En el comercio internacional, los países devuelven a los exportadores el IVA pagado al tiempo que lo cobran a los productos que se importan. Por este motivo si una firma argentina pretendiera facturar a su comprador en el exterior el precio más el IVA local, ese bien quedaría gravado con un doble impuesto, por lo que es fácil comprender que sería muy poco lo que se lograría vender al exterior. En la Argentina se procede como en el resto del mundo, solo que la devolución del IVA y de los reintegros no siempre se hace con prontitud.
Durante algunos años el principal motivo de este retraso estuvo en el tiempo que tomaba a las autoridades controlar si correspondía, pero afortunadamente este trámite hoy no insume más de 30 días. Pero el problema para obtener esa devolución no termina cuando la operación fue aprobada, ya que sucede que frente a faltantes de Tesorería el Gobierno con frecuencia resuelve postergar por meses los pagos. Esto ocurría en los ´90 debido a un persistente déficit fiscal, pero luego de la devaluación de fines de 2001 el holgado superávit permitió que desapareciera tal causal de demora. Pero desde hace un año, junto con la disminución del superávit, han regresado los retrasos al punto que la Cámara de Exportadores de la República Argentina los estima en unos US$ 300 millones.
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