Por lo menos 6256 veteranos de Corea, Vietnam, el Golfo, Afganistán e Irak se quitaron la vida a lo largo de 2005. Es decir, más de 120 por semana, lo que evidencia que quienes volvieron del frente registran tasas de suicidios que duplican las del resto de la población estadounidense.
Hay un dato que es peor aún: entre los más jóvenes que combaten o combatieron en la llamada “guerra contra el terrorismo”, la tasa es tres o cuatro veces más alta que el promedio general en esa edad.
Las causas son los horrores que vieron, padecieron o protagonizaron, que se traducen en depresión, alcoholismo, insomnio, y problemas familiares y laborales. El gran fantasma que afecta a casi todos es el desorden por estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés).
A veces, los síntomas aparecen pocos meses después de que los veteranos volvieron del frente y los acosa durante décadas. La cadena CBS difundió esos datos, basada en una investigación que le tomó cinco meses y requirió de la obtención de cifras del Pentágono, del Departamento de Asuntos de Veteranos (VA, por sus siglas en inglés), y de 45 de los 50 estados del país.
De este modo, construyó el registro de suicidios de veteranos entre 1995 y 2007 que más se acerca en la actualidad a una estadística federal, todavía inexistente.
El registro permitió corroborar que mientras la tasa de suicidios en Estados Unidos es de 8,3 por cada 100.000 habitantes, se eleva a entre 18,7 y 20,8 por cada 100.000 entre los veteranos de guerra. Y crece aún más entre los veteranos que tienen hoy entre 20 y 24 años, es decir, aquellos que combatieron en Afganistán e Irak. La proporción entre ellos es de 22,9 a 31,9 por cada 100.000, hasta cuatro veces más que el promedio de los jóvenes norteamericanos de esa edad.
La alarmante cantidad de suicidios, en base a un registro al que aún hay que sumarle los datos de cinco estados del país, resulta aún más chocante en comparación con las bajas registradas en Irak, 3865 soldados muertos, y Afganistán, 467, desde que empezaron las operaciones en 2003 y 2002, respectivamente.
Las reacciones al informe de la CBS fueron variadas: hubo cautela oficial; denuncias de la oposición que aprovechó para cargar una vez más contra el presidente George W. Bush y su ofensiva en Irak; reclamos de los veteranos y sus familiares, y dolor de quienes sufrieron en carne propia el suicidio de algún ser querido.
Por depresión postraumática
Ya hay más de 120 casos por semana
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