El documento responde a un pedido de la asamblea plenaria de la CEA realizada en abril último. Desde ese momento se pusieron a trabajar en el borrador Casaretto, Rodríguez Melgarejo, Eguía Seguí y monseñor Sergio Fenoy, obispo de San Miguel y secretario saliente de la CEA.
Casaretto negó que en ese texto se den juicios sobre el gobierno de Cristina Kirchner. "Sería una contradicción con lo que decimos en el documento si se interpretara que hacemos juicios sobre sectores o personas. No nos interesa tanto juzgar lo que pasa o no pasa, sino invitar a una nueva etapa. Creemos que el Bicentenario es una gran ocasión para reconciliarnos entre los argentinos y superar etapas".
Si bien los obispos advierten que no quieren ser "profetas de desventuras", no dejan de denunciar que "cuando priman los intereses particulares sobre el bien común, o cuando el afán de dominio se impone por encima del diálogo y la justicia, se menoscaba la dignidad de las personas, e indefectiblemente crece la pobreza", a la que califican como una forma de "esclavitud moderna". Más concretamente, afirman que "el verdadero liderazgo supera la omnipotencia del poder y no se conforma con la mera gestión de las urgencias".
Al ser interrogado sobre cómo podría recibir el Gobierno las sugerencias de la Iglesia, en un contexto de tensión entre la Presidenta y el cardenal Jorge Bergoglio -titular del Episcopado reelecto esta semana-, Casaretto criticó "una mirada caudillesca de las cosas". Dijo que "se está pendiente de lo que dirá la Presidenta" y, sin embargo, el diálogo entre ella y Bergoglio "no es el único posible".
El obispo insistió en que las afirmaciones del documento no representan un "programa de la Iglesia", sino que son "pautas que esperamos que sirvan como un despertador, como un instrumento de trabajo para todos los argentinos". Para eso, dicen los obispos, se necesita elaborar un proyecto de país inexistente hoy.
"No tenemos un horizonte claro y no tenemos políticas públicas que estén más allá de los gobiernos que pasan. Tener un proyecto de país significa eso: tener políticas estables que superen la transitoriedad de los gobiernos", dijo Casaretto.
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