martes, 4 de marzo de 2008

"En la Argentina no se puede planear a largo plazo porque se cambian las normas demasiado seguido"

Otro país se suma a la lista de los que demandan energía y alimentos producidos por la Argentina y el Mercosur en general. La iniciativa comenzó del lado coreano, en 2004, y la próxima reunión está prevista para la primera mitad de este año. "El interés de Corea por América latina es muy grande", dijo a LA NACION el embajador Néstor Stancanelli, director nacional de Negociaciones Económicas Internacionales.

"La energía y los recursos naturales son la principal prioridad de las acciones diplomáticas de Corea en la actualidad", dijo el primer secretario de la embajada de la República de Corea en la Argentina, Keun-seok Jeon. "Por parte del Mercosur, existe mucho interés en que se materialicen inversiones y en generar mayor comercio intra industrial", dijo Stancanelli, y agregó: "El estudio de impacto que se difundió da positivo siempre que Corea abra su mercado agrícola y que crezca el comercio intraindustrial", agregó, en referencia al estudio que evalúa el posible impacto de un tratado de libre comercio (TLC) entre el Mercosur y Corea, que la Cancillería envió a las diferentes cámaras y asociaciones empresariales para que remitan sus comentarios al respecto antes de abril.

Relación Norte-Sur

Según el especialista en economía internacional, Ricardo Rozemberg, la actual relación entre Corea y el Mercosur es una típica relación Norte-Sur: el bloque exporta recursos naturales y Corea envía, a cambio, bienes industriales de alta tecnología.

En 2007, la Argentina le exportó a Corea por un valor de US$ 636 millones e importó por US$ 412 millones. El 95% del total exportado por la Argentina a Corea se concentró en 10 productos: minerales de cobre, harina y pellets de soja, aceite de soja, maíz, cueros y pieles curtidos, pescados congelados, mozzarella, tubos de hierro o acero sin soldadura, vinos y mostos de uva y aceite de girasol.

En cambio, entre los principales productos importados de Corea, se destacan los bienes intensivos en tecnología, como partes para aparatos eléctricos y electrónicos (televisores y radios), vehículos, máquinas, hornos microondas y lavarropas, teléfonos celulares, plásticos e insumos agrícolas.

"No está mal exportar bienes primarios, pero el desafío es hacer que la relación sea más equilibrada", dijo Rozemberg. Para el economista, la relación con Corea está subexplotada y se podría generar una mayor interdependencia comercial y en inversiones.

"En el mundo, el comercio está cada vez más en manos de empresas internacionales. Y como muchas de las empresas de los países asiáticos en desarrollo llegaron a una etapa de internacionalización, ahora buscan invertir en el exterior", dijo Rozemberg, y agregó: "La inversión genera empleo, producción y comercio, y los acuerdos comerciales pueden servir como marco para impulsar inversiones".

Corrientes de inversión

En el mismo sentido, el director de la oficina de Buenos Aires de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Bernardo Kosacoff, dijo que una alianza con Corea podría ser provechosa para la Argentina siempre que "se generen corrientes de inversión que favorezcan esquemas de complementación y especialización en el plano industrial y tecnológico".

Kosacoff destacó la gran inversión en tecnología y educación que realizó Corea desde los 60 que lo llevó a ser, hoy, la décima economía mundial. En su opinión, una alianza favorable con Corea sería la que beneficiara el desarrollo de proveedores industriales nacionales para las empresas coreanas con el objetivo de producir bienes con mayor intensidad tecnológica en forma conjunta. "De esta forma, las empresas argentinas se proyectarían al exterior e integrarían grandes cadenas a nivel mundial", dijo el economista de la Cepal.

Pero Kosacoff también advirtió sobre el peligro de que, luego de un TLC, las empresas coreanas elijan instalarse en Brasil en vez de ubicarse en la Argentina. "El Mercosur debe trabajar para superar las asimetrías estáticas, pero también las dinámicas", dijo Kosacoff en relación al conjunto de medidas brasileñas de incentivos fiscales y financieros que genera mayor atracción a la hora de realizar una inversión.

Aunque en la Unión Industrial Argentina (UIA) vieron con buenos ojos un eventual aumento de las inversiones coreanas en la Argentina, no mostraron demasiado entusiasmo acerca de los efectos de un TLC con Corea en la economía argentina: "La UIA siempre ve amenazas y oportunidades, y hoy la alta competitividad de Corea puede afectar nuestros intereses", dijo Roberto Pons, jefe del departamento de Comercio y Negociaciones Internacionales de la UIA, en relación a la tan temida inundación del mercado argentino con productos asiáticos. Según Pons, los sectores que en la Argentina estarían más amenazados son el automotor y el textil.

Sin embargo, en opinión de Ricardo Rozemberg, cuando se miran hoy las importaciones de Corea a la Argentina una parte importante está compuesta por máquinas y aparatos, partes de máquinas sofisticadas y accesorios. "Estos bienes ya se importan a la Argentina con bajos aranceles y un TLC no cambiaría demasiado la ecuación para importar desde Corea". En cambio, para Rozemberg, los productos que la Argentina exporta a Corea enfrentan mayores restricciones en términos comparativos. "Por eso, un tratado puede dar oxígeno a las ventas externas argentinas", explicó.

Negociaciones internacionales
Reflexiones sobre Corea

Circula por estos días en los comités técnicos de las principales asociaciones empresarias del país un estudio sobre el impacto de un tratado de libre comercio con la potencia asiática, que extendió la Cancillería. Un cauteloso escepticismo y un baño de realidad guían el análisis de los especialistas


LANACION.com | Comercio exterior | Martes 4 de marzo de 2008

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