Por segunda vez en menos de un mes, los trabajadores del transporte y del sector energético convocaron a una huelga para reclamar que se mantenga el sistema especial de jubilaciones que el gobierno de centroderecha de Sarkozy pretende abolir, para equipararlo con las jubilaciones que percibe la mayoría de los franceses.
Inmediatamente después de haber regresado de Estados Unidos, Sarkozy advirtió el fin de semana sobre posibles actos de violencia durante la huelga de mañana y llamó a la "compostura" a los sectores gremiales que encabezarán las movilizaciones. "Les digo a todos que sean muy responsables, muy calmos y muestren gran compostura. Este país no necesita violencia", dijo Sarkozy. Advirtió, además, que ceder ante las presiones de los sindicatos sólo condenaría a Francia a más "pobreza y desempleo".
Las reformas en Francia
Empieza mañana un paro indefinido

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