domingo, 13 de enero de 2008

La mujer del presidente.


Carla Bruni, la mujer fénix, ¿ha encontrado desde ahora su mejor papel? Una niña heredera, una italiana de París, una modelo top, una amiga del amor, una cantante suave, una madre discreta, una mujer fatal. ¿Cuál de sus perfiles va a prevalecer ahora que la información que circula en París se ha transformado en una fábula internacional?

Carla Bruni, como lo hubieran dicho nuestras abuelas, se lleva bien con el presidente Nicolas Sarkozy. ¿Qué dicen los chinos, qué piensa el Papa, qué preparan los norteamericanos? No se sabe mucho, pero ya existe una corporación que se apresta a trabajar para ganar más: es la de los fotógrafos, editorialistas, periodistas y otros kremlinólogos del corazón. Bernard Thibault quizá no lo sabía, pero el amor produce trabajo.

Carla Bruni no había encontrado todavía al sexto presidente de la V República Francesa cuando ya arrastraba detrás de ella su propia saga, con sus muy ricas horas, sus quimeras deseadas, sus amores eléctricos, sus discos susurrados. ¿Ya una leyenda? En todo caso, una novela en curso, escrita con una mecha de cabellos empapada en tinta de imprenta. Un verdadero personaje que agregó acción a un legado dorado y, como hubiera dicho Malraux, ha sabido “transformar la experiencia en conciencia”.

Sus orígenes, ya nadie lo ignora, son indudablemente patricios. Su padre, un industrial de cables eléctricos y neumáticos, era también un compositor refinado. Superintendente del teatro Regio de Turín hasta 1971, Alberto Bruni Tedeschi compuso una primera ópera, Villon, cuyo libretista fue Tullio Pinelli, uno de los guionistas de La Dolce Vita, de Fellini. Sus obras serían interpretadas en la Scala de Milán, en el San Carlo de Nápoles. La madre de Carla Bruni, Marysa Borini, era una elegante concertista de piano (ver aparte). El castillo de Piamonte donde fueron criados los niños Bruni Tedeschi parecía una vivienda para una novela de fin de siglo. Antes de los Rolling Stones se encontraba D’Annunzio.
Nota de Tapa
Nació en el seno de una adinerada familia italiana. Triunfó en París, primero como supermodelo y luego como cantante pop. Tiene a sus pies al recién divorciado presidente francés, Nicolás Sarkozy, y escandalizados a los medios europeos. Un romance a todo vapor
LANACION.com | Revista | Domingo 13 de enero de 2008

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