Es la persona capaz de desarrollar una visión estratégica, respetar valores y liderar eficazmente equipos de trabajo orientados al cliente, armonizando voluntades para alcanzar el éxito esperado y evitando así la dispersión de esfuerzos en actividades no alineadas con el negocio y con las expectativas del cliente (Alfredo Bernardi, director de Liderar Consultores).
Es tener la capacidad de analizar en forma sistémica la realidad. Vincular, medir y priorizar todas las variables que pueden afectar a la empresa, y aplicar los resultados de dicho análisis de manera flexible, rápida y decidida hoy, pensando en mañana. Es decir, conjugar acertadamente el ahora y el después (Amalia Vanoli, presidenta de Tiempo Real Consultores SA).
Es saber anticiparse. La anticipación, junto con la capacidad de planificación estratégica son requerimientos fundamentales en la actualidad. Es necesario contar con ellos para que la empresa pueda prevenir los vaivenes de sus mercados y explotar al máximo sus posibilidades comerciales (Ana Inés Di Gianni, titular de Start, Recursos Humanos).
Es tener la capacidad de identificar claramente el rumbo y alinear al resto de la organización tras él. Hoy no alcanza con ser un buen administrador: los cambios son permanentes y cada vez más veloces. Las empresas exitosas se diferencian porque implementan la estrategia más rápidamente que sus competidores (Enrique Babis, socio de PricewaterhouseCoopers).
Una persona puede ser un excelente manager en una compañía y puede no irle bien en otra. No obstante, hay ciertas áreas de actuación que trascienden esas particularidades, como el foco en los resultados del negocio y el desarrollo del equipo a cargo. A su vez, para desarrollar adecuadamente estos cometidos serán necesarias ciertas competencias: visión de negocio, liderazgo y flexibilidad, entre otras (Federico Crespi, Manager Human Capital de Deloitte).
El número uno
En todos los casos hacen falta expertos capaces de anticipar escenarios futuros, interpretar contextos o analizar el comportamiento de los ciclos de oferta y demanda de las empresas en relación con las búsquedas laborales. En una realidad vertiginosa, donde lo único seguro es que mañana todo puede ser diferente, un buen trabajo de consultoría es clave para las cambiantes condiciones de un mercado laboral
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