viernes, 10 de agosto de 2007

No cenar tanto es mejor

Para conservar la salud, dice el refrán:
"Hay que desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”

El hábito de desayunar

El desayuno es una de las comidas más importantes del día, diversas encuestas alimentarías muestran que entre quienes desayunan, realizan una ingesta nutritiva o calórica deficiente


El Proyecto del Desayuno realizado por los alumnos de Primer Año del Polimodal de un colegio privado de la zona oeste del Gran Buenos Aires, guiados por la Profesora de la asignatura Salud y Adolescencia, tuvo como objetivo determinar si los alumnos adolescentes del nivel polimodal de doble escolaridad llevan a cabo un buen desayuno en un día escolar.

El análisis de las encuestas realizadas demostró que la mayoría de los alumnos que desayunan, toman café con leche en la cocina de su hogar, entre ellos el 75% lo realiza sentado, el 25% lo realiza de pie. Un mínimo porcentaje desayuna en la cafetería del colegio. Un 1% no desayuna.

Se llego a la conclusión que tomar el desayuno antes de ir al colegio en la cocina de la casa es más confortable, brinda mayor tranquilidad, evita tensiones , angustias y los alumnos tienen mejor rendimiento escolar en las primeras horas.

“ La investigación realizada en Gran Bretaña por el Profesor Andy Smith, Director del Centro de Salud Psicológica y Ocupacional de la Universidad de Cardiff en el Reino Unido , consistió que durante diez semanas, cada voluntario llevara un diario de sus hábitos alimentarios y del estado de salud física y mental.

Encontró que quienes sufrieron más de una enfermedad durante el período de diez semanas eran aquellos que menos tomaban desayunos.
Observó que las personas que desayunaban con regularidad, especialmente cereales, padecían menos de catarro y cuando lo contraían eran más leves que quienes no desayunaban.
Además de los síntomas de catarro o gripe, los sentimientos de soledad y estrés fueron más comunes entre los participantes que no desayunaban.

El Profesor Smith señaló que estos hallazgos pueden sumarse a la creciente evidencia que muestran los beneficios del desayuno para la salud física y mental y los problemas potenciales asociados al no desayunar” *

Resultados de estudios hechos en Estados Unidos y Francia demostraron que los que tomaban una taza de café bebido para desayunar tenían un pobre rendimiento en el trabajo por la mañana, y los escolares al promediar la jornada escolar.

A nivel energético, el consumo de productos excitantes como el café, ofrece la sensación de estar despierto y vital, pero también puede causar dispersión y desorden, y el efecto al final de la jornada es cansancio, falta de vitalidad para disfrutar del tiempo libre. El consumo de alimentos que estimulan violenta y fuerza el organismo, en vez de acompañar el movimiento natural.

Un consumo excesivo de café, según estudios científicos realizados, puede causar intranquilidad, ansiedad, irritabilidad, agitación, disminución y empobrecimiento de la memoria, temblores musculares, insomnio, dolores de cabeza, dificultades sensoriales, síntomas cardiovasculares y malestares gastrointestinales.

Se ha comprobado también que a veces la leche no es bien tolerada por los adultos, porque a partir de cierta edad, la falta de consumo regular de leche produce la disminución de la enzima llamada lactasa que es necesaria para digerir la lactosa. La leche combinada con el café puede aumentar los efectos de la mala digestión: hinchazón, diarrea, etc.


El hábito de no desayunar

Encuestas realizadas en Europa dan cuenta de lo siguiente: a pesar de que uno de cada dos adultos reconoce los beneficios de un buen desayuno para comenzar adecuadamente el día, un porcentaje alto de niños acuden al colegio sin desayunar.

Los niños y jóvenes que no reciben ningún alimento después de 10 ó 12 horas de ayuno, es decir, no desayunan, suelen tener una dieta de peor calidad esto influye negativamente en el rendimiento intelectual y en la concentración.

Los resultados aportados por investigaciones realizadas en distintos países revelan que un alto porcentaje de la población de niños y jóvenes desconoce la importancia del desayuno y su relación con el óptimo crecimiento y desarrollo intelectual. Se puede inferir que los familiares y personas de su entorno cercano también desconocen dicha relación o no son conscientes de su importancia.

Después del ayuno nocturno, la falta de nutrientes contenidos en los alimentos (hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas y minerales) podrían ocasionar importantes trastornos en el organismo, estos trastornos que varían en intensidad conforme se prolonga el periodo de ayuno.

Algunas de las consecuencias son: decaimiento, falta de concentración y mal humor, debido al déficit de glucosa que produce el ayuno. La falta de glucosa lleva al cuerpo a utilizar las reservas energéticas, lo que causa alteraciones en el normal funcionamiento orgánico. En edades escolares, esto condiciona el aprendizaje y produce un descenso del rendimiento intelectual. En todas las edades queda afectada la capacidad de expresión, memoria, creatividad y resolver problemas .

Link relacionado: http://revista.consumer.es

El desayuno y la alimentación a lo largo del día

Uno de los principales problemas de la alimentación en la actualidad radica en la incorrecta distribución de las comidas a lo largo del día, esto es condicionado en gran medida por el ritmo de vida de las sociedades desarrolladas

“… Desde el punto de vista médico, entonces, parece no haber lugar a dudas: todo indica que es preciso distribuir la alimentación en forma homogénea a lo largo del día porque las sobrecargas calóricas multiplican los riesgos. Repartir la alimentación en varias comidas pequeñas en lugar de realizar pocas y abundantes ofrece beneficios para el control de la glucosa sanguínea, los lípidos y la acumulación de grasas que se conocen desde hace 60 años, aunque los mecanismos que lo explican no se comprenden bien.

Por ejemplo, se sabe que la omisión del desayuno altera las concentraciones de grasas en ayunas y la sensibilidad posprandial a la insulina. En un estudio reciente se encontró que quienes omitían el desayuno tenían 4,5 veces más riesgo de ser obesos que aquellos que lo consumían regularmente.

También se observó un incremento en el riesgo de obesidad en los individuos que realizaban la cena o el desayuno habitualmente fuera de sus casas. Con respecto a la frecuencia de comidas, los sujetos que reportaron cuatro o más por día experimentaron un 33% menos de riesgo de sobrepeso.

"Si la comida importante es el desayuno, uno tiene más probabilidades de quemar esas calorías durante el día -explica el especialista-. El horario en que uno se sienta a la mesa influye no por el horario en sí, sino por la actividad posterior. Cuanto menos se sobrecarga el organismo, más desahogada es la situación metabólica. Uno de los factores que influyen es el aumento de los niveles de glucosa e insulina en sangre que se producen después de las comidas (hiperglucemia e hiperinsulinemia posprandial). Si uno camina o tiene otras actividades después de comer, buena parte de esa glucemia se consume. En cambio si se va a dormir, tiene un gasto metabólico más bajo, entonces esa glucemia posprandial favorece la formación de depósitos de grasa. Cuando se llega a un punto de exacerbación, en personas que tienen antecedentes familiares de diabetes, obesidad visceral o abdominal, y sedentarismo importante, ese proceso desemboca en el síndrome metabólico."*

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