domingo, 18 de noviembre de 2007

Crece la xenofobia en Europa.

Incitados por la inseguridad, la marginación y el miedo al futuro, cada vez son más los jóvenes que se dejan cautivar por la extrema derecha y las ideas neonazis en Europa. La xenofobia es el principal factor que los moviliza.

El último de esos episodios se produjo el domingo 10 de noviembre en Madrid, en el que un adolescente murió y otras ocho personas resultaron heridas en violentos enfrentamientos entre militantes antifascistas y un grupo de neonazis. Estos últimos se dirigían a una manifestación convocada en la capital española por el partido de extrema derecha Democracia Nacional para protestar contra la inmigración.

Tradicionalmente hostil al comunismo, la ultraderecha predica un feroz nacionalismo xenófobo, rechaza la sociedad multicultural, los inmigrantes -o los extranjeros en general-, se opone a la globalización, al liberalismo y a las organizaciones supranacionales como la Unión Europea y la OTAN.

El avance de esa ideología se produce, sobre todo, en los sectores más frágiles. El militante tipo es hombre, pertenece a sectores de bajos niveles de ingreso y de educación. Los jóvenes suelen ser las principales víctimas.

Asimilados generalmente a los llamados skinheads (cabeza rapada), para los especialistas es necesario hacer algunas distinciones. "No todos los skinheads son neonazis. El movimiento adquirió ese cariz extremista en Alemania, a partir de 1980", explicó la especialista Céline Bayou. Desde entonces, esos grupúsculos no han dejado de crecer, protegidos por los grandes partidos de extrema derecha europeos.

El mes pasado, en Budapest, 600 jóvenes juraron "defender" a Hungría al incorporarse a las filas de la Guardia Húngara. Ese grupo paramilitar neonazi, que hasta ahora contaba con 56 militantes, fue creado por el partido político de ultraderecha Jobbik. "El peligro no es su número, sino la evolución de la organización y su creciente militarización", alertó el politicólogo Víctor Kiss.

En septiembre, la policía belga detuvo a un grupo de jóvenes del BBET (Sangre, Tierra, Honor y Fidelidad), que planeaba el asesinato de Filip Dewinter, líder del partido flamenco de extrema derecha Vlaams Belnag para imputarlo a los fundamentalistas musulmanes. Con ese gesto, la organización neonazi pensaba provocar enfrentamientos entre la extrema derecha y la comunidad islámica, inducir el caos y obtener la creación de una Flandes fascista.

BBET, disidencia del grupo británico Blood and Honour (Sangre y honor), es parte de la corriente de ultraderecha más radical de Flandes. Sus militantes admiran a Hitler y están dispuestos a usar las armas en una "guerra de civilizaciones", que juzgan "inevitable". Blood and Honour está presente en numerosos países europeos. En 2006, la policía alemana detuvo cerca de un centenar de sospechosos de pertenecer a ese grupo ilegal, implantado principalmente en la ex Alemania Oriental.
En varios países europeos hay un inquietante crecimiento
LANACION.com | Exterior | Domingo 18 de noviembre de 2007

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