jueves, 21 de febrero de 2008

El violeta y sus parientes ganan posiciones y establecen alianzas con el gris en su campaña de invierno



Jessica Trosman le propuso a su ex socio, el diseñador Martín Churba, comprarle su parte del negocio en 2002. Así arrancó su carrera "solista" en el mundo de la confección de prendas de lujo. "Fabrico todo en la Argentina. Trabajan conmigo un total de 60 personas", dice la empresaria.
Pese a tener cuatro locales en shoppings, Trosman afirma que el negocio es conquistar el mundo.

"Yo vendo desde París, no desde Buenos Aires. Viajo dos veces por año para participar en showrooms. Mi negocio no consiste en poner 10 mil locales acá, es abrirlos afuera", agrega.

Trosman exporta hoy sus prendas a 30 países, entre ellos Japón, Francia, China, EE.UU. y varios países de Europa. Facturó, en 2007, 8,5 millones de pesos y este año proyecta 12 millones. "Los japoneses no me compran la ropa -concluye- sino el diseño. Cerca del 80% de la ropa Trosman en Japón dice Made in Japan".

Diego Adamovsky, en cambio, encontró un nicho en la indumentaria pre-teens, para chicos de 8 a 15 años. "Ni menos ni más", dice. "Arrancamos a comienzos de 2006 y ya tenemos 140 clientes".

Reconoce que descubrio que el el nicho estaba desatendido gracias a su hija Paloma, una pre-adolescente. "Vendí mi casa para la inversión inicial. Arranqué con 10 mil prendas, y hoy estamos hablando de 60 mil", comenta. ¿Cuál es el secreto? "No lo hay. Lo que hice fue indentificar a un consumidor, una nena que ya elige, pero que el que paga es un adulto", afirma Adamovsky.

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