viernes, 14 de noviembre de 2008

La oposición sufre lo mismo que el gobierno K: la incapacidad para un diálogo amplio.

EL reciente encuentro entre Elisa Carrió y la conducción de la UCR marcó un avance de la oposición hacia una alternativa electoral ante el kirchnerismo, pero también fue demostrativo de celos y personalismos que dificultarán un acuerdo más amplio.

Frente a las elecciones legislativas de 2009, Néstor Kirchner se conforma con obtener entre el 30 y el 35 por ciento de los votos. Bastante menos que el 46 por ciento logrado por su esposa en los últimos comicios presidenciales, pero suficiente para vencer a una oposición dividida.

Dirigentes radicales y la propia Carrió admiten que "sin ganar en 2009 no podemos ganar en las elecciones presidenciales de 2011". Pero para vencer el año próximo la oposición necesita superar primero su fragmentación.

Si Mauricio Macri es un límite para la UCR y la Coalición Cívica y si ni Carrió ni el titular del radicalismo, Gerardo Morales, parecen dispuestos a sentarse a negociar con Julio Cobos mientras éste sea vicepresidente de la Nación, aunque los hechos demuestren con creces que éste hace rato dejó el gobierno kirchnerista, el panorama parece complicado para la oposición.

Así las cosas, en 2009 podría darse el caso de que en la Capital Federal, por tomar un ejemplo, haya una lista de diputados auspiciada por la UCR y la Coalición Cívica, encabezada por Alfonso Prat-Gay o, eventualmente, por Carrió; otra de Pro, liderada por Gabriela Michetti, y hasta una tercera del cobismo.

Es difícil darles refugio a todos en una misma lista y más complicado aún es administrar tantos egos. Hay, sin embargo, una solución, que prescindiría de la embarazosa negociación por las listas de candidatos. El entendimiento pasaría por un acuerdo programático y una agenda parlamentaria común que las distintas fuerzas no kirchneristas se comprometerían a respetar. Su núcleo incluiría no más de diez puntos, tales como el fin de los superpoderes del Ejecutivo, el respeto del federalismo y normas que garanticen la transparencia. Así, los votos que obtenga cada lista opositora que suscriba el programa común podrían sumarse como parte de un todo.
El pulso políticoHay una salida viable para la oposición

Por Fernando Laborda

lanacion.com | Política | Viernes 14 de noviembre de 2008

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