"Definitivamente, la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología es una gran noticia; en especial si tenemos en cuenta que el país ha dado en estos años señales claras de su interés en el desarrollo científico. Ahora, la Argentina deberá elegir las áreas en las que puede competir en el mundo", dijo ayer a LA NACION por teléfono desde Baltimore (EE.UU.) el doctor Fernando Polack, director de la Fundación para la Investigación en Infectología Infantil (Infant), en nuestro país, y profesor del Departamento de Pediatría de la Universidad Johns Hopkins.
Para el doctor Pablo Argibay, investigador del Conicet y director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano, que el sistema científico tenga un ministerio único "es mucho mejor" que la dependencia, como era hasta ahora, del Ministerio de Educación.
"Era absurdo -indicó- hacer depender la ciencia y la tecnología de una área de gobierno que se debe ocupar de la educación en general. La Argentina es muy sólida en ciencias duras y en otras que estaban un poco alejadas del perfil del ministro Filmus. Si esto dará más autonomía para fijar políticas propias ya lo veremos, pero en principio, darle prioridad al desarrollo de la ciencia y la tecnología es relevante."
Por su parte, el doctor en ingeniería Fernando Audebert, investigador del Conicet y director del Centro de Investigación, Desarrollo, Innovación y Diseño en Ingeniería (Cididi) de la Facultad de Ingeniería de la UBA, consideró la medida "lógica y que había que tomar. Por primera vez se toma en serio el aporte científico y tecnológico al desarrollo de la Nación". Sobre el impulso a la nanotecnología y el desarrollo de software, Audebert, academic visitor en la Universidad de Oxford, opinó que fomentar la nanotecnología es "apuntar al mediano y largo plazo, ya que nos falta mucho y hay mucha competencia internacional", mientras que el software es "pensar en el corto plazo".
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