La participación de policías en delitos siempre es descorazonante para la sociedad y particularmente grave para las instituciones de una república. En este sentido, y desde hace décadas, la policía bonaerense, como las de otras provincias y también la Federal, ha dado sobradas pruebas de la incursión de algunos de sus agentes en el mundo del crimen.
Esa clase de hechos se caracteriza, además, por las dificultades que entraña su esclarecimiento, pues es la propia policía la que suele llevar adelante la investigación como auxiliar de la Justicia y, como ha ocurrido en varias oportunidades, no es extraño que, con tal de no afectar la imagen pública de la institución, se opte por el encubrimiento para terminar condenando la pesquisa a un punto muerto.
El caso del secuestro del empresario Bergara aparece como de particular complejidad. Primero, porque Bergara aún continúa en poder de sus captores, y porque en manos de ellos permanece desde el 22 de diciembre último. Días atrás, sus familiares recibieron una nueva prueba de vida de parte de los secuestradores, que ahora bajaron sus pretensiones y exigen un rescate de unos 220.000 dólares para dejarlo en libertad. Al principio exigían 500.000 dólares.
A medida que se prolongaba el cautiverio del empresario, la investigación encontró indicios de la presunta participación en el hecho de integrantes de la policía, y lo grave es que dos de ellos no son suboficiales, sino oficiales. Otros dos integrantes de la fuerza fueron liberados por falta de mérito, aunque siguen acusados, y aún permanecen prófugos tres policías que habían sido exonerados. En el domicilio de uno de los tres prófugos se halló el automóvil con el que se habría secuestrado a Bergara.
Editorial IPolicías y secuestradores
Es destacable que la policía bonaerense haya investigado a los efectivos de su fuerza que secuestraron a un empresario
lanacion.com | Opinión | Viernes 23 de enero de 2009
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