribuyentes Federcontribuenti recurrió a la fiscalía por esta "masacre social": quieren que se investiguen las causas sociales de decenas de casos de suicidio desde principios de año. Sólo en Génova hubo un 5% más de suicidios en estos cuatro meses que en el mismo período del año pasado. En Grecia, "la cifra de suicidios creció alrededor de un 20% en los últimos tres años", dijo el psiquiatra Vassilis Kontaxakis. En tanto, el ministro de Salud, Andreas Loverdos, habló hace semanas de un aumento de hasta el 40%, aunque no es fácil saber si es sólo por la crisis financiera.

jueves, 10 de mayo de 2012

Vivir dignamente, morir en paz

Por Rafael Pineda | Para LA NACION En el contexto de todo debate social sobre temas humanos, las palabras y las expresiones que se cristalizan para promover las diferentes posturas pueden esconder la complejidad del tema que está en discusión. Por muerte digna, debemos entender el derecho del paciente a decidir por sí mismo el tratamiento de su enfermedad. Cuando el cuerpo ya ha cumplido su ciclo normal de vida, no hay obligación de recurrir "a métodos extraordinarios" para prolongar la vida. El enfermo tiene derecho de pedir que lo dejen morir en paz. Los sufrimientos de una agonía prolongada no tienen sentido. Pero una cosa es prescindir de tratamientos extraordinarios y otra, provocar la muerte positivamente: eso es la eutanasia. Eticamente, todos estaremos de acuerdo en que hay que evitar el encarnizamiento terapéutico, porque es cuidar la calidad de vida. También es razonable que una norma jurídica dé la posibilidad al paciente de negarse a recibir un tratamiento cuando juzga que no se encontraría en condiciones de llevarlo adelante, o cuando lo dejaría en un estado no deseable.En muchos casos, la manifestación de esta preferencia se realizará con anticipación, para que tanto sus familiares como el médico puedan respetar la voluntad del interesado. Esto entraría dentro de lo que podríamos llamar "dejar morir en paz". Un caso muy distinto es quitar la hidratación y la nutrición (salvo que el paciente se encuentre ya en la fase final de agonía). Porque estaríamos causando la muerte por inanición.Es muy distinto ocasionar el fallecimiento de un enfermo por hambre o sed que dejar morir en paz a alguien.La ley recién aprobada debería evitar esta posibilidad y en su aplicación los médicos deberemos pensar siempre que hemos estudiado para ayudar a vivir dignamente, y que parte de esa dignidad es ayudar a las personas a morir en paz

martes, 1 de mayo de 2012

Felicidad

Pense que para ser feliz necesito tener salud, dinero, seguridad, amor, amigos, trabajo autónomo, reconocimiento, familia, sentido, proyectos, paz, valores morales definidos, vínculos, pareja, autorealización, plenitud espiritual, habitat adecuado y una vida dedicada en parte a la filosofía y a la vida contemplativa. Me pregunte ¿cual es el sentido de mi existencia? Me di cuenta que mis hijos son lo más importante que tengo en mi vida y que deseo crear cosas con sentido que hagan un poco mas facil la vida a la gente o que mejoren un poco el mundo. Despues me pregunte ¿ que es la felicidad? y creo que la felicidad es un estado de armonia y plenitud del alma.Que tiene bienestar quien tiene riquesa de bienes, de tiempo y de relaciones. Que lo mejor que se puede comprar con dinero es tiempo. Que la felicidad de los hijos significa plenitud en los corazones de los padres. Y que feliz es quien esta sano logrando paz y armonia interior

martes, 3 de abril de 2012

Vivir en la calle, un drama que crece

Aunque desde el gobierno porteño se asegure que hay menos gente "en situación de calle" en la ciudad, la mera observación aporta otros datos bien distintos.

Evidentemente, hay más personas y, en algunos casos, familias que han hecho de las veredas y las plazas de Buenos Aires su "hogar", corridos de su normalidad cotidiana por la falta de trabajo, la pobreza y la indigencia que han cambiado radicalmente sus vidas. Esto los ha llevado, en la mayoría de los casos, a ocupar aquellos lugares públicos que, aunque los obligan a vivir a la intemperie, también les posibilitan seguir juntos y sentir hasta una especie de sensación de libertad. Debajo de autopistas, en terminales de transporte, puertas de iglesias o bulevares, ésos son también otros de los sitios escogidos.

En la Plaza del Congreso, una familia que sobrevive allí a la intemperie. Foto: Archivo
Se las puede ver contra las rejas de fuentes o distribuidas en los canteros, o en las recovas de calles como Leandro N. Alem. En la Plaza del Congreso hay en la actualidad cientos de personas -todos los días se agrega alguna-, sobre todo niños, mujeres y ancianos. Durante el día, se cobijan en carpas o en viviendas precarias de cartón, madera o lona, a la vista de cualquier transeúnte que pase por allí. Por las noches, cuando distintas organizaciones o particulares van a darles de comer, forman fila en distintos lugares. También reciben comida de los bares, hoteles o restaurantes de la zona; en ese sentido, son más privilegiados que los que tienen como domicilio los zaguanes o los portales de las casas y los edificios de departamentos.

Del censo realizado por el gobierno de la ciudad a fines de 2011, se contabilizaron 876 personas que duermen en la calle, un 32 por ciento menos que las contabilizadas anteriormente (1287, registradas el año anterior). De ellas, el 60 por ciento proviene de otras provincias, y su situación educativa es distinta, pero a todos los denigra vivir en situación de calle: algunos tienen el ciclo primario completo (29,6%); otros empezaron el secundario pero no lo terminaron (22,6%), y por fin un 28,5% tiene el primario incompleto.

Tal como informó este diario hace unas semanas, de las 876 personas instaladas en el espacio público porteño, 812 son adultos y 64 son niños (que viven en la calle con sus padres). La mayoría, el 50 por ciento, se concentra en las comunas 1 y 3 (los barrios de Constitución, San Telmo, Monserrat, San Nicolás, Retiro, Puerto Madero, Balvanera y San Cristóbal), y otro 27% se reparte en partes iguales entre las comunas 7, 15 y 4 (Flores y Parque Chacabuco; Chacarita, Villa Crespo, La Paternal, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas, y La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya).

El censo ya mencionado sólo cuenta a las personas que viven en la calle sin ninguna red social de contención. No incluye, por ejemplo, a los cartoneros, que trabajan en la Capital y suelen estar instalados en la ciudad durante la semana, pero que tienen su casa en la provincia. Por ello, la ONG Médicos del Mundo, que lleva sus propias estadísticas, viene reiterando que son más de 15.000 las personas que se encuentran en esta situación. Y recuerda también que entre ellas están creciendo las adicciones al alcohol, la marihuana, la cocaína y el paco.

Es evidente la necesidad de que, tanto por parte de las autoridades como de la sociedad en general, busquemos con urgencia nuevas estrategias para encarar este tema dramático, porque ni el plan de operadores sociales desarrollado por el gobierno porteño -son 373 profesionales que recorren la ciudad todos los días- ni la presencia de voluntarios de ONG han logrado paliar la situación de estos argentinos, que al resto de los conciudadanos debe llevarnos a movilizar nuestras conciencias en procura de que también tengan una vida digna. Mientras ello no ocurra, no existirá en nuestro país la perspectiva de un futuro más esperanzador.

viernes, 17 de febrero de 2012

Los argentinos, víctimas de los males crónicos

Por Nora Bär | LA NACION
Si sólo fuera por la biología, los seres humanos tendríamos una expectativa de vida de poco más de 30 años. Sin embargo, los avances sociales y terapéuticos de los últimos dos siglos permiten que hoy vivamos mucho más. En el caso de los argentinos, alrededor de 76 años, en promedio, una cifra dos veces y media mayor.

Pero este logro, que merece celebrarse, presenta problemas y retos sin precedente para los individuos y el sistema de salud: "Somos algo así como «víctimas del progreso» -dice Federico Tobar, investigador principal del programa de salud del Cippec-. Sobrevivimos a las enfermedades transmisibles, vivimos más, pero nos exponemos a factores de riesgo que nos predisponen a padecer enfermedades crónicas que tienen un alto costo social e individual".

Tobar, Sofía Olaviaga y Romina Solano son autores de un informe que analiza, precisamente, el desafío de qué hacer frente a los males crónicos asociados con la vejez y los hábitos nocivos -como el sedentarismo o la obesidad-, que degradan la calidad de vida y exigen otras modalidades de atención de la salud, basadas en la promoción y la prevención.

Sobre las defunciones de 2010, que fueron 308.602 en todo el país, 163.294 fueron por enfermedades no transmisibles, dice Tobar. Entre ellas, las primeras son las cardiopatías, con un 25,6%, seguidas por los tumores malignos (19,9%) y las enfermedades cerebrovasculares (6,6%). En las provincias más ricas, las enfermedades cardiovasculares, tumores y padecimientos respiratorios explican casi el 80% de las muertes."

Segúnel investigador,estas dolenciasy otras, como la diabetes y los males respiratorios,no sólovan en aumento (porque crece su prevalencia mientras disminuye la incidencia de las infectocontagiosas), sino que, cuando se consideran indicadores epidemiológicos más complejos (como el de "años de vida perdidos por muertes prematuras"), su peso es mucho mayor y triplican al originado en causas perinatales, maternas y enfermedades transmisibles, tanto como al de las muertes violentas (accidentes, suicidios y homicidios).

"A medida que la población envejece, aumentan o se agravan las enfermedades crónicas -dice Tobar-. Y lo mismo ocurre con los costos asociados. Si no se logra influir sobre los individuos para que asuman comportamientos saludables, la situación se torna insostenible porque aumenta el riesgo de gastos catastróficos para las familias. "

Según el investigador, hacen falta respuestas diferentes porque las acciones que nos llevaron a superar las enfermedades transmisibles no tienen la misma efectividad en la no transmisibles. No hay vacunas ni antibióticos ni tratamientos de corta duración. Es imprescindible que el paciente cambie su estilo de vida y que el sistema de salud asuma funciones diferentes.

Para el doctor Sebastián Laspiur, director del Programa de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación, "el sistema brinda una respuesta adecuada frente a una descompensación o un infarto, pero no resuelve el cuidado longitudinal de las personas".

"Estamos promoviendo en todas las jurisdicciones la reorientación de los servicios de salud para hacer más accesible y de mayor calidad la prevención de enfermedades crónicas y el control de los pacientes con factores de riesgo", dice Laspiur. Entre estas medidas, figuran una hoja de seguimiento, guías de práctica clínica para equipos de atención primaria (de diabetes, cesación tabáquica, manejo del riesgo cardiovascular).


AMENAZA SILENCIOSA

Uno de los principales obstáculos que conspiran contra la prevención y el adecuado control de las enfermedades no transmisibles es que son trastornos silenciosos: no dan síntomas hasta que se encuentran en una etapa avanzada de su evolución.

"Esto hace que uno de los grandes problemas sea la baja adherencia de los pacientes -subraya Laspiur-, especialmente en centros donde no hay turnos programados. Los males crónicos requieren que seamos enfermos más activos, más informados. Por eso estamos implementando registros de seguimiento, como un carnet para diabéticos e hipertensos que los ayude a acordarse de los controles que les van pidiendo... El paciente tiene que permanecer dentro del «radar» del sistema de salud para que, si no asiste, suene una señal de alerta. Son cambios profundos."

No es ésta la modalidad que se traduce en los balances de gastos actuales del sistema sanitario. Según el informe de Cippec, en el sector público mientras la prevención y regulación representa un costo per cápita mensual de alrededor de $ 15, la atención insume $ 167.

La inercia del sistema de salud y de las tradiciones de la comunidad médica no es eficaz para modificar hábitos, y esto probablemente explique por qué la situación, en lugar de mejorar, empeora: según la última encuesta nacional de factores de riesgo, el sedentarismo subió del 47 al 53%, el consumo de frutas y verduras sigue siendo bajo (en todos los estratos sociales) y la obesidad se incrementó en un 4% (del 14 al 18%).

ANTICIPARSE A LA ENFERMEDAD

"Esto no sólo depende del nivel socioeconómico -dice Laspiur-. Los argentinos consumimos dos porciones de frutas y verduras por día, cuando lo recomendado son cinco. Y no hay una diferencia muy ostensible entre los que ganan más y menos. Sabemos que los comportamientos tienen que ver no sólo con decisiones individuales, sino con los entornos sociales y físicos. Por eso promovemos los quioscos saludables en las escuelas, la disminución del contenido de sal en los alimentos procesados y la eliminación de grasas trans."

Para Tobar, la mayor dificultad para enfrentar esta situación es la fragmentación del sistema de salud local. "Hay una disolución de responsabilidades -explica-: muchos actores, pero sin un responsable primario. Las provincias se ocupan, los municipios se ocupan, la Nación se ocupa... Hay duplicación de respuestas, pero también discontinuidad del cuidado. Como el tejido de Penélope, cada jurisdicción o servicio empieza todo de nuevo. Y ni siquiera la gratuidad garantiza resultados: incluso con el plan Remediar, que asegura la provisión de antihipertensivos y antiglucemiantes orales, los hipertensos reciben en promedio cuatro tratamientos anuales, y los diabéticos cinco. No se recorre ni la mitad del camino."

Y concluye: "También es fundamental responsabilizar a los profesionales por el cuidado de la población que tienen a su cargo. En lugar de quedarse en el consultorio a la espera del paciente, el equipo de salud tiene que salir a anticiparse a la enfermedad".

martes, 1 de noviembre de 2011

Defender la vida desde la concepción

Por Cynthia Hotton | Para LA NACION
La Cámara de Diputados comienza hoy a debatir proyectos sobre el aborto en la Comisión de Legislación General, un tema controvertido en el que hay varias posiciones enfrentadas: un grupo que pretende despenalizarlo totalmente; otro grupo que aceptaría excepciones y, finalmente, estamos quienes defendemos la vida desde la concepción y hasta la muerte natural. Las opiniones entre los diferentes bloques se encuentran divididas, lo que refleja una pulseada entre quienes apuestan por la vida y quienes se quieren adjudicar el derecho a decidir sobre la vida de otra persona: el niño por nacer.

Lamentablemente, si reflexionamos sobre lo que implica el aborto libre hasta la semana número 12, como lo proponen los proyectos por tratarse en la Cámara baja, se estaría dando lugar a casos totalmente discriminatorios: por género, por mal formación o por su origen. Hoy en día, una mujer puede conocer a los tres meses de embarazo si el bebe es Down, si es hombre o si es mujer, por lo que resulta imposible corroborar que el sexo del bebe o alguna mal formación no sea la razón de un aborto. En este sentido, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa expresó su preocupación y aprobó la Resolución 1829 (2011), en la que recomienda a los países miembros legislar para prohibir la selección de sexo prenatal en el contexto de los abortos legales. Asimismo, se propuso hacer frente a la problemática de la eliminación sistemática de niñas antes del nacimiento como un fenómeno que se apoya en un clima de violencia contra las mujeres.

Algo que sorprende de los proyectos en debate es que por la excepción de haber sido gestado en un acto violento o por mal formación los niños podrían ser abortados hasta el noveno mes. Les pregunto a los médicos, que de esto entienden, ¿no están matando a un bebe?

Por otro lado, cuando estamos hablando de muertes maternas, el Ministerio de Salud afirma que en la Argentina hay alrededor de 400 muertes por año, según estadísticas de 2009. De éstas, 82 corresponden a abortos, sin estar discriminados en esta cifra si son abortos naturales, abortos inducidos o por embarazos ectópicos. En este sentido, uno de los compromisos de la Argentina para el milenio es la reducción total de la tasa de muerte materna. Está demostrado en países de la región que esta tasa se reduce con políticas de contención y que no existe correlación directa con la legalización del aborto.

La realidad demuestra que no hay interés en resolver el problema que tiene que ver con todas las muertes maternas, para lo cual hemos presentado varios proyectos que apuntan a mejorar el sistema de contención de estas mujeres. Sin embargo, hasta la fecha ninguno de ellos fue tratado. Mi compromiso sigue firme y voy a dar el debate. Defiendo la vida desde la concepción y hasta la muerte natural. La ciencia está de nuestro lado, ya se ha comprobado que existe vida desde la concepción.

La autora es diputada nacional por Valores para mi País.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El éxito silencioso

Por Sergio Sinay | Para LA NACION
Qué es el éxito? No es la fama, por cierto, ni el prestigio ni la reputación. Hay gente famosa por los peores motivos. Hay quienes no se fijan en medios para adquirir reputación o algo que se le parezca (y luego hacen poco por honrarla). Si el fin justifica los medios, todo vale. Y si el éxito (confundido con fama, notoriedad o popularidad) es un fin, quien lo persiga, posiblemente deje los escrúpulos a un lado. Mucho prestigio suele esfumarse en cuanto se apagan los reflectores y se descubre que la conducta del prestigioso no tiene bases éticas firmes. Albert Einstein dijo alguna vez: "Intenta no volverte un hombre de éxito, sino convertirte en un hombre de valor". Al final del camino, un hombre de valor podrá decir, con fundamento, que tuvo una vida exitosa. Nada tendrán que ver los espacios mediáticos ocupados, la fortuna acumulada, ni los oropeles que lo envuelvan. Si nos guiamos por la concepción más banal de éxito, veremos que hay ladrones, corruptos, mentirosos y manipuladores muy exitosos en lo suyo. Pero Einstein no hablaba de ellos.

El médico y filósofo Víktor Frankl sostenía que la trayectoria de una vida puede evaluarse sobre una línea horizontal, en uno de cuyos extremos está el éxito y en otro el fracaso. Cuanto más se acerque al primer extremo, esa vida será considerada como exitosa, según lo que se entienda por éxito, y mientras se aproxime al segundo punto será vista como fracasada. Para muchos basta con esa única vara, pero Frankl proponía cruzar sobre ella otra, vertical, que en la punta inferior tiene al vacío y en la superior al sentido. Habría que valorar cualquier existencia considerando simultáneamente ambas trazas. Se vería entonces que muchas vidas fracasadas según los parámetros dominantes acerca del éxito, están plenas de sentido. Y muchas vidas supuestamente exitosas se hunden, vacías de sentido, en una tremenda angustia existencial. Cuando se da esta combinación asistimos a ejemplos patéticos, que en las profesiones y actividades mencionadas por nuestro amigo Víktor suelen mostrarse con implacable crueldad y sin metáforas, a pesar de las apariencias. La misma situación es también frecuente en personas menos famosas o mediáticas, pero no menos exitosas en sus ámbitos habituales.

Alguien que ha logrado realizar su vocación y se siente afectivamente pleno, pero no es famoso ni popular ni tiene cuantiosos bienes para lucir, podría ser un fracasado para quienes se guían por la línea éxito-fracaso, aunque alcanzaría la cima si se lo valora en la polaridad sentido-vacío. Es verdad, también, que muchos individuos aúnan el sentido y el éxito en una existencia trascendente, mientras en otros el fracaso y el vacío confluyen de modo dramático. En definitiva, se trata de los valores morales que sostienen la vida de cada quien, de la manera en que estos se convierten en acciones y de la responsabilidad con que alguien asume su propio derrotero, sin culpar a otros ni valerse de ellos. El ensayista y poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803-1882), impulsor del trascendentalismo (filosofía según la cual cada individuo es parte del universo y su alma debe estar en armonía con éste), sostenía que: "El éxito consiste en obtener lo que se desea y la felicidad en disfrutar lo que se obtiene."

Este pensador, que inspiró a Walt Whitman (el inmenso poeta de Hojas de hierba), no hablaba del deseo en términos de impulso ciego y caprichoso. En su frase, el valor de obtener lo que se desea, puede ser entendido como el logro de un propósito, de una meta existencial que nos lleve más allá de una simple vida vegetativa limitada a comer, dormir, trabajar, consumir y pasarla bien. Desde esta óptica, el éxito es un medio y la felicidad trascendente un fin. Esto es algo muy diferente de los cinco minutos de fama, de poder o de auge monetario, que, más allá de lo que duren, serán siempre cinco minutos en el reloj que de veras cuenta. Las vidas más exitosas no son siempre las más conocidas. Y eso es parte de su éxito.

martes, 12 de abril de 2011

Alertan por el fin de miles de glaciares

Nora Bär
LA NACION


La semana última, en los salones del edificio rodeado de jardines centenarios que alberga a la Pontificia Academia de Ciencias, en el Vaticano, se reunieron 28 de los máximos especialistas mundiales en cambio climático, química, física, geología y ciencias del océano y la atmósfera; entre ellos, varios premios Nobel.

El motivo que congregó a estas personalidades durante tres intensas jornadas fue "El destino de los glaciares", como se tituló un simposio sobre esos gigantes vulnerables cuya desaparición podría ser un desastre planetario.

"Los glaciares están en acelerado retroceso en todo el mundo -afirma el argentino Jorge Rabassa, investigador superior del Conicet en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), el único latinoamericano presente en el cónclave-. En mi presentación mostré cómo los glaciares del norte de la Patagonia, del Parque Nacional Nahuel Huapi, del Parque Nacional Los Glaciares y de Tierra del Fuego, se comportan todos de la misma manera, aunque están en distintas latitudes y a miles de kilómetros de distancia."

Rabassa presenta un pronóstico no exento de dramatismo: "Los pequeños glaciares de montaña van a desaparecer a lo largo de la primera mitad de este siglo, eso ya es inexorable. Eso tendrá un impacto muy grande en los recursos hídricos disponibles. Además, son atractivos turísticos y forman parte de nuestro patrimonio natural."

Según explica el científico, dos de los ejemplos más elocuentes de este rápido proceso de desaparición son el Upsala (en el Parque Los Glaciares), que retrocedió más de ocho kilómetros en 25 años, y uno de los campos de hielo del cerro Tronador.

"Este último fue motivo de una tesis en 1983 y para los años noventa ya había desaparecido -subraya-. Antes, eso tomaba miles de años, lo que demuestra que el calentamiento global tiene origen antropogénico [humano], porque los cambios se producen en tiempos mucho más veloces que los de los procesos geológicos."

La Pontificia Academia de Ciencias tiene sus raíces en la Academia de Linces (Accademia dei Lincei), creada en Roma en 1603 y que fue la primera organización exclusivamente científica del mundo. Uno de sus integrantes fue nada menos que Galileo Galilei. En 1847 fue recreada por el papa Pio IX y hoy reúne a 80 académicos sin restricciones raciales, políticas ni religiosas.

"Todas las deliberaciones tuvieron lugar en un salón especial, que es un lugar de ensueño -cuenta Rabassa-: se lo conoce como la casona Pio IV y era el palacio papal de verano en el siglo XV. El canciller de la Academia, que fue quien condujo magistralmente todas las actividades sin que existiese la más mínima presión en cuanto a lo que se podía decir u opinar, es el obispo argentino y filósofo Marcelo Sánchez Sorondo."

Entre las señales preocupantes que detectan los glaciólogos, además del evidente retroceso de los ríos helados, está su pérdida de espesor.

"No sólo se «acortan» -ilustra el investigador-, sino que se están «adelgazando». La relación entre la superficie y el volumen incide en su vulnerabilidad. Cuando la superficie que se expone a la atmósfera es máxima, más se pierde..."

Durante la reunión, también se discutieron medidas para impedir que los modelos que se manejan en la actualidad se cumplan. "Sobre todo, atacando diversos factores de modificación atmosférica, como las «nubes negras», que se observan en la India y en China por la combustión de carbón -comenta-. En el Himalaya, estas formaciones estarían afectando la frecuencia de los monzones, esos vientos estacionales de los que depende la comida de mil millones de personas."

También los glaciares tienen ante sí sombríos nubarrones. "Todo hace temer que las predicciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de 2007, aun las más pesimistas, podrían haberse quedado cortas -advierte Rabassa-. En el país, miles de pequeños glaciares de montaña, de dimensiones reducidas (un kilómetro cuadrado o menos), desaparecerán en las próximas décadas. Un trabajo reciente prevé que, en la segunda mitad del siglo, de todos ellos sólo sobrevivirá un 10%. Es necesario que modifiquemos la matriz energética y reemplazarla por fuentes de energía no contaminantes. Por ahora, nuestro país no ha dado ningún paso en esa dirección."

jueves, 7 de abril de 2011

Un diagnóstico que inquieta

Es muy difícil recibir un diagnóstico de cáncer. Genera una enorme movilización interna, aparecen la angustia, el temor, la ansiedad, la desorientación.

Es lo que me pasó en 2002 cuando el médico me lo comunicó. Me operaron y me realizaron el tratamiento que necesitaba. Pasé por un largo proceso hasta la recuperación. Hoy me encuentro con renovadas ganas de vivir, con la oportunidad de ver la vida de otra manera, de disfrutar las cosas simples, de pasar más tiempo con mi marido y con mis hijos, de ocuparme de las cosas en su justa medida.

En 2004 conocí el Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma, www.macma.org.ar, 4782-4616 / 4786-4589), una organización sin fines de lucro que se dedica a orientar, contener y acompañar a quienes padecen cáncer de mama y a sus familias, y a concientizar a la comunidad en la importancia de la detección temprana. Fue muy importante recibir contención emocional e información. Me ayudó mucho para llevar adelante el proceso y me generó la necesidad de brindar apoyo a quienes lo necesiten. Dentro de la organización, realicé muchas actividades como voluntaria y desde 2008 soy su presidenta.

Mi mensaje a las mujeres que pasen por este trance es que el temor no las paralice. Que frente al diagnóstico tengan una actitud activa, pregunten todas las dudas, se informen, busquen ayuda psicológica, hablen sobre el tema.

En cuanto a la detección temprana, a partir de los 40 años tienen que realizarse una mamografía anual y a partir de los 20 años comenzar mensualmente a palparse las mamas y axilas para reconocer las irregularidades del tejido y poder detectar cualquier diferencia, inflamación o nódulo; observar si aparecen bultos, hundimientos, cambios de coloración, erupciones, secreciones. Esto no significa que tengan cáncer de mama, pero sí que deben consultar con el médico para que indique lo que deben hacer.

Una de cada ocho mujeres está en riesgo de padecerlo a lo largo de su vida. Pero detectado tempranamente, y con un tratamiento adecuado y oportuno, existen posibilidades de cura o control de la enfermedad.

Presidenta del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama

domingo, 6 de marzo de 2011

Embriones abandonados

Desde el primer nacimiento fruto de la llamada fecundación "in vitro", acontecido en 1978 con la llegada de Louise Brown, el maravilloso milagro de la ciencia plantea en este terreno serias y conflictivas preguntas. Por un lado, sofisticados métodos brindan solución a graves problemas de infertilidad que afectan al 15 por ciento de la población en nuestro país. Pero, por el otro, aumentan el número de embriones congelados -resultado de la fecundación del óvulo por el espermatozoide-, seres humanos con un ADN completo, un código genético único e irrepetible.

Resulta difícil sostener que los embriones alojados en un vientre son seres humanos vivos mientras que los que están fuera no lo son. La justicia argentina establece que son personas humanas y que en tal sentido no pueden ser ni destruidos ni utilizados para experimentación. Por ello, preocupa la situación de más de 15.000 embriones fruto de estos procedimientos de reproducción asistida que son criopreservados a 196 grados bajo cero hasta su eventual implantación en un útero. Más de 18 centros acreditados de Buenos Aires, Rosario y Córdoba trabajan con la donación de esperma, de óvulos y de embriones. Las nuevas técnicas de vitrificación permiten múltiples intentos de implantación y mínimos riesgos de embarazos múltiples.

Muchos especialistas afirman que todos los embriones son implantados, en su afán por brindar una solución ética al problema. Se sabe que no es así y por ello el número de embriones "sobrantes" aumenta como resultado de diversas situaciones: padres que se divorcian, fallecen o abandonan el proyecto de paternidad, mujeres que ya no desean más hijos o envejecieron, entre otras causas. A esto se suma otro problema, como el que plantea la discutible disposición contractual de los padres si establecieran que la implantación debería realizarse 10 años después de la muerte del último de los progenitores en un vientre alquilado. Menuda complicación sucesoria. Y hay países cuya legislación establece que la paternidad no se determina por el origen genético sino por el parto. El derecho a la identidad entra también en juego.

El problema no se puede eludir. Es tan fuerte el instinto del hombre y la mujer por prolongarse en su propia prole, del modo que la ciencia lo permita, que toda prohibición sería incumplida. El tema es regular la cuestión, evitar el abandono de los embriones a su helada suerte por generaciones, y limitar el riesgo de que circulen hermanos, sobrinos y nietos, sin saber que lo son, por ejemplo, por haberse donado los embriones a un tercero. Una muchacha podrá enamorarse y no saber que el sujeto de sus desvelos es su hermano hasta que un ADN así lo revele.

La falta de un claro marco legal responde a distintos intereses. Están quienes prefieren que no se reglamente nada y quienes quieren prohibir todo. Es, pues, necesario que se actúe con responsabilidad y seriedad en los ámbitos en los que estos temas se tratan, aguzando la mirada ética, religiosa y social de un abordaje que debe estar lejos de todo sensacionalismo o demagogia.

lunes, 28 de febrero de 2011

Urbanismo y salud mental

La Ecología urbana ingresó en la temática internacional con la Conferencia de la ONU dedicada al medio ambiente humano en 1972. A partir de entonces, se creó un programa del organismo mundial (Pnuma) dedicado al tratamiento de los problemas ambientales que se presentan especialmente en las grandes ciudades. Inicialmente, la cuestión se situó dentro de los límites de la biología, pero al desarrollarse amplió sus dominios, de modo que comprometió el interés de geógrafos, antropólogos, sociólogos, arquitectos y psicólogos.

Dentro de la nombrada Ecología urbana, el tema de la salud mental del habitante de las grandes ciudades es hoy una preocupación central. Las razones de ese enfoque se fundan en la forma en que discurre la vida humana en las áreas densamente urbanizadas. En ellas sus pobladores tienen que moverse en medio de la presión de las aglomeraciones, los tropiezos de la circulación, el martilleo de los ruidos y la estridencia de los conflictos. A la vez, los espacios verdes que ofrecen rélax son comparativamente reducidos y, paradójicamente, el ser humano que compite por el espacio, el puesto de trabajo y el consumo con sus semejantes experimenta con frecuencia un ingrato sentimiento de aislamiento social y vincular, aunque viva rodeado por una multitud. Esta realidad afecta ya al 50 por ciento de la población mundial actualmente radicada en el medio urbano y, según se prevé, esa cifra demográfica aumentará al 70 por ciento cuando promedie el siglo en que vivimos.

El cuadro descripto de algunos factores que continuamente afectan, tensan y crispan a quienes viven, se reitera en las megaciudades como Tokio, Nueva York, San Pablo o en zonas urbanas como el Gran Buenos Aires, y en ciudades que prometen serlo. Sus consecuencias son negativas para la salud mental. Así lo han comprobado especialistas de la psiquiatría, tanto en nuestro país como en el exterior, y sus juicios están probados por investigaciones cuya conclusión puede enunciarse así: con la mayor densidad de población de las grandes ciudades, crecen las tasas de las patologías mentales en una proporción superior que alcanza al 77 por ciento sobre las áreas de menor densidad.

Las vías de solución en mucho dependen de la planificación urbana. En ella la actual ecopsicología asume la tarea de analizar el modo en que la arquitectura condiciona los comportamientos humanos. Una premisa básica que sustenta esos estudios es la necesidad de recuperar y acrecentar espacios verdes y libres, a fin de que los acosados habitantes de la gran ciudad puedan encontrar desahogo y posibilidades accesibles para desarrollar actividades recreativas y deportivas. Eso facilitará, también, la buena integración social y ayudará a disipar los males de la muchedumbre de solitarios.

domingo, 15 de agosto de 2010

El ser humano existe desde que se unen el espermatozoide y el óvulo.

El tema del derecho a suprimir la vida de la persona por nacer ha sido puesto una vez más sobre el tapete a partir de la controversia desatada por la difusión de un polémico protocolo por parte del Ministerio de Salud de la Nación, publicado "por error" según el titular de la cartera, Juan Manzur, como por recientes declaraciones del consejo superior de la UBA y de la jueza de la Corte Carmen Argibay en favor de la despenalización del aborto.

El Código Penal argentino exime de pena la realización de los llamados abortos terapéuticos y eugenésicos. Los primeros son aquellos que se hacen con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y que no puede ser evitado por otros medios. Los segundos son aquellos en los cuales el embarazo "proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente".

Para la interpretación histórica y tradicional, sólo se exime de pena el aborto sobre un embarazo de una mujer idiota o demente; para la interpretación extensiva, se trata de cualquier violación. Vaya esto sin polemizar sobre tal anacrónica concepción que discrimina a la persona incapaz, y cree que el incapaz va a generar un hijo incapaz, y por eso puede ser eliminado.

El "protocolo" que nos ocupa se ha erigido en reformador o intérprete del Código Penal, facultad reservada al Congreso de la Nación, y ha dicho que los hospitales están obligados a realizar abortos cuando la mujer embarazada afirme haber sido violada, o acompañe la denuncia policial. La opción, creación pura de funcionarios de la cartera de Salud, es inexistente. Si un funcionario se basa sólo en la simple afirmación de la mujer de que ha sido violada, aun cuando implique una declaración jurada, y con ello se autoriza el aborto, se habrá legalizado el aborto en la Argentina, sin reformar el Código Penal.

Si se leen con buena fe, los cuatro artículos que la ley penal dedica al aborto, se advertirá que se pena: a quien lo causare sin consentimiento de la mujer; a quien lo hiciere con el consentimiento de ésta, con agravamiento de la pena si deriva en la muerte de la mujer; a los médicos, cirujanos, parteras o farmacéuticos que abusaran de su profesión y causaran el aborto o cooperaren a causarlo; al que causare un aborto con violencia, aun sin intención, cuando el embarazo fuese evidente, y a la propia mujer que se lo causase o consintiere que otro se lo cause. Es evidente para el lector desprejuiciado, que se está protegiendo, no a la mujer, sino al ser humano por nacer; de lo contrario, no sería punible el aborto hecho con conocimiento y consentimiento de ésta, o el propio aborto.

De allí se sigue que como no se discute ya que el ser humano existe desde que se unen el espermatozoide y el óvulo, pues desde entonces el ADN del nuevo ser está completo y es único, individual e irrepetible, es bastante claro que el bien jurídico protegido es la vida humana del por nacer. Para quienes, al pretender legalizar el aborto, insisten en lo contrario, hay que recordar que distinguidos especialistas, como el premio Nobel de biología Jean Rostand, han expresado que "existe un ser humano desde la fecundación del óvulo" y que "el hombre, todo entero, ya está en ese óvulo, con todas sus potencialidades". Del mismo modo, el genetista francés Jérôme Lejeune sostuvo que "la naturaleza humana, desde la concepción hasta la vejez, no es una hipótesis metafísica, sino una evidencia experimental".
Editorial ILa cultura de la vida y el aborto

Hay quienes sostienen absurdamente que, para eliminar abortos clandestinos, lo mejor es matar al niño por nacer legalmente

lanacion.com | Opinión | Domingo 15 de agosto de 2010

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cada 17 minutos se agrega un paciente a la lista de espera; uno de ellos morirá cada 82 minutos.

De tanto en tanto, desde los medios de comunicación damos a conocer historias resonantes acerca de trasplantes de órganos, pero a pesar de sus éxitos, que se traducen en una segunda oportunidad de vida para miles de personas (que la mayoría de las veces no aparecen en los diarios o la TV), la trasplantología no logra superar un lastre "fundacional" y angustiante: la falta de donantes.

Ayer, durante una jornada dedicada a analizar las causas de esta carencia crónica en la Asociación Médica Argentina, el doctor Félix Cantarovich, fundador del Incucai y especialista internacionalmente reconocido, dio un ejemplo contundente en números de Estados Unidos, aunque la situación es similar en el resto del mundo: el año último murieron allí 2.300.000 personas; sólo fueron donantes 7000. En España, el país en que más se dona, lo hacen 34,2 personas por millón de habitantes. En la Argentina, alrededor de 13 por millón.

Para comprender la trascendencia de estas cifras cabe mencionar que un solo donante puede salvar a ocho pacientes y que, según las estimaciones, el receptor de un órgano puede tener una sobrevida de 39 años, si tiene entre 0 y 19; de 31, si está entre los 20 y los 39, y de 22, si está entre los 40 y los 59.

Esta aguda falta de órganos que, hay que decirlo, si no se trasplantan, simplemente se abandonan a los estragos del tiempo, se traduce en un aumento inusitado de donantes vivos, en los casos en que es posible. Entre 1990 y 2002, estos últimos crecieron un 300%, mientras los cadavéricos aumentaron apenas un 12%. Según Cantarovich, probablemente la renuencia se deba a un malentendido: donar no es dar vida, sino compartirla, después de la muerte.
ViceversaUna segunda oportunidad

Cada 17 minutos se agrega un paciente a la lista de espera; uno de ellos morirá cada 82 minutos

lanacion.com | Ciencia/Salud | Mi?oles 5 de mayo de 2010

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Uruguay me parece perfecto.

-¿Por qué Colonia?

-Porque la conocí sola. Venía con el barco, pero nunca la había caminado. Todo lo de acá era nuevo y era mío: mis amigos, mi casa, mi melancolía. Fue y es como un abrazo. Me llevo bien con la gente, hice amigos. La conozco bien, la tengo recorrida en auto, en moto.

-¿Te gusta Colonia o todo Uruguay?

-Uruguay me parece perfecto. Tiene algo que se pierde, sobre todo en Buenos Aires, que es el valor del tiempo. La gente cruza por la calle segura de que no la vas a pisar.

-Recorriste bien Colonia en auto y en moto. ¿Te gusta manejar?

-Mucho. Desde chica. Aprendí sola. Y acá se disfrutan mucho los autos. Tengo un Ford A modelo 1929, con todo original, como yo (y se ríe con una carcajada)... Hace poco gané el Rally del Río de la Plata. Con un auto de estas características no es sencillo.

-Antes dijiste que tenés todo original. En una época de tanta cirugía estética...

-Pero es así. Las estéticas me parecen agresivas. Todas las caras que veo son iguales, y cada vez peor. Los ojos abiertos, la boca tensa? No puedo evitar mirarlas. Parezco un chico. Yo soy muy natural. No uso cremas ni siquiera: me hacen sentir engrasada.

-¿Te llamó algún cirujano plástico?

-Todo el tiempo. ¿Y vos te creés que lo mando a la miércoles? No, para nada. Le digo gracias, cómo te preocupás por mí. Seguramente le darían una comisión si me llevara y le sacarían una nota en el diario, y él está buscando una forma de vivir... o de promoverse. Peor sería robar o matar.

-¿Jamás una cirugía estética?

-Bueno, si los párpados se me caen mucho más y me impiden ver... Tuve que operar a un perro por esa razón. Es importante tomar la vida y aceptarla como es. Yo veo mis fotos y veo a una mujer grata. Y no me preguntes la edad: en mi familia, no se habla ni de política ni de edades (risas).

-¿Hacés dietas, gimnasia?

-No me limito mucho con la comida, pero soy prudente, aunque con los años engordé. No voy a ningún gimnasio. Detesto ir a transpirar... Pero soy deportista: natación, equitación. Siempre lo fui.

-¿Dónde naciste?

-En Palermo, en Malabia y Santa Fe, en la cocina de mi casa; atendió el parto mi abuela, la mamá de mi mamá. Mi papá era empleado en Obras Sanitarias. Bien pago. Respetado. Llegaba noviembre y nos íbamos al campo hasta que empezaban las clases. Conocí el mar a los 17 años.

-¿Qué pasaba en el campo?

-Vivía la familia de mi mamá, de origen vasco. En Arizona, un pueblo de San Luis. Yo era una salvaje: andaba entre los bichos, los peones, subía a los tractores, andaba a caballo. Me crié allí, por eso sé que en la Argentina siempre hubo bronca contra el campo, porque allí estaban los reaccionarios...

-Bueno, hay una pelea histórica que se remonta al origen de nuestro país...

-Es que siempre nos vendieron peces de colores. Si me preguntás qué odio, odio la soja. La soja ha destruido el campo en pos de la rentabilidad. El trigo, el maíz, la carne son importantísimos y le siguen devolviendo al campo, son rotativos... Pero la soja despistó a todos. Se desmontaron campos y campos, vino alguien que se llenó de plata sin importarle que esos campos después fueran estériles... y andá a mejorarlos.

Del amor, la muerte y el olvido

-Tu pareja con el Nono Pugliese... ¿Cuánto duró?

-Casi 30 años. Me enamoré de él a los 21, ya separada de mi primer marido y con una hija chiquita (ver recuadro).

-¿Te enamoraste enseguida?

-No. Tardó mucho en conquistarme. Me seguía a todas partes. Me trató de usted durante meses. El Nono me ganó por cansancio. Y yo me enamoré del amor; el amor es contagioso. Me demostraba todo el tiempo cómo me quería, con miles de cosas, sin dramatismo y con mucha libertad. Nuestros primeros 12 años fueron así, me quiso con pasión, no había nada mejor que yo.

-¿Qué pasó después?

-No sé, eso es lo raro, porque uno, cuando está muy expuesto? hay envidias, hay celos, hay mujeres que se dedican a sacarle el marido a otras, y se debe haber desgastado algo; si la puerta está cerrada no entra nadie...

-Después de Nono, ¿formaste pareja?

-No... Pero no me voy a morir sin vivir algún nuevo gran amor.

-¿Buscarías a alguien parecido a él?

-No. En su momento él fue lo mejor. Pero ahora me parecería un mamarracho total. Ahora busco a un gran abrazador.

-¿Y él no era abrazador?

-Yo no quiero ocupar más la delantera. Yo conocía a un barrendero y lo convertía en un aeronáutico... Basta, quiero conocer a un linyera y que siga siendo un linyera... Como en matemáticas, despejar la X y ver rápido el resultado, sin tanta incógnita.

-¿Te gustan los hombres atractivos?

-No, para nada. Me gustan gorditos. Los hombres tienen que ser gozones, perderse por una mujer y un plato de tallarines...

-¿Qué fue la muerte del Nono?

-Un golpe muy fuerte... El desapareció. Punto. Pero la que quedó con el cuchillo en la espalda fui yo. Cuando Nono murió ya hacía un año que nos habíamos separado. Nunca estuvimos casados legalmente. En ese momento estaba como anestesiada. Tuvieron que pasar muchos años; pero lo sueño bien; no estuve enojada; sí, con un sufrimiento muy feo que no le deseo a nadie.

-Quedaste como en un grito, como el cuadro de (Edgard) Münch...

-Sí, así. Nunca se me había ocurrido.

Los trabajos y los dias

-¿Cómo empezó tu carrera?

-A los 17 años mi hermana decidió que había que sofisticarme. Fui a trabajar con una productora de publicidad para la preselección de la cara de Pond?s, que hacía la campaña internacional en la Argentina. Venían los americanos. Al tercer día preguntaron con quién se quedaban. "Con la que está detrás del vidrio", dijo. "Pero ésa no concursó", le contestaron. Era yo.

-¿Fuiste una de las primeras en usar minifalda en la Argentina?

-Sí, entre la rodilla y la mitad de pierna, nunca más cortas. Es de mal gusto. En mi época, y con gestos simples, sin "mostrar" ni cola ni lolas los hombres se cortaban el cogote. "Llamame, te espero"; con eso bastaba.

-Te hiciste famosa por una marca de cigarrillos. ¿Fumás?

-No, hace años. El cigarrillo fue como todo: una moda. Hubo una época en que hasta los médicos fumaban y lo recomendaban.

-¿Aceptarías hacer TV?

-En un canal hecho para mí (risas)... Sí, haciendo algo de turismo, pero no muy masivo; buscando lugares, que en eso soy fuerte: mostrarle a la gente lo que quiere ver.

-¿Tomás medicación antiestrés?

-No. No sé lo que es tomar una pastilla. Nunca tuve problemas para dormir. Porque no me los hago. Si no duermo, leo: duermo cuando tengo sueño. Total, ya no tengo que mandar chicos al colegio.

-¿Propuestas de trabajo?

-Me llaman, pero no me tientan. En este momento, si no es con garantías, aunque sea de que te cuiden? No me interesa que me larguen ahí, si la cosa sale mal. ¿Para qué?, prefiero seguir con los ladrillos, hacer una piecita, otra, pintarla, venderla, alquilarla.

-¿Es el trabajo que hacés?

-De eso vivo: compro una casa, un departamento, lo reciclo, lo vendo... La arquitectura me encanta, y como no soy arquitecta puedo "delirar" más. Compré un departamento en República de la India cuando a nadie le gustaba vivir frente al Zoológico. A partir de ahí fue moda; me fui a la casa de Gorostiaga, una casa destruida que hicimos reconstruir y luego fue embajada de la India; después, a la de Rufino de Elizalde; después, a campos en puntos muy bien ubicados y di el gran salto, y luego, el gran salto me lo dio el banco, que me dejó boquiabierta.

-¿Te agarró el corralito?

-El corralazo. Y dije "me sacarán la plata pero no la sonrisa". Con un cuadro compré una casa; con otro, un departamento... Esto me permite vivir austeramente, con dignidad. Me reciclé.

-¿Siempre de pie?

-Sí. Es una frase que me identifica. Totalmente.

Cómo vivimos / EntrevistaClaudia Sánchez. siempre de pie

Fue "la" modelo de los 60 y los 70. Pero un día no se supo más de ella. En Colonia, lejos del mundanal ruido, evoca muchos momentos de su vida... un gran amor

lanacion.com | Revista | Domingo 20 de setiembre de 2009

lunes, 31 de agosto de 2009

Se necesitan razones para la existencia, para descubrir su belleza.

En ámbitos de la Iglesia preocupa lo que pueda facilitar el consumo de drogas, y en tal sentido se recibió el último fallo de la Corte Suprema de Justicia.

Con conocimiento de causa, porque tocan esa realidad de cerca, los sacerdotes de villas de emergencia se preguntaron: "¿Cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que son legales la tenencia y el uso personal?"

"Tengo muchísimas reservas", dijo sobre ese fallo el arzobispo de Mercedes-Luján y presidente de la Comisión de Comunicación Social, monseñor Agustín Radrizzani. Lo hizo en la cena de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), en la que, ante otra pregunta, estimó que sería oportuno que la ley de radiodifusión fuera debatida en las cámaras después del 11 de diciembre. "Si yo puedo consumir, ¿de dónde saco la droga? Busco comprarla", dijo. Y apuntó: "A un chico le saco la tijera de la mano".

Pero más que poner límites a los jóvenes, a la Iglesia le importa que ellos formen su conciencia para obrar tendiendo a la verdad, el bien y la belleza. Hace días, Radrizzani vio a un cura muy triste: un muchacho se había tirado abajo de un tren. Observó que algunos no tienen carencias económicas, pero sí graves carencias afectivas y emocionales, falta de sentido de la vida (hay suicidios en las clases altas).
Actualidad religiosaAnte la droga, darle sentido a la vida

Por Jorge Rouillon

lanacion.com | Cultura | Lunes 31 de agosto de 2009

domingo, 12 de julio de 2009

¿A quién le sirve este mundo "a mil"?

Tal vez la velocidad y eficacia de nuevas tecnologías nos acostumbraron a conseguir resultados óptimos en apenas segundos. Y con ello nuestro desafío dejó de ser cada modesto problema para concentrarnos en el único gran objetivo de lograrlo todo. No es que antes no se tuviera el anhelo o la ambición de alcanzar la cima, pero sí había más espacio para deleitarse con el ascenso de cada paso. Como si en otros tiempos la lógica del éxito, tanto personal como profesional, se hubiese movido por escaleras y hoy lo hiciera a la velocidad de un ascensor ultrainteligente. Ya no hay escalones, sólo un piso al final.

Y se logran cosas increíbles -como empresarios exitosos a los 18, la casa soñada a los 30, el mundo entero recorrido a los 40-; pero la aceleración en el modo de vivir la vida tiene un costo altísimo que hoy se patentiza en cientos de rostros tristes que deambulan abrumados por un fenómeno al que nombran con el eufemismo de prisa cotidiana .

Tantos logros y ¿nadie está contento? Desde ya, no se trata de la realidad de todos, pero sí de una tendencia notable en la clase profesional urbana. Muchas de esas caras tristes tienen problemas para dormir. Son las mismas que acumulan pilas de diplomas que ya no enmarcan -para qué si total hoy todos los tienen-, que viven en casas con jardines a los que apenas asoman porque no hay tiempo para descansar y tienen hijos que apenas conocen de tanto invertir en pos de un futuro que no da tiempo para hoy.

Sin embargo quien mira no ve más que un brillo envidiable... carrera, auto, casa, familia, juventud, belleza. Lo tienen todo y tan rápido, ¿de qué podrían quejarse?

Pero sus cajones atiborrados de ansiolíticos delatan apenas una parte de la grieta. Carcome la sensación de que nada alcanza, nada llena, siempre falta más. Lo mucho que se tiene no cuenta, es muy poco comparado con todo lo de los demás. Obsesiona conseguir eso que no se tiene y que, increíblemente, ni se sabe qué es pero hay que tenerlo ya. Entonces predomina una frustración constante que convierte la vida en un correr permanente en busca de ese no sé qué; un correr como de un chico desesperado que huye y tiene ganas de llorar. ¡Pero eso nunca! En cambio, se frunce el ceño, se pone distancia, se ahoga en la incomunicación y ya casi ni se levanta la mirada de la pantalla por temor a que otro pueda descubrir la tan vergonzante vulnerabilidad.

Se ha perdido la capacidad de recorrer alegremente caminos y de disfrutar en su tránsito los olores, las vistas, las sorpresas e incluso la satisfacción de remover piedras para poder liberar el paso. Hoy la llegada desvela, oprime y en el medio no hay riqueza alguna capaz de detener la marcha. La mirada se orienta sólo a resultados, el mandato es no dejar de producir. El camino hay que pasarlo rápido y con anestesia para evitar cualquier sufrimiento. Pero cuando se alcanza la meta ni siquiera hay destellos de felicidad, sólo una mueca exterior de autoestima que convive con el eco interior de innumerables risas perdidas en el viaje.

Muchos hoy tienen la suerte -o la desgracia- de obtener lo que quieren en forma casi inmediata. Los chicos ya no esperan a Papá Noel para conseguir el regalo soñado porque basta un suspiro o un puchero para conmover a una generación de padres culposos. Padres que al mismo tiempo que dan ese regalo, les quitan a sus hijos la posibilidad del sueño. Y ya desde chicos la capacidad de espera con todas sus virtudes pierde terreno en un mundo "a mil". Tampoco hay lugar para la oración y el escepticismo ya no alcanza únicamente a Dios sino al propio hombre; la fe moderna parece reducirse a una caja de pastillas mágicas. El talento brota como nunca, pero la ansiedad devora el placer de estar vivos y el único sueño posible es químico. ¡Es hora de levantarse! Y de entregarse a los afectos para celebrar la vida y compartir el sano sufrimiento del mundo real.
ReflexionesVivir a mil

Por Teresa Batallanez

lanacion.com | Revista | Domingo 12 de julio de 2009

miércoles, 22 de abril de 2009

"Lo más positivo que se puede hacer hoy es plantar un árbol. "

Hablar de la Tierra es hablar del medio ambiente en que todos respiramos, vivimos, soñamos, construimos, amamos, mientras estamos aquí. Pero ¿cuán conscientes somos de ello? Por fortuna no son pocos los esfuerzos que desde varias organizaciones e iniciativas privadas se hacen para que paremos de ser -quienes habitamos el planeta- los terribles depredadores en que nos hemos convertido.

El año 2008 fue declarado por la Unesco el Año Internacional del Planeta Tierra, con el lema "La ciencia de la Tierra al servicio de la sociedad". La meta de la convocatoria era "construir sociedades más saludables, prósperas y exentas de riesgos gracias a la utilización eficaz de los conocimientos de unos 400.000 especialistas en ciencias que hay actualmente en esta Tierra".

Ya en los años 80, el físico y químico Ilya Prigogine (Moscú, 1917 - Bruselas, 2003), premio Nobel de Química, manifestaba que "la ciencia debe unir al hombre con el Universo", que el papel de la ciencia era el de encontrar esos vínculos. ¿Se están poniendo en práctica esas ideas?

En la reciente Asamblea Internacional Indígena, que tuvo lugar en Brasil dentro de la novena sesión del Foro Social Mundial (FSM), comentada por el comunicador indígena mexicano Genaro Bautista, se pedía una movilización mundial para la defensa y protección de la Madre Tierra "para evitar el suicidio planetario". Se llamaba, además, a todos los pueblos indígenas del mundo y a todos los "pueblos originarios" ("hijos e hijas de la Madre Tierra") "a unirse en esta hora grave y mortal para el planeta".

En otro acto, celebrado el 28 de enero, también en la zona amazónica brasileña, se advirtió sobre el hecho de que "la Amazonia perdió en los últimos tres años 80 millones de hectáreas de selva por actividades de desarrollo no duradero". Nosotros sabemos algo de esto en la zona de Tartagal, donde las recientes inundaciones tuvieron ese mismo origen y, antes de Salta, en otras provincias.

En su artículo titulado Defensa de la Tierra, objetivo de indígenas en FSM , Bautista cuenta que los indígenas enfatizaron "que son los únicos protectores de la naturaleza, que a ellos corresponde combatir la deforestación causada por la agricultura de monocultivos y los grandes proyectos energéticos, mineros, petroleros, en una lucha que ahora se reconoce coincidente con el interés de toda la humanidad ante la amenaza de un cambio climático". Recientemente leíamos una elocuente frase reproducida en un precioso libro dedicado a los amerindios: "Haber nacido como seres humanos en esta tierra nos impone un sagrado deber. Tenemos una responsabilidad sagrada por obra de los dones especiales recibidos, superiores a los de las plantas, los peces, los bosques, las aves y los demás seres vivos del mundo. Hemos de cuidar de todos". (Audrey Shenandoah, indígena onondaga.)

La Tierra está pasando por un gran proceso de transformación. Los problemas que la acosan (que nos acosan) son el agujero en la capa de ozono y el calentamiento de la atmósfera (alrededor de 4ºC), la deforestación, la contaminación de los océanos (con productos no biodegradables), la contaminación creciente del aire (por el aumento de la basura), el incremento demográfico, la fauna con posibilidades de extinción, el derretimiento de los glaciares, la futura escasez de alimentos. Los pronósticos en este sentido son escalofriantes.

En un artículo aparecido en el New Scientist , firmado por Gaia Vince (¡Gaia!)y publicado en este mismo diario, leemos: "Este (el mundo del futuro) será seguramente un mundo mayormente vegetariano: los mares casi no tendrán peces, los moluscos se extinguirán, las aves de corral podrían tener cabida en los límites de las tierras cosechadas, pero no habrá lugar para que pasten los animales". El aumento de la temperatura producirá tormentas, se extenderán los desiertos y subirá el nivel de los océanos. "Sobrevivir con la cantidad actual de seres humanos o incluso aumentarla será posible, pero sólo si empezamos a cooperar como especie para reorganizar radicalmente nuestro mundo", afirma la autora de la nota.

"Para estar realmente a salvo, tendríamos que reducir en un 70% nuestras emisiones de carbono para el año 2015", sugiere el holandés Paul J. Crutzen, otro de los premios Nobel de Química.

Vuelve a nuestra memoria la interesante teoría del científico británico que trabajó en la NASA, James Lovelock. Con la colaboración del escritor William Holding (autor de El Señor de las Moscas ), Lovelock llamó Gaia (nombre de la diosa Tierra) a nuestro planeta. Lo consideraba un único ser viviente, una totalidad trepidante de vida, una entidad autorregulante.

Isaac Asimov expresó así esa concepción de su amigo: "Sí, Gaia, la del ancho seno, eterno e inquebrantable sostén de todas las cosas, la que fue diosa de la Tierra para los antiguos griegos es un organismo vivo. Todo nuestro planeta es un organismo vivo, magníficamente dotado para dar a luz las condiciones medioambientales óptimas para el desarrollo de plantas y animales. (?) Gaia, la Gran Madre, tiene que sufrir las bofetadas de sus propios hijos favoritos, los hombres". Y luego Asimov sintetizó perfectamente la teoría de Lovelock: "Es la idea de que la vida (toda la vida de la Tierra en su conjunto) interacciona y tiene la capacidad de mantener un entorno de manera que sea posible la continuidad de su propia existencia".

Si la hipótesis de Gaia fuera cierta, ¿no será que cualquier acción (positiva o negativa) del ser humano -su huésped pensante- influiría en la totalidad? Se nos ocurre conjeturar, entonces, que no sólo las malas acciones del hombre -en la devastación de la naturaleza, en las guerras y en todo hecho de violencia- afectarían el globo, sino también sus (nuestras) emociones todas, las más íntimas. Cuanto más oscuras sean nuestras reacciones, nuestras pasiones, nuestros sentimientos y resentimientos, cuanto más "contaminantes" nuestras salidas emocionales, más daño se produciría a ese gran cuerpo vivo, sensible, receptivo, impresionable, que sería nuestro planeta.

Y luego, claro, pasaría como con los bumeranes: esas emociones, en su negatividad, en su toxicidad, afectarían al conjunto de la Tierra y a cada uno de nosotros en particular. Por el contrario, si Gaia recibiera aun la más sutil de las vibraciones, y por supuesto todo lo que fuese una actitud positiva, amorosa, compasiva, solidaria, generosa, seguramente se haría eco de esas energías en su intimidad vital y algo cambiaría globalmente.

Esto se ejemplificaría perfectamente con aquel dicho (conocido como "el efecto mariposa") que afirma que cuando una mariposa aletea en China, un huracán se desata en el Caribe. Esta sería la hipersensibilidad de Gaia. La más pequeña perturbación de cualquier índole podría producir un efecto enorme en ese "organismo vivo", sensitivo, que es nuestra Tierra.

Hoy, James Lovelock es pesimista. Cree que los únicos sitios que tendrán suficiente agua en el futuro serán las altas latitudes y que allí se refugiará toda la vida. El resto del mundo "será un gran desierto con algunos pocos oasis".

Quizás estemos a tiempo para revertir las cosas. Los políticos y los empresarios tienen una gran responsabilidad, pero también cada uno de nosotros en su manera de actuar, y en su forma de pensar, de sentir y de manifestarse.

"Ten cuidado cuando hables. Con tus palabras, creas el mundo alrededor de ti." Así reza un adagio de los indios navajos que estaría perfectamente de acuerdo con la hipótesis de Gaia.
Día Mundial del Planeta TierraGaia

Alina Diaconu

lanacion.com | Opinión | Mi?oles 22 de abril de 2009

miércoles, 15 de abril de 2009

"Hoy sé que la vida es una bendición. Hay que cuidarla".

"Logré sobrevivir. Me siento bien y esperanzado. Tengo voluntad de seguir adelante y ahora valoro todo mucho más."

Habla con la paz que tienen quienes estuvieron al borde de la muerte y con la fuerza de quien lucha denodadamente contra el más difícil de los pronósticos. Jorge Alberto Rodríguez Kissner, de 47 años, es el médico, el obstetra que tuvo en vilo al país a la espera de un corazón, primero, y de la recuperación de un trasplante que resultó mucho más complicado de lo previsto.

La operación tuvo lugar el 5 de enero pasado, después de que le diagnosticaran una miocarditis fulminante de origen viral.

Durante una entrevista que brindó ayer a LA NACION, Rodríguez Kissner se mostró distendido y de excelente humor, en el living de su casa, situada en el barrio cerrado Fincas de Iraola, en Berazategui.

"En los últimos 15 días me recuperé muchísimo. Me siento con más energía y de mejor ánimo. Uno de mis últimos logros fue subir la escalera y, de esa manera, dormir en mi habitación", dijo visiblemente conmovido.

La casa del médico es de dos pisos y tiene un pequeño jardín con una pileta. La familia vive allí desde hace un año.

Rodríguez Kissner señala que si bien sus días son "un poco rutinarios", aprovecha para hacer aquellas actividades que antes no podía llevar a cabo por falta de tiempo. "Por ejemplo: el otro día cociné unas pizzas para los chicos, les hago el desayuno y a veces les preparo la vianda para llevar al colegio", comentó.

El médico está casado con Gabriela Sáez y tiene tres hijos: Sofía, de diez años, Martina, de 7 y Juan Manuel, de cinco.

Contó que diariamente debe cumplir una lista de actividades para lograr su recuperación. "Es una rehabilitación motora y respiratoria ardua. Por la mañana hago ejercicios con pesas de un kilo y medio, entre otras cosas. Y todas las tardes, viene un equipo de kinesiólogos para continuar la rutina, que dura una hora y pico. "Recién ahora puedo caminar 700 metros al aire libre y hasta logré trotar un poquito. Me digo a mí mismo: «Esto lo tengo que lograr, me lo propongo y lo hago por más que me cueste mucho»".

El médico, al que alentaban con su presencia decenas de pacientes con sus hijos, a los que ayudó a nacer, es consciente del riesgo de vida que le tocó correr. Es más, hubo un momento en que muy pocos tenían esperanzas de que el trasplante le diera resultado.

"Apenas llegué a casa tuve que utilizar un bastón de cuatro patas. Tenía trastornos de equilibrio. Pero, al cabo de tres días, no lo necesité más. En el intento me di dos porrazos?", contó sonriendo.

En la charla resulta imposible que soslaye la importancia de donar órganos. "Hay que fomentar y promover que la gente pueda hacerlo para salvar otras vidas. Me da pena cuando los chicos jóvenes esperan trasplantes y los donantes no aparecen", reflexionó y comentó que tiene pensado concretar un proyecto junto a Juan Carr, titular de la Red Solidaria.

"Con motivo de las próximas elecciones, queremos realizar un programa con chicos que tienen este tipo de problemas, y también con las Madres del Dolor... Cuando llegue el momento, vamos a promover la difusión de la donación de órganos. Yo voy a aportar mi granito y Juan conducirá la campaña".

Kissner no le escapa al recuerdo de lo que padeció. "Me apoyé muchísimo en mi señora. También me aferré a Dios y a mis hijos. Gabriela estuvo al mando del timón. A raíz de lo ocurrido, ella y mis chicos se hicieron muy fuertes."

Además, expresó la gratitud y felicidad que le produjo el hecho de que su familia, amigos y pacientes se solidarizaran con él. "Fue muy lindo. Aunque me enteré después de haber estado casi un mes en coma. Mis pacientes son como mis familiares. Tenemos una relación muy estrecha. Nos conocemos mucho, todos somos vecinos, vamos al mismo supermercado...", relató.

Rodríguez Kissner se desempeñaba en el hospital Evita Pueblo de Berazategui hasta que fue internado el 20 de diciembre en la Fundación Favaloro.
Donación de órganos / La importancia de dar para que otros tengan una segunda oportunidad"Hoy sé que la vida es una bendición"

Rodríguez Kissner, el médico que fue trasplantado del corazón hace tres meses, cuenta cómo se recupera; trabajo arduo y mucho afecto

lanacion.com | Información general | Mi?oles 15 de abril de 2009

domingo, 8 de marzo de 2009

El estado de inseguridad ha creado en la población temor y angustia, y ha reducido notoriamente la calidad de vida de los ciudadanos.

Las razones del crecimiento de la delincuencia conforman un fenómeno complejo y multicausal, tanto en su origen cuanto en su dinámica, y es en este sentido como deben ser formuladas las respuestas.

A esta complejidad se suman otros elementos que dificultan aún más la elaboración de políticas adecuadas, como la escasez de estudios sobre seguridad pública y la inexistencia de sistemas estadísticos oficiales plenamente confiables. Por ello debe recurrirse a mediciones efectuadas desde otros ámbitos. Así, por ejemplo, cabe mencionar la que realiza anualmente el Centro de Estudios para la Convergencia Democrática, denominada índice de temor ciudadano (ITC).

De acuerdo con él, nueve de cada diez habitantes del área metropolitana creen que es altamente probable que vayan a convertirse en víctimas de un delito. Y son también una inmensa mayoría los que entienden que las autoridades no están en condiciones de resolver la situación de inseguridad. En comparación con la última medición del ITC, realizada en 2007, las cifras son desalentadoras. En esta oportunidad, el 94% de los encuestados afirmó que él o alguien de su familia había sido víctima de un delito durante el año; en el informe anterior, había respondido lo mismo el 86% de los sondeados.

Los datos recogidos en este nuevo estudio revelan "un altísimo nivel de victimización, que demuestra una preocupación creciente de la sociedad por el riesgo que corren su integridad física y la de sus bienes". El 65% de los encuestados respondieron que la Argentina es más insegura que otros países de América latina. En tanto, el 35% de ellos creen que su situación personal y la de su familia en general serán este año peores que las del que acaba de concluir. Además, ocho de cada diez consultados manifestaron mucha o regular inseguridad en relación con el futuro. El 86 por ciento de ellos cree que corre serio riesgo de ser víctima de un delito. El mayor salto interanual se dio ante la pregunta de si las autoridades están en condiciones de resolver la situación: el 83 por ciento respondió que no; en el sondeo de 2007, había contestado lo mismo el 62 por ciento.

A la hora de enumerar las principales causas de la inseguridad, el 78 por ciento mencionó las drogas; el 69, la corrupción, y el 50, la desocupación. En cuanto a las fuerzas policiales, los resultados fueron desalentadores: a sólo el 9 por ciento de los consultados le produce confianza la Policía Federal, y apenas al 3 le da confianza la bonaerense.

El estado de inseguridad ha creado en la población temor y angustia, y ha reducido notoriamente la calidad de vida de los ciudadanos, que se han visto obligados a tomar medidas desacostumbradas, como vivir entre rejas, evitar salidas nocturnas, contratar servicios de seguridad privada, blindar automóviles, y caminar y desplazarse en estado de alerta permanente, entre muchas otras.

La inseguridad como problema complejo tiene que abordarse desde una perspectiva integral. Por consiguiente, la política de seguridad que se implemente tiene que contemplar todos los factores que hacen a su problemática. Y ello deberá realizarse rápidamente, dado que la percepción actual es que el Estado resulta inadecuado para resolver el problema.
Editorial IInseguridad: de eso no se habla

Duele que la presidenta de la Nación haya esperado tanto para pronunciarse sobre un flagelo que acosa a los argentinos

lanacion.com | Opinión | Domingo 8 de marzo de 2009