La falta de derrame de la riqueza y su injusta distribución son algunas de las explicaciones de ese fenómeno, que es capaz de conjugar crecimiento e insatisfacción. Pero hay otras razones: la gente, a medida que se deterioran los servicios públicos que presta el Estado, también tiende a enojarse con la economía de mercado y, a la vez, se vuelve más exigente.
Estas son las conclusiones más importantes del informe elaborado en 2007 por Latinobarómetro, que hoy publica LA NACION en forma exclusiva, y que contiene los resultados de una muy extensa encuesta realizada en 18 países de la región. El estudio, cuyas conclusiones están volcadas en más de 100 páginas, fue realizado con el apoyo de la Cepal, la Organización de Estados Americanos, la Corporación Andina de Fomento, la Agencia Española de Cooperación, el gobierno danés y la Agencia Sueca de Cooperación Internacional.
Así, Estado, servicios públicos y mercado parecen ir de la mano. Daniel Zovatto, politólogo y experto internacional en sistemas políticos, explica: "En los setenta, la gente creía en el Estado; en los noventa, en el mercado; hoy, la gente asume que la mano visible del Estado no puede estar ausente para corregir la mano invisible del mercado".
Los latinoamericanos tienen una apreciación intermedia de la democracia, pero entre 2006 y 2007 la aprobación bajó del 58 al 54 por ciento. En la Argentina, el país con mayor aprecio por la democracia, es donde se produjo un desplome notable: 11 puntos. "La que resulta más dañada en este proceso es la imagen de la economía de mercado, por su incapacidad de entregar resultados y satisfacer expectativas de la ciudadanía. Por eso, los pueblos piden más Estado", se dice en las conclusiones del informe, cuyos datos más relevantes son estos:
El número de pobres es igual al de 1997.
A pesar del crecimiento económico sostenido, de cierta caída del desempleo y de una disminución del temor a quedar desempleado (ambos ítems bajaron 3 puntos el año último; en la Argentina sólo el 35% de la población teme quedar desempleada, contra el 70% en Brasil), la delincuencia sigue subiendo.
En el área del delito, la Argentina saca pésimas notas: mientras los ciudadanos de Nicaragua, República Dominicana, Colombia y Venezuela creen que la vida en esos países es cada día más segura, la Argentina pasó a ser el país más inseguro. Sólo el 2 por ciento de los consultados lo evalúa como un lugar seguro; el 80 por ciento de la población teme ser víctima de un delito violento, y el 47 por ciento fue víctima de un delito.
En el último año, subió del 47 al 50 por ciento la población que cree que la situación económica de su país es regular, mientras que apenas el 21 por ciento cree que es buena. Sólo Venezuela registra un elevado 52 por ciento de opiniones positivas, quizá por el gasto público del gobierno y el precio del petróleo, dice el informe. En la Argentina, apenas el 17 por ciento cree que la situación es buena.
También bajó del 39 al 31 por ciento quienes creen que la situación de su país mejorará. Las caídas más pronunciadas se registran en la Argentina (26 puntos en un año) y Brasil (20 puntos).
Sondeo en 18 países de América latina
El mayor reclamo en la región es el reparto de la riqueza
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