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sábado, 3 de noviembre de 2012

Avance tecnológico: comida rápida, pero saludable

os productos liofilizados pueden volver a su forma y estructura original por adición de agua; su estructura esponjosa permite una rehidratación rápida, de entre dos a tres minutos como máximo. De ese modo, no se requieren sistemas complicados de distribución en frío, se reduce el peso (que es diez veces inferior al inicial) y se mantienen el sabor original, las proteínas y las vitaminas. En suma, se asegura la conservación de una calidad excelente en una amplia variedad de productos, como vegetales, frutas, pescados, carnes, comidas preparadas, café, esencias saborizantes y muchos otros. Además, la facilidad en el manejo reduce notablemente los costos de almacenamiento y distribución. NUEVOS USOS En el caso de los alimentos, las cebollas y ajos, sopas, cafés, entre muchos otros producidos por liofilización, tienen la virtud de recuperar su sabor y textura originales en un alto porcentaje. La diferencia con el producto original está en el trozado de frutas, por ejemplo; así, se asegura que los trozos tengan la máxima superficie de evaporación. En otras palabras: cuanto menor sea el tamaño, mayor será la superficie con relación al volumen. En las sopas liofilizadas, la cebolla, el ajo y otros productos de sabores complejos y delicados vienen en polvo o en trozos pequeños. A pesar de haber sido cosechados a gran distancia, trozados o pulverizados, envasados al vacío y mantenidos en estantes por largo tiempo, conservan intactas sus características (siempre que se almacenen adecuadamente, ya que son sumamente higroscópicos y susceptibles a la oxidación). Sin embargo, una de las mayores desventajas de la liofilización son los costos energéticos, el alto costo de las instalaciones y equipos, y los largos períodos de secado. El INTA, desde el Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA), trabaja en agregar valor en origen y aplicar esta tecnología para obtener productos altamente competitivos en la escala local e internacional, con la identidad "Marca Argentina", para contribuir al desarrollo territorial. Las líneas responden al estudio de raciones para obtener un producto alimenticio de bajo peso neto, fácil de transportar y manipular, con una vida útil de 18 meses a tres años, que proporcione en forma balanceada las calorías y nutrientes necesarios para un individuo. Si bien los alimentos liofilizados están destinados tradicionalmente a operaciones militares y emergencias masivas, es importante subrayar que también pueden resultar un beneficio para toda la comunidad.

martes, 26 de junio de 2012

Iniciativa para detectar cuatro sigilosas enfermedades hepáticas

Las cuatro enfermedades hepáticas más frecuentes en la población -las hepatitis B y C crónicas, y la esteatosis hepática (grasa en el hígado) por obesidad o ingesta excesiva de alcohol- son sigilosas como la crecida de la marea y sólo dan señales cuando su avance deteriora el hígado hasta un punto en que pueden poner en riesgo la vida del paciente. Lo singular del caso, y lo que inquieta a los médicos, es que las cuatro son controlables. La hepatitis C incluso puede llegar a curarse... "Sabemos mucho de estos trastornos, pero con frecuencia no podemos llegar a aplicarlo porque la consulta es tardía -lamenta el doctor Hugo Fainboim, jefe del Servicio de Hepatología del Hospital Muñiz-. Por eso queremos llegar a la comunidad para que se sepa que todos podemos padecerlas sin darnos cuenta y que, tomados a tiempo, estos trastornos tienen tratamiento." Las cuatro condiciones desembocan en la fibrosis, un proceso que distorsiona la estructura del órgano. Ssi se interviene precozmente, puede revertirse, pero si se las deja avanzar, desembocan en la cirrosis en forma asintomática. Fainboim y su equipo iniciaron ayer una campaña que se prolongará hasta el 6 de julio y durante la cual intentarán detectar estos casos silenciosos con una batería de exámenes muy específicos. Realizados en alrededor de tres horas, permitirán trazar un diagnóstico certero y actuar en consecuencia. Los interesados deben asistir entre las ocho y las 14, con ayuno de doce horas, a la entrada principal del hospital (Uspallata 2272), donde personal identificado con remeras alusivas los acompañará hasta la Sala 4. Allí, tras una entrevista con el médico y después de firmar un consentimiento informado, se les practicará un control completo que incluye análisis para detectar los virus B y C, hepatograma y medición de insulina en la sangre. También se les tomará una ecografía y un elastograma hepático. Este último es un estudio que mide la dureza del hígado o, en la jerga médica, la fibrosis hepática. Lo hace emitiendo ondas que se desplazan más rápido o más lento de acuerdo con la rigidez del tejido que encuentran a su paso. En ciertos casos, puede reemplazar a la biopsia. "Contamos con inmunizaciones tanto para la hepatitis A como para la B -cuenta el especialista-. En el caso de la primera, desde que se implantó el plan de vacunación disminuyeron abruptamente los casos, tanto en niños como en adultos, y prácticamente se redujeron a cero los trasplantes de hígado por esa causa. En cuanto a la segunda, a pesar de la vacuna, seguimos viendo muchísimos casos agudos y también portadores crónicos, porque la población todavía no está totalmente cubierta. Esta se da obligatoriamente en recién nacidos, pero el grueso del contagio es sexual, por lo que la infección aparece después de los 13 o 14 años." Aunque no hay cifras locales, se calcula que en la Argentina entre un 20 y un 30% de la población adulta tiene "hígado graso" (o esteatosis hepática). Es por el crecimiento del sobrepeso y la obesidad (especialmente la localizada en el abdomen o central), la vida sedentaria, los bajos niveles de colesterol "bueno" (HDL) y la resistencia a la insulina, una constelación de factores de riesgo conocido como síndrome metabólico. "Normalmente, el hígado pesa alrededor de un kilo y medio -explica Fainboim-. En las esteatosis, el único síntoma que uno puede advertir es que siente un peso en un costado. Cuando viene un paciente, y dice: «Tengo un peso acá», ya se piensa en la esteatosis hepática. Pero los síntomas importantes aparecen cuando la enfermedad está muy avanzada. Con cirrosis [etapa final de la fibrosis], la persona puede adquirir un color amarillo o desarrollar várices esofágicas, por ejemplo. Es importante destacar que la grasa en el hígado tiene dos efectos: por un lado, provoca fibrosis y, por otro, los lípidos que salen del órgano tienen mayor poder aterogénico [mayor tendencia a depositarse en las arterias]. Por eso, tener hígado graso es un factor más de riesgo cardiovascular." Tampoco existen precisiones acerca del número de pacientes afectados por las hepatitis B y C, pero se calcula que entre un 2 y un 3% de los argentinos debe ser portadores del virus C (alrededor de 800.000 personas), y que puede haber unos 400.000 portadores crónicos de hepatitis B. Ambas se transmiten como el VIH: por vía perinatal (de madre embarazada al hijo recién nacido), sexual o parenteral (por la sangre y derivados). Alcohol e hígado, sociedad mal avenida Es sabido que un consumo excesivo y crónico de bebidas alcohólicas conduce a la cirrosis, una enfermedad degenerativa que culmina en la insuficiencia hepática. Pero lo que no es tan conocido es que no es necesario llegar a tanto para causarle daño al hígado. Según el doctor Hugo Fainboim, hepatólogo del Hospital Muñiz, "hay una gran diferencia entre la cantidad de alcohol que puede embriagarnos, o hacernos perder el control, y la que lesiona al hígado. Son suficientes 60 gramos diarios de alcohol, la cantidad que uno ingiere con medio litro de vino, para que el órgano empiece a acusar el golpe".

lunes, 14 de mayo de 2012

Los efectos dramáticos de las finanzas europeas

ROMA/ATENAS (DPA).- Desempleado desde hace meses, un albañil de 56 años padre de cuatro hijos se quitó la vida en Nápoles. En Cerdeña, un pequeño empresario de la construcción puso fin a su miseria tras tener que despedir a sus propios hijos. En Italia, apenas pasa un día sin que se conozca un suicidio que tiene como trasfondo el endeudamiento y la crisis económica. Son sobre todo pequeños empresarios del próspero norte de la tercera economía europea los que no encuentran otra salida. Algo parecido ocurre en Grecia, donde la tasa de suicidios aumentó dramáticamente en los últimos años. En ninguno de los dos países hay estadísticas concretas sobre las causas de los suicidios. Pero aun cuando no hay cartas de despedida, el aumento de este tipo de muertes -de un 20% en ambos países- es un barómetro de la crisis. Los empresarios se ven obligados a esperar que las endeudadas administraciones les paguen por sus servicios o mercancías. Entonces, no pueden pagar sus créditos. En Grecia, la presión fiscal aumentó considerablemente, al igual que el desempleo en medio de la recesión. Y son muchos los que se ven sometidos ahora a la presión del gobierno para que paguen los impuestos que deben. En Italia, la asociación de contribuyentes Federcontribuenti recurrió a la fiscalía por esta "masacre social": quieren que se investiguen las causas sociales de decenas de casos de suicidio desde principios de año. Sólo en Génova hubo un 5% más de suicidios en estos cuatro meses que en el mismo período del año pasado. En Grecia, "la cifra de suicidios creció alrededor de un 20% en los últimos tres años", dijo el psiquiatra Vassilis Kontaxakis. En tanto, el ministro de Salud, Andreas Loverdos, habló hace semanas de un aumento de hasta el 40%, aunque no es fácil saber si es sólo por la crisis financiera.

sábado, 28 de abril de 2012

Alcohol, drogas y sexo: una combinación frecuente y peligrosa en la adolescencia

La sexualidad adolescente inquieta. Explosiva y pasional, inaugura el intercambio activo entre los 13 y los 14 años en los varones y entre los 14 y los 15 en las mujeres. Una encuesta conjunta de Unicef y la Fundación Huesped encontró que el 60% de los adolescentes de 14 a 19 años inició su vida sexual antes de los 15 años. También halló que el uso de preservativos en la primera relación es alto: el 89% de los encuestados confesó haberse iniciado con protección. Buen comienzo. Pero no todas las noticias son tan optimistas. Según los datos aportados por esta encuesta, la utilización de preservativos se mantiene constante en el 69% de los consultados hasta los 18 años, cuando la cifra de cuidados se precipita. ¿Por qué? "El no uso de preservativo se asocia a una pareja considerada ´estable´ o ´confiable´, dice el informe de Unicef. Y la doctora Mabel Bianco agrega: "Alrededor de los 18 años muchas chicas empiezan a tomar anticonceptivos porque entablan relaciones que ellas consideran más estables, aunque la estabilidad puede significar que están juntos unos meses. Como el miedo es al embarazo y no al contagio de enfermedades, abandonan los preservativos. Además, es habitual que sus parejas sean mayores y se resistan a usarlos. Cuanto mayor es el hombre, menor es la posibilidad que tienen las mujeres de imponer sus propias condiciones". Un informe del Allan Guttmacher Institute describe otro costado del fenómeno: "Cuando se pregunta a las mujeres sexualmente activas que no quieren quedarse embarazadas la razón por la cual no usan un método anticonceptivo, la respuesta más común es que tienen relaciones sexuales con muy poca frecuencia-lo que sugiere una falta de comprensión del riesgo que tienen de un embarazo no planeado. La siguiente respuesta más común es que no les gustan los efectos secundarios o riesgos percibidos para la salud asociados a los anticonceptivos modernos, lo que sugiere la necesidad de servicios que proporcionen una amplia gama de opciones anticonceptivas". A la falta de consciencia sobre la necesidad de protegerse se suma en un número creciente de adolescentes, la explosiva combinación de alcohol, drogas y sexo. "El sexo no cuidado viene asociado al descontrol y las chicas que se pasaron con una borrachera al otro día no saben lo que hicieron", revela la doctora Bianco. La anticoncepción de emergencia es una alternativa capaz de detener el tsunami, pero como su nombre declama, resuelve emergencias eventuales. Ningún profesional, ni aún quienes defienden su utilización, la recomienda como una estrategia anticonceptiva regular. Aún así, hay adolescentes que a la mañana siguiente no tienen registro de la necesidad de recurrir a él. Sencillamente perdieron el control de la situación. "En el conurbano bonaerense y en las zonas de mayor pobreza es muy pesada la circulación de drogas. En los sectores medios y altos son las fiestas y pre-fiestas las que introducen sustancias ilegales y esa otra droga tan aceptada pero que también es adictiva y destructiva: el alcohol". El resultado del sexo desprotegido no es muy difícil de predecir. EMBARAZOS PREDECIBLES De acuerdo con los datos de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud, organismo bajo la órbita del Ministerio de Salud de la Nación, el 32,47% del total de los nacimientos -700.000 anuales- corresponden a menores 20 años. En general son chicas biológicamente fértiles pero emocionalmente resistentes a convertirse en el sostén, espejo y nido que requiere el nacimiento de un hijo. En muchas, especialmente entre los sectores populares, el embarazo es una elección. Un estudio de la investigadora Juliana Marcús publicada en la Revista argentina de sociología, analizó a las jóvenes y adolescentes de barrios populares del conurbano bonaerense y zonas deprimidas del interior del país y encontró que las pocas posibilidades de realización laboral y la expulsión temprana del circuito educativo impone a la maternidad como la única vía de afirmación y realización personal. "Muchas veces los embarazos no son planificados ni buscados por estas jóvenes mujeres y la maternidad es una aceptación resignada del destino inherente al ser mujer", señala. Las mujeres de los sectores medios y altos, en cambio, asocian en menor grado el logro y la felicidad femenina con la maternidad, tendencia más acentuada cuanto más jóvenes, instruidas y activas son. Pero más allá de vocaciones y mandatos, el "accidente" sigue siendo una de las vías más transitadas de llegada a un embarazo inesperado: "Como nunca había tenido un atraso pensé que el método de terminar afuera servía, hasta que un día no me venía.tuve 10 días de atraso, me hice un test y me dio positivo", comenta Marcela, de 17 años, en un encuentro organizado por la Red Nacional sobre salud y derechos sexuales. "No sabía que hacer", continúa, "consulté a una amiga, en Internet y decidí abortar pero no me animé, así que ahora estoy continuando con el embarazo.", dice, con resignación. Un embarazo ajeno a todos los planes personales es una situación límite. El mundo interno se quiebra. Las coordenadas sobre las que descansa la vida se tuercen. Los miembros de la pareja se cruzan culpas como dardos. Cuando la pareja fue apenas ocasional, crece el resentimiento y se agudizan los miedos. El sentimiento de irreversibilidad aprisiona. Embarazos sostenidos involuntariamente implican el nacimiento de un hijo incómodo que nadie quiere o puede sostener emocionalmente. Gana la vida, sí, pero la ausencia de un deseo que funcione como cuna simbólica previa al nacimiento, deja marcas. La maternidad es un proceso psicoafectivo que exige presencia y energía física y emocional. Hay que estar dispuesto. Porque aún para quienes sienten el deseo de ser madre, tendrían que tener presente que este deseo no es sinónimo del deseo de tener un hijo, como discrimina el psicoanalista francés Serge Levobici. Y para las adolescentes, un hijo, en general, significa sentirse arrancadas de su tiempo e instaladas en el futuro, salto que tiene un precio alto que tarde o temprano pagan todos. Aún cuando no sienten el deseo de ser madres, tampoco el deseo de hacerse cargo de un hijo, o ni siquiera aparece la asociación entre sexualidad y maternidad potencial, los embarazos se producen. La biología cumple su ritmo. El 29% de las adolescentes de 14 a 19 años estudiadas por Unicef y la Fundación Huésped confesó "haber estado embarazadas, pero declararon no haber tenido ningún hijo".

sábado, 7 de abril de 2012

Crecen un 30% las consultas por tecnoadicciones

Por Evangelina Himitian | LA NACION
El vacío. El fin de todo lo conocido. La principal razón de un mal humor incontrolable. Así vivieron muchos usuarios de celulares la falla técnica de Movistar, que el lunes último dejó 16,7 millones de celulares incomunicados. El efecto fue más allá de las horas que duró la interrupción del servicio.

Además de los inconvenientes puntuales, miles de usuarios comprobaron que ese aparatito ejerce un poder impensado sobre ellos. Suelen llevarlo consigo a reuniones y no lo abandonan ni cuando salen a correr. No los incomoda usarlo en el baño ni que sea lo último que consultan antes de dormir. Es que el celular se convirtió en el eje de una forma de relacionarse con el mundo, y también en la raíz de un efecto que algunos especialistas se atreven a llamar el "síndrome de abstinencia de la hiperconectividad".

En casos extremos se traduce en insomnio, mal humor y en una enfermiza necesidad de chequear todo el tiempo si el sistema había vuelto a funcionar. No es para menos. En el último año se incrementaron en un 30 por ciento las consultas sobre tecnoadicciones, según confirmó a LA NACION el jefe de la Clínica de Adicciones del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), Pablo Simone.

¿Existe tal cosa como la adicción al celular? Sí. "En los últimos tiempos creció en forma exponencial la consulta por tecnoadicciones, y el celular va a la cabeza. Siempre tiene que ver con personalidades adictivas, pero la comunicación que ofrecen los nuevos equipos tecnológicos tiene un poder adictivo mucho más fuerte", explica.

El especialista distingue entre los adictos al celular -aquellos que necesitan un tratamiento para poder controlar su patología- y aquellos que por estos días descubrieron que tienen una dependencia afectiva con el equipo. Ambos experimentaron una sensación de vacío, de incomunicación, cuando el sistema salió de funcionamiento.

Quienes recurren a ayuda de profesionales para superar esta adicción se someten a una terapia que intenta llevarlos a reencauzar el uso del celular, a limitar la cantidad de veces que se chequean llamadas y redes sociales por hora, a abandonar el hábito de llevarlo siempre en la mano, de ponerlo siempre sobre la mesa y de levantarlo y usarlo para gesticular. La combinación de teléfonos inteligentes y redes sociales es lo que torna más adictivo al dispositivo, explican los especialistas.

El año último pasará a la historia de la industria celular local como el del gran despegue de los smartphones , explica Enrique Carrier, director de la consultora de telecomunicaciones que lleva su apellido. "Los despachos de esos equipos superan un 124%, para llegar a la impresionante cifra de casi 2,5 millones de unidades", dice. Esto significa que uno de cada cuatro celulares que se venden hoy en día son smartphones .

Algunos ya se atreven a llamarlos s ocialphones, porque el principal uso que sus dueños les dan a estos equipos es la conectividad en las redes sociales. "Evidenciaron lo importante que resulta para los usuarios estar siempre en la Red, no perderse nada", dice Carrier.

En cuanto a Twitter, uno de cada tres usuarios se conecta a diario, contra dos de cada tres personas que se conectan desde un equipo móvil. "El celular puede despertar una forma de amor. Tiene un potencial adictivo muy fuerte por la inmediatez que ofrece. Además, porque es un aparato que nos comunica y no replantea, no señala una falta, no nos confronta con nosotros. "Simplemente nos conecta rápido con otros, nos obedece", asegura Simone.

ABSTINENCIA

Fueron sólo unas horas. Tiempo suficiente para que Carolina, de 34 años, se asomara a la desesperación. De pronto, los mails dejaron de llegar. Facebook no tenía actualizaciones, no había nadie en Twitter y, lo que era peor, nadie llamaba ni contestaba a sus llamadas. Esto ocurrió el lunes pasado con los usuarios de la empresa Movistar.

Resultaba difícil imaginarse cómo sería un día de nuestras vidas, hace apenas unos cinco años.

"La conectividad permanente que generan los smartphones promueve la fantasía de la presencia -asegura la socióloga Ana Wortman, investigadora del Instituto Gino Germani-. Nadie está ausente ni lejos, no tengo que esperar para tomar una decisión. La velocidad de la información habilita a tomar decisiones que tienen consecuencias en lo inmediato. De ahí que consultores, ejecutivos, empresarios, emprendedores diversos han configurado un modo de ser trabajador, un modo de producir para los cuales los smartphones son imprescindibles."

La coordinadora del Centro de Asistencia, Capacitación e Investigación de Socioadicciones (Cacis), Alejandra Cattán, explica que, en ocasiones, la hiperconexión exagera la comunicación virtual a costa de los vínculos presenciales. "En definitiva, se está más aislado; mucha gente está conectada las 24 horas. De allí, el vacío", afirma

sábado, 24 de marzo de 2012

Alimento, salud y ambiente

l alto consumo de carnes vacunas en nuestro país ha sido motivo de estudios médicos de gran importancia, particularmente en los Estados Unidos, la Unión Europea y también en nuestro país. En general, los médicos han recomendado mesura en el consumo de carnes, proceso que ha venido ocurriendo al punto tal que los 90 kilos de consumo de la especie vacuna por habitante de la década del cuarenta, se han reducido a poco más de 60 kilos y aún menos en la actualidad, con motivo de la disminución de la producción motivada por la nefasta combinación de la política oficial y la sequía de los años 2008 y 2009.

Una reciente publicación de Archivos de Medicina Interna, perteneciente a la Asociación Médica Americana, se refiere a la diferencia existente entre la carne vacuna producida con alimentación de pastos y la correspondiente a la producción en corrales, con alimentación basada principalmente en soja y maíz. En general, los estudios coinciden en que la composición de la dieta humana de origen pastoril compuesta por ácidos grasos omega 6 y omega 3 en una relación inferior a 4, es beneficiosa, en tanto que los animales alimentados con granos muestran una relación al parecer inconveniente del orden de 20. A favor de la alimentación pastoril se añade que su consumo estimula la reducción del colesterol en un proceso virtuoso desde el punto de vista de la salud humana.

Los estudios y sus consecuencias no terminan aquí; por el contrario, la producción vacuna pastoril, por la condición rumiante de la especie, da lugar a una fermentación digestiva con fuerte emisión de metano, uno de los componentes más indeseables para la consecución de un balance ecológico global. Por otra parte, existen estrategias de alimentación pastoril que mitigan estas emisiones. Otras producciones pecuarias, la porcina y aviar, por su condición monogástrica, dan lugar a emisiones de metano muy inferiores.

Nuestro país tiene ambas producciones, ya sea la variante pastoril como la producción en feedlots , con predominio de aquella, que representa los dos tercios del total, con tendencia a decrecer por la vertiginosa expansión de los cultivos granarios. El proceso de crecimiento de los corrales se desarrolló con gran ímpetu en los Estados Unidos a partir de la década del 40, cuando los pastizales no alcanzaron como aquí a abastecer la alimentación del ganado, cada vez más demandado por el consumo doméstico y más tarde, por la exportación. Lo mismo está sucediendo en Brasil, Australia, Canadá y en general en las naciones ganaderas. Entre nosotros, el mencionado crecimiento resultó incentivado por subsidios otorgados a los corrales de engorde, un procedimiento desaconsejable, por su afectación al gasto público y opacidad administrativa, y que, además, ha dejado a los productores un saldo impago hasta hoy de 600 millones de pesos.

Como se advierte, el sistema productivo de carnes vacunas tiene variantes a las que se suman otras consideraciones, como sus costos, el paladar de los consumidores y otros más. Lo aquí sintéticamente expresado respecto tanto de la salud como del ambiente requerirá mayor conocimiento de parte de los consumidores y de continuados estudios de los organismos públicos relacionados con tan importantes materias.

martes, 20 de marzo de 2012

No es fácil evadir los controles hospitalarios

Por Nora Bär | LA NACION
La historia de los enfermeros uruguayos que asesinaron a decenas o centenares de pacientes parece un sórdido remedo de las tramas de Agatha Mary Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie, en cuyas novelas el asesino frecuentemente actúa administrándole veneno a su víctima. Casualmente, durante la Primera Guerra Mundial, Christie fue enfermera y trabajó en un dispensario de la Cruz Roja...

Pero las coincidencias terminan allí, porque sus personajes actúan sin testigos ni detallados registros que cumplir. En cambio, el ámbito hospitalario está fuertemente controlado. Es difícil actuar durante largo tiempo "por debajo de los radares".

"La administración de medicamentos está perfectamente protocolizada -afirma María Concepción Chambi, jefa de Enfermería del Hospital Británico, que confiesa estar «consternada»-; nunca damos algo que no esté indicado por el médico." Es más, aunque la morfina es un analgésico de uso habitual para calmar el dolor posquirúrgico y durante los tratamientos de cuidados paliativos, entre otros usos, dice que no sabría qué dosis sería letal. "Cuando surge alguna duda -afirma-, el procedimiento de rutina es consultar con el Comité de Seguridad del paciente."

Miguel Blasco, subjefe de Terapia Intensiva del mismo hospital, explica que por sí sola la cantidad de este opioide que se utiliza no basta para despertar sospechas. "Ocurre que todo depende de la idiosincrasia de cada paciente -dice el especialista-. La dosis que a uno le calma el dolor a otro puede sedarlo y a otro, provocarle depresión respiratoria. Inciden su metabolismo, la función hepática y renal y también la forma de administración. La misma cantidad que, diluida, puede no causar daño, «en bolo» [de una vez] puede provocar hasta paro respiratorio. Además, es diferente su efecto si el paciente ya venía utilizando la droga o si la recibe por primera vez."

Inyectar aire, otra de las estrategias mencionadas, puede provocar embolia gaseosa (obstrucción de las arterias), pero no basta con dos o tres mililitros: se requieren valores muy altos. "Si el aire se inyecta en forma endovenosa y todo junto, puede provocar la muerte en minutos", explica Blasco.

La lidocaína, aparentemente detectada en una autopsia, es un anestésico de uso corriente en odontología, pero a veces puede emplearse como antiarrítmico. "En ese caso -explica Blasco-, exige cierto cuidado porque puede hacer que la frecuencia cardíaca baje demasiado." El especialista, sin embargo, coincide en que este tipo de irregularidades son verdaderamente sorprendentes, porque en los hospitales los controles son constantes y las indicaciones farmacológicas se revisan varias veces por día. "Hay muchas barreras que sortear -detalla-: el supervisor, el encargado de sala... Es más, normalmente la medicación se prepara a la vista de todos. Y en terapia intensiva, si algo no funciona como corresponde, inmediatamente suenan las alarmas."

"Los enfermeros tenemos que cumplir con lo que conocemos como «la regla de los cinco correctos»: medicación correcta, paciente correcto, dosis correcta, vía correcta y horario correcto -coincide Diego Rivero, encargado de enfermería del Hospital Universitario de la Fundación Favaloro-. Cada vez que aplicamos un fármaco verificamos cada uno de estos factores."

Como los médicos, los enfermeros pronuncian al recibirse el juramento hipocrático. Una de sus cláusulas dice: "Tendré absoluto respeto por la vida humana".

sábado, 18 de febrero de 2012

Israel abre el debate sobre los trasplantes

Por Sebastián A. Ríos | LA NACION
Cuando médicos de la Fundación Favaloro preguntaron a quienes estaban siendo evaluados para recibir un trasplante si ellos donarían sus órganos, sólo el 23% respondió afirmativamente. El resto reconoció que no donaría, aun cuando estaban viviendo en carne propia que su salud -y quizá su vida- dependiera de la decisión altruista de quienes aceptaron ser donantes. La clave es: receptores de órganos que no donan.

Esa es la paradoja que ha llevado a Israel a implementar una nueva normativa para el trasplante de órganos que asigna prioridad en la lista de espera a quienes previamente han expresado su voluntad de ser donantes. Así, Israel se ha convertido en el primer país del mundo en introducir una variable no médica en la ecuación que permite determinar quién recibirá un órgano para trasplante.

Los primeros resultados están a la vista: durante las 10 semanas que duró la campaña de información acerca de la nueva ley -que entrará en vigencia plena este año- 70.000 personas se registraron como potenciales donantes, cuando lo habitual son 3000 por semana. La campaña tuvo incluso un impacto sobre los familiares de los fallecidos, que deben expresar su consentimiento para que los órganos del ser querido sean donados: en 2011 se incrementaron un 60% los trasplantes en Israel.

La nueva ley también asigna prioridad a familiares directos de personas que han donado sus órganos o que han firmado el consentimiento de donación, y a quienes han donado en vida (riñón o hígado). Para éstos, además, la ley establece "compensaciones": cubre 40 días de remuneraciones no percibidas, junto con otros gastos asociados a la donación.


La nueva ley -gestada tras años de deliberación entre médicos, bioeticistas, religiosos, legisladores y expertos en trasplantes- tiene defensores y detractores, y reaviva el debate en torno a la siempre vigente necesidad de aumentar el número de donantes.

La Argentina, que alcanzó en enero su récord histórico de trasplantes -cuatro por día-, no está ajena, reconoció el doctor Carlos Soratti, presidente del Incucai. "Es un tema que se viene debatiendo, pero que nosotros no compartimos. Sostenemos que no se debe condicionar el acceso a la lista de espera o el acceso a un órgano para trasplante por actitudes o decisiones de la persona o de su grupo familiar."

Para Soratti, "el condicionar la asignación de órganos a una decisión voluntaria del paciente es una especie de chantaje del Estado. Es como decirle a la gente que sólo va a recibir un órgano si es donante... El sistema de donación y trasplante debe sustentarse en un principio de solidaridad, altruismo y, sobre todo, de equidad en el acceso".

Y agregó: "El número de donantes está más determinado por el grado de desarrollo de la organización sanitaria intrahospitalaria que por cualquier otro factor. Hay hospitales con 20 donantes por año y en otros, de similar complejidad, ninguno. Está demostrado que la decisión está muy influenciada por el grado de convicción y la actitud del personal de salud, en la medida en que ayudan a la familia a transitar por esa situación".

Otros expertos presentan opiniones favorables a la decisión de Israel. "Es una propuesta muy interesante que surge de la gran necesidad de concientizar a la sociedad acerca de la importancia de donar órganos y tejidos para trasplante. Creo que la forma en que se encaró en Israel fue muy seria, involucrando a los diferentes actores, y debería tener un impacto positivo", opinó el doctor Alejandro Bertolotti, jefe de Cirugía Torácica General del Hospital Universitario Fundación Favaloro, y añadió: "Es importante señalar que los parámetros médicos del paciente primarán sobre el beneficio que se le asignará a un paciente que haya expresado su voluntad de donar previamente". A su vez, el doctor Mario Sebastiani, integrante del Comité de Bioética del Hospital Italiano opinó: "Me parece muy atractiva esta nueva modalidad, que, como el resto, deberá tener su rodaje, su crítica, su análisis y, por sobre todas las cosas y en términos bioéticos, no ser coercitiva".

La pregunta que se plantea es: ¿Es pensable su aplicación en nuestro país? "La idea de trasplantar modelos de una sociedad a otra es un pasaporte al fracaso. Me parece atractiva, pero habrá que seguirla de cerca para ver cómo funciona", consideró la doctora Mónica Banchero, coordinadora hospitalaria de trasplantes del Centro de Bioética del Italiano.

viernes, 17 de febrero de 2012

Los argentinos, víctimas de los males crónicos

Por Nora Bär | LA NACION
Si sólo fuera por la biología, los seres humanos tendríamos una expectativa de vida de poco más de 30 años. Sin embargo, los avances sociales y terapéuticos de los últimos dos siglos permiten que hoy vivamos mucho más. En el caso de los argentinos, alrededor de 76 años, en promedio, una cifra dos veces y media mayor.

Pero este logro, que merece celebrarse, presenta problemas y retos sin precedente para los individuos y el sistema de salud: "Somos algo así como «víctimas del progreso» -dice Federico Tobar, investigador principal del programa de salud del Cippec-. Sobrevivimos a las enfermedades transmisibles, vivimos más, pero nos exponemos a factores de riesgo que nos predisponen a padecer enfermedades crónicas que tienen un alto costo social e individual".

Tobar, Sofía Olaviaga y Romina Solano son autores de un informe que analiza, precisamente, el desafío de qué hacer frente a los males crónicos asociados con la vejez y los hábitos nocivos -como el sedentarismo o la obesidad-, que degradan la calidad de vida y exigen otras modalidades de atención de la salud, basadas en la promoción y la prevención.

Sobre las defunciones de 2010, que fueron 308.602 en todo el país, 163.294 fueron por enfermedades no transmisibles, dice Tobar. Entre ellas, las primeras son las cardiopatías, con un 25,6%, seguidas por los tumores malignos (19,9%) y las enfermedades cerebrovasculares (6,6%). En las provincias más ricas, las enfermedades cardiovasculares, tumores y padecimientos respiratorios explican casi el 80% de las muertes."

Segúnel investigador,estas dolenciasy otras, como la diabetes y los males respiratorios,no sólovan en aumento (porque crece su prevalencia mientras disminuye la incidencia de las infectocontagiosas), sino que, cuando se consideran indicadores epidemiológicos más complejos (como el de "años de vida perdidos por muertes prematuras"), su peso es mucho mayor y triplican al originado en causas perinatales, maternas y enfermedades transmisibles, tanto como al de las muertes violentas (accidentes, suicidios y homicidios).

"A medida que la población envejece, aumentan o se agravan las enfermedades crónicas -dice Tobar-. Y lo mismo ocurre con los costos asociados. Si no se logra influir sobre los individuos para que asuman comportamientos saludables, la situación se torna insostenible porque aumenta el riesgo de gastos catastróficos para las familias. "

Según el investigador, hacen falta respuestas diferentes porque las acciones que nos llevaron a superar las enfermedades transmisibles no tienen la misma efectividad en la no transmisibles. No hay vacunas ni antibióticos ni tratamientos de corta duración. Es imprescindible que el paciente cambie su estilo de vida y que el sistema de salud asuma funciones diferentes.

Para el doctor Sebastián Laspiur, director del Programa de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de la Nación, "el sistema brinda una respuesta adecuada frente a una descompensación o un infarto, pero no resuelve el cuidado longitudinal de las personas".

"Estamos promoviendo en todas las jurisdicciones la reorientación de los servicios de salud para hacer más accesible y de mayor calidad la prevención de enfermedades crónicas y el control de los pacientes con factores de riesgo", dice Laspiur. Entre estas medidas, figuran una hoja de seguimiento, guías de práctica clínica para equipos de atención primaria (de diabetes, cesación tabáquica, manejo del riesgo cardiovascular).


AMENAZA SILENCIOSA

Uno de los principales obstáculos que conspiran contra la prevención y el adecuado control de las enfermedades no transmisibles es que son trastornos silenciosos: no dan síntomas hasta que se encuentran en una etapa avanzada de su evolución.

"Esto hace que uno de los grandes problemas sea la baja adherencia de los pacientes -subraya Laspiur-, especialmente en centros donde no hay turnos programados. Los males crónicos requieren que seamos enfermos más activos, más informados. Por eso estamos implementando registros de seguimiento, como un carnet para diabéticos e hipertensos que los ayude a acordarse de los controles que les van pidiendo... El paciente tiene que permanecer dentro del «radar» del sistema de salud para que, si no asiste, suene una señal de alerta. Son cambios profundos."

No es ésta la modalidad que se traduce en los balances de gastos actuales del sistema sanitario. Según el informe de Cippec, en el sector público mientras la prevención y regulación representa un costo per cápita mensual de alrededor de $ 15, la atención insume $ 167.

La inercia del sistema de salud y de las tradiciones de la comunidad médica no es eficaz para modificar hábitos, y esto probablemente explique por qué la situación, en lugar de mejorar, empeora: según la última encuesta nacional de factores de riesgo, el sedentarismo subió del 47 al 53%, el consumo de frutas y verduras sigue siendo bajo (en todos los estratos sociales) y la obesidad se incrementó en un 4% (del 14 al 18%).

ANTICIPARSE A LA ENFERMEDAD

"Esto no sólo depende del nivel socioeconómico -dice Laspiur-. Los argentinos consumimos dos porciones de frutas y verduras por día, cuando lo recomendado son cinco. Y no hay una diferencia muy ostensible entre los que ganan más y menos. Sabemos que los comportamientos tienen que ver no sólo con decisiones individuales, sino con los entornos sociales y físicos. Por eso promovemos los quioscos saludables en las escuelas, la disminución del contenido de sal en los alimentos procesados y la eliminación de grasas trans."

Para Tobar, la mayor dificultad para enfrentar esta situación es la fragmentación del sistema de salud local. "Hay una disolución de responsabilidades -explica-: muchos actores, pero sin un responsable primario. Las provincias se ocupan, los municipios se ocupan, la Nación se ocupa... Hay duplicación de respuestas, pero también discontinuidad del cuidado. Como el tejido de Penélope, cada jurisdicción o servicio empieza todo de nuevo. Y ni siquiera la gratuidad garantiza resultados: incluso con el plan Remediar, que asegura la provisión de antihipertensivos y antiglucemiantes orales, los hipertensos reciben en promedio cuatro tratamientos anuales, y los diabéticos cinco. No se recorre ni la mitad del camino."

Y concluye: "También es fundamental responsabilizar a los profesionales por el cuidado de la población que tienen a su cargo. En lugar de quedarse en el consultorio a la espera del paciente, el equipo de salud tiene que salir a anticiparse a la enfermedad".

Andrés Perciavale: mundo espiritual

Por Any Ventura |
En una época de tanta frivolidad, de tanta necesidad de mostrarse y de mostrar, un encuentro con Andrés Percivale es un bálsamo, una oportunidad para reflexionar. Este hombre de 72 años tiene una larga trayectoria, interesante por donde se la mire. Estudió Arquitectura, fue un periodista exitoso, cubrió guerras, entrevistó a admirados y a admirables personajes y desde hace tiempo y de a poco fue dejando su trabajo exterior para empezar un camino interior, espiritual. Lo elocuente de él es que nunca se coloca en el lugar del que domina el saber, no quiere dar cátedra, no es dogmático, no se siente dueño de ninguna verdad. Su cuerpo, su mente y su espíritu están al servicio de crear empatía con el otro. Percivale conserva intactas las virtudes, los encantos que lo hicieron tan atractivo, tan querible y tan querido por el gran público, que distinguía entre esos encantos una bellísima y cálida voz y una risa notablemente contagiosa. Hoy sus encantos perduran: esa risa y esa voz suenan tan juveniles como cuando conducía Telenoche junto con Mónica Cahen D'Anvers. Nunca se pierde por las ramas, mantiene con cuidado el hilo de la conversación. Uno diría que, más allá de su eterna simpatía, detrás de Andrés Percivale se esconde una persona sumamente obsesiva, estricta y sistemática. Lo que no se esconde es la belleza que lo ha caracterizado siempre. De joven bello, hoy es un adulto atractivo, multifacético, sabio y entrañable.

Hace un año le detectaron un cáncer de pulmón; según los últimos estudios, el tumor ha desaparecido. Además de sus clases de yoga, está entusiasmado con su participación en Mix, una obra de teatro actualmente en cartel en la calle Corrientes.

-Uno no es lo que le pasa, es aquello que hace con lo que le pasa. ¿Estás de acuerdo con este concepto?

-Totalmente. A propósito, te quiero contar algo que me pasó. Yo tenía que irme a Italia de paseo con un grupo de amigos. Uno de ellos me llama y me dice que otro de estos amigos se había enfermado, había tenido un ACV, entonces decidí quedarme acá. Ok, me quedo acá, y me digo: tengo quince días para organizar algo. ¿Adónde voy? Y me acordé de Puiggari, un lugar del cual me había hablado tanta gente. Cuando llego, de rutina [lo subraya] te hacen un análisis de sangre, uno de orina y una placa de tórax. Yo postergué esto último todo lo que pude, hasta que finalmente me la hice. Y el último día, el médico me dice: "Usted tiene un tumor en el pulmón derecho, aquí arriba." Me quedé duro, me quedé sin palabras. Salgo de esa oficina y me encuentro con el pastor del Centro Adventista de Vida Sana, que me dice: "Mirá, Andrés, vos tenías que ir a Europa, se enfermó uno de tus amigos y suspendiste. Pudiste venir acá, y acá descubrimos esto. ¿No te parece que la Providencia está de tu lado?" Cuando el médico me dijo: "Usted tiene un tumor", yo pensé: "Qué maravilla esta medicina, las cosas que descubre." Pero la palabra del que me dijo esto es para bien, vas a vivir, esa palabra del alma, fue la de este pastor: "La Providencia está de tu lado, Andrés." Yo me senté en el auto y me vine a Buenos Aires, fui al Hospital Italiano, pregunté qué tratamiento había que hacer y lo hice. La medicina avanza fantásticamente. Pero está desespiritualizada.

-¿Y cómo explicás que hoy el tumor haya desaparecido? Porque te escuché decir que cada tumor tiene su origen en un antiguo padecimiento psíquico.

-En mi curación incluyo la medicina y lo espiritual. Saqué la siguiente conclusión: en cada órgano del cuerpo se aloja una emoción. Así como la ira se aloja en el hígado o la codicia se aloja en el intestino grueso, la pena y el duelo se alojan en el pulmón. Yo fui preguntando, porque no pierdo esa cosa periodística de hacer mis propias estadísticas. Y descubrí que siempre hay un duelo mal elaborado o la reiteración de un episodio muy doloroso. En mi caso, es el haber descubierto que mi madre nunca me quiso, e incluso el haberlo conversado con ella, algo que le tengo que agradecer muchísimo.

-¿Cómo es descubrir que una madre no te quiere? ¿Cómo fue la charla? ¿A qué edad?

-Diecisiete o dieciocho años. Ya me analizaba. Percibía algo, pero no podía creerlo. No podía ni quería. Sin embargo, un día un chamán que encontré en mi camino, que después fue mi maestro, un médico psiquiatra peruano llamado Fernández, me dijo: "¿Por qué no le pregunta a su mamá?" Entonces le pregunté y me respondió: "¿Vos sabés que yo nunca pude quererte?" "¡Ah! ¿Y por qué?" "Porque siempre pensé que eras más inteligente que yo." Era una persona que no estaba seguramente en sus cabales. Hace muchísimos años de esto. Ahora bien, mi madre me hizo la vida imposible.

-Y entonces ¿qué hiciste con esta confesión el resto de tu vida?

-Bueno, lo que te quiero decir es, justamente, que mi vida fue un infierno, porque mi vieja no quería que yo estudiara. Tuve que trabajar desde los 13 años, perteneciendo a una familia pudiente, para poder pagarme el boleto, el cuaderno y los libros en el secundario. Me hizo realmente la vida imposible.

-¿Tenías un papá?

-[Lacónico y tajante] No. Yo seguí adelante con lo mío. Pero después de que pasó esto me sentí muy aliviado, porque comprobé que no era una invención o un fantasma mío. Por eso yo creo que esta confesión de mi madre está muy unida al cáncer. A los 17, cuando tenés toda la vida por delante, esta realidad te deja la peor marca de todas.

-Todo lo que en la vida uno fantasea o sospecha, a vos se te hizo realidad: el desamor de una madre.

-Ese desamor, además, inmediatamente, lo vivís con culpa: si no me quiere, la culpa es mía. Y no había, como ahora, toda esta psicología.

-Además, uno sabe que la mirada que te constituye como persona es la de tu mamá. ¿Cómo construís tu autoestima? ¿Quién te devuelve esa mirada?

-¡Claro! Ese es un ejercicio que hacemos en las meditaciones: visualizá una persona que te quiere. Tenela ahí, delante de vos. Ponete en su lugar. Mirate con los ojos llenos de amor que tiene esa persona hacia vos. Fijate qué ve esta persona en vos. Y después volvé a vos. Ese ejercicio es de una fuerza impresionante.

-Analizado desde hoy, ese muchacho que estudiaba arquitectura, que se convirtió en periodista reconocido, en conductor de televisión, en un hombre tan público. ¿Qué te dio y qué te sacó esta profesión?

-Mi mamá no me mimó, pero lo hizo la sociedad entera [se ríe]. Volviendo a tu pregunta, me dio la posibilidad de sentirme protegido, muy mimado y muy querido. En cuanto a lo que me sacó, tal vez sea la espontaneidad. Este trabajo nuestro es tal que uno no puede entrar en un restaurante, como cualquiera, a comer. No. Es diferente. Uno entra y es como si siempre estuvieras en cámara. Esta es una situación muy cansadora, porque llega un momento en que querés ser vos el que mire a los demás, ya pasó el momento de que te miraran a vos.

-¿Creés en el poder de las afirmaciones? Que si uno se repite todo el tiempo voy a triunfar, voy a triunfar y lo escribe, finalmente triunfa?

[Se ríe burlona y encantadoramente] -Es la necesidad del chamán, en este mundo tan cientificista. Yo he ido a ver al padre Ignacio, él tomó mi foto, la acarició y dijo: "Andrés va a estar bien. Que se ponga agua bendita a la altura de donde está el tumor y que rece esta oración". ¡Y yo lo hice! ¡Y a mí eso me hizo bien! [se empieza a reír]. Una amiga me mandó los cantos de la Cábala en fonética, para que rezara. Y lo hice.

-Estamos hablando de la fe.

-Sí. Hay una frase de Schopenhauer que a mí me gusta muchísimo: "El único dios discernible en la naturaleza es la voluntad de vivir". ¿Qué quiere decir? Me costó entenderlo. Cuando estás mal, cuando estás por tirar la toalla, cuando decís: "Bueno, ya tengo 72 años, ya hice mi vida, basta", ahí aparece una voz que te dice: "No. Hay que seguir". Esa voz es una millonésima parte de cada célula de tu cuerpo que es Dios. Ahí aparece, y dice: "Hay que vivir".

-Volvamos al tema del padecimiento psíquico que lleva a enfermarse.

-Bueno, se trataba del duelo no elaborado de lo de mi madre. La gente que estudió esto concluye que, en el momento en que te sale el tumor, es porque a lo mejor has repetido una situación muy dolorosa que tuviste en el pasado.

-Dicen que el cuerpo no censura.

[Le gustó y lo toma rápido] -No. El cuerpo no censura y además registra y absorbe. El cuerpo tiene su inteligencia, tan maravillosa que te empieza a responder de manera inesperada. Por ejemplo, con la quimio se te caen las uñas de los pies, te sale sangre de la encía. Y vos decís: "No puede ser que me esté pasando esto." Te empiezan a salir manchas. A mí, por suerte, creo que el haber hecho tanto yoga y sobre todo tanta meditación me ayudó a pasar bastante indemne el tratamiento. No se me cayó el pelo, por ejemplo, ni tuve problemas digestivos, que son terribles. Ahora bien, no sé si es psíquico, pero sí es emocional.

-¿El yoga es el yoga o es una metáfora?

-No, el yoga es el yoga. Y lo es porque no es tanto lo que te agrega como lo que te quita. El cuerpo es el piano. El espíritu es el sonido. No hay piano sin sonido ni hay sonido sin piano. O sea que el cuerpo y el espíritu están juntos [aferra sus manos]. Pero lo que pasa es que en nuestra sociedad, en nuestra cultura, aparece un tercer elemento que fragmenta: la mente. La mente es el intérprete, que aparece con su frac, su pelo al aire, se lleva los premios, la plata, los aplausos, todo. Se cree hasta más importante que el piano y que el sonido. Hay mucha gente que habla del espíritu y lo que hace es algo mental, cuando en realidad el espíritu no tiene nada que ver con la mente; es lo opuesto a la mente.

-¿Cómo hacemos para dejar de lado la cabeza?

[Se ríe] -El hombre ha perdido el cuerpo, no la cabeza. El yoga hace que puedas encontrarte sanamente con tu cuerpo, y es el momento en que la mente descansa. En ese momento en que la mente descansó aparece esa cosa maravillosa que es el espíritu.

-Y vos vivís de esto.

[Tranquilo para contestar] -Sí.

-Dejaste el periodismo, la fama [él se va riendo a medida que enumero], el prestigio, las luces de colores, por el puro espíritu. Es muy fuerte, porque te fuiste de un extremo a otro.

-Pero no de un día para otro.

-¿Qué te tendrían que ofrecer para lograr que además de lo espiritual hagas otra cosa?

-Un domingo, estoy acá solo, suena el teléfono y es Carlos Rotemberg, a quien adoro, que me dice: "Mirá, acá estoy con Nora Cárpena. Vamos a hacer una comedia con ella, Linda Peretz, Thelma Biral, Pablo Alarcón, Héctor Calori. Es una obra de Noël Coward, la va a dirigir Santiago Doria. Se habla todo el tiempo de un francés que llega al final. Son quince minutos de actuación y cerrás la obra. Ese papel queremos que lo hagas vos." Yo me empecé a reír. Me han ofrecido de todo, pero esta terapia, hasta ahora, no. ¡Y acepté!

-¿Cómo fueron los amores de tu vida?

[Rápido y tajante] -Mal.

-¿No has tenido una vida amorosa interesante?

-No.

-¿Intensa?

-No.

-Que no hayas querido tener un hijo ¿tiene que ver con la mirada de tu mamá o con otra cosa?

-Siempre tuve un concepto más universal: un hombre hace de cualquier niño un hijo. No es como la mujer. En mi instituto, en mi rol de maestro, sí tengo, más hijas que hijos.

-¿Y cómo es tu manejo de los afectos? ¿Sos cultivador o frecuentador de la amistad?

-No. Siempre dependo de lo cultivadora que sea la otra persona. Por ejemplo, vos y yo. Yo me siento muy amigo tuyo. Y no nos vemos nunca.

-¿Cuáles son las obsesiones que te rondan?

[Repite la pregunta, como si lo sorprendiera] -En primer lugar, en este año que acabo de pasar, día a día y minuto a minuto la obsesión era sobrevivir. Pero no sobrevivir en años, sino sobrevivir bien. En este momento mis obsesiones tienen que ver con saber cómo voy a quedar después. Esta enfermedad, y sobre todo este tratamiento, es un full-time job.

-¿Y qué te da placer?

-A mí, lo que fundamentalmente me da placer es estudiar. Y más que estudiar, enseñar. Nada me da tanto placer como enseñar.

domingo, 5 de febrero de 2012

Las fallas del capitalismo explican hasta la obesidad

Por Kenneth Rogoff | Para LA NACION
FRANCFORT.- Las fallas generalizadas y sistemáticas de la regulación representan los problemas evidentes de los que nadie quiere hablar cuando se trata de reformar el capitalismo occidental actual. Sí, se habló mucho de la dañina dinámica política, regulatoria y financiera que originó el ataque cardíaco de la economía global en 2008. Sin embargo, ¿es sólo un problema de la industria financiera o es un ejemplo de una deficiencia más profunda del capitalismo occidental?

Consideremos la industria de los alimentos, por caso, pensemos en la mala influencia que a veces tiene en la nutrición y en la salud. Las tasas de obesidad se disparan en todo el mundo, aunque entre los países más grandes, tal vez el problema es más grave en los Estados Unidos donde aproximadamente una tercera parte de los adultos son obesos (indicado por el índice de masa corporal superior a 30). Lo que es todavía más sorprendente es que uno de cada seis niños y adolescentes son obesos, un porcentaje que se ha triplicado desde 1980.

Hay muchos otros ejemplos en una amplia variedad de productos y servicios en donde se podrían encontrar cuestiones similares. Sin embargo, me quiero enfocar en la relación que hay entre la industria de los alimentos y los problemas más graves del capitalismo contemporáneo (que sin duda ha facilitado el auge de obesidad en todo el mundo), y la razón por la que el sistema político estadounidense le ha dedicado muy poca atención al asunto.

La obesidad afecta la esperanza de vida de muchas maneras, que van desde las enfermedades cardiovasculares hasta algunos tipos de cáncer. Los costos no sólo los asume el individuo sino también la sociedad directamente, a través del sistema de servicios de salud, e indirectamente, mediante la pérdida de productividad, por ejemplo, y mayores costos de transporte (más combustible de avión, asientos más amplios, etc.).

Sin embargo, la epidemia de la obesidad no interrumpe en absoluto el crecimiento. Los alimentos altamente procesados a base de maíz que tienen numerosos aditivos químicos son bien conocidos por ser un importante motor del aumento de peso, pero, desde una perspectiva convencional de contabilidad del crecimiento, son excelentes. Las grandes empresas agrícolas reciben dinero por producir maíz (a menudo subsidiado), y los procesadores de alimentos reciben dinero por añadir toneladas de químicos para crear un producto adictivo e irresistible. Los científicos reciben dinero por encontrar la mezcla exacta de sal, azúcar y químicos para hacer altamente adictiva la comida instantánea más nueva; los anunciantes reciben dinero por promoverla; y al final, la industria de la salud gana fortunas al tratar la enfermedad que inevitablemente se produce.

El capitalismo coronario es fantástico para el mercado bursátil. Los alimentos muy procesados también son buenos para la creación de empleos, incluidos los de alto nivel en las áreas de la investigación, la publicidad y los servicios de salud.

Entonces, ¿quién podría quejarse? Ciertamente no los políticos, que son reelegidos cuando abundan los empleos y los precios de las acciones están a la alza. En los Estados Unidos, los políticos que osaran hablar de las implicaciones de los alimentos procesados para la salud, el medio ambiente o la sustentabilidad, se quedarían en numerosas ocasiones sin financiamiento para sus campañas.

Las fuerzas del mercado alentaron la innovación, que redujo los precios de los alimentos procesados, mientras que los de las frutas y vegetales subieron. Es un punto razonable, pero pasa por alto el fracaso del mercado.

Los consumidores reciben poca información en las escuelas, bibliotecas o campañas de salud; en cambio, los mensajes publicitarios los inundan con información errónea. Dado que en la mayor parte de los países hay pocos recursos para tener una televisión pública de alta calidad, los niños quedan cooptados por los canales que pagan los anunciantes, incluidos los de la industria de alimentos.

Más allá de la desinformación, los productores tienen pocos incentivos para confrontar los costos del daño ambiental que provocan. Igualmente, los consumidores no tienen muchos motivos para asumir los costos de salud relacionados con la elección de sus alimentos. Sería muy grave que nuestros únicos problemas fueran los ataques al corazón que provoca la industria de los alimentos y el fenómeno económico equivalente que facilita la industria financiera. Sin embargo, la dinámica patológica del marco regulatorio, político y económico que caracteriza a estas industrias es mucho más dañina.

El equilibrio entre la soberanía de los consumidores y el paternalismo es delicado. Pero, bien podríamos crear un balance más sano mediante información más efectiva a través de una amplia gama de plataformas para que las personas puedan empezar a tomar decisiones de consumo y políticas mejor fundamentadas.

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Quién piensa en los enfermos?

Editorial/ La Nación
Pocas áreas revisten tanta importancia para cualquier ciudadano como la de atención de la salud. Frente al dolor por una afección, la atención sanitaria adquiere una relevancia superlativa e impostergable para el paciente y su familia.

La semana pasada, el personal del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, de esta capital, cumplió el decimoquinto paro de 24 horas en lo que va del año. Los trabajadores exigen un aumento salarial del 40%, retroactivo a marzo; mejoras en el equipamiento médico, y reposición de materiales faltantes e insumos de calidad, sin los cuales el desempeño de sus tareas se ve seriamente afectado.

Se trata de un hospital de alta complejidad y un centro de derivación nacional con 340 camas para internación, que recibe unas 1300 consultas diarias ambulatorias y alrededor de 400 consultas diarias en urgencias, y que por su envergadura es orgullo de la pediatría de América del Sur.

Las autoridades del Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires, han indicado que la medida de fuerza involucra a un grupo de 40 personas sobre un total de 2000 y que recientemente se firmó un acuerdo paritario con el personal médico.

Los reclamos pueden adquirir la forma de paros, protestas e incluso movilizaciones. Hemos oído originales eslóganes como "36 horas sin dormir, ¿te opero o te medico?", en referencia a la cantidad de horas de trabajo en las guardias, y, apelando a una buena dosis de creatividad, también en algún momento trabajadores de la salud optaron por retirar camas y dejar sólo la cantidad que se corresponde con el personal a disposición de los pacientes.

Hasta aquí, el relato de los hechos a través de quienes se disputan los papeles estelares de una contienda por todos conocida. Cabe preguntarse, frente a desafortunadas situaciones como las referidas, quién piensa en los verdaderos protagonistas de la historia. Podrá apelarse a un juego de palabras para afirmar que los pacientes deben hacer gala de paciencia, pero ¿quién podrá explicarles a aquellos que atraviesan instancias de dolor y desesperanza grave que los burócratas hacen foco en otras cuestiones? ¿Pueden las autoridades o el personal de paro sostener la mirada de un niño enfermo para explicarle las razones de su proceder?

Cabe recordar que nuestro sistema de salud federal acoge en su seno enfermos de toda nuestra vasta geografía. Los turnos se consiguen con más sacrificio que antelación y movilizan muchas veces a familias enteras, que viajan con un enorme esfuerzo a la Capital Federal para realizar una consulta o esperar una cirugía.

Es indiscutible que múltiples factores atentan contra la optimización de los muchas veces exiguos presupuestos para la atención de la salud de nuestra población. A ello se suma la obsolescencia edilicia de muchos nosocomios. Pero el mayor peligro reside en que autoridades y trabajadores pierdan de vista que el eje central de su labor está en el paciente. Si deshumanizamos la medicina, estaremos a merced de la peor de las epidemias.

domingo, 23 de octubre de 2011

Compilaron un "vademécum" de más de 1000 alimentos

Por Nora Bär | LA NACION
Treinta gramos de queso de alta humedad, doble crema, aportan 107 calorías y 223 mg de calcio. No contienen TACC (trigo, avena, cebada ni centeno), tiene leche pasteurizada, cloruro de sodio, fermentos lácticos, cuajo y cloruro de calcio.

Cien gramos de nueces tienen 654 calorías, 13,7 gramos de carbohidratos, 15,23 gramos de proteínas, 65,21 gramos de grasas totales, y una larguísima lista de proteínas, minerales y otros micronutrientes.

Tres cucharadas de sopa de avena arrollada tienen 132 calorías y 3,5 mg de hierro, además de proteínas, grasas y fibras.

Todos estos datos y muchísimos más figuran en una especie de "vademécum" de los alimentos que esta semana se presentó en el Congreso de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota): una guía que ofrece información nutricional exhaustiva de más de 1000 productos naturales y procesados.

Pensado para profesionales, pero de libre acceso en el sitio electrónico de la Saota ( www.saota.org.ar ), allí se puede constatar, por ejemplo, cuánta grasa tiene la merluza o cuál es el listado de ingredientes de las galletitas.

"Lo desarrollamos en forma de libro [en papel], con un tamaño que hace fácil transportarlo, y en versión electrónica -cuenta la doctora Rosa Labanca, autora de la iniciativa, docente de la UBA y directora del Centro de Asistencia, Docencia e Investigación de la misma sociedad-. Dada la cantidad y variedad de los alimentos que componen nuestra dieta es difícil memorizar sus componentes, y este trabajo permite buscar fácilmente qué ingredientes tienen y cuáles, no."

Agrupándolos por grupos, la guía ofrece un banco de datos confiable y unificado para buscar fácilmente qué vitaminas, micronutrientes, lípidos, y otras sustancias tiene cada bocado que ingerimos, y en qué cantidad. En la información también figura si son comidas aptas para celíacos, o si contienen lactosa u otros ingredientes que pueden ser nocivos para quienes padecen intolerancias alimentarias.

"Muchas veces, es complicado saber lo que contienen los alimentos -apunta Labanca-. Por ejemplo, de todos los jugos industriales indexados, hay uno solo que contiene jugo de naranja natural, los demás sólo traen colorantes."

El trabajo ejecutivo, que comenzó hace más de un año, estuvo en manos de la licenciada Carolina Chevallier, jefa de trabajos prácticos de la carrera de Nutrición de la UBA.

"Surgió como una inquietud de Rosa, a quien conocí hace muchos años, mientras hacía la residencia en el hospital Ramos Mejía -cuenta-. Me pareció una idea brillante, porque desde hace más de dos décadas que no contábamos con un instrumento unificado que ofreciera la composición de gran cantidad de alimentos. Antes, estaban las tablas del Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (Cenexa), pero ya quedaron desactualizadas. En Uruguay hay herramientas parecidas, pero no incluyen alimentos naturales."

Aunque aclara que no es exhaustiva ("porque sería imposible catalogar el 100% de los alimentos"), Chevallier destaca que de todos los grupos hay, por lo menos, un "representante".

"Fue una idea ambiciosa -dice-, pero la «compré» enseguida y la tomé casi como un desafío personal."

Después de buscar ayuda para hacer un soporte informático especial, Chevallier tomó contacto con las empresas productoras de alimentos.

"Fue muy trabajoso, pero se las invitó a participar aportando la información en forma totalmente gratuita -cuenta-. La respuesta fue muy variada: algunas apoyaron el proyecto de manera increíble; otras sin tanto entusiasmo, y a otras directamente no les interesó o no tuvieron el tiempo de comprometerse."

En el caso de los alimentos naturales, se tomaron como referencia las tablas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, según sus siglas en inglés), "una guía sumamente completa, abierta, actualizada, y para la cual ellos mismos hacen las determinaciones", dice Chevallier.

Y para ciertos alimentos -por ejemplo, las carnes y pescados, cuya composición varía de un país a otro, por las diferencias en la crianza de los animales y los cortes-, las nutricionistas trabajaron con la base de datos de la Universidad Nacional de Luján.

"En general, la composición que figura en las etiquetas de los alimentos es aproximada -cuenta Chevallier-. Se llega a ella como producto de una deducción matemática. Pero en Luján se hacen las determinaciones bioquímicas, que son sumamente complejas y muy caras."

En el trabajo, que fue chequeado pacientemente por ambas especialistas, colaboró también el doctor Julio Montero, presidente de la Saota.

"Creemos que es muy útil, pero que no sustituye de ninguna forma el rol del nutricionista", subraya Labanca.

viernes, 14 de octubre de 2011

Cómo detener el tiempo

Por Eduardo Chaktoura |
El tiempo parece ser "el mal de estos tiempos". Nada nos alcanza, ni siquiera las horas para cumplir con todas las exigencias y demandas (propias y de los otros). Así, adictos a la maratón del reloj, cocinamos a fuego lento nuestros deseos, metas, posibilidades e insatisfacciones. Comencemos con una pregunta concreta: ¿en qué empleamos a diario nuestro tiempo?

Para ayudarnos en este dilema de reorganizar los momentos y dosificar la energía, podemos partir de la idea del psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, pionero de la llamada "psicología de la vida cotidiana", quien propone pensarnos en torno a tres ejes temporales: el trabajo, el mantenimiento y el ocio.

El tiempo del "trabajo" entendido como las horas que dedicamos a generar dinero para la supervivencia y la comodidad. El del "mantenimiento" en función del tiempo destinado a conservar el cuerpo (comer, asearse, vestirse, etc.), a movilizarnos (conducir, usar transportes públicos, etc.) y a realizar las tareas domésticas (cocinar, comprar, limpiar, etc.). Y el del "ocio", reservado a lo que los griegos llamaban "dedicar el tiempo al desarrollo de uno mismo: el aprendizaje, las artes y a la actividad política". ¿En qué se derivaron hoy aquellas costumbres griegas?

Antes de seguir respondiendo, tal vez convenga tomar lápiz y papel y dividir la hoja en tres para, a conciencia plena, alistar la siguiente consigna: ¿cuántas horas del día destinamos al trabajo, al mantenimiento y al ocio?

Más allá de la realidad de cada quien, seguramente coincidamos en que la mayor cantidad de horas de nuestro día están reservadas a trabajar o resolver cuestiones relaciones con nuestras labores rentadas. El "trabajo" nos pide cada día más tiempo, ya sea porque hay más trabajo concentrado que antes, porque creemos demostrar más dedicación para ser "reconocidos" o porque precisamos de otros trabajos o "changas" para ganar lo que resulte necesario o creamos conveniente. ¿Cuánto y qué necesitamos? ¿Cuánto tiempo y energía hipotecamos a cambio de qué?...

Todo lo que implica el "mantenimiento", seguramente, ocupe, para la misma gran mayoría, el segundo orden de dedicación e importancia en la rutina diaria. De hecho, tal como sugiere Csikszentmihalyi en su libro Aprender a fluir, se imponen otras reflexiones derivadas: ¿cuán duro trabajamos sólo para conservar el cuerpo y sus posesiones?...

Podríamos sumar otras preguntas que nos ayuden a resignificar el tiempo y redistribuir las horas del día en función de lo que creamos urgente, importante y/o necesario.

¿A qué cuestiones destinamos nuestros ingresos? ¿Cuánto reservamos al consumo que cubre las "faltas"? ¿Cuánto del tiempo del trabajo y del mantenimiento tienen relación con habilitarnos o acceder a espacios de "ocio"? ¿Qué solemos hacer en las horas o minutos libres? ¿Sabemos descansar o disfrutar sin culpas? En muchos casos, persiste, ante todo, el mandato de la "hiperactividad" y la "cultura del sacrificio" que hemos heredado, sobre todo, los que tenemos más de treinta y pico.

Stop. Antes de seguir, sería conveniente identificar la propuesta de estos minutos de lectura. Contactar con un tiempo para la reflexión en post de un objetivo saludable.

Lo que sigue es la posibilidad de palear el esfuerzo y ganar bienestar físico (y emocional); incluso cuando creamos estar sobrecargados de responsabilidades. El mismísimo profesor Csikszentmihalyi es quien ofrece pensar en el flor ("el arte de fluir") como la posibilidad de detener el tiempo.

¿Qué es el flow? Todos tenemos la capacidad de no desdoblar la conciencia, de evitar las rumiaciones, evaluaciones y juicios. El flow es la posibilidad de entregarnos exclusivamente a aquello que nos da verdadero placer, es la llave maestra que nos permitirá sincronizar los relojes.

En ese momento de auténtico placer, es tal el nivel de entrega que, incluso, podemos llegar a perder registro de nuestras necesidades fisiológicas más básicas. ¿Se acuerdan cuando chicos podíamos llegar a hacernos encima con tal de no suspender el juego o el arte mágico de "jugar por jugar"?

Csikszentmihalyi sostiene que es importante planear nuestro tiempo libre con tanto cuidado como nuestras horas de trabajo. Más allá de las urgencias y de la aparente falta de tiempo, hoy podemos hacer foco en aquello que puede abstraernos de tanto agobio o estrés: leer, jugar al fútbol, tocar la guitarra, cantar, pintar, echar manos en la tierra, escribir, cocinar.

¿Qué cosas nos permiten fluir, al punto tal de que todo parezca detener su marcha?

Después de identificar aquellas actividades o experiencias (siempre hay, al menos, una; se trata de contactar con nuestras emociones), habrá que permitirse ponerlo en práctica con cierta periodicidad o rutina (siempre hay tiempo para lo que uno quiere hacer; sólo hay que habilitarse, poco a poco). La cena de los jueves, el picadito de los miércoles a las 19, las clases de yoga de martes y jueves a las 10.

Si podemos ir más allá, el tiempo puede optimizarse aún más si continuamos agregando otros registros del "aquí y ahora" y dejar de pensarlo todo en relación a un futuro inmediato. Quien se anime comience a preguntarse mientras lo lleva a cabo: ¿Cómo nos sentimos cuando comemos, cuando vemos la televisión, cuando tenemos relaciones sexuales, cuando trabajamos, cuando conducimos el coche o charlamos con nuestros amigos?...

Adueñarse del tiempo, habilitar nuestros tiempos, darse tiempo. difícil, pero no imposible.

domingo, 9 de octubre de 2011

La guerra del agua... saborizada

Reina indiscutida del mercado de bebidas, la gaseosa finalmente se encontró con un producto que puede hacerle sombra: el agua saborizada. Con menos de una década de vida, este refresco que surge de mezclar de agua mineral con jugos de fruta no sólo se ha transformado en un negocio que mueve más de 3000 millones de pesos anuales, sino que se ha posicionado como el de mayor crecimiento de todo el mercado de bebidas sin alcohol.

Las aguas saborizadas ya se ganaron su lugar en el paladar de los argentinos. De acuerdo con datos de Nielsen, una consultora especializada en consumo, lograron hacerse en 2011 del 10% del mercado de bebidas sin alcohol, contra un 7% que tenían en 2007 y apenas un 1% de 2003. Y su crecimiento año a año es exponencial: a julio pasado, su volumen de ventas avanzaba al 29,3% con respecto al mismo mes de 2010, una cifra que no puede igualar ninguna otra categoría de bebidas.

"El consumo per cápita de aguas saborizadas tuvo un crecimiento explosivo", confirma Facundo Etchebehere, director de Asuntos de Corporativos de Danone, que es responsable de las aguas dietéticas SER y de Levité. "Se pasó de 0,8 litros a 19 litros en solo siete años."

La francesa Danone fue, en rigor, la primera en sacar al mercado una agua con sabor. Lo hizo a fines de 2002 bajo la marca de Villa del Sur, que fue un producto que luego mutó en las aguas Levité, y poco más tarde, sumó a su portafolio las aguas SER, de bajas calorías.

Pero lo que comenzó como una tímida propuesta de la compañía francesa se ha vuelto un negocio tal, que hasta las grandes compañías de gaseosas como Pepsi y Coca-Cola desarrollaron marcas propias para poder competir. Coca-Cola presentó Aquarius, Quatro liviana y, más recientemente, Epica, mientras que Pepsi, que primero desarrolló la exitosa H2O!, acaba de lanzar Twister by Tropicana. De la misma manera, la suiza Nestlé salió con Pureza Vital, producto que relanzó este año como Awafrut, una agua saborizada con sólo 28 calorías por porción.

"En los últimos años, la batalla de las saborizadas se acentuó con la introducción de muchas nuevas marcas", admite Etchebehere. Danone, no obstante, se mantiene con Levité como la líder del mercado, seguida por las marcas de Coca-Cola, las de Pepsi y Nestlé, en ese orden.

Pero el dinamismo del sector se hace evidente en las campañas de publicidad. Prácticamente todas las marcas tienen en este momento agresivas campañas para posicionar sus productos. Muchas, además, están exportando sus propuestas a otros países de América latina.

EL ATRACTIVO DE LO SANO

El éxito de las saborizadas, coinciden en el mercado, se relaciona con una búsqueda del consumidor de una propuesta percibida como más natural y sana que la de las gaseosas. En general, tanto las aguas sin gas como las finamente gasificadas, tienen una proporción de azúcar menor a la que tienen todas las gaseosas comunes.

En un comienzo, de hecho, fueron las aguas finamente gasificadas y de bajas calorías las responsables de impulsar a la categoría, aunque en los últimos años la posta la tomaron las sin gas. "Lo que sucede es que las con gas tenían su diferencial en el las cero calorías y en lo dietario, y como toda dieta, tiene su periodo de duración", apunta Ignacio Marini, gerente de Marketing de Nestlé Waters. "La categoría de saborizadas sin gas es un producto diferente, se basa más en el placer, en el sabor y en la gratificación; los productos tienen azúcar, mientras que el contenido de las sin gas es cero azúcar. Por otro lado, es un producto que en el imaginario del consumidor se construye de la combinación de agua más fruta, versus la gaseosa que es un jarabe carbonatado, que se ve como algo no natural o no saludable."

Otro condimento a su favor no menos es el precio, que es levemente inferior al de las gaseosas tradicionales.

Así las cosas, las saborizadas, que arrancaron con consumidor ABC1 y mayoritariamente femenino, empezaron recientemente a derrarmar a otros segmentos, y hoy se concentran un público joven de entre 18 y 35 años.

"Es un producto que, a medida que crece, va permeando en todos los niveles socioeconómicos", confirma María Laura Moreno, gerenta de Marketing de Nuevas Bebidas de Coca-Cola. "Las saborizadas con gas que hacían foco en el cuidado del cuerpo, como Quatro liviana, iban a un público ABC1 y mayor. Pero las saborizadas sin gas tienen un público más amplio", coincidió.

EL VERANO, LA GRAN BATALLA


Con el verano, periodo en el que estacionalmente siempre crece la venta de bebidas, la guerra de las marcas promete recalentarse. En Coca-Cola, por caso, prevén continuar con su agresiva campaña de comunicación, en la que se relaciona a Aquarius con el pueblo de los romanos, y además estarán lanzando un nuevo sabor. Mientras que Danone está promocionando sus nuevos empaques de Levité y acaba de lanzar un nuevo sabor de SER, el citrus pasión, y desde Nestlé, Marini dice que todos los años hay que lanzar cosas nuevas y estar. "No se puede no estar; con versiones de verano o de invierno, pero hay que estar innovando", dice.

Como toda categoría nueva y en pleno proceso de crecimiento, el ingreso de nuevos jugadores es constante. No hace mucho, hasta los supermercados grandes pusieron en góndola saborizadas con marca propia. Se trata, después de todo, de una guerra que recién comienza.

martes, 27 de septiembre de 2011

La ONU, en defensa de la salud

La Asamblea General de la ONU consideró el problema de las enfermedades no transmisibles, causantes del mayor número de muertes en el mundo y, a través de una declaración, ha convocado a una activa lucha de todas las naciones contra esos males que incluyen, principalmente, las cardiopatías, el cáncer, las neuropatías y la diabetes.

Esas enfermedades son las que más preocupación generan porque son causantes cada año del 63 por ciento de los fallecimientos en el mundo, y de ellos, el 25 por ciento son jóvenes.

Un estudio de la Facultad de Salud de la Universidad de Harvard ha calculado que, de continuar así, en los próximos veinte años, este tipo de males costarán casi la mitad del PBI mundial de 2010.

Los datos citados permiten apreciar las razones por las cuales las enfermedades no transmisibles han de encararse con interés prioritario debido a sus consecuencias y no sólo a sus índices de mortalidad, pues aun cuando los pacientes sobrevivan, sus posibilidades de trabajo se reducen y sus necesidades de tratamiento y atención aumentan, incrementándose, a su vez, el daño social y económico, aspectos que son más notorios en los países cuyas rentas son medias o bajas. De ese modo, se van socavando posibilidades del desarrollo de los países, según afirma la declaración del organismo internacional.

La importancia asignada a la cuestión se advierte porque es la segunda vez en su historia que la Asamblea de las Naciones en pleno trata un problema sanitario. El objetivo buscado es la elaboración de estrategias que sirvan a la mejor prevención y cuidado de las personas, en especial de las más jóvenes.

Esa prevención tiene especial relación con los llamados factores de riesgo, como lo son el tabaquismo, las dietas poco saludables, el consumo excesivo de alcohol, el sedentarismo. Esos antecedentes de las graves patologías citadas deben ser vigilados a través de un periódico control médico, una continua y eficiente educación aliada al aporte de una legislación que lleve a una disminución del consumo de cigarrillos y de alcohol, sobre todo en las edades juveniles, o mediante campañas que concurran a aminorar el empleo de sal y grasas en las dietas.

En el curso de la Asamblea, la subsecretaria de Prevención y Control de Riesgos del Ministerio de Salud de nuestro país, Marina Kosacoff, dio a conocer las medidas preventivas aquí tomadas en el sentido arriba indicado.

Es evidente que el problema merece la mayor consideración de todas las naciones. Si bien una prevención eficaz tiene su costo, es muy pequeño, según lo ha calculado la OMS: 40 centavos de dólar por habitante. Las sumas por invertir, pues, son bajas cuando se las compara con el costo de atender a los enfermos con su carga de efectos sociales y económicos.

Se trata, entonces, de un esfuerzo factible para la comunidad global, que no sólo impedirá que muchos se enfermen, sino que a la vez "se ha de salvaguardar el futuro", según dijo acertadamente el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La buena noticia

Por Nora Bär | LA NACION
Dónde diablos dejé las llaves? No puedo acordarme... ¡El Alzheimer me tiene a maltraer!"

Para los que ya dejamos atrás unas cuantas décadas de vida, el trastorno neurodegenerativo cuyas lesiones características fueron observadas por primera vez por Alois Alzheimer resume la quintaesencia del terror... que tratamos de disfrazar con una broma al pasar.

En la Argentina, con una creciente expectativa de vida, y entre 450.000 y 480.000 pacientes (más 500.000 aquejados de otras demencias), el deterioro cognitivo es una imagen cada vez más presente en la vida de las familias y una realidad para la que no tenemos respuesta.

Todavía sin soluciones farmacológicas probadas, y con escasas estructuras sociales o sistemas sanitarios que ayuden a sobrellevarlo, cada día se hace más perentorio poner en práctica estrategias de prevención.

Como la que resume sin vueltas un artículo publicado recientemente en Nature (que generosamente me hizo conocer el doctor Facundo Manes, director de Ineco y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro): "La actividad es la mejor medicina".

En el comentario, publicado hace algunas semanas, Sarah Deweerdt pasa revista a los trabajos que sugieren que el ejercicio, la interacción social y la dieta mediterránea podrían ayudar a sortear -o retrasar- la declinación del Alzheimer.

Estudios observacionales, por ejemplo, encontraron una asociación entre la práctica de caminatas de media hora, tres veces por semana, y un riesgo disminuido de padecerlo. Es más: investigadores de la Universidad de Pittsburgh descubrieron que un año de actividad retrasa dos años el reloj biológico de ciertas áreas de nuestro cerebro.

Otros trabajos realizados en Nueva York, Chicago y Burdeos, Francia, indican que el alto consumo de frutas, vegetales, granos enteros y aceite de oliva, acompañado de bajo consumo de carnes rojas y grasas saturadas, más un vaso de vino tinto con la cena, no sólo reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular, hipertensión y diabetes, sino que también ayudan a mantener la mente en forma. Efectos similares arrojaría el participar de distintas actividades sociales.

Si el mal de Alzheimer es el futuro más temido, al parecer podemos alejarlo, sin mucho esfuerzo, ¡y con actividades placenteras!

Esta sí que es una buena noticia...

martes, 20 de septiembre de 2011

Prevención para evitar la catástrofe económica

"Las enfermedades no transmisibles son una amenaza clara no sólo para la salud humana, sino también para el desarrollo y el crecimiento económico", afirma el estudio sobre las consecuencias de estas patologías realizado por la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard para el Foro Económico Mundial.

El trabajo, que se presentó en coincidencia con la cumbre de alto nivel de las Naciones Unidas, subraya que la evidencia reunida es indiscutible.

En los próximos 20 años, las enfermedades no transmisibles costarán más de 30 billones de dólares, una cifra equivalente al 48% del PBI mundial de 2010, y llevarán a millones de personas a vivir bajo la línea de pobreza. Sólo las enfermedades mentales serán responsables de 16 billones de dólares adicionales durante ese lapso, y tendrán un impacto dramático en la productividad y la calidad de vida. Al mismo tiempo, una creciente evidencia muestra que millones de muertes pueden ser evitadas y se podrían reducir muchas pérdidas económicas si se pusiera la prevención en primer plano.

"Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud -afirman los expertos- subraya que las medidas para reducir el tabaquismo y el alcoholismo, tanto como una dieta poco saludable y el sedentarismo, que originan gastos estimados en dos mil millones de dólares anuales en los países de ingresos medios y bajos, costarían menos de 40 centavos de dólar por persona."

Según este estudio, las enfermedades cardiovasculares y mentales son los principales responsables de los gastos originados por enfermedades no transmisibles. La buena noticia es que parece haber numerosas opciones disponibles para prevenir y controlar estas patologías.

La ONU, en guerra con las enfermedades no transmisibles

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró ayer la guerra a las enfermedades no transmisibles, una plaga que tiene dimensiones catastróficas, particularmente en los países en vías de desarrollo.

En 2008, estas patologías, entre las que se encuentran las cardiopatías, el cáncer, la diabetes, la hipertensión y los males pulmonares, causaron 36 millones de muertes, el 63% del total, lo que las convierte en la principal causa de mortalidad y morbilidad en el mundo.

Según un estudio de la Escuela de Salud de la Universidad de Harvard para el World Economic Forum, el 80% de estas muertes ocurre en países de ingresos medios y bajos. Y la mitad afecta a personas que están todavía en sus años más productivos. La discapacidad que causan y las vidas que se pierden están poniendo en riesgo la competitividad industrial global, afirman.

"La carga de las enfermedades crónicas socava el desarrollo social y económico en todo el mundo", dice la declaración adoptada ayer en el organismo internacional.

El documento, en el que los países se comprometen a luchar contra los males crónicos, principalmente mediante la prevención, fue aprobado al inicio del foro que la Asamblea General celebra hasta hoy con la presencia de numerosos jefes de Estado, ministros y expertos en salud de la comunidad internacional.

"Si nos unimos, podremos hacer más que sanar individuos: podemos salvaguardar el futuro", aseguró el secretario general, Ban Ki-moon, que animó a todos los países a redoblar sus esfuerzos para evitar "el alto costo" que tienen "sobre la economía y el desarrollo". El texto reconoce que "la prevención debe ser la piedra angular de la respuesta mundial" a esas enfermedades.

Los gobiernos señalaron de común acuerdo la necesidad de establecer metas mundiales de vigilancia de estas enfermedades y sus factores de riesgo, como el tabaquismo, la dieta poco saludable, la inactividad física y el consumo nocivo de bebidas alcohólicas. La Asamblea General de las Naciones Unidas pidió a la OMS que elabore un marco para seguir de cerca el progreso mundial y que, antes de fines de 2012, prepare recomendaciones sobre un conjunto de metas mundiales que permitan vigilar las tendencias y evaluar el progreso en los países con el fin de reducir el costo del sufrimiento, de la discapacidad y de la muerte prematura por causa de estas enfermedades.

La directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, alertó sobre la "catástrofe en cámara lenta" que causan estas enfermedades, que se extienden "a una velocidad pasmosa".

En la cumbre, Marina Kosacoff, subsecretaria de Prevención y Control de Riesgos del Ministerio de Salud de la Nación, detalló las políticas desarrolladas en el país para contener el avance de estas enfermedades, entre las que mencionó la sanción de la ley nacional de control de tabaco, en junio pasado; las campañas Argentina 2014 Libre de Grasas Trans y Menos Sal, Más Vida, además del consenso logrado con la industria para producir alimentos más saludables. La funcionaria, que integra la delegación argentina, destacó que "desde 2009 el Ministerio de Salud de la Nación viene trabajando para influir sobre los factores de riesgo que generan las enfermedades crónicas.

También destacó que "el Ministerio de Salud puso en marcha el Plan Nacional Argentina Saludable", que gira sobre el control del tabaco, la alimentación saludable y la actividad física, y que constituyó una Comisión de Reducción de Sodio que forja acuerdos voluntarios con la industria para disminuir la proporción de sal en la dieta" con la meta de reducir el 25% de la sal en el pan.

Por su parte, el doctor Eduardo Bustos Villar, viceministro de Salud, que expondrá hoy por el G-77 más China, dijo que "estamos ante una epidemia global y la respuesta también debe serlo, con financiamiento a través de la cooperación internacional, especialmente para llegar a los sectores más vulnerables. Esta reunión marca un punto de inflexión. Esto es lo que estamos pidiendo: que se redireccionen los fondos de cooperación internacional con criterios más equitativos para con los países con renta media y baja. "

Es la segunda vez en la historia de la Asamblea General que el órgano multilateral celebra un foro de alto nivel sobre tema de salud. El primero, hace diez años, se dedicó al sida

lunes, 19 de septiembre de 2011

Estrés digital, un mal del siglo XXI

Por Luciana Vázquez | Para LA NACION
Quién pudiera. Defaultear. Irse a la quiebra. Declararse en bancarrota. Pero no por falta de dinero sino por el exceso de emails acumulados sin contestar en la bandeja de entrada. Email bankruptcy es el concepto. No es nuevo: lo acuñó en 1999 la profesora Sherry Turkle del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que se puso a estudiar la relación entre las nuevas tecnologías y los usuarios de aquellos días, cuando la Red hacía poco que se había instalado.

La idea es simple pero audaz. Totalmente vigente para valientes al borde del estrés digital, la nueva enfermedad que afecta a millones, no importa la edad, desde que Internet es cada vez más ubicua.

Cuando la cantidad de emails se hace inmanejable y el estrés empieza a crecer ante la tarea imposible de leer y contestar todo lo que llega, la opción que se plantea es drástica: borrar todos los mensajes o, directamente, cerrar la cuenta. Utopía perfecta.

"Obvio", responde el country manager de ComScore, una de las compañías globales líderes en mediciones de audiencia en Internet, el argentino Sebastián Yoffe, cuando se le pregunta si lo estresa la acumulación de emails en su bandeja de entrada. Son las 11.40 y ya recibió unos cuarenta emails nuevos. Llegarán a cien a lo largo del día. "Pero no me puedo declarar en bancarrota de emails. Tengo responsabilidades", aclara.

Entre los que sí se animaron está el abogado y profesor en leyes de Harvard Lawrence Lessig, un superespecialista en el tema del copyright libre en Internet. Lessig llevó la idea del default de emails a su máxima expresión. "Queridos todos -empezaba el email que envío en 2004 a aquellos que le habían enviado un mensaje pero que todavía no habían recibidos respuesta-, me disculpo pero me estoy declarando en bancarrota de emails". Después, hizo delete al 90 por ciento de su bandeja de entrada.

Lessig tuvo que ser contundente: las 80 horas semanales dedicadas a contestar emails no le alcanzaban para responder los doscientos mensajes diarios, sin contar el spam.

El problema, está visto, viene de lejos. Pero está claro que hoy, a siete años de la hazaña de Lessig, es muchísimo más grande porque Internet está cada vez más presente, las 24 horas, en los dispositivos más impensados, con los usos más insospechados.

En la Argentina, de hecho, hoy hay 12,8 millones de personas conectadas a Internet desde su casa o la oficina. Además, con 27,4 horas de conexión mensual, los argentinos son los que más tiempo pasan conectados en toda América latina. Le ganan a los brasileños, con un promedio mensual de 25,7, y a los mexicanos, que llegan a 25,1 horas.

¿Qué hacen en Internet todo ese tiempo esos millones de argentinos? El 30% del tiempo de conexión lo pasan en las redes sociales. De hecho, la conexión a redes sociales en la Argentina aumentó un 12% en el último año, un crecimiento que supera el crecimiento regional y mundial.

A los mensajes de texto le dedican el 18% del tiempo, y al email, el 7%. Y el apetito por noticias e información online es el más alto de la región y viene creciendo al 10%, superando el crecimiento mundial en este aspecto. Las cifras llegan desde ComScore en su informe Estado de Internet en Argentina de 2011.

¿Cuántos de estos argentinos hiperconectados padecen de estrés digital? ¿Todos los que navegan miles de horas por la Web o twittean a diestra y siniestra están necesariamente a punto de colapsar por el estresazo digital?

Tecnoestrés

La ansiedad ante la bandeja de entrada llena es apenas una de las evidencias del tecnoestrés. Allí también están la compulsión por chequear el mail o el Twitter decenas de veces por hora. "En el supermercado, no veo la hora de llegar a la cola para poder chequear mi Blackberry". Se confiesa así el especialista en nuevas tecnologías Julián Gallo.

"Ecosistema de la distracción", lo llama Gallo, retomando conceptos de Nicholas Carr, el gurú norteamericano crítico de los efectos de Internet. En su último libro, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? , Carr mostró evidencia de cómo la hiperconexión y las distracciones permanentes que ofrece impacta directamente en nuestra biología cerebral. Cada vez somos menos capaces de concentrarnos en tareas que lleven tiempo y demanden atención total.

Gallo conoce el tema: "Intentar atraer la atención de los usuarios de Internet es como hablarle a un jefe apurado: siempre se están yendo a otro sitio". Ante la conexión continua, el cerebro siempre en red, superponiendo tareas de todo tipo, el estrés resulta una consecuencia casi obvia.

Pero no estamos solos. Ni nuevo ni sólo argentino: el problema del estrés digital es global. En España, se lanzó hace poco el libro Tecno estrés , del especialista en psicobiología José María Martínez Selva. "La siesta digital", titulaba algún tiempo atrás El País de Madrid un artículo centrado en el estrés digital en el mundo profesional, en el que mencionaba una estadística de Cisco System, donde el 45% trabaja en promedio entre dos y tres horas más por día, condenados por la conexión siempre disponible.

En la Argentina, especialistas de la salud, en diversas áreas, reconocen que el problema está instalado en el consultorio. Le pasa a los adolescentes que nacieron con un mouse bajo el brazo. "Entre ellos, se ve una sobreestimulación permanente y una incapacidad de procesar tanta información. Vienen por trastornos en el sueño, por ejemplo", dice la psicóloga especialista en estrés Elena Weintraub.

Las estadísticas de ComScore confirman este escenario: los chicos de entre 15 y 24 años son los heavy users de Internet en el país, con 33,1 horas mensuales promedio de conexión. Superan en tiempo de conexión a todas las edades de América latina y, en el mundo, están por encima del promedio de horas de conexión de sus pares adolescentes.

En los mayores de cuarenta, estresa el cambio tecnológico continuo. Entre los adultos más jóvenes, el estrés digital es una subespecie del estrés laboral. "Viven en conflicto permanente. Si abrir el mail o no, si desconectarse o no, si preservar su intimidad o no", según Weintrub.

Ya casi no hay un afuera por fuera del mundo virtual. ¿Qué nos pasa cuando la demanda de conexión es continua?

En definitiva se trata de lo que cada uno es capaz de soportar. La palabra clave es la "adaptación", señala el presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, Daniel López Rosetti, que define: "Cuando la persona tiene capacidad de resistencia adecuada, ese estrés no es dañino. Cuando hay incapacidad de adaptación, aparece la sintomatología del estrés".

Llegado ese punto, el estrés digital activa un circuito similar al del trastorno obsesivo compulsivo. La explicación llega de boca del neurólogo y psiquiatra Enrique De Rosa, presidente del Centro de Estudios y Terapias Cognitivas. "Se da una sucesión de ansiedad, estrés, que luego descarga en una compulsión. El sujeto sólo puede descargar su ansiedad conectándose". El resultado final es un círculo vicioso donde lo que genera ansiedad -la conexión continua- es la vía de escape para esa misma ansiedad. El hábito estresante queda así consagrado. Por detrás del nuevo estrés cotidiano, se atisba un problema casi filosófico. La velocidad, el nuevo dios al que nos entregamos en cuerpo y alma, ocupa el centro de la escena. "El estrés es la enfermedad del apuro", define López Rosetti.

Velocidad en la renovación tecnológica. Velocidad de respuesta, la que esperamos recibir y la que esperan de nosotros. Incluso el curso del pensamiento se acelera con el estrés digital. El problema se llama "taquipsiquia", explica López Rosetti.

Si no es la ubicuidad de Internet y su velocidad, la angustia y el estrés surgen, paradójicamente, cuando esa misma velocidad y ubicuidad fallan. El programa que se cuelga y no arranca. La aplicación que se demora segundos que parecen siglos. La búsqueda desesperada de una red donde conectarse.

Ahí está también, por ejemplo, el síndrome del reloj de arena, el relojito en que se transforma el cursor del mouse para indicarnos que hay una proceso en marcha en la computadora. Cuando el relojito demora segundos, el estrés se dispara. El tiempo, en Internet, debe ser veloz.

No alcanza con reemplazar el relojito por algún otro símbolo. "Me ponía nervioso el reloj de arena y mi hijo lo cambió por un dinosaurio azul que no para de caminar hasta que la aplicación funciona? Después de un rato quería asesinar al bicho con una uzi", reconoce un periodista que gasta doce horas diarias conectado y prefiere mantener su ira en el anonimato.

Cuerpo. Mente. Alma. Todo queda afectado por el estrés digital. Las consultas por tendinitis por mal uso de los aparatos electrónicos venían en aumento aunque hoy bajaron entre un 15 y un 20%, según informa la ex presidenta de la Asociación Argentina de Cirugía de la Mano (Asacim), la traumatóloga Adriana Pemoff. "Las mejoras en las tecnologías del touch tuvieron resultados positivos".

Las que sí van en aumento son las consultas por dolores de cabeza vinculados con hábitos digitales. Así viene sucediendo en el servicio de Neurología del Hospital Argerich, según la jefa del servicio, la doctora Fabiana Rodríguez: "Desde el furor de las redes sociales, empezaron a aumentar las consultas".

Se repiten los casos de adolescentes con dolores de cabeza. "Por estar conectados, se olvidan de comer, no descansan adecuadamente, se tensionan por las respuestas que tienen que dar en sus Facebooks, tienden al aislamiento y abandonan los deportes", diagnostica Rodríguez. Las cefaleas vinculadas a problemas de la columna cervical también son parte del estrés digital.

Entre los adultos, los dolores de cabeza se relacionan con "la conexión permanente y la atención continua", explica Rodríguez.

El periodista asesino potencial de dinosaurios azules sabe de qué habla cuando habla de estrés digital. Lo padece. La recomendación de su médico fue llana: "Tenés que parar".

No es fácil. Pero por ahí se empieza. Por detenerse. Cortar el contacto con Internet. Respirar hondo. Relax.

Pausa

Mundo feliz. Ya en 1999, Turkle detectó una fantasía oculta entre los usuarios de Internet agobiados por la bandeja de entrada: "la fantasía de escapar" de la sobrecarga de emails. Delete. Y a empezar de nuevo. Libres. Livianos. Ligeros. La clave para no sucumbir a la conexión continua es esa, alejarse de la fuente de estrés. Luego superar el síndrome de abstinencia hasta desintoxicarse, como en las adicciones químicas. Así lo explica De Rosa: "Parte de la cura es lograr que la persona sostenga la decisión de no reforzar el circuito. Con el tiempo, esa respuesta se agota y la necesidad imperiosa desaparece". La clave es no reforzar el hábito, o la adicción. En definitiva, la hiperconexión en un extremo puede terminar en adicción digital.

A De Rosa le gusta comparar la solución al estrés digital con la práctica de kumbhaka, la retención de la respiración que se hace en yoga. "La detención es central. Es un momento de reseteo, que es imposible en la conexión continua".

El Instituto Nacional de Salud y Seguridad del Trabajo de EE.UU. recomienda algo parecido, cortes, a la hora de bajar el estrés en el trabajo: cada media hora, cinco minutos de descanso. López Rosetti propone frenar concentrándose en tareas que tienen definitivamente otro ritmo, como la lectura de filosofía. O caminar lento, para bajar la velocidad en todo, aun en el pensamiento.

Pero la dependencia de Internet es compleja. Alejarse es difícil. Todo se hace por Internet. Se parece a la adicción por la comida: cómo alejarse totalmente del alimento si algo hay que comer, aunque sea para vivir.

Y todo puede ser todavía más difícil: para fines de este año, CiscoSystem calculó que el tráfico de Internet de tan sólo veinte hogares típicos, con sus típicas familias y sus múltiples dispositivos y horas de conexión, será mayor que el tráfico total de Internet a nivel mundial registrado en 2008.