Es difícil encontrar en la historia argentina atropellos más grandes a la seguridad jurídica y la propiedad privada que los que han ocurrido en los últimos días. La desastrosa apropiación de los ahorros de los aportantes a las AFJP, pésimamente disfrazado de reforma previsional, es un episodio escandaloso protagonizado por los diputados oficialistas y sus aliados. En la sesión hubo apoyos a la confiscación, que es mucho más grave que el corralito, la devaluación y la pesificación asimétrica. Esos apoyos fueron lanzados sin fundamentos técnicos, sin cálculos actuariales, sin progresiones serias ni argumentos técnicos, pero sí con gritos de algunas personas que decían atacar un "negocio" y estaban probablemente defendiendo el propio.
Una buena parte del sector empresarial argentino ha quedado estupefacto. Mientras esto ocurría, el irrefrenable Guillermo Moreno habría vuelto a las andadas, según fuentes que dijeron haber sido sus víctimas. Esta vez, para detener la suba del dólar. Las amenazas que se relatan habitualmente a los productores y vendedores de alimentos esta vez habrían alcanzado a los bancos y operadores financieros. Los informantes hablaron de prohibición verbal de concretar operaciones que ya estaban pactadas, amenazas de inspecciones, coacciones, órdenes de invertir en determinados activos y un "dólar Moreno", más bajo, para los exportadores.
La embestida alcanzó a las agonizantes AFJP. El Gobierno habría comenzado a meter mano ya en las carteras y a ordenar dónde dirigir los fondos. Las versiones son conmovedoras: "Hay funcionarios de las áreas financieras que han vivido situaciones insólitas, presionados por el Gobierno para que hicieran inversiones ruinosas para los futuros jubilados, invirtiendo en empresas que no califican, pero tienen buena llegada a las autoridades; los dueños de las AFJP se sumaron a los «aprietes» porque quieren congraciarse con los Kirchner para cobrar una buena indemnización; ha habido ejecutivos al borde del infarto, porque los presionan para que hagan cosas que son delitos, con todas las letras; si un día alguien revisa, podrían ir presos por defraudadores; hay quienes se han negado y han sido desplazados de sus cargos". Si las versiones son ciertas, la dilapidación de los ahorros ya comenzó, cuando la ley no tenía siquiera media sanción.
El "retroceso" del dólar es otra fantasía. El riesgo lo miden ahora las tasas de referencia, que pasaron del 20%, mientras el Gobierno apelaba a manipulaciones para esconder la corrida cambiaria. Tratando de mantener vivo su proyecto, los Kirchner han elevado el riesgo a niveles inauditos. Nadie se explica de dónde vendrá el crédito genuino. "Por eso, muchos se arriman al Gobierno para ligar algo del reparto del botín de las AFJP", dijo un empresario esperanzado en que sea la Corte la que ponga un poco de orden.
Por Jorge Oviedo
Fuente La Nación
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