Juan Enríquez es una de las principales figuras de la biotecnología en el nivel mundial. Profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Harvard, ensayista y destacado conferencista viajó recientemente la Argentina para participar del primer Congreso Interamericano de Semillas. En una entrevista con LA NACION, Enríquez dijo que la Argentina debiera tomar a la educación en serio, como lo hace con el fútbol.
-¿Qué deben hacer los países de América latina para insertarse en la sociedad del conocimiento? -Me gustaría comparar una visita que hice a la Argentina hace tres años y una similar a China y a la India. En ese período la economía de esos países es 40 por ciento mayor: eso no es completamente cierto en la Argentina. Y si lo contrastamos con los últimos diez años vemos en China e India un crecimiento constante del 9 al 10 por ciento. Eso es porque le han estado metiendo conocimientos a una sociedad que empezó siendo más pobre que la argentina. Las escuelas en esos países las están tomando en serio y las admisiones son tremendamente competitivas. Para entrar al gobierno se requiere una enorme cantidad de talento y hay una gran cantidad de gente que está compitiendo en el nivel mundial, especialmente en cómputos, programación y tecnología de la información.
-¿Para dar ese salto, qué corresponde hacer, que la inversión la impulse el Estado, o el sector privado?
-Es una inversión que tenemos que hacer todos. Un padre de familia tiene que tomar en serio a qué escuela va su hijo. El Gobierno tiene que hacer que las escuelas sean competitivas igual que sucede con el fútbol. Si me preguntaras quién hace que el fútbol argentino sea competitivo mundialmente te diría: los padres, que son aficionados, los clubes de fútbol y hasta el Gobierno. Lo mismo tiene que pasar con las escuelas.
- Gran parte del crecimiento de nuestros economías se da por el buen momento de los precios del petróleo y de los granos. ¿Es bueno o malo?
-Hay que entender por qué se da esto. La tercera parte de la humanidad está entrando en la economía del conocimiento. Esa parte -como China e India- era tremendamente pobre y ha estado creciendo de manera bestial. Lo primero que hace esa gente, con ingreso adicional, es comprar mejor comida. Y luego su moto y su automóvil. Estamos viviendo un boom porque dos pueblos -entre otros- han educado a su gente mejor. No es que el europeo esté consumiendo más pan o el norteamericano más gasolina. Es sencillamente porque la tercera parte de la humanidad tomó en serio a la educación. La Argentina se beneficia de eso, pero el margen relativo de ingreso que va tener el país respecto de esos países va a ser menor.
-¿Por qué?
-Si tomas una taza de café que en Starbrucks cuesta tres dólares, el productor cafetalero recibe tres centavos. Los otros US$ 2,97 se van a dónde colocar la tienda, dónde entrenar la gente y a hacer el marketing. Todos esos conocimientos que van detrás de que tú quieras ir a Starbrucks a tomar café en vez de ir a otro lugar: eso es la economía del conocimiento. Sí va a haber cafetaleros a los que les vaya bien, pero no que un país cafetalero sea rico. En la medida en que la Argentina venda muchos productos no diferenciados -petróleo y granos- seguramente habrá muchos empresarios ricos, pero al país en su conjunto le va a costar mucho trabajo duplicar su PBI per cápita. No se duplica el PBI per cápita multiplicando el campo, se puede aumentar el ingreso de algunos empresarios. No se va a duplicar el sueldo del trabajador que está en el campo. La única manera de hacerlo es que el hijo de ese trabajador empiece a aprender cosas como la tecnología genética que va detrás de la semilla, las investigaciones que van detrás del corral de vacas, o a mejorar la mercadotecnia y el empaque de los productos argentinos. En la medida que pase eso el campo puede ser un enorme motor de desarrollo, pero no en la medida que se mantenga sin conocimiento, que las escuelas no se mejoren o que no haya compañías argentinas que estén patentando o vendiendo o protegiendo propiedad intelectual.
-Esta sociedad de conocimiento avanza rápidamente, ¿cuál su opinión sobre los debates en los que se cuestionan los avances científicos?
-A falta de conocimientos científicos nos sentimos cómodos con el debate de las políticas públicas. Si debe haber transgénicos o no, el debate es más sencillo en términos políticos que científicos. Hay mucha gente metida en los intereses, van a tratar de hablar en términos políticos, que es el 10 por ciento del debate. El 90 por ciento restante lo están llevando adelante los pueblos que tienen los científicos, que están patentando, y armando las empresas. Eso se ve en la Argentina en términos de lo que está plantando la gente, porque la semilla cambió. La soja se volvió más práctica. Hay un cambio de enorme magnitud en el campo por las tecnologías. Entonces, ante eso, no hay que quedarse a esperar que pase el tren sino tratar de manejarlo. Los países que siguen ese criterio les va mucho mejor. En los años treinta la Argentina competía en premios Nobel per cápita con cualquier otro país desarrollado. Hoy no es así. Si a los científicos y estudiantes no se los cuida, no se los entrena, nunca van a llegar. Con la educación deberían hacer lo mismo que hacen con el fútbol.
Juan Enríquez, experto en biotecnología
Fuente: La Nación
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario