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viernes, 18 de marzo de 2011

Entrevista a Martin Redrado

Por Jorge Fontevecchia
Perfil.com
Estoy convencido de que la Argentina está nuevamente frente a una oportunidad histórica. Toda mi vida he formado equipos. Lo hice generando uno de los centros de estudios económicos más respetados de la Argentina. Mi visión es trabajar en un proyecto nacional porque sé cómo resolver los problemas de los argentinos, cómo pueden vivir mejor.
. Soy un tipo muy concentrado en lo que tiene por delante, no me disperso. Si quiere alguna definición, soy una persona quizás extremadamente concentrada. Quizás esto es porque cuando empecé mi carrera en los Estados Unidos me enseñaron que todos los días tenía que hacer la lista de cosas que hay que hacer. Mi vida siempre es qué es lo que tengo que hacer día a día, con una estrategia de largo plazo.
Siempre fui en la escuela secundaria un formador y trabajador de equipos. Fui director de la revista del colegio San Andrés, porque la encontraba un medio para convocar gente, generar debate de ideas. Lo mismo hice en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Probablemente, me dio más seguridad vivir y trabajar en el exterior, saber que ahí no estaban ni mi padre ni mi madre. Era mejor no comer un día que llamar a papá, y agachar la cabeza.
Que llegue gente nueva a la política me parece que es sano, venga del ambiente deportivo, del ambiente artístico. Ojalá viniera más gente del ambiente científico, del tecnológico. Veo muchos empresarios jóvenes que quieren un cambio, pero les cuesta encontrar referentes.
—Me tocó estudiar en la época militar y había una frase que me molestaba mucho: “A la facultad vengo a estudiar”. Y yo decía: “No, a la facultad vengo a debatir, vengo a escuchar al otro para llegar a una síntesis”. Y me pareció que crear una revista en un ámbito donde todo era silencio, era un vehículo.
—Soy firme en las convicciones.
—¿Es difícil que cambie una decisión tomada?
—No. Algo que siempre valora mi equipo es que escucho. En el proceso de toma de decisiones uno va tomando la mayor cantidad de información posible. Así que uno puede ser seguro, pero no soberbio, no creerse el dueño de la verdad. Yo creo que todas las verdades son relativas, por lo tanto siempre trato de buscar la verdad en personas inteligentes.
—Cuando se resistió al uso de las reservas del Central…
—No me resistí. Planteé alternativas. Durante esos primeros veinte días fui impulsor de la generación de un fondo de garantía. El problema de la Argentina es que la tasa de interés que se le cobraba por salir a los mercados voluntarios era muy alta. Entonces, mi visión fue que si había desconfianza de la posibilidad de pago de la Argentina, generáramos un fondo de garantía, pero no utilizáramos ni emitiéramos pesos para pagar cualquier tipo de deuda porque eso iba a significar inflación.
—¿Cree, como Carrió, que a fin de año se puede llegar a que la inflación sea del 50%?
—Dependerá de la evolución del dólar. Hoy, cuando están todos los motores en una política proinflacionaria, este proceso no se espiraliza porque hasta ahora los salarios están entre un 25, un 30%, pero vamos a ver en marzo dónde termina la discusión salarial. Otro motivo es porque el dólar está teniendo una devaluación de 3, 4% anual. Hay que mirar el dólar también porque las restricciones a las exportaciones se están marcando no sólo sobre artículos de lujo, sino sobre una cantidad de productos. Lo que está mostrando el Gobierno es que le inquieta la posible falta de dólares en un período preelectoral. Esta economía necesita 10 mil millones de excedente de dólares en el año para poder hacer frente a la llamada fuga de capitales. En un mes normal, los argentinos compramos entre dos y tres millones de dólares por día, aproximadamente 600 millones por mes. No es necesariamente fuga de capitales, no es que se van al Uruguay, se pueden quedar en el colchón o en una caja de seguridad, pero es técnicamente lo que se denomina formación de activos externos. Perdón, si extrapolamos 12 meses, tenemos 7.200 millones de dólares de demanda por parte del sector privado. En el mes de enero, por ejemplo, tuvimos mil millones. En el mes de febrero se aquietó un poco.
—Si la Argentina tuviese ese excedente y los aumentos salariales estuvieran entre 25 y 30%, ¿Carrió erró?
—La inflación va a estar en el 30%. Esta idea de gastarse los ahorros de los argentinos es un campo minado.
—¿Gastarse las reservas?
—Veinticuatro mil millones son hoy títulos que tiene el propio Estado Nacional, que son letras que le ha puesto o le ha intercambiado por el uso de reservas. Esas letras no tienen valor de mercado, no se pueden vender. Hay más reservas, pero hay más inflación, porque hay más pasivo por parte del Banco Central. El circulante está creciendo a una tasa del 34% anual, pero a la vez el Banco Central en el último año y medio ha tomado prácticamente 14 mil millones en papeles del Estado, y eso significa que tiene hoy 10 mil millones menos en términos de capacidad.
—Cuando usted renunció, el total de las reservas en dólares versus el M3 era 70%, hoy es 45%. Cavallo escribió que la prima de mercado paralelo indica una expectativa de gobernación que si el Estado no la convalida aumenta la fuga de capitales y la tasa de interés. ¿Coincide con él?
—Sí. Este mercado paralelo se está generando porque el Gobierno pone más restricciones a la compra de dólares. Indudablemente, vamos a estar más cerca de la intrascendencia cuando haya un evento externo que haga que los precios de nuestros exportables caigan o tengamos una menor cosecha por factores climáticos. El factor precio puede estar sujeto a algún índice externo que lo modifique. Y el otro es cantidad. Cantidad es que se produzca más en el resto del mundo y que hagan bajar precios. La señal de política económica que está dando el Gobierno es: “Tengo miedo de que me falten dólares”, con lo cual yo no diría que es…
—Profecía autocumplida.
—Claro. Cuando había este tipo de tensiones, yo sabía que para eso están las reservas: para vender todos los dólares que reclama el público. En la visión actual del Gobierno está: “No vendamos nada, pongamos restricciones antes que vender”. A mí me tocó en períodos preelectorales hacer frente a varios procesos de dolarización, y si esta vez no se produce quiere decir que nosotros mostramos que teníamos la voluntad, la capacidad y la pericia técnica como para poder usar las reservas en el momento necesario.
—¿Ve esa pericia en la conducción del Banco Central?
—El fenómeno que ocurrió con mi salida del Banco Central es que el poder político toma las decisiones. No hay que evaluar a la persona, sino que hoy la política gobierna al Banco Central.
—¿Indica algo un riesgo país aumentado un 11% en estos primeros meses del año?
—Plantea incertidumbres en cuando al futuro de la Argentina. El gobierno que viene se va a encontrar, en materia de política económica, con la necesidad de alta precisión de medidas. No se necesita ser economista para saber que no se puede tener una inflación del 30% y un tipo de cambio que se desliza 3 o 4% como ocurrió en 2010. Uno de los puntos importantes de estos últimos años ha sido la formación de un mercado interno, pero un mercado interno sin inversión. Tampoco es un proceso que incorpore nuevos trabajadores. Hoy, uno de cada cuatro jóvenes no tiene trabajo, y eso genera falta de expectativas, la posibilidad de estar más cerca de la delincuencia y de la droga que del estudio, del trabajo y del crecimiento profesional.
—Tercera baja consecutiva de la soja, ya a menos de 500 dólares. ¿Cómo ve el futuro del precio de los alimentos?
—Que vamos a vivir en un mundo de alta volatilidad en términos de precios. Hoy el mundo busca refugios de valor, monedas alternativas frente a la debilidad del dólar, del euro. Vamos hacia un mundo de multimonedas o multiactivos, en donde se busca tener distintos activos, contratos de petróleo, contratos de soja, de maíz. Sin embargo, mi visión es que tenemos firmeza en los precios, que hay razones estructurales que se han dado. El 70% del crecimiento en los próximos cinco años va a venir de los países de Asia, África, de América latina. Con lo cual hay un componente no sólo de lo que es la sed de materias primas que tienen China y la India, sino también un componente estructural que tiene que ver con el surgimiento de nuevas clases medias, y en la necesidad de alcanzar mayor calidad de vida.
—¿Los alimentos no bajarán en términos reales?
—Podemos tener 10% menos.
—Se conoció la lista de las 500 personas más ricas del planeta, y Carlos Slim está primero. Además, usted participó de la reestructuración de la compañía telefónica de México, que en aquel momento no podía pagar su deuda. Que hoy el dueño de esa compañía sea el hombre más rico del planeta, y que sea un mexicano, ¿qué indica?
—Que la innovación puede darse en cualquier lugar del mundo. Slim tuvo la habilidad, luego de una oportunidad privatizadora, de asociarse con gente que le trajo tecnología. Además, la fortuna no la tiene toda en un banco. Tiene que ver con las inversiones que ha hecho en sus empresas, con la capacidad de competir, de innovar, de llevar también el fenómeno de telefonía celular a toda América latina, como lo ha hecho con Claro.
—¿Por qué una compañía mexicana de telecomunicaciones actúa en toda América latina y no una brasileña? Obviamente, hay un tema con las privatizaciones.
—No sólo eso, sino que el ambiente regulatorio en Brasil es mucho más fuerte. Eso no significa que el Estado esté ausente, pero las políticas de Estado en Brasil llevaron a tener una menor participación del sector privado en telecomunicaciones, en donde la obsolescencia tecnológica es una cuestión de seis meses, y los procesos de toma de decisión en el sector público son más lentos.
—Si Slim fuera brasileño, ¿sería el hombre más rico del planeta?
—No si se hubiera dedicado al sector de telecomunicaciones. Quizás si se hubiera dedicado a otro sector.
—En Brasil actual, el petróleo. Y también en la Argentina: las dos personas más ricas vienen de ese sector.
—Los Bulgheroni son claramente innovadores, muy propensos al riesgo. Invirtieron en Afganistán, son los primeros en tener un socio chino.
—En EE.UU. pronostican que si el petróleo cruzara la barrera de los 120 dólares, la economía de ese país otra vez entraría en recesión.
—Sí. Hay que analizar lo que está pasando hoy en Libia, y también si el fenómeno se puede expandir a otros países. Si el fenómeno está encapsulado en Libia, lo que genera es un salto de 20 dólares en el precio del barril, pero los distintos países de la OPEP hoy pueden suplir. Está claro que a Arabia Saudita no le interesa tener un barril de petróleo por debajo de 100 dólares. Pero no se sentiría cómoda con un valor más allá de 120 dólares.
—La barrera de EE.UU.
—Exactamente. La economía norteamericana estaba creciendo un 2,5%. Mi cálculo es que esto afecta medio punto su crecimiento, es decir, van a estar creciendo 1,8 o 2 puntos. No es volver a caer en la recesión, sino una desaceleración del crecimiento.
—Si China no revalúa, Estados Unidos debe devaluar.
—Sí. Estados Unidos hoy está inyectando liquidez para que no se desplome la economía en un contexto de muy baja inflación. Hoy no hay un Banco Central del mundo, el Fondo Monetario no está jugando ese rol de coordinación que podría tener, y cada uno está atendiendo su juego.
—El juego de la FED es cuidar inflación y desempleo local. Por ahora la inyección de dinero no produjo inflación pero no arregló el desempleo: este último mes aumentó el pedido de subsidio por desempleo, de 385 mil nuevos, a 410 mil. Y el último mes solo se crearon 36 mil nuevos empleos, menos que el crecimiento vegetativo.
—Sí. No hay que pedirle a la FED que solamente con políticas monetarias pueda resolver todos los problemas de la economía norteamericana. La economía norteamericana está muy endeudada, y ahorra poco; justamente al revés de la economía china, que gasta poco y se endeuda poco. En lugar de pedirles a los chinos que revalúen su moneda, deben decirles que mejoren su consumo.
—Lo que en los años ochenta le pedía a Japón: gaste más y ahorre menos.
—Con Japón, en 1985, se decidió revaluar el yen. Y es por eso que los chinos siempre dicen que la larga recesión japonesa fue el proceso de esa revaluación. El principal problema de China son las migraciones del campo a la ciudad. Tiene 18 o 20 millones de chinos por año que salen del siglo XIX, que es donde está el campo hoy. Y tienen que ir al siglo XXI, ciudades como Shangai o Hong Kong. Rápidos movimientos cambiarios podrían ser contrarios a la inclusión social que pretende China.
—¿Volverá España a la peseta e Italia a la lira?
—La salida es más Europa: generar las medidas fiscales, las medidas impositivas, las medidas regulatorias y las medidas laborales. Es decir, ir a un nivel común. La apuesta de Merkel, de Sarkosy, de los líderes de Europa es “vamos hacia Eurolandia”. Si no van hacia Eurolandia, deben tener mecanismos que permitan reperfilar la deuda que, indudablemente, es impagable en el corto plazo. Algunos amigos académicos, o hacedores de políticas públicas, me dicen: “El euro es un proyecto político, y por lo tanto vamos a respaldar y hacer todo lo que sea necesario para que ningún país se salga de la zona de euro”. Y si están dispuestos a imprimir los billetes necesarios como para que ningún país se salga de la zona euro, lo harán, y el costo será menor crecimiento económico, una economía estancada durante los próximos cuatro o cinco años, hasta que puedan digerir el peso de deuda.
—¿Ve un euro y un renminbi que no se revalúan?
—El renminbi revaluándose a un máximo de un 5% por año. Y un euro cayendo más que el dólar, porque todavía no demuestra confianza en que vamos hacia Eurolandia.
—¿Por qué cree que Duhalde es el mejor candidato?
—El oficialismo trata de vender que está en un proceso que ya ganó, pero se ve un deterioro muy fuerte y no veo que pueda producir hechos que le generen un mayor caudal de votos que el que tiene ahora. La inflación se come el salario, la vida de los argentinos. La inseguridad se está comiendo, propiamente, la vida de los argentinos.
—¿Ve ballottage?
—Sí.
—¿Entre quiénes?
—Hay dos sectores que están en formación en este momento: uno es el Peronismo Federal más PRO, y el otro es el radicalismo-socialismo. En el caso del justicialismo, tenemos hombres de muy buena capacidad de gestión, como Rodríguez Saá en San Luis, el primero que colocó Internet en las escuelas, en los hospitales y en los lugares públicos. Otro es Mario das Neves, que muestra uno de los menores desempleos en toda la Argentina.
—Si Duhalde ganara esa interna, luego en la primaria con el PRO. ¿Duhalde le ganaría a Macri?
—Mauricio tiene una presencia fuerte en zonas urbanas, y en particular en Capital Federal, pero el PRO no tiene una estructura fuerte a nivel nacional. Lo mejor que le podría pasar a Macri es repetir su experiencia en la ciudad de Buenos Aires con un presidente que trabaje en sintonía con él, y le permita desarrollar muchas ideas.
—¿Cree posible que él vuelva a la Ciudad?
—Las opciones están abiertas. No sé lo que piensa Mauricio, pero si quiere ser candidato a presidente del peronismo le tiene que ganar a un candidato peronista, o tiene que insertarse en el peronismo. Mauricio tiene uno de los pocos activos que tengo yo también, que es el tiempo. Este es el momento de hombres que puedan pacificar a la Argentina, normalizarla, generar un recambio generacional, y mis conversaciones con Duhalde son que él sea el líder o el eje de la segunda renovación peronista, como lo fue en 1985. Yo tengo hoy profesionales que hace 15 años que están mirando la economía argentina y saben qué hay que hacer, expandiendo esos equipos para darle participación a gente que tiene interés en materia de salud, de educación.
—¿Le gustaría ser ministro de Economía o jefe de Gobierno de la Ciudad?
—Cuando estaba muy conforme siendo secretario de Comercio Internacional, en septiembre de 2004, no pensaba que mi destino iba a ser el Banco Central diez días después. Por lo tanto, nunca pienso en términos de cargos.
—¿Se siente más peronista que liberal?
—Estoy afiliado al peronismo desde 1993. Pocos recordarán que fui convencional constituyente en el 95, en la lista que encabezó Carlos Ruckauf. Por lo tanto, sí, soy peronista. Y la palabra “liberal” está estigmatizada en la Argentina. A la gente no hay que ponerle etiquetas. Júzguenme por las cosas que he hecho.
—¿Macri es peronista?
—Es más un industrialista, un hombre práctico que busca soluciones concretas. Le falta un baño de peronismo como para ser el candidato del justicialismo, por lo tanto, si realmente quiere ser el candidato de su espacio, dejemos que compita en una interna, la del 14 de agosto, contra Eduardo Duhalde. Mi visión es que Duhalde le gana, pero en la cancha se ven los pingos.
—¿Descarta competir en una eventual interna con el candidato del PRO en la ciudad de Buenos Aires?
—No está en mis planes ir al terreno electoral. ¿Para qué hice este sitio Elpaisqueviene.com.ar? Porque me permitió generar un contacto directo con la gente, que hacía mucho tiempo que no tenía. Más de 10.000 personas ya se han sumado, y más de mil que quieren participar de las llamadas “reuniones de gabinete” por grupos de interés, así que yo aspiro a aportarle al justicialismo federal no menos de mil cuadros dirigentes que permitan llevar propuestas concretas en materia de seguridad, salud, políticas sociales, al margen de política económica, que, obviamente, ya tengo el plan y el equipo como para saber qué es lo que hay que hacer a partir del 11 de diciembre.
—¿Y el radicalismo?
—Si yo estuviera en el lugar de ellos, me prepararía para ser gobierno en 2015 más que en 2011, porque hay que tener mucha experiencia, muchos equipos de gestión, para lidiar con el campo minado que queda en lo económico, en lo social.
—¿Sindicatos y subsidios?
—Los sindicatos, los movimientos sociales que hay en la calle. El nivel de conflictividad social que hay en la Argentina es muy grande, y creo que el radicalismo no tiene la gente ni la experiencia para lidiar.
—¿Moyano es uno de esos problemas?
—Moyano cumplió su ciclo y la Justicia determinará su involucramiento o no en actos delictivos. Habrá que trabajar en instrumentos legales que permitan la renovación también en los sindicatos. Hay que transparentar el manejo de las obras sociales, pero hay algunos sindicatos que tienen una medicina ejemplar para sus afiliados.
—¿Salarios e inflación?
—La inflación no se puede tratar en términos de salarios ni de políticas monetarias, ni en términos de política presupuestaria. La Argentina necesita un plan de desarrollo para expandir su capacidad productiva para superar este proceso, que da hoy evidencia de agotamiento.
—Su plan es inversión con regreso de la confianza.
—Inversión y expansión de la capacidad instalada.
—¿Ese es el círculo virtuoso que resuelve todos los otros problemas?
—Es bueno que entre referentes económicos justicialistas y radicales haya coincidencias en términos de la visión. El tema es decir cómo y con qué equipos. Yo propongo generarlo de dos maneras. En principio, generar incentivos crediticios e impositivos para la inversión. La Argentina necesita una reforma impositiva e inversión; no puede haber para las ganancias distribuidas de las empresas una misma tasa impositiva para el empresario o el accionista que usa la plata para irse de vacaciones que para el que la reinvierte.
—Como con la venta de inmuebles de personas físicas.
—Correcto. Hay que pensar también en los impuestos distorsivos, en la gradualidad de las retenciones a las exportaciones. Un esquema que tome año por año tres puntos de las retenciones como parte de pago de impuesto a las ganancias. Y que el impuesto al cheque sea tomado en una porción como parte de pago de las cargas sociales. La política económica hay que pensarla con integralidad social, no en cuáles son las medidas políticas económicas y después pasar la ambulancia o los remedios.
—¿El menor ingreso fiscal por la reducción de impuestos, ¿se compensaría con aumento de la actividad?
—No sólo eso, sino por un blanqueamiento, porque hoy poca gente paga el impuesto a las ganancias y hay un 40% de los trabajadores en negro. Si se generan incentivos para que baje el costo de los aportes patronales, porque se los puede tomar a cuenta de débitos y créditos bancarios, lo que se está generando es un incentivo para que haya menos trabajadores en negro. Y los aportes que se hagan a través de esa vía generan un ensanchamiento de la base tributaria, que es lo que la Argentina necesita.
—¿Reforma tributaria?
—Para los impuestos distorsivos, y crédito. Hay que generar financiamiento de largo plazo en pesos a los sectores productivos. Utilicemos los fondos que tiene Anses, que genera un excedente que hoy lo termina prestando a los amigos del poder. Propongo disponer de una colocación de 10 mil millones de pesos por año en los bancos que trabajan en la Argentina con el compromiso de que esos 10 mil millones se represten al sector productivo, pero que el riesgo de crédito sea tomado por los bancos y no por el sector público. Si la empresa X no paga, el que se hace cargo del riesgo crediticio es el banco que le dio el crédito. La plata de los jubilados se tiene que devolver, porque lo que genera el Estado es garantizar el riesgo de liquidez, y el sector financiero o los bancos toman el riesgo de crédito. Estoy diciendo volcar 10 mil millones, obviamente, a través de leyes que sean votadas por el Congreso. Y por último, un programa de ordenamiento de las variables económicas con una ley que establezca el Consejo de Desarrollo en la Argentina, y que tenga un reporte directo a la Presidencia de la República y al Congreso de la Nación. Debe fijar son metas de crecimiento de la inversión pública, del gasto público, de la recaudación, de la inversión en infraestructura, metas de crecimiento en términos de cantidad de dinero, metas en términos de objetivos de inflación. Y si el ministro de Trabajo no cumple con la pauta salarial, deberá responderle a la Presidencia y al Congreso. Si el presidente del Banco Central no cumple con la pauta de crecimiento de la cantidad de monedas, deberá responderle al Congreso. Cuando converso con el sector agropecuario, dicen: “Después de agotada la caja del Banco Central, ¿van a venir por nosotros, van a crear una Junta Nacional de Granos para comercializar granos?”. No sé si va a pasar, pero está en el imaginario colectivo, y eso es lo que genera incertidumbre.
—A Duhalde le gusta un tipo de cambio más alto, ¿no?
—No más. Está diciendo ahora que no hay una posibilidad como la hubo en el 2002, porque no está la capacidad ociosa que tenía la Argentina en ese momento. Si se genera un movimiento en el tipo de cambio, directamente es inflación. Si el Gobierno llega a ganar y sigue en más de lo mismo, se va a chocar con un tren de frente.
—¿Puede el Gobierno llevar adelante un plan como el que está planteando?
—No. O debería convocar gente nueva, cosa que no está en el ADN del kirchnerismo.
—¿Entonces, según su visión, si el kirchnerismo gana la economía del país choca?
—Va a tener un fuerte pozo de aire.
—¿Eso sería en 2012?
—Tenemos que ver si el acta de defunción del modelo se lo va a dar la próxima sequía o el próximo evento que haga que la Argentina tenga menos dólares. ¿Cuál va a ser el evento por el que la Argentina no tendrá los 10 mil millones de dólares? En algún momento de los próximos cuatro años; no sé si va a ser en el próximo. O vamos a empezar a tener problemas de competitividad en los sectores productivos que no puedan generar empleos, y entonces vamos a tratar de generar más subsidios. Tenemos que cambiar la cultura de subsidio por la del trabajo.
—¿Algo más de economía?
—El tema trabajo. Y me preocupa en particular, sobre todo porque tiene vinculación con la inseguridad. Y, en particular, es el problema del empleo joven. Propongo que haya un programa que se llame “Mi primer empleo”, que haga que los chicos que salgan de la escuela, de las escuelas técnicas o de la universidad tengan garantizado su primer empleo a través de ventajas impositivas a las empresas, como que el sueldo sea deducido del impuesto a las ganancias, por ejemplo. A la inseguridad se la combate con educación, con empleo y, obviamente, con un programa integral de seguridad. El tema subsidios es una bomba de tiempo. Con el aumento que va a llevar el precio del petróleo, Argentina, siendo hoy un importador neto de petróleo, mi cálculo es que vamos a estar pagando 17 mil millones de dólares de subsidios aproximadamente; 3 mil millones de dólares más de lo que se pagaba el año pasado. Hay que cambiar la orientación de los subsidios. Tenemos que subsidiar a los 10 millones de pobres que hay en la Argentina. Necesitamos darle una tarjeta magnética a cada uno de esos 10 millones de pobres para que sigan pagando la luz, el gas, la leche, la manteca. Y gradualmente ir bajando este nivel de subsidios y que el desafío de toda política que venga hacia adelante debe ser la lucha contra la pobreza. El desafío es que vayamos sacando pobres de debajo de la línea de pobreza y ese subsidio vaya bajando porque tengamos una salida virtuosa de menos pobres.
—¿Y sobre la seguridad?
—Este problema debe ser encarado como política de Estado basada en tres pilares: empleo joven, educación para formación de técnicos e inversión en capital humano, capital físico de las fuerzas de seguridad junto a la prevención del crimen. Necesitamos menos comisarías fijas con tareas administrativas y volcar el personal uniformado a las calles. En la Ciudad de Buenos Aires existen 53 comisarías, y con 28 se cubren las necesidades burocráticas. Se debe recuperar su autoestima: un policía no puede exponerse a el fuego de un delincuente sin ningún tipo de límites y pretender después que alimente a su familia con dos mil pesos. Profundizar en el área de inteligencia criminal, integrándolas porque hoy funcionan inconexas y hasta contrapuestas. Y el sistema carcelario debe ser nutrido por nuevas y modernas unidades, otorgarse capacitación a la persona que pasa por ese proceso a fin de lograr su reinserción en la sociedad y a la cual debemos darle elementos para ello. Jerarquizar al servicio penitenciario y hacer una profunda reforma tanto del patronato de liberados, que vigila el cumplimiento de normas post prisión, como de las condiciones para la libertad condicional, que deberían incluir el haberse capacitado en algún oficio durante el lapso de su condena.

miércoles, 2 de junio de 2010

Cuando un chico está desatento, quizá no tenga un «déficit de atención», sino un déficit de interés, de motivación.

Los intelectuales / Juan Vasen"Los chicos se parecen más a la época que a sus propios padres"

A veces se los medica creyendo que su mal es biológico, cuando es social, dice el psiquiatra

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 2 de junio de 2010

miércoles, 5 de mayo de 2010

"No hemos podido, no hemos querido o no hemos sabido hacer fructificar los talentos que Dios puso en nuestras manos."

"El sufrimiento de 2001 no nos hizo madurar, como se podría haber esperado de una crisis semejante. Una y otra vez volvemos a abandonar nuestras responsabilidades. No es posible votar y luego olvidarnos sistemáticamente de todo durante cuatro años. Somos una sociedad que no aprende la lección de sus crisis", dice Roberto Bosca, abogado por la Universidad del Salvador y doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Su universo de investigación son las relaciones entre la religión y la política, que define como "generalmente muy conflictivas".

A la escasa o nula capacidad de maduración de la sociedad argentina, al fracaso en la administración del patrimonio colectivo y al no hacer fructificar debidamente los abundantes talentos recibidos les asigna una responsabilidad moral colectiva en el contexto de una cultura política esquelética, que impulsa "la fábrica de pobres" para justificarse y subsistir. Pero es también muy crítico de los obispos argentinos, a quienes señala, de algún modo, como responsables de una catequesis que, en su enseñanza social, ha desatendido el tratamiento de la moral en la política.

Bosca ha sido y es consultor de diversos organismos e instituciones, como el Conicet, la Comisión Nacional Justicia y Paz y el Fondo Editorial de la Fundación Carolina de la Argentina. Actualmente es miembro del Instituto de Filosofía Política e Historia de las Ideas Políticas de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
Los intelectuales / Roberto Bosca"Somos una sociedad que no aprende la lección de sus crisis"

El colapso de 2001 no sirvió para que el país madurara, dice el experto en religión y política

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 5 de mayo de 2010

miércoles, 28 de abril de 2010

En los últimos veinte años, Brasil ha tenido avances más o menos sostenidos.

-¿Le parece que los procesos de democratización son definitivos en América latina?

-Es poco probable que vuelvan gobiernos abiertamente autoritarios, pero hay un tema muy importante, que es la calidad de la democracia, o lo que algunos llaman tendencias de regresión hacia formas autoritarias. Está el caso de Venezuela. La forma es democrática: hay elecciones, e incluso existe la revocatoria de mandato. Pero no hay una rendición de cuentas adecuada ni una división de poderes equilibrada, y tampoco una protección de los derechos individuales. Lo que vemos en la región no es una dicotomía autoritarismo-democracia, sino una gama de posibilidades parcialmente democráticas, pero de calidad desigual.

-Por debajo de estas variaciones, la desigualdad sigue atravesando toda la región.

-Sí. Hay sociedades con coeficientes de desigualdad muy grandes. De todos modos, algunos países tienen más éxito que otros. En los últimos veinte años, Brasil ha tenido avances más o menos sostenidos.

-¿Por qué cree que Brasil está un paso adelante?

-Algunas dictaduras fueron más destructivas. En Brasil, la dictadura no destruyó los partidos políticos ni los mecanismos de representación y conciliación de intereses internos. Logró un cierto éxito en términos de modernización. Desde entonces, a través de los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y de Lula, se ha logrado un proceso de fortalecimiento de las instituciones, de maduración de la clase política y de consolidación del apoyo popular.

-¿Qué ventajas institucionales ha logrado Brasil respecto de la Argentina?

-No quisiera entrometerme en los problemas argentinos. Pero es difícil no ver que ha habido un gran esfuerzo de Raúl Alfonsín, y después una crisis; un gran esfuerzo durante el menemismo, y otra crisis. Ahora, hay otro gran esfuerzo, que tiene su mérito, con logros sorprendentes. El problema es lograr un state-crafting , una modernización del Estado o una adaptación para tener una red de instituciones más densa y más confiable. Es una tarea de la que todavía no hay indicios. Hay polarización, hay desconfianza y permanecen las posibilidades de otra crisis. El gran éxito de Brasil fue solucionar el problema de la inflación de una vez, sin controles distorsivos. Después de la estabilización, la gente comenzó a sentir que podía pensar más a largo plazo, que podía haber políticas de salud y educación con posibilidad de crecimiento. Y eso no se puede decretar. No puede ser un regalo de ningún dirigente. Me parece que el Estado argentino -no tanto por la corrupción; no sé, puede ser peor aquí o en otros países, pero ésa no es la variable decisiva- corre el riesgo de crear subsidios que a la larga no son sostenibles y que tienen un alto costo para la sociedad.

-¿Por qué la corrupción no le parece una variable decisiva?

-Puedes ir a cualquier país de América latina y te van a decir que la corrupción ahí es peor que en cualquier otro país. La corrupción está presente, es perjudicial, pero es difícil de medir. No me parece correcto decir: Brasil tiene éxito porque ha controlado la corrupción y la Argentina, no, porque no la ha controlado.

-El gobierno argentino perdió el control del Congreso. ¿Qué ventajas y qué riesgos puede traer esta situación?

-Es evidente que, en principio, puede haber grandes ventajas: un gobierno dividido, donde varios partidos tienen que conciliar y negociar, puede limitar los abusos de un lado y del otro y generar consensos que son beneficiosos para todos. Pero la lucha política para la hegemonía puede producir resultados no deseables.

-¿Es una falla de la ingeniería institucional o de la cultura política?

-En algunos países puede tener que ver con una ingeniería deficiente. No sé si podemos hablar de cultura política, pero sí de memoria, de hiperinflación, de grandes avances populares bajo un liderazgo fuerte como el de Perón, y después grandes contraataques contra eso. En ese entonces, la polarización produjo situaciones políticas muy destructivas para el país. Ahora, probablemente todos sean conscientes de que no hay que repetir lo de 2001/2002.

-Usted señala que en América latina prevalecen las relaciones no de cooperación, sino de see-saw , de tira y afloja, entre los poderes del Estado. ¿Qué ventajas y qué riesgos tiene eso?

-Hay see-saws rítmicos y equilibrados, sin resultados destructivos, y hay choques que pueden hacer inviable una existencia normal. El see-saw de la primera forma no es malo, pero este tira y afloja tiene que contenerse dentro de un marco más amplio, que no es la imposición unilateral de un poder sobre otro.
Los intelectuales / Laurence Whitehead"La Argentina está ante la posibilidad de una nueva crisis"

Para el politólogo inglés, la inflación puede convertirse en un obstáculo para la democracia

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 28 de abril de 2010

viernes, 16 de abril de 2010

Nos llamamos un país federal y no somos un país federal.

Nuestro país eligió el sistema federal luego de apasionados conflictos y colisiones sangrientas. Las provincias armaron el país. No fue fácil, pero se impuso la visión estratégica de los mejores. El genio de Alberdi operó como un oráculo que marcaba la ruta. Y Urquiza demostró ser el patriota que demolió resistencias para terminar de edificar una nación. La tensión entre unitarios y federales, sin embargo, no fue superada del todo. Entre las muchas razones, aparece la fuerza cultural y económica de Buenos Aires. En lugar de funcionar como la ciudad de Washington, sólo sede de los tres poderes, creció como París, centro del país todo. Esta deformación inspiró a Ezequiel Martínez Estrada su libro La cabeza de Goliat . Alfonsín intentó corregir la deformación mediante el traslado de la Capital Federal "hacia el sur, el frío y el mar". Pero no culminó su sueño.

Existen otros defectos. La Constitución de 1853/60 determinaba que los impuestos de la Nación provendrían sólo de la Aduana y que el grueso quedaría en las provincias. Después del golpe de Uriburu, al comenzar la presidencia de Justo, surgió el impuesto a los réditos -"transitorio", palabrita mentirosa que nunca falta cuando se trata de esquilmar al pueblo-, que impuso un curso inédito a las recaudaciones: el conjunto de la nación debía mandar sus tributos al poder central, y el poder central lo coparticiparía. El angosto arroyuelo se fue convirtiendo en un río fragoroso. El impuesto a los réditos tuvo cría, y el país entero se transformó en una legión de siervos que debe verter en las arcas del codicioso patrón nacional de turno el grueso de las recaudaciones. El patrón de turno devuelve algo, llamado "coparticipación". Pero esa coparticipación, que hasta hace unos años era automática, reglada y puntual, degeneró en una arbitrariedad escandalosa. Ahora, el Ejecutivo "coparticipa" según su capricho e intereses. Recibe más quien se le arrodilla y casi nada quien pretende mantener algo de la olvidada dignidad federal.

Es deprimente ver a los gobernadores que viajan como mendigos a la Capital Federal con la mano extendida y las rodillas temblorosas para que les entreguen los aportes debidos. Tampoco son santos: esta situación les ha regalado una justificación maravillosa para afirmar que no pueden pagar los sueldos porque la Capital Federal no les ha girado la esperada "coparticipación". De este modo, a la irresponsabilidad e ineficiencia del poder central se añade la ineficiencia del poder provincial.

En este campo, entra la insistente cuestión del "transitorio" impuesto al cheque. Desde el comienzo, fue un tributo antifederal, porque cheques se firman en todas partes y lo justo hubiera sido que el impuesto quedara en la localidad en la que fue extendido. Pero no. Masivamente se transfirió al poder central, que lo redistribuye -cuando lo hace- de la forma que se le antoja. La Presidenta amenazó con suprimirlo si no le permiten seguir aprovechándose de su masa compuesta por demasiados millones. O lo maneja ella o no les afloja una miga a los desfallecientes gobernadores. La vieja historia del perro del hortelano. ¿No es eso creer que la mayoría de los argentinos son giles, que no abrieron los ojos cuando anunció que recién lo suprimiría en 2011, cuando tuviera que irse? De ese modo, dejaría a su sucesor desprovisto de ese recurso. Si la amenaza no es una jugarreta, que lo suprima hoy mismo, a ver si se anima.

El curso de los impuestos evoca a los antiguos carros aguateros tirados por un burro. Por lo general, eran tanques viejos con agujeros por donde perdían líquido. Antes de llegar al último consumidor, no les quedaba ni una gota. Los impuestos van de los municipios a la provincia y de la provincia a la Nación. Fluyen al revés de lo que impone la lógica. Y esta patología se manifiesta en que la Nación se comporta mal con las provincias y las provincias, mal con sus municipios. Los carros aguateros dejan a todos con sed. Violan nuestra tradición basada en los ayuntamientos españoles. El curso virtuoso sería que el grueso quedara en lo municipios, que estos "participaran" a la provincia y que la provincia "participara" a la Nación. De ese modo, seríamos un país federal en serio. Los enormes y ocultos gastos que realiza en Ejecutivo Nacional, la dispensa de favores, el picoteo voraz de la corrupción y la ausencia de recursos en que queda enterrada la Argentina productiva demuestra que usamos mal las palabras y deformamos nuestro pensamiento. Nos llamamos un país federal y no somos un país federal.

Otra de las muchas evidencias es la conducta de los senadores. Fotografías y noticieros han mostrado cómo estos legisladores traicionan con descaro a sus provincias. En plena sesión, suelen llevarse el celular a la oreja para recibir las órdenes de Olivos. ¿A quiénes representan? Si no representan a sus provincias, sino al poder central, que consigan un puestito en ese poder y renuncien al mancillado título de "representante del pueblo". Volvemos al lúcido Auden. Si renuncian al nombre que no merecen, contribuirán a disminuir la corrupción del lenguaje y la deformación del pensamiento.
Deprime la imagen de los gobernadores transformados en mendigosFederalismo pisoteado

Marcos Aguinis

lanacion.com | Opinión | Viernes 16 de abril de 2010

miércoles, 7 de abril de 2010

En Washington cuesta entender a la Argentina

-La expectativa en Buenos Aires es que con el canje de la deuda todo eso ahora cambiará. Y que la inversión florecerá y el mercado se abrirá...

-No soy un experto en el tema, pero mi sensación es que en los Estados Unidos se defiende la independencia del Banco Central. Y aquí está la idea de que se ha empujado al ex presidente del Banco Central Martín Redrado para usar el dinero de reservas. Después está la sospecha de por qué se han tomado tanto tiempo. A la Argentina le va bien económicamente desde hace mucho. ¿Por qué tardar tanto en arreglar su deuda? Yo sería un poco más cauto. Creo que hay un poco de reserva sobre lo que realmente ocurrirá. Además, hay un escenario poco predecible: un día dicen una cosa, el Congreso dice otra, dos legisladores se dan vuelta y todo cambia. Aparece el ex presidente Carlos Menem condicionando el voto? Es realmente poco predecible.

-¿Es ésa la percepción generalizada en EE.UU.?

-El problema es dónde se la sitúa a la Argentina. No cabe en el grupo de países con una clara prédica anti-Estados Unidos, antiglobalización y anticapitalismo -como Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua-, pero ciertamente tampoco entre los países responsables: Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. Nadie sabe dónde ubicar a la Argentina, no hay modo de comprenderla, es un país difícil de clasificar. Es un país que sólo parece ocuparse de sí mismo.

-No creo que los demás países sean hermanitas de la caridad y que sólo piensen en la suerte de los otros Estados?

-No, claro que no. Todos los países se ocupan de sí mismos. Digo eso en el sentido de que a la Argentina no parece importarle cumplir con las normas.

-¿Qué se le valora aquí a la Argentina?

-Su posición respecto de Irán. También lo que se avanzó en materia de derechos humanos. Pero haga lo que haga el gobierno de la Argentina, siempre queda una cierta duda sobre si se trata de una tendencia, de una estrategia política o de una cosa al azar.

-¿Por ejemplo?

-La forma en que fue tratado en Buenos Aires el secretario adjunto para la región, Arturo Valenzuela. Fue tan malo que la Presidenta no lo haya recibido, en diciembre, como que el presidente Barack Obama no recibiera a Cristina. Fue igualmente mala la idea de no programar originalmente una escala en la Argentina para la secretaria Hillary Clinton. Y fue buena idea encontrar, luego, un momento para hacer la escala. ¿Cuál es el punto en todo esto? ¿Cuál es el sentido de que Obama no hable con Cristina Kirchner?

-No sé. Se lo pregunto a usted. ¿Cuál es el mensaje?

-Es que si hubiera un mensaje, sería una cosa, pero no hay mensaje alguno. Un mensaje sería, por ejemplo: "Paguen su deuda y luego hablamos". Pero no hay nada de eso.

-La Presidenta dijo que Obama es una decepción. ¿Tiene razón o no?

-Creo que no ha cambiado mucho la relación entre los Estados Unidos y América latina. En eso, ella tiene razón. Pero creo que ella comete un error al no ver que América latina tampoco hizo mucho. Prefiere echarle la culpa a Estados Unidos.
Los intelectuales / Peter Hakim"A Estados Unidos le resulta difícil dialogar con la Argentina"

Hay desconcierto y desánimo con los Kirchner, dice el presidente del Inter American Dialogue

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 7 de abril de 2010

miércoles, 9 de septiembre de 2009

"La frustración, la violencia y el delito son los frutos de la desigualdad"

-Usted dice que es la desigualdad, y no la pobreza, lo que genera el delito. Entonces, ¿en un país en el que fuéramos todos pobres se acabaría el problema de la inseguridad?

-Bueno, a grandes rasgos, es así. En contextos tradicionalmente pobres, la miseria no genera delitos, ya que no hay una gran distancia entre lo que una persona desea y lo que posee. No podrían aspirar a otra forma de vida sencillamente porque no la conocerían, además de que no habría a quien robarle. Desde ya que la inequidad no es la única variable que produce violencia social, pero sí es la más influyente. Pero cuidado: se trata de la inequidad dentro del contexto de una democracia occidental, que, en teoría, propone un mismo ideal de vida para todos, pero que, en la práctica, permite sólo a unos pocos aspirar a esas oportunidades.

-¿Por qué ha crecido tanto la violencia de los delincuentes?

-Tenemos que recordar que los jóvenes que hoy delinquen crecieron en la década del 90. Vivieron privaciones en la infancia mientras observaban el ascenso de otros grupos sociales. En el acto delictivo, están presentes el resentimiento contra la cultura convencional y el deseo de alcanzar estándares de consumo y de reconocimiento. El clientelismo también hizo lo suyo, porque el hecho de darles planes sociales a algunos y a otros no en la villa contribuyó a aumentar el resentimiento. Por eso, no cualquier plan social sirve para contener la criminalidad.

-¿Y cómo sabe que es la inequidad, y no otra variable, la que más influye sobre la producción de violencia social?

-En mi estudio, tomo, en 2004, países con bajos índices de desigualdad, y allí vemos que Finlandia o Suiza, los más equitativos, son también los más seguros. Y al revés: en El Salvador o en Venezuela, en donde hay mayor inequidad, también hay mayor violencia social.

-¿Y en la Argentina cómo estamos?

-Con la recuperación económica, entre 2001 y 2005, la brecha de desigualdad se acotó un poco y la tasa de criminalidad descendió. Ahora, después de 2007, la inequidad volvió a aumentar y, con ella, presumimos que lo hizo la inseguridad. Pero la falta de estadísticas confiables complica, efectivamente, el diagnóstico y la elaboración de políticas públicas

-¿Qué soluciones les propuso a los senadores?

-Entre las propuestas, incluí un Instituto de Asignación de Empleos dirigido a los sectores más vulnerables. Y, también, un ingreso básico ciudadano, promulgado mediante una ley nacional, que garantice mínimamente la vida. Eso acabaría con el clientelismo.

-Le aviso que va a cosechar críticas y le anticipo su contenido: si hay un ingreso universal, la gente no va a querer trabajar.

-Ese es un prejuicio. La gente no sólo trabaja por dinero, sino porque hace a su identidad, para socializar, para sentirse útil. Es una medida que se está aplicando con éxito en países tan disímiles como Alaska, Brasil, Canadá, Holanda o Sudáfrica. También me parece muy importante que la escuela incluya una educación para la vida. Que enseñe el valor de la no violencia en la resolución de conflictos y el de la templanza: esa cualidad que nos convence de no comprar placeres al precio de dolores, como es el caso del consumo de drogas.
Los intelectuales / Roxana Kreimer"La violencia social y el delito son frutos de la desigualdad"

La inequidad provoca frustración, dice la experta

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 9 de setiembre de 2009

sábado, 15 de agosto de 2009

Muy tocados por la caída de las ventas y de la publicidad, los diarios no acaban de conseguir en Internet los ingresos que pierden en el papel.

-¿Tienen los periódicos de papel los días contados?

-No. Los periódicos pueden y deben hacer periodismo de calidad, bien sea en papel, en Internet o en otros soportes. Hasta hace poco, los consumidores pagaban un precio razonable por el acceso a noticias y a información de otra índole que consideraban valiosa. Sin embargo, con el desarrollo de Internet, las empresas periodísticas de muchos países optaron por ofrecer sus contenidos en la Red de manera gratuita, con el único apoyo de los ingresos por publicidad.

-Pero esos ingresos parecen, por ahora, insuficientes.

-Ha quedado claro que los ingresos por publicidad en Internet no son suficientes para sostener redacciones independientes y fuertes, tanto en los periódicos tradicionales como en los medios nuevos que operan exclusivamente en Internet. Las empresas periodísticas se están viendo obligadas a recortar sus plantillas y los espacios que dedican a las noticias y, por ese motivo, la cantidad de periodismo de calidad está disminuyendo. Quienes invierten en la creación de contenidos deberían ser capaces de tener un modelo de negocio sostenible.

-¿En qué consiste ese modelo?

-El propósito de Journalism Online es ayudar a las empresas informativas a generar nuevos ingresos procedentes de sus lectores y de los distribuidores de contenidos digitales, al conservar al mismo tiempo su capacidad para captar publicidad. Las empresas pueden restaurar esa combinación óptima de ingresos por difusión y por publicidad que es imprescindible para financiar un periodismo de calidad. Para los editores de periódicos, la decisión de cobrar por el acceso a los contenidos en Internet contribuirá a restablecer el valor de su medio de papel, pues desaparecerá la alternativa de acceder de forma gratuita a los contenidos en la Red.

-Pero los lectores se han acostumbrado a acceder gratis a las noticias en Internet. ¿Cómo espera que ahora paguen por ello?

-La gente está ya muy acostumbrada a pagar por el acceso a contenidos y servicios en Internet, ya sea música a través de iTunes, tonos para sus teléfonos móviles o información en distintos formatos. Nuestro consejo para los editores de periódicos es que intenten transformar un porcentaje pequeño de sus lectores más activos y comprometidos, un 10% en la mayoría de los casos, en suscriptores de pago. Este grupo de fieles valorará el acceso completo a los contenidos lo suficiente como para pagar una cantidad modesta por él. El 90% restante seguirá teniendo acceso gratuito a parte de los contenidos.

-¿Qué servicios presta Journalism Online?

-Mis socios y yo fundamos Journalism Online para ayudar a las empresas y a los lectores a hacer lo más fácil posible la transición hacia un modelo de pago por el acceso a las noticias.

-Intermediarios y motores de búsqueda, como Google News, se están beneficiando de los contenidos de los periódicos sin pagar nada. ¿Cómo pueden los diarios compartir esas ganancias?

-Las empresas periodísticas que tengan un modelo de pago estarán en posición de trabajar con los motores de búsqueda más como amigos que como enemigos. Los motores de búsqueda clasifican los contenidos tras los muros de pago y los proveedores podrán determinar qué contenido estará disponible para todo el mundo, qué contenido podrá ser visto sólo por los suscriptores y qué muestras u otras herramientas de marketing les ayudarán, a través de los motores de búsqueda, a maximizar sus ingresos por publicidad y por suscripciones. Un ejemplo: los medios podrán decidir que los usuarios lean sólo un máximo de cinco artículos al mes a través de un motor de búsqueda como Google y después invitarlos a convertirse en suscriptores de pago.

-¿Qué cambios exige la transición a Internet en la mente de los periodistas y directivos de las empresas informativas?

-El futuro será una combinación de modelos de pago y gratuitos. Los consumidores pagarán directamente y también habrá modelos en los que distribuidores de distinta naturaleza, como los libros digitales, pagarán royalties. Una vez restablecido el valor de las marcas y de los contenidos en Internet, las empresas periodísticas encontrarán muchas fuentes de ingresos nuevas. El modelo de negocio actual de acceso libre al contenido en Internet claramente no funciona.
Gordon Crovitz / La rentabilidad de los medios en la redEl futuro de los diarios en Internet

El fundador de Journalism Online dice que los periódicos deberán combinar servicio pago y gratuidad

lanacion.com | Cultura | S?do 15 de agosto de 2009

miércoles, 24 de junio de 2009

La biblioteca es un lugar que nos facilita el sentimiento de pertenencia.

-¿Cuál es el lazo entre crisis y lectura?

-Cuando hay crisis, mucha gente busca literatura. En el siglo XX, hubo personas que en los campos de concentración pudieron aguantar lo inaguantable con los recuerdos de unos relatos o de poesías. Con las crisis actuales, se observa en países como Francia, España, Inglaterra, Estados Unidos un aumento del consumo de libros y de la frecuentación de las bibliotecas. También la gente asiste más a las ferias de libros.

-¿Qué efectos producen las narraciones en tiempos difíciles?

-En contextos de crisis, la literatura nos da otro lugar, otro tiempo, otra lengua, una respiración. Se trata de la apertura de un espacio que permite la ensoñación, el pensamiento, y que da ilación a las experiencias Una crisis es como una ruptura, un tiempo que reactiva todas las angustias de separación, de abandono, y produce la pérdida de ese sentimiento de la continuidad que es tan importante para el ser humano. Las narraciones, entre otras cosas, nos reactivan ese sentimiento, no sólo porque tienen un comienzo, un principio y un fin, sino también por el orden secreto que emana de la buena literatura. Es como si el caos interno se apaciguara, tomara forma.

-¿Por qué es tan importante la lectura como juego?

-Las experiencias que he comparado se realizan con gente que vivió situaciones muy difíciles. En esas experiencias, no hay ningún objetivo escolar, sino que se trata de compartir un momento con textos. En Colombia, en las experiencias con los desvinculados del conflicto armado no se trataba de espacios de educación. Para la gente que armó los talleres de literatura, el objetivo era, más allá de las preocupaciones terapéuticas o educativas, abrir un momento de juego para gente que no había tenido esa posibilidad en su infancia. Sabemos por los psicoanalistas que si uno no jugó mucho con el lenguaje, el aprendizaje es más difícil. Tenemos la necesidad de momentos libres, poéticos, gratuitos, de intercambio lúdico.

-¿Qué le llamó la atención de la Argentina?

-Es la quinta vez que me invitan a este país. Estuve en 2000 y regresé en 2002, cuando la situación era terrible. Volví en 2005 y en 2006, y la gente espontáneamente me contaba lo que hacía en los talleres de lectura. En este país, la gente tiene una relación muy fuerte con la narración y también con la poesía. Claro que, en comparación con los países europeos, las prácticas de lectura, en términos estadísticos, son menos altas, pero, por otra parte, acá hay una relación de deseo de apropiarse del libro. A la Feria del Libro va más de un millón de personas, mientras que, en Francia, el Salón del Libro cada año lo frecuentan 160.000 personas. La psicoanalista argentina Silvia Bleichmar decía sobre 2001 que la resistencia de los argentinos a ser puros seres biológicos fue fundamental. En esos temas, yo aprendo de ustedes.

-¿Las diferencias sociales determinan la experiencia de leer?

-Las diferencias sociales son muy importantes. Quienes han vivido lejos de los libros pueden sentir que esos objetos les dan miedos de diferentes tipos, y pueden preguntarse sobre lo útil que pueden ser o no. La noción de utilidad es muy fuerte en la cultura popular. Incluso, uno puede pasar como egoísta si lee porque el grupo es muy importante para la supervivencia. Por eso las prácticas literarias compartidas apaciguan el miedo, porque se está en grupo y no hay que aislarse para leer.

-¿Cuál es el papel de las bibliotecas en esta era de Internet?

-Acepté esta invitación de la Conabip porque se trataba de gente de las bibliotecas. En estos tiempos en que tanta gente se siente rechazada, cuando se les dice: no hay lugar para ustedes, ya no tienes empleo, ya no tienes casa, la biblioteca es un lugar que nos facilita el sentimiento de pertenencia. En muchos países, gente sin techo, exiliada, emigrante va a las bibliotecas, no sólo porque hay calefacción, sino porque hay algo que va más allá. Se trata del lugar de los libros, y los libros tienen que ver con el hogar.
Los intelectuales / Michèle Petit"Leer tiene más valor en tiempos de crisis"

Ayuda a superar el caos, dice la antropóloga

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 24 de junio de 2009

miércoles, 3 de junio de 2009

En el mediano plazo a la Argentina se le abrirán extraordinarias oportunidades frente a un mundo con escasez de alimentos y tierras fértiles.

-¿Qué cree que ha pasado en el mundo para que Estados Unidos tenga un presidente negro; Brasil, un obrero metalúrgico, y Chile y la Argentina, dos mujeres en el poder?

-Los últimos cien años se dividen en dos mitades. Durante la primera mitad, tuvimos el auge de las ideologías absolutas, de tipo totalitario, tendientes a controlar la vida ciudadana, con una herencia de sufrimiento, genocidio y dolor. En los últimos 50 años, en cambio, hemos visto un progreso más gradual, lleno de avances y de retrocesos, pero dirigido por cuatro ideas fuerza: los derechos humanos, que incluyen acabar con el racismo; la preocupación por el medio ambiente; la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y la promoción de un desarrollo más equitativo. En cuanto a la elección de Obama, es una suerte para el mundo, y no sólo para los Estados Unidos.

-¿Por qué cree que Obama es una suerte?

-Porque, guste o no, Estados Unidos es un país clave, y Obama es un líder creativo, capaz de conectar la crisis financiera con el problema social y con el conflicto energético, vinculándolo, a su vez, con el cambio climático y, finalmente, con los conflictos internacionales que afronta Estados Unidos. Hay un peligro muy potente en toda debacle, que es concentrarse sólo en los daños inminentes y olvidarse de los ciclos largos. Obama, en cambio, está teniendo la inteligencia de interconectar todo, y justamente está siendo criticado por eso, por quienes consideran que sólo debería ocuparse del frente económico. En mi opinión, Obama está en lo correcto. Le explico: una de las razones de la crisis financiera es el aumento de la desigualdad. Los sueldos han estado estancados durante décadas en los Estados Unidos, y la gente ha tenido que endeudarse para seguir consumiendo. El sistema financiero, entonces, ha pasado de ocupar el 10 por ciento de la economía al 50 por ciento actual, en detrimento de la producción. Por otra parte, la causa de los grandes conflictos internacionales, en los países islámicos, encuentra su raíz en la pobreza, la ignorancia y en la frustración. Mientras Somalía o Sudán sigan miserables, seguirán siendo caldo de cultivo para nuevos terroristas.

-¿Qué quiere decir cuando compara la crisis mundial con la luz de una luciérnaga?

-Que es un hecho espectacular, pero rara vez marca una tendencia; un camino. Por ejemplo, hay una tendencia que desplaza el eje económico hacia China y la India, y eso no varía con la crisis. Si nos centramos en la agenda inminente, tenemos la crisis económica, el problema de Corea del Norte y la islamización de las amenazas. Pero si vamos a las grandes tendencias globales, siguen ahí los problemas de fondo: la explosión demográfica, la desigualdad, la consecuente demanda de alimentos. Causas, soluciones y oportunidades: todo interconectado.

-¿Habrá más o menos capitalismo después de esta crisis?

-¿De qué capitalismo hablamos? Porque hay muchos. Creo que lo que no funcionará más será el fundamentalismo de mercado. Pero el capitalismo, con el régimen democrático, puede encarnarse de distintas maneras. Roosevelt, creo yo, ha salvado al capitalismo norteamericano, pese a que el neoliberalismo lo deteste. Y Obama puede jugar el mismo papel, devolviéndole una función más humana. Obama puede terminar de construir la democracia social, completando la tarea que inició Lyndon Johnson cuando creó los derechos civiles. Ahora hay 50 millones de norteamericanos que carecen de toda protección sanitaria, si se enferman. Es una locura.

-Hay quienes dicen que la Argentina y Brasil, igual que China o Sudáfrica, van salir antes y, además, fortalecidos de esta crisis. ¿Está de acuerdo?

-Bueno, eso ya lo estamos experimentando. América del Sur ha sido menos afectada que Japón y los países europeos. Y aquí debemos tener en claro algo esencial: esta vez, nosotros no tuvimos la culpa, a diferencia de otras crisis que empezaban en las economías emergentes. Esta, en cambio, es una crisis refleja, importada. No hubo corridas financieras. No nos olvidemos de que muchos bancos norteamericanos han desaparecido. Esta vez, América del Sur no sólo no es parte del problema, sino que puede ser parte de la solución. Ninguno de nosotros le está pidiendo plata al Fondo. Ya sólo por eso, no estamos contribuyendo al agravamiento de la situación.

-Pero la gente consume menos y eso genera recesión...

-Sí, pero tenemos que ver la tendencia en el largo plazo. Nosotros somos una de las poquísimas oportunidades en materia de alimentos. En las próximas décadas, ¿quién va a tener alimentos para abastecer a una humanidad que pasará de los 6800 millones actuales a nueve o diez mil millones para 2050?

-La Argentina siempre es mencionada por compradores potenciales de tierras, que buscarían garantizarse el suministro de alimentos en el futuro. ¿Eso es bueno o es malo?

-Habrá que acompañar ese proceso con mucho cuidado. Arabia Saudita tiene millones de dólares para hacer inversiones en países con tierras disponibles. Pero lo importante es ver que este contexto ha llegado para quedarse y que la Argentina no debe contentarse con poco. La oportunidad está en la exportación de alimentos y de materias primas minerales. Pero a eso hay que agregarle valor con tecnología. Es mejor exportar alimentos preparados que granos.

-El Mercosur parece estancado ¿alguna pista del motivo?

-Creo que es por falta de imaginación. No se han armado, como en Europa, consorcios binacionales de inversión. También faltó una política de integración con los servicios, en muchos rubros, como los bancarios, consultorías, restaurantes, hotelería y turismo. De ambos lados, se han concentrado en ideas ilusorias, como un parlamento latinoamericano, que está bien, pero no resuelve la integración económica. Buenas ideas existen. Lo que falta es apoyo político, acompañamiento y creatividad.
Los intelectuales / Rubens Ricupero"De esta crisis global surgirá un capitalismo mucho más humano"

Lo dice el economista y diplomático brasileño

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 3 de junio de 2009

miércoles, 13 de mayo de 2009

"No es conveniente que el Estado apoye a las empresas que tambalean por la crisis"

El debate en el G-20, en el Fondo Monetario y en los gobiernos de los países centrales gira en torno a si se debe generalizar la adopción de grandes programas de estímulo o, por el contrario, adoptar programas más puntuales.

-El mundo debe adoptar programas de ayuda, pero no se debe llegar a desalentar la economía de mercado. No es conveniente apoyar a las empresas que tambalean. Sólo se debe ayudar a aquellas empresas y países que se autoayudan. Muchos políticos alemanes prometen que inyectarán dinero y crearán fuentes de trabajo en Alemania. No es coherente.

-Pero la crisis del mercado daña la globalización, y también al mercado mismo.

-El disparador de la crisis fue, como le dije, la política monetaria expansiva de la Reserva Federal después de 2001. La tendencia hacia inversiones altamente riesgosas fue disparada después hasta el frenesí por una política del mercado inmobiliario, una política bienintencionada, pero peligrosa, que fue lanzada a conciencia y destinada a otorgar créditos para la vivienda a personas que no tenían solidez. Fue una política completamente alejada de lo que hubiera sido un mecanismo de mercado.

-Es decir: desde su perspectiva, la crisis tuvo un componente político decisivo.

-No cabe duda. La crisis no se encuentra tan relacionada con un fracaso de los mercados, sino con un fracaso de la política que hizo reaccionar a mercados sensibles.

-De todas formas, el Estado debe dar una respuesta política a lo que ocurre, por ejemplo, en el mercado laboral.

-Inyectar dinero sólo puede ser admitido como una respuesta transitoria y sólo sirve si los inversores aceptan sacar dinero de su propio bolsillo y, además, están dispuestos a ofrecer sus patentes como garantía. Ayudas sin garantía traen bancarrotas.

-¿Cuáles son las medidas concretas que debería adoptar un gobierno para superar la crisis?

-Básicamente, se debe disponer una reducción impositiva; simplificar el sistema impositivo con tres tasas del 15, 25 y 35 por ciento y promover y dar facilidades para la inversión. En parte, es un modelo parecido al que aplicó Reagan, con un sistema tributario aplanado, que fue exitoso en los países del Báltico, Austria y Australia. Con seguridad se van a perder puestos de trabajo durante un tiempo. Pero mantener infructuosamente con vida empresas que tambalean hace que la sociedad, a la larga, termine pagando un costo mayor.

-Frente a las crisis, los pueblos responden a un instinto, quizás atávico, pero instinto al fin, de cerrarse sobre sí mismos, lo que rápidamente degenera en xenofobia y discriminación...

-La Fundación Friedrich Naumann realizó un estudio sobre libertad y economía en 141 países y el resultado fue categórico: en los países en los que hay más libertad también hay más crecimiento económico, más bienestar y la gente vive más. La política debe mantener a flote la globalización y los intercambios comerciales y, especialmente, promover la tolerancia intercultural.

-¿No estamos en una etapa de desaceleración de la globalización?

-No. La globalización es irreversible y va a continuar: mire la Unión Europea: nadie imaginaba que iba a estar integrada por 25 países. La globalización no para por una crisis.

-Varios gobiernos de América latina, desde hace años, están estatizando empresas.

-Estoy en contra de toda estatización. Mucho de lo que ocurre en América latina, en mi opinión, es un retroceso. La reacción frente a la crisis no se debe anquilosar en una regulación o, incluso, en un exceso de regulaciones. Es mucho más importante atacar las raíces del problema, cosa que, de acuerdo con la experiencia, le resulta complicada a la política.

-¿La crisis de mercado se corrige con más mercado?

-Así es. La moraleja es: la economía de mercado continúa siendo el mejor sistema económico que conocemos. Pero en la era de la globalización debemos prestar aún más atención a que la política no ocasione grandes distorsiones del mercado.
Los intelectuales / Rolf Berndt"El Estado no debe salvar a las compañías"

Frente a la crisis, "más mercado", dice el economista liberal alemán

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 13 de mayo de 2009

miércoles, 8 de abril de 2009

" Creo que, al final de esta crisis, surgirá un orden internacional más fuerte del sistema financiero."

-¿Surgirá al término de la crisis global un orden mundial diferente, sin la hegemonía de los Estados Unidos?

-Creo que, al final de esta crisis, surgirá un orden internacional más fuerte del sistema financiero, con el fin de que un cimbronazo de estas características no vuelva a repetirse. Debemos extraer las enseñanzas de lo que ha sucedido. Y una de ellas es que la globalización no es una especulación, es una realidad; de modo que aquellos que hablan en contra de ella están situados en el ayer. La existencia de la globalización marca una de las grandes diferencias con la crisis del 29. Una diferencia central, le diría, que acelerará la recuperación. No la espero para este año, pero sí, probablemente, en el próximo. Si tenemos suerte, la crisis empezará a ceder en 2010.

-¿Cómo ve el liderazgo de Obama?

-La elección de Obama es un acontecimiento histórico que genera expectativas. Mi preocupación es que, precisamente, quizá sean demasiadas expectativas. Obama es un hombre extraordinario, pero, después de todo, es sólo un hombre.

-Parecería que América latina no tiene mayor importancia para los países centrales...

-América latina es, para el mundo de la globalización, un factor increíblemente importante. Es la región del mundo que más se ha democratizado, además. Los tiempos de las dictaduras militares han pasado, pero el actual problema es el populismo, que vulnera el Estado de Derecho e instala reglas del juego no democráticas. La Argentina, por ejemplo, ha tenido un admirable crecimiento económico en los últimos años. Sin embargo, pese a ello, la pobreza no ha decrecido en igual medida...

-Ya que trajo a colación el ejemplo de la Argentina, usted sabe que aquí ninguno de nuestros políticos quiere dejar el sillón y convertirse en un hombre de consulta, tal como lo es usted en Alemania. Curioso, ¿no?

-En una democracia, el poder es siempre por un período, por un tiempo. El que no comprende esto, sencillamente no es un demócrata.

-Nuestro país está bastante intoxicado por la intolerancia. Durante la reunificación, ¿qué les sirvió a ustedes para aliviar ese síntoma social?

-Particularmente útil nos fue que, en el fondo, la población quería la reunificación y que mucho más apasionadamente lo deseaba la población de Alemania del Este. Ambas querían la unidad, y eso ayudó mucho.

-Aquí también tenemos problemas con las alianzas. Por ejemplo, ahora se está conformando dificultosamente una coalición opositora?

-Mi consejo es que las coaliciones nunca deben estar sujetas a personas, sino a programas, de modo que lo que puedan cambiar sean las personas, no los programas. Pero hace falta tiempo. Porque tampoco es que en Alemania reina la democracia desde hace cientos de años. Con la forma sustentable de hoy, la tenemos desde hace apenas 60 años.
Los intelectuales / Bernhard Vogel"La crisis económica mundial comenzará a ceder en 2010"

Hay razones para ser optimistas, afirma el presidente de la Fundación Konrad Adenauer

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 8 de abril de 2009

miércoles, 1 de abril de 2009

El delincuente no dejará de delinquir por el hecho de que haya mejores condiciones sociales, pero si las hay, habrá menos delincuentes.

Muchos políticos consideran que la inseguridad es una construcción de los medios. Pero la inseguridad deja resultados concretos, deja muertos con nombre y apellido...

Sí: la inseguridad existe. Los niveles de violencia crecieron en toda América latina, no sólo en la Argentina.

El dilema reside en que la sociedad no tiene tiempo para hacer análisis de especialistas y, frente a la ola de crímenes y a la impunidad, reclama más prisión. Incluso, una estrella de la televisión argentina pidió que se aplicara la pena de muerte.

No quiero hablar de la Argentina, pero el grado de impunidad que hay en México y en otras sociedades es verdaderamente dramático. Muy pocos delitos son castigados. El sistema penal falla. Pero pretender que se solucione el problema con más condenas a prisión es un error. Mientras los Estados no garanticen mayores niveles de asistencia social, serán fábricas de delincuentes. Los Estados tienen que asegurar educación, trabajo, salud, empleo y oportunidades de desarrollo. El delincuente no dejará de delinquir por el hecho de que haya mejores condiciones sociales, pero si las hay, habrá menos delincuentes.

¿Qué opina sobre la pena de muerte?

Ahora que usted me dice que la propuso una estrella televisiva entiendo lo que quiso decir el doctor Zaffaroni durante su conferencia. La pena de muerte no está abolida por el sistema interamericano, pero hay diez países, entre ellos la Argentina, que firmaron un protocolo ante la Comisión Interamericana y que la eliminaron definitivamente de su legislación. La pena de muerte no sirve para disuadir al criminal ni para prevenir el delito. El delincuente no deja de delinquir por temor a la pena.

¿Qué opina del modelo penal de los Estados Unidos? ¿Cree que sirvió como instrumento de control social y que redujo la delincuencia?

Estados Unidos sobreutilizó el sistema penal y actualmente hay en prisión 2,5 millones de personas. Me parece un exceso. Hay otras naciones, como Alemania y los países nórdicos, que, por el contrario, aplican penas de multa e indemnizaciones y sólo excepcionalmente recurren a la prisión. Y tienen éxito.

Pero es previsible que en un mundo en crisis, en el que decrecen las oportunidades económicas del Estado para brindar asistencia social, la situación tienda a empeorar. Y a esto se le suma el tema de las migraciones.

En América latina el tema de las migraciones es muy importante, porque hay países receptores en los que los migrantes indocumentados son discriminados y explotados. La Corte Interamericana se expidió en un caso: el migrante no tiene derecho a exigir trabajo, pero si lo consiguió, tiene derecho a cobrar lo trabajado en las mismas condiciones que un nacional.

¿En qué medida el narcotráfico es responsable del incremento de la violencia?

El narcotráfico es uno de los grandes problemas. Pero no hay que acusar a un país unilateralmente, como hace Estados Unidos con México. Estados Unidos es un gran consumidor mundial...

Hay especialistas que critican las figuras del arrepentido y del agente encubierto, alegando que son inmorales.

No. La lucha contra el narcotráfico debe darse con eficacia y con mucha inteligencia, incluso usando esos instrumentos correctamente. El narcotráfico corrompe todo lo que toca. En México, el narcotráfico desbordó al Estado. El gobierno de Calderón tomó medidas muy activas, pero todavía no se ven los éxitos. El narcotráfico corrompió a un sector de la clase política y, también, fundamentalmente, a la policía. Hay muchos policías corruptos en prisión. Por ahora, la Justicia parece a salvo.

En ocasiones, el Estado también engendra violencia o malestar. Por ejemplo, cuando censura a los medios de comunicación o manipula la publicidad y se la retira a los medios críticos para asignársela a los medios amigos.

La Convención Interamericana de Derechos Humanos es clara, en el artículo 13, cuando prohíbe la censura indirecta. La manipulación de la publicidad es una forma de censura.
Los intelectuales / Sergio García Ramírez"La inseguridad no se soluciona con más penas de prisión"

Adrián Ventura

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 1 de abril de 2009

miércoles, 18 de marzo de 2009

En la naturaleza humana hay una tendencia a olvidar a Dios cuando hay muchas cosas materiales, abundantes.

-¿Por qué cree que en Europa caen las vocaciones, no hay suficientes sacerdotes y las iglesias están vacías, y, en cambio, en Africa se da lo contrario?

-Hay muchos elementos. En Europa, el cristianismo existe desde hace 2000 años, la sociedad está muy desarrollada, los jóvenes tienen muchas oportunidades y tienen, por lo general, mucho que comer, excepto los que no tienen trabajo. Y en la naturaleza humana hay una tendencia a olvidar a Dios cuando hay muchas cosas materiales, abundantes. Quizás esto explica por qué es más difícil para un rico ser religioso que para un pobre. También nuestro señor Jesús dijo en el Evengelio que es difícil que los ricos entren en el reino del Cielo. El bienestar es un bien en sí mismo, pero es un desafío para la religión: en medio del bienestar, hay que recordar que existe Dios. Al margen de esto, lo que ayudó al crecimiento del cristianismo es la religión tradicional africana, la que existía antes de la llegada del cristianismo.

-¿Se refiere al animismo?

-Algunos europeos la llaman así. Creen en un Dios, creen en espíritus buenos y malos y en antepasados. Hay un sentido muy fuerte de trascendencia: el hombre no lo es todo, sino que también hay otro mundo, que nosotros no vemos. Todo esto es una buena preparación para el cristianismo, porque el cristianismo valora estos elementos. En segundo lugar, la sociedad en Africa tiene una buena visión de la persona humana, de la familia, del matrimonio. Tener hijos es una bendición. Mi papá se llamaba Arinze, que no es un nombre cristiano. En mi lengua significa "gracias a Dios, esto sucedió". Hay sentido de Dios y también de comunidad: uno no está solo. Además, existe un sentido de lo sagrado, de la oración y de la celebración. Aunque los africanos son pobres, ellos cantan y danzan juntos.

-Usted estuvo varias veces en Africa con Juan Pablo II, que viajó 16 veces a ese continente. Con su carisma, él triunfaba entre la gente. ¿Cómo cree que será recibido Benedicto XVI, que es tímido y reservado?

-No creo que Benedicto XVI sea tímido, sino que es diferente a Juan Pablo II. Cada papa tiene su individualidad. Dios nos creó distintos. Los apóstoles eran distintos y también los papas son distintos. Cada papa tiene su forma de actuar, su estilo y esto también es bueno para la Iglesia: así no hay monotonía...

-Uno de los grandes problemas de Africa es el sida. Y aunque la Iglesia condena el uso del preservativo, algunos cardenales han tenido alguna apertura al respecto. ¿Usted qué opina?

-Todo el mundo sabe cuál es la posición de la Iglesia Católica respecto del preservativo, así que no tengo nada nuevo que decir al respecto. Lo importante es que el sida es un mal que ataca hoy el mundo. No es un problema sólo de Africa, aunque es verdad que allí es más grave porque muchos africanos no tienen dinero para comprar las medicinas que pueden retrasar el desarrollo de la enfermedad. Los países más ricos deberían ayudar a los más pobres. La Iglesia ayuda a las personas que sufren sida. No sólo con monjas, también con enfermeras y médicos, y esto ya es un gran servicio. La respuesta al sida no es el preservativo, sino el comportamiento moral. Si todo el mundo, hombres y mujeres, siguiera los diez mandamientos los contagios se reducirían. Pero si las personas no se controlan, si su comportamiento sexual va contra la ley de Dios, cada vez habrá más contagios.

-¿El Papa aprovechará el viaje a Africa para condenar las violaciones de los derechos humanos que tienen lugar en muchos países de ese continente y denunciar el comportamiento dictatorial de algunos jefes de gobierno?

-No creo que le corresponda denunciar o condenar. El es un padre. Y un padre no puede destacarse por sus condenas. Tiene que transmitir un mensaje positivo. Yo creo que lo más importante que puede hacer el Papa es alentar a los africanos para que se esfuercen por defender la justicia, la paz, la reconciliación y el respeto de los derechos humanos y para que asistan a las personas que sufren.

-¿Cree que el hecho de que el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sea descendiente de africanos puede ayudar a su continente?

-Sí, claro. Que una nación con la historia que tiene Estados Unidos, que no sólo tuvo esclavos sino también, y mucho más recientemente, distintas áreas para blancos y negros, haya elegido un presidente de origen africano debe hacernos reflexionar a todos, incluidos algunos jefes de Estado africanos...
Los intelectuales / Francis Arinze"Es más difícil ser religioso para un rico que para un pobre"

El cardenal nigeriano explica así el notable crecimiento del catolicismo en Africa

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 18 de marzo de 2009

miércoles, 11 de marzo de 2009

Todos los países de la región usan la boleta única, salvo Brasil, que tiene voto electrónico.

"La Argentina necesita avanzar de manera urgente e inteligente en una reforma político-electoral. El sistema actual acusa deficiencias importantes, que quedaron en evidencia en las elecciones de 2007: fueron las peor organizadas, por lejos, desde 1983", advierte Daniel Zovatto, licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales y experto en cuestiones electorales.

Dice el entrevistado que en nuestro país la reforma política ha sido bandera de cuanto candidato se haya presentado a competir en elecciones, pero que los avances han sido por demás magros, lo que se comprueba al comparar la situación argentina con la del resto de América latina. De esto da cuenta Zovatto, que, a los 52 años, es director del Instituto para el Desarrollo de la Democracia y el Sistema Electoral, con sede en Estocolmo, Suecia.

"La reforma política ocupa un lugar relevante en la región. México lideró un proceso exitoso con sus reformas de 1996 y 2007. Brasil instrumentó el voto electrónico, y ahora el presidente Lula acaba de enviar al Parlamento una nueva y ambiciosa reforma electoral. A ellos se suman Costa Rica, Colombia y Chile, lo que refleja la predisposición de la región a innovar en la materia", afirma.

¿Qué sucede en la Argentina? "Desafortunadamente, está fuera de esta ola de reformas", se lamenta Zovatto. Sólo rescata una excepción: Córdoba. Esta provincia aprobó, en diciembre pasado, con el impulso del gobernador Juan Schiaretti (PJ), una reforma política que incorporó por primera vez en el país la boleta única. Zovatto fue el presidente de la Comisión Consultiva de Expertos convocada especialmente para asesorar en aquella tarea.
Los intelectuales / Daniel Zovatto"Es urgente que el país avance con la reforma electoral"

Para el especialista en derecho político, no es seguro ni transparente el sistema de votación

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 11 de marzo de 2009

miércoles, 18 de febrero de 2009

Por la falta de trabajo crece la xenofobia en Europa.

"Los políticos europeos no lo dicen literalmente, pero insinúan que los inmigrantes tienen la culpa de la crisis. Entonces, la gente común lee en los discursos políticos que hay desempleo porque hay mucha inmigración y así se convierte a los extranjeros que residen aquí en chivos expiatorios de la crisis económica." El que lo afirma es el español Lorenzo Cachón Rodríguez, doctor en sociología y especialista en inmigración de la Universidad Complutense de Madrid.

Cachón Rodríguez cuenta que el panorama es conflictivo. "Proliferan las protestas y las huelgas, como las que hubo semanas atrás en el Reino Unido para rechazar la contratación de trabajadores de otros países de la Unión Europea. También los enfrentamientos sociales, como en España, contra los trabajadores extracomunitarios, a los que se les pide que vuelvan a sus países después de haber requerido su fuerza de trabajo durante más de una década", dice.

En un extenso diálogo telefónico con LA NACION, Cachón Rodríguez sostiene que es necesario oponerse "activamente" a los discursos xenófobos. "La realidad es que hay desempleo porque hay una crisis económica. España tenía una industria de la construcción absolutamente sobredimensionada y esto no se ocasionó porque hubiera muchos inmigrantes..."

La recesión económica que está viviendo Europa afecta a los inmigrantes económica y socialmente "de modo muy duro", dice el sociólogo. Por primera vez desde 1994, el desempleo aumentó en toda Europa. "Muchos inmigrantes que han llegado a España desde 2000 con voluntad de asentarse y de integrarse se hipotecaron fuertemente para comprar una vivienda y ahora muchos no van a poder afrontar esas hipotecas."

Asesor e investigador de la Organización Internacional del Trabajo y la Unión Europea en asuntos relacionados con la migración, Cachón Rodríguez busca soluciones al racismo y la exclusión que viven los extranjeros en España desde la presidencia del Foro para la Integración de los Inmigrantes.
Los intelectuales / Lorenzo Cachón Rodríguez"Para los europeos, la culpa de la crisis es de los inmigrantes"

Hay xenofobia, opina el sociólogo español

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 18 de febrero de 2009

domingo, 1 de febrero de 2009

La humanidad encara su tercer capítulo, con el nacimiento de una sociedad posindustrial.

-Sé que a usted no le gustan las "predicciones", por considerarlas imposibles, ¿pero es al menos optimista sobre el futuro?

-Bueno, la pregunta es de qué período estamos hablando. ¿Hablamos del futuro inmediato? Y en ese caso, ¿de qué región del mundo? Este no es un buen momento para los Estados Unidos. Afrontamos un declive económico significativo que podría tornarse mucho peor antes de mejorar. Así que éste no es el mejor de los momentos. Pero si miramos al largo plazo, diez o quince años hacia adelante, es otra historia. Creo que Estados Unidos y otros muchos países disfrutarán de grandes oportunidades para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

-¿Cuáles son los grandes desafíos que anticipa para Estados Unidos y otros países desarrollados?

-Por supuesto que el primero es el que mencioné antes: el declive económico y cómo se lo supera. También está el desafío ambiental, y si seremos capaces de hallar los sustitutos energéticos. Pero soy optimista y creo que superaremos esos problemas.

-Así como hoy se reafirma optimista, ¿cuánto cambió su visión respecto de la que exponía antes del 11 de septiembre de 2001?

-Bueno... (suspira, calla por unos segundos), aquel día introdujo el concepto del terrorismo en un nuevo nivel, aun cuando, si mira en nuestros libros, creo que encontrará que aludimos a ese problema en prácticamente todos ellos, incluso en El shock del futuro . Por supuesto que no nos enfocamos en ese problema, ni como "terrorismo religioso", pero sí nos referimos a otros tipos de terrorismo. Y volvimos a citarlo en la mayoría de nuestros trabajos, así que no es un problema completamente nuevo. Lo que sí es nuevo y realmente peligroso es que ahora tenemos nuevos medios masivos de comunicación al servicio de los gobiernos y los ciudadanos, pero que también les aportan ventajas a los terroristas de las que antes carecían. A esto se suma que vivimos en un mundo en el que ahora es posible acceder a armas de destrucción masiva, y eso cambia la historia. No me gusta trazar comparaciones históricas, aun cuando se podría repasar la historia griega y hallar similitudes con la actualidad. Pero nada fue como hoy, porque nadie tenía estas armas, que generan otro "juego", otra dinámica, otro mundo. Todo lo que lo precede no es comparable.

-Me fuerza entonces a repetir mi pregunta anterior: ¿es usted optimista sobre el futuro?

-(Sonríe). Soy estadounidense y soy, por tanto, lo que defino como un "optimista químico" (carcajadas). ¡Está en nuestra química orgánica! Básicamente, sí, lo soy aun cuando atravesamos tiempos difíciles, dolorosos, antes de arribar a un futuro algo mejor.

-Le complicaré el panorama, entonces. ¿Cómo ve las perspectivas para América latina?

-De hecho, acabo de terminar una serie de reuniones con mi equipo de consultores en las que discutimos sobre América latina. Lo que me choca, debo admitirle, es el hecho de que varios países de la región están gastando más y más dinero en armas. Eso le añade más grados de incertidumbre y preocupación al análisis sobre hacia dónde se dirige el continente. Sé, por supuesto, que hay también una enorme demanda para mejorar la infraestructura de los países, lo que está abriendo una oportunidad para que China y otras potencias accedan a la región. Esa demanda de infraestructura refleja una gran oportunidad, a la vez que puede causar potenciales conflictos sobre, por ejemplo, qué puertos potenciar o el trazado de autopistas o gasoductos.

-¿Ve esos conflictos como algo serio?

-Veo que los países perciben, correctamente o no, una amenaza velada y potenciales tensiones; pero lo último que necesita América latina es un conflicto militar. Eso me preocupa. Creo que habrá que ser muy cuidadosos en cuanto a evitar ese conflicto armado, aunque ya hay uno en marcha, que sí es necesario, contra las FARC (N. de la R.: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

-Dado que mencionó a China, cambiaré el orden de mis preguntas. La última que tenía prevista era: ¿será éste el siglo chino?

-Mi respuesta es que éste no será el siglo de un país en particular. Primero, porque los cambios se suceden cada vez más rápido. Así que incluso si China se convierte en el "número uno", puede que no dure un siglo en ese lugar de prevalencia. Creo que es demasiado sencillo afirmar que China será la próxima superpotencia o que India lo será. Creo más bien que viviremos una situación con una multiplicidad de superpotencias. No una, sino alianzas o grupos cambiantes de países que, comparadas con su pasado, serán superpotencias.

-Dada esa dinámica, ¿que deberían hacer países como la Argentina, aquellas naciones que no serán las potencias de este siglo, sino que, por el contrario, aún fluctúan entre la segunda y la tercera olas?

-(Suspira). Hasta el grado en que les sea posible, un punto importante que también alcanza a Estados Unidos, sería eliminar todos los sistemas educativos que preparan a los chicos para trabajar en modelos industriales o de factorías. En otras palabras, nuestros sistemas educativos hoy simulan el modelo de las fábricas, en las que los chicos siguen un horario fijo de ingreso y salida, y una rutina al estilo de un trabajo cualquiera, lo que estuvo bien mientras duró la sociedad de masas. Preparamos a los chicos para trabajos que, en su esencia, serán una suerte de línea de ensamblaje aun cuando esos empleos resultarán cada vez más escasos, y no avanzamos hacia una economía basada en el conocimiento individual. Por tanto, es necesario transformar este sistema masivo de educación, algo que será extremadamente difícil de lograr. Es obvio que los sindicatos de maestros se resistirán a estos cambios porque de manera comprensible buscarán proteger sus puestos de trabajo, pero aun así debe darse un replanteo radical de la educación. ¡¿Cómo se combina lo que hoy aprenden los chicos en la escuela con lo que aprenden en Internet o en la calle?!

-¿Hay algún país que siga esta reforma educativa que sugiere?

-No. No aún.

-¿Por qué?

-Bueno, para empezar, porque una de las metas más preciadas de los países en vías de desarrollo es convertirse en sociedades industrializadas. O, como decimos nosotros, pasar de la "primera ola" a la "segunda ola". A demás, muchos de esos países tampoco se han confrontado aún con las nuevas realidades globales. Y a esto se suma que los docentes en casi todos los países están muy bien organizados en sindicatos para proteger sus empleos. Lo comprendo. ¡Mi hermana es maestra! Pero el punto, para mí, es que el modelo en que se mueven es injusto para los chicos. Preparan a los chicos para ayer, no para mañana.

-¿Hay algo en concreto que debería propugnar una reforma educativa para un país como la Argentina?

-No hay una sola respuesta a esa pregunta. Depende de cada país y de cada cultura. Pero todos los países deben tener en claro que los cambios sociales se irán acelerando, los futuros puestos de trabajo requerirán más y más conocimientos y habilidades. Es algo que debe ser aprendido ahora por los chicos, pero que no necesariamente adquieren hoy en las escuelas.
El profeta del mañana

En una entrevista exclusiva, el futurólgo Alvin Toffler afirma que el porvenir sólo está asegurado para quienes desarrollen un pensamiento crítico y aprendan a tomar decisiones veloces. ¿Estamos preparados?

lanacion.com | Revista | Domingo 1 de febrero de 2009

miércoles, 21 de enero de 2009

La Argentina es un país que no puede no tener un futuro maravilloso.

"No es malo que el científico se vaya, entre en contacto con otras formas de trabajo y luego regrese o vengan extranjeros a nuestro país. Lo ideal sería que llegara el día en que la fuga de cerebros dejara de preocuparnos. Cuando tengamos flujo cero (se van unos y vienen otros), el problema estará resuelto", afirma con optimismo el doctor Conrado Varotto, director ejecutivo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) sobre un tema que en amplios sectores de la ciencia y la cultura del país sigue siendo preocupante.

Varotto se basa en décadas de experiencia no sólo como científico, sino, sobre todo, como ideólogo y realizador de los grandes proyectos tecnológicos desarrollados por la Argentina en temas nucleares y espaciales.
Los intelectuales y el país de hoy / Hoy, Conrado Franco Varotto"Lo ideal sería que la fuga de cerebros no nos preocupara"

Cecilia Scalisi

lanacion.com | Cultura | Mi?oles 21 de enero de 2009

jueves, 11 de diciembre de 2008

La eliminación de las AFJP es "como robarle el dinero a la gente"

-¿Cómo debe manejar la Argentina una desaceleración en su crecimiento del 9% en 2007 al 2% o menos en 2009?

-Si ésa es la cifra para 2009, es buena. De todos modos, si se trata de una baja transitoria, yo no cambiaría demasiado el esquema de política, aunque la Argentina tiene varios problemas más allá de esta crisis global.

-¿Cuáles son los principales problemas globales que observa?

-El colapso bancario llevó a la gente a refugiarse en activos superseguros como los bonos del Tesoro de Estados Unidos aun con una tasa de interés muy baja. En la Argentina fue una muy mala decisión del Gobierno tomar los fondos de pensión; eso no podría pasar en los Estados Unidos, donde se espera que el gobierno ayude a los ciudadanos, no como acá, porque esta decisión de eliminar las AFJP es como robarle el dinero a la gente.

-¿No se justifica que el Gobierno maneje esos fondos para prestarlos en medio de esta crisis global que eliminó el crédito?

-Más allá de los detalles sobre esta reforma, me cuesta encontrar la racionalidad de lo que hizo el Gobierno. Si querían prestar, hubieran utilizado otras alternativas o le hubieran dado la opción a la gente para elegir. No creo que se necesitara hacer en términos económicos lo que se hizo.

-Varios economistas creen que la Argentina no puede utilizar una política fiscal expansiva en medio de esta crisis global por haber mantenido un nivel de gasto alto.

-No entiendo muy bien para qué utilizar la política fiscal: la gente paga sus impuestos y el gobierno gasta esos recursos. Al mismo tiempo, sé que al país se le complica emitir deuda por el default que hizo en 2001.

-La otra vía que explora el Gobierno es promover una repatriación de capitales argentinos.

-No me imagino quién podría traer la plata después de lo que hizo el Gobierno con los fondos de pensión. No creo que funcione, porque no se ve que la política económica argentina de los últimos años haya sido buena. Por eso los inversores de Estados Unidos no buscan a la Argentina cuando pretenden un lugar seguro para invertir.

-¿Cómo se puede moderar el impacto de la crisis global?

-Hay medidas que la Argentina podría haber tomado antes. Por otro lado, aunque la desaceleración norteamericana sea negativa, sería peor elegir el proteccionismo comercial.

-¿Qué opina sobre el regreso de las políticas keynesianas?

-Esta estrategia se basa en la idea de que las reducciones abruptas en el flujo del gasto de los consumidores y de los negocios pueden ser compensadas con gasto público para prevenir una depresión. La política monetaria puede ser más efectiva que la fiscal, como lo muestra la estrategia de la Reserva Federal de acumular reservas.

-¿Hay lugar para ambas?

-Sí, pero la política fiscal puede ser más invasiva al plantear la nacionalización de empresas o la compra de acciones en empresas privadas frente a un problema de crédito.

-¿Puede aplicar su teoría de las expectativas racionales para explicar esta crisis global?

-Son parte de un esquema más amplio que afirma que se puede estimular una mayor productividad en el largo plazo a través de la utilización de la política monetaria, pero difícilmente pueda utilizarse para explicar este problema financiero actual.
La mirada externa / Entrevista con el premio Nobel Robert Lucas"La decisión de eliminar las AFJP es como robarle el dinero a la gente"

El economista norteamericano dijo que, por desconfianza, la repatriación de capitales no va a funcionar

lanacion.com | Economía | Jueves 11 de diciembre de 2008