lunes, 6 de agosto de 2007

Plobacíon y recursos

Frente al acelerado crecimiento de la población mundial surgen dos preguntas importantes: ¿podrá el planeta producir suficiente alimento para los aproximadamente 6.000 millones de habitantes actuales y para los que nacerán en los próximos años? Y en caso de lograrlo, ¿se podrá distribuir la producción equitativamente?

En tomo a este dilema fundamental existen opiniones encontradas.
Por un lado se encuentran los pesimistas, herederos de la teoría del economista inglés Thomas Malthus, formulada a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Sostenía que la población crecía en proporción geométrica (1, 2, 4, 8,16, 32, 64, ...) —duplicándose cada 25 años—, en tanto que los recursos alimenticios aumentaban en progresión aritmética (1, 2, 3, 4, 5, 6, ...). El desequilibrio entre el crecimiento demográfico y la producción de alimentos se agravará progresivamente y provocará el hambre y la miseria en el mundo.

Los seguidores modernos de estas antiguas ideas (neomalthusianos) se han mostrado incluso más categóricos. Paul Ehrlich, científico estadounidense y líder del movimiento ambiental mundial, advirtió sobre este peligro hace 25 años. El informe del Club de Roma —reunión de expertos internacionales— publicado en los años 70 y titulado "Los límites del crecimiento", llegaba a la conclusión de que el colapso mundial era inminente e inevitable si el hombre no cambiaba su actitud frente al medio ambiente y a la utilización de los recursos de la biosfera. El argumento que sostiene la teoría malthusiana es la limitación de la natalidad, hecho que está disimulado, en la actualidad, con la denominación de planificación familiar.

Por otro lado se encuentran los optimistas que, si bien reconocen la gravedad del problema, consideran que la población del mundo se estancará en el año 2150 en alrededor de los 10.800 millones de personas. Sostienen que nuestro planeta posee recursos suficientes para alimentar a esa población en crecimiento.
Las mejoras en la agricultura y las innovaciones tecnológicas han logrado mantener el abastecimiento de alimento -lo suficientemente elevado para cubrir la demanda mundial. Además, el precio de los alimentos básicos ha descendido marcadamente en los últimos años.
Por lo tanto, no se trata de un problema de producción, sino de la posibilidad de adquisición de tales alimentos y de su distribución. Estos recursos no están disponibles donde resultan más necesarios: tienen más quienes menos crecen.

Debido a esta problemática, en algunos espacios existe presión demográfica o sobrepoblación. Este término se utiliza para los territorios cuya producción de alimentos no es suficiente para atender los requerimientos normales de su población. El concepto inverso es el de infrapoblación, que se refiere a aquellos terrenos que ofrecen excesos en la producción de alimentos. Frente a esta distinción los expertos han tratado de determinar la capacidad de carga de nuestro planeta sea, la población máxima sostenible y la población óptima sostenible que permitiría a la mayor parte vivir con sus necesidades básicas alimenticias satisfechas, perjudicar la aptitud de la Tierra para soportar esa población en el futuro. Ninguno de los intentos por calcular dichos montos ha resultado concluyente.
DESARROLLO CON EQUIDAD
Las interrelaciones entre crecimiento demográfico y crecimiento económico han originado grandes debates en búsqueda de soluciones al problema del hambre generalizada que afecta hoy a varios sectores del planeta. Algunos entienden que el crecimiento de la población es un obstáculo para el crecimiento económico, otros, que es un estímulo para lograrlo.
Existe una opinión generalizada acerca de la relación causa-efecto entre la población demográfica y la degradación y agotamiento de los recursos. Sin embargo, ha comprobado que la degradación también aparece con alta o baja densidad población, tanto en condiciones de pobreza como de bienestar. Por consiguiente la presión demográfica es un factor importante pero no el único que interviene.

Una de las propuestas para abordar el desarrollo, defendida por las Naciones Unidas, es la denominada desarrollo con equidad. Según esta propuesta, el objetivo del desarrollo es el bienestar de toda la población preservando la sustentación d medio ambiente. La humanidad debe enfrentarse al desafío de alcanzar un razonable equilibrio entre población y producción de alimentos sin deteriorar el ambiente. En otras palabras, reducir los costos ecológicos del desarrollo y los costos sociales del crecimiento poblacional. Esta opción implica modificaciones importantes en materia de salud, educación, condiciones de trabajo, seguridad Socia vivienda, etcétera.
Por lo tanto, la solución de los problemas derivados del crecimiento de la población no depende exclusivamente de los recursos económicos ni del medio ambiente sino de la voluntad política. Ya que el sistema político mundial está experimentando en la actualidad, y por muy diversas causas, cambios profundos, ésta e la oportunidad para dar una nueva orientación a los esfuerzos de la comunidad internacional con miras al mejoramiento del bienestar de todos.

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