jueves, 9 de agosto de 2007

Compras online

María después de sacarse los zapatos y sentarse cómodamente frente a su computadora, se conecta a Internet y decide sumar a su lista personal de libros deseados uno o dos títulos que recibieron excelentes críticas de otros usuarios. Como es principio de mes, decide darse un gusto y selecciona uno de los libros de su lista personal y lo pasa al carrito de compras con otro simple click. Luego, hace el check out: ingresa su clave, el sitio la reconoce y le pregunta si quiere que le envíen el libro a donde regularmente lo recibe y por la empresa postal de costumbre.

María está contenta por la compra y, como está ansiosa por abrir el libro, cambia el medio de envío por uno un poco más caro pero más rápido. Un minuto más tarde, recibe un e-mail agradeciéndole la compra y confirmándole que su pedido ya fue procesado.

Contenta, María aprovecha para revisar su agenda en el servicio de e-mail y se da cuenta de que olvidó comprar la torta que debía llevar al día siguiente al cumpleaños de su sobrina. Va a la página de una conocida pastelería y da varias pasadas por las fotos de todas las exquisiteces que ofrece el negocio sin poder decidirse por ninguna. Finalmente, se inclina por una de mousse de chocolate y dulce de leche. Y repite el proceso anterior, sólo que ahora indica que le envíen la torta a las cinco de la tarde al salón donde va a ser la fiesta. Una vez confirmado el pedido, apaga la conexión y se va a la cama a leer un poco antes de quedarse dormida.

Este no es un delirio literario, sino una realidad a la que se puede animar en cualquier momento, porque Internet funciona las 24 horas del día, non-stop.

Desde que las páginas de Internet empezaron a poblarse de avisos publicitarios, parece haberse desatado una revolución económica inesperada. Los anuncios de las multimillonarias cotizaciones de los e-commerce y sus jóvenes dueños son objeto de culto, reverencia e imitación. Las notas sobre los intrépidos entrepreneurs (empresarios) y los inversores que están apostando a la World Wide Web inundan tanto los medios gráficos como televisivos y radiales. El crecimiento de la WWW es exponencial. "El teléfono hubiese necesitado 74 años para conquistar 50 millones de usuarios, 38 años la radio y 13 la televisión. A la Web sólo le tomó cuatro", explica el economista y politicólogo François Denieul a los periodistas Gilbert Charles, Bruno D. Cot y Guillaume Grallet en una reciente edición de la revista francesa L´Express.

Y comercios son los que están inundando y copando la World Wide Web. Allí se puede encontrar absolutamente de todo, lo más sublime y lo más perverso: desde óvulos de modelos top (recientemente puestos en venta en eBay, el más exitoso sitio de subastas) hasta bicicletas.

Diego Fernández, director de la consultora local Netgroup Consulting, explica: "La traducción literal de la expresión e-commerce es comercio electrónico, y eso engloba desde la persona que vende zapatillas por Internet hasta el que tiene un fondo de inversión, o que vende granos al exterior. Hay que sacarse de la cabeza la idea de que hacer e-commerce es vender productos: hay negocios excelentes que no lo hacen. Por ejemplo, un site que compara ofertas de otros, o los de subastas, que sólo son un nexo entre el vendedor y el comprador".

En estos días todos quieren entrar en la web: en ella, una sucursal equivale a sucursales en todo el mundo y sólo basta hacerse conocer para estar al alcance de la mano del comprador. Los tres iconos del comercio electrónico de la actualidad son Amazon.com, eBay.com y Priceline.com. Cada uno abraza un modelo comercial diferente.

Amazon es una clásica empresa de start-up (las que empiezan de cero) que mantiene la forma tradi- cional de intercambio dinero-producto, sólo que sin los ladrillos y las vidrieras de un negocio a la calle. Su ideólogo, Jeff Bezos (35), hijo de un refugiado cubano que se fue a Miami a los 15 con un par de pantalones y una camiseta por todo equipaje, decidió que tenía que arriegarse a conquistar el Oeste cuando vio en un informe que Internet estaba creciendo a una velocidad del 2300% al año.

"Fue una llamada de atención", le confesó al periodista Joshua Cooper Ramo, según cuenta en su artículo para la revista Time, que lo eligió el personaje del año. Ante la innegable realidad, se arriesgó con una librería abierta las 24 horas que ofrecía una experiencia diferente: si no tenían el libro, lo buscaban; si estaba fuera de circulación, ofrecían conseguirlo usado; agregaron comentarios, sugerencias y un detalle importante: el precio más bajo del mercado.

Al principio, los inversores pensaron que Bezos estaba loco. En mayo de 1996, a un año y medio de su aparición, Amazon.com y su creador ya habían alcanzado la tapa del Wall Street Journal. Hoy, Bezos es el rey indiscutido del cibercomercio.

El modelo de eBay , dio ganancias desde el mismo día en que la página apareció en la Web. Su propuesta: permitir que cualquiera pueda rematar cualquier cosa, hasta ese viejo autito de metal que quedó perdido en el fondo de un arcón. Parece un juego de chicos, pero el año último los sites que copiaron la idea modelo (en la Argentina,mercadolibre.com, Deremate.com, por ejemplo) Los dueños de los sitios se quedan con un pequeño porcentaje, pero como el total es tan enorme la mencionada pequeñez se transforma en cifras millonarias.

La característica de la receta Priceline es que el cliente dice cuánto quiere pagar, por ejemplo, por su pasaje de avión y el site se encarga de encontrarlo por él. Claro que el comprador debe ser flexible en la fecha y el tiempo, y no puede especificar en qué aerolínea desea viajar (además de hacer ofertas que no sean descabelladas, por supuesto). Priceline ya está vendiendo 40.000 pasajes a la semana y ha extendido su actividad a habitaciones de hotel, autos y, próximamente, productos de supermercado. Otra variante de estos modelos es el que en Estados Unidos denominan brick & click. El modo de operar el mismo, sólo que se trata de negocios que ya tenían un nombre y tiendas en la calle antes de dar el salto a la red.
De estos últimos se pueden dar muchos ejemplos: en la Argentina, sin ir más lejos, Musimundo, Disco, Garbarino, las librerías Yenny y Cúspide, etcétera. Todos ellos coordinan las ventas de adentro con las de afuera de la red.

Sobre estos cuatro pilares básicos, las variaciones posibles son insospechadas.

Universo nuevo, jerga nueva e inentendible para los no iniciados. Como comprobará cualquiera que se tope con emprendedores argentinos, hay ciertas siglas de uso corriente en el ambiente: FMA (la ventaja del que hace la primera movida -first mover advantage-); hacerlo FBC (más rápido, más grande, más barato -faster, bigger, cheaper-), y lograr GBF (crecer rápido -get big fast-). El objetivo, por supuesto, es el IPO (ofrecimiento público inicial -initial public offering-), en el que una compañía pasa de ser privada a pública, vendiendo acciones en la Bolsa. De esta forma ellos se HMR (hacen muy ricos). Pero no todos llegan al Olimpo, sino que, por el contrario, muy pocos lo logran.

Diego Fernández (de Netgroup) explica que "cuando un cliente viene a nosotros, lo primero que hacemos es entender cuál es su negocio; lo segundo es ver qué es lo que su compañía, a nuestro criterio, debería hacer en Internet; lo tercero es tratar de unir lo que su compañía debería hacer en Internet con lo que ya hace en el mundo real (porque no se deja un negocio real por uno potencial, a menos que uno esté loco)".

Es esencial, saber qué se quiere hacer, si ya hay alguien en Internet que está haciéndolo, y si lo hay, preguntarse en qué uno es mejor que el que ya está en carrera. Y si se es el primero, cómo se va a seguir siendo el mejor el día que aparezca otro.

Esto es muy importante, pero es sólo el comienzo. "También hay que tener en cuenta que no es lo mismo vender B to B (negocio a negocio, es decir, business to business) que vender B to C (negocio a consumidor, o sea, business to consumer), básicamente porque los medios de pago son distintos. Mientras el segundo habitualmente paga con tarjeta de crédito, el primero difícilmente lo haga, porque los montos son más altos que los que admite la tarjeta. Aunque hay muchas iniciativas -la mayoría dentro del país y algunas transnacionales- ése es el primer inconveniente con el que uno se topa cuando quiere instalar un negocio electrónico", afirma Fernández.

Hoy, el gran secreto de un site es promocionarse; sin promoción, es muy difícil que prospere".

Pero aún hay más obstáculos en esta cibernética quimera electrónica. Sondeos tanto europeos como argentinos revelan que mucha gente no compra en la red porque no confía en su seguridad.



El e-commerce podrá ser definitivo o no, sobrevivirán más o menos empresas y podrán cambiar mucho o poco nuestros hábitos.

Internet todavía no es un derecho humano

El comercio electrónico es una herramienta, ni más ni menos. Es una manera más de comprar y vender. Y entran en esta categoría todas las operaciones que se hacen usando la computadora, es decir, eliminado el contacto cara a cara o telefónico.

En la Argentina es posible comprar y vender por Internet desde hace varios años. Al principio los consumidores locales compraban en empresas que tienen sus oficinas en el exterior, sobre todo en los Estados Unidos. Aquí se escucharon primero nombres como el de Amazon, una empresa norteamericana que nació de la nada, y que factura millones vendiendo libros y música a todo el mundo.

Pero el año último empezaron a nacer en el país muchísimas compañías de Internet que ofrecen desde regalos o libros hasta autos y vacaciones. Todas son compañías que tienen un nombre que las diferencia y un apellido común: punto com. Por ejemplo Compre.com, Casa.com o Libros.com.

La forma de comprar por Internet es muy similar a la manera en que miramos vidrieras, preguntamos precios y decidimos en el mundo real.

Pero aquí la vidriera es la pantalla de la computadora y no hace falta caminar de negocio en negocio, basta con tipear el nombre de una empresa que vende en Internet y mágicamente estamos ahí. Después de dar vueltas y elegir lo que queremos comprar, la operación se completa escribiendo los datos de la tarjeta de crédito en la pantalla, en lugar de extenderle el plástico a un vendedor.

Y listo, la operación está completa. Ahora queda esperar que los productos elegidos lleguen a casa por correo.

Este tipo de negocios en Internet ya empezó a hacer publicidad en la calle, y se los puede ver en los avisos de televisión y en los diarios y revistas.

A pesar de ese despliegue, el comercio electrónico tiene algunos puntos débiles, sobre todo en el país. Poca gente tiene acceso a Internet y, de ellos, un porcentaje bajísimo se anima a dejar los datos de su tarjeta en la Red para hacer compras por temor al fraude.

Superar estas barreras en la Argentina va a llevar tiempo, aunque ya se empezó a hablar de cómo Internet "cambia todo".

Un analista dijo que la Red modifica para siempre tres cosas fundamentales en la vida de las personas: la forma en que aprendemos, en la manera de trabajar y en la forma de comprar.

En la Argentina, ya se puede hacer cursos y carreras universitarias a distancia por Internet, pero hay escuelas que no tienen luz y no pueden soñar con una computadora.

El teletrabajo, como se llama a la posibilidad de cumplir la jornada laboral desde la casa, conectados a la oficina por teléfono y por computadora, es una realidad para pocos, y hay un 13.8% de desocupación, que se ha convertido en una triste realidad para muchos.

Con respecto a la forma de comprar, hoy podemos encargar comida por Internet, los negocios están abiertos las 24 horas y conocen nuestros gustos y es posible traer a nuestra mesa exóticos productos de Oriente o manjares europeos.

Para hacerlo hay que estar conectado a la Red y tener una tarjeta de crédito, y esa es una doble condición que no tantos cumplen en la Argentina, El comercio electrónico es importante para facilitarnos la vida, es un gran negocio para mucha gente y puede hacer que lo que compramos, poco a poco, baje de precio. Pero todavía no nos cambió la vida, y falta bastante para que, en la Argentina, Internet sea "un derecho humano", como se anuncia desde alguna tribuna política o mediática.

La revolución del e-commerce

Por Mario Diament

En 1985, Martín Gonzalo Bueno, entonces un jovencito de 17 años que venía de estudiar computación en Inglaterra, se juntó con dos amigos en Buenos Aires y lanzaron Los Pinos, la primera pizarra electrónica que operó en América latina. El servicio permitía a los usuarios interconectarse a través de una computadora y un módem, enviar mensajes, acceder a programas e intercambiar información.

Hoy, instalado en Miami, Bueno está pensando en otra escala. En pocos días se apresta a lanzar e-food.com, un servicio que permite ordenar comidas de restaurantes a través de Internet, para lo cual ha logrado una inversión de varios millones de dólares. Aunque el servicio comenzará en Miami, Bueno planea expandirlo rápidamente a otras ciudades del mundo.

"Después de estudiar las posibilidades existentes, advertimos que había un nicho y decidimos crear un portal que tuviera información, e-commerce y que al mismo tiempo permitiera a la gente encargar comida de su restaurante favorito directamente desde su computadora." La evolución de Bueno hacia el comercio ciberespacial ha sido una consecuencia natural de la explosión que esta actividad ha tenido en el último año. Durante las fiestas navideñas, el comercio por Internet en los Estados Unidos superó los 9000 millones de dólares, triplicando casi el volumen del año anterior.

Aunque esta cifra corresponde a apenas el 10 por ciento del comercio total, los pronósticos indican que en un año esta proporción podría crecer al 15 o al 20 por ciento, lo que explica la febril emigración de capitales hacia Internet.

Durante el primer trimestre del año último, el capital invertido en proyectos on line totalizó 2000 millones de dólares, aunque la mayoría de estas empresas, incluyendo compañías tan poderosas como Amazon.com, no haya podido cerrar un ejercicio con ganancias.

"El hecho de que gran parte de las compañías no estén produciendo ganancias no es un fenómeno preocupante, porque a lo que están apostando es al largo plazo", dice Bueno.

Al presente, el mayor desafío que enfrentan las empresas de comercio electrónico es el de transformar a los clientes que visitan sus sitios en compradores. Se estima que entre un 50 y un 60 por ciento de aquellos que comienzan una transacción electrónica se retiran antes de concluirla.

John Ginarlis, autor de Finanzas virtuales: una guía para sobrevivientes, advierte que mientras los costos del comercio virtual caen rápidamente, los del comercio tradicional se tornan cada vez más elevados, lo que indudablemente contribuirá a la expansión del e-commerce. Pero Ginarlis considera que los shoppings no se sienten amenazados por el comercio electrónico, "porque comprar ropa o muebles tiene en nuestra sociedad el carácter de una actividad social o un pasatiempo. Pero el comercio intangible, es decir, el que se relaciona con comprar pasajes, seguros o realizar inversiones, ése seguramente crecerá en proporción geométrica."

Esta expansión recibirá un impulso mayúsculo con la aparición de una nueva generación de productos que permiten un acceso más rápido y simplificado a la red. Microsoft acaba de lanzar su nueva versión de WebTV, un dispositivo que transforma un televisor común en un monitor de acceso a Internet y que se opera con un control remoto.

La bonanza de Internet está también cambiando la cultura empresarial de los nuevos ejecutivos, dos tercios de los cuales tienen menos de 30 años.

Zaid Hassán, un joven de 26 años, director de una consultora especializada en comercio electrónico, compara la atmósfera a los primeros tiempos de Hollywood. "Es la nueva industria glamorosa", sentencia.

La infancia y la adolescencia de la Red

Hace apenas 43 años, la Unión Soviética lanzaba el Sputnik, el primer satélite artificial terrestre. El tema del momento era la carrera espacial y la guerra fría entraba en su apogeo. En respuesta al logro soviético, los Estados Unidos decidieron formar la Advanced Research Project Agency (Agencia de proyectos de investigación avanzada, ARPA) como un intento de que América del Norte tomase el liderazgo en el terreno de la ciencia y tecnología militar.

Cinco años después, la fuerza aérea de ese país le encargaba a Paul Baran que estudiase la manera de mantener el control y comando de sus misiles y bombarderos después de un ataque nuclear. La propuesta concreta era diseñar una red de comunicación descentralizada, de manera que si algún lugar de América del Norte era atacado, los militares aún podrían tener control de las armas nucleares para un contraataque.

A Baran se le ocurrieron varias formas de lograr esto, pero su proposición final fue una red que funcionaba con el concepto de packet switching: dividir la información en unidades menores o paquetes que están titulados y numerados para indicar su origen y su destino. La información es enviada de una computadora a otra, dividida en estos paquetes, todos por rutas separadas, hasta que llega a la computadora de destino y se reconstruye. Y si alguno de los paquetes se llegara a perder por el camino el mensaje puede ser reenviado por otra ruta.

El primer cableado de la red se tendió en 1969, conectando cuatro nodos: la Universidad de California en Los Angeles, la Universidad de Stanford, la Universidad de California en Santa Bárbara y la Universidad de Utah. El desarrollo de esta red fue lento, pero constante. En 1972, Ray Tomlinson creó el primer programa de e-mail; en 1973, Vinton Cerf y Bob Kahn empezaron a desarrollar el proto-colo que más tarde permitió que las computadoras en distintas redes se interconectasen y comunicaran las unas con las otras. Y fueron ellos los que, un año más tarde, usaron por primera vez el término Internet.

La expansión de la red avanzó en muchos ámbitos a la vez. La cantidad de información que conducía era cada vez mayor cuando la Universidad de Wisconsin creó el Domain Name System (DNS), un sistema que permite traducir los números que identifican a todas las computadoras que están conectadas a Internet por palabras fáciles de recordar.

Para ese entonces, los cuatro nodos iniciales se habían multiplicado hasta llegar a 562.

En 1984, Arpanet se dividió en dos: Milnet se dedicó exclusivamente a usos militares y Arpanet a la investigación científica. En 1985, la National Science Foundation instaló la red NSF Net, con líneas 5 veces más rápidas que las que había hasta el momento. Los nodos llegaron a 28.174. En 1990, en Ginebra, Tim Berners-Lee desarrolló un sistema para proveer acceso eficiente a la información a miembros de una comunidad de físicos: los hipertextos, una forma de especificar conexiones entre páginas web que permite saltar de una página electrónica a otra.

Un año más tarde, se lanzó la World Wide Web, más conocida como WWW. Los nodos ya llegaban a 1.136.000.

Dos años después, Marc Andreessen y un equipo de la Universidad de Illinois desarrollaron el primer navegador para Internet llamado Mosaic. Los nodos ya se habían duplicado y llegaban a 2.056.000.

En 1994, Pizza Hut empezó a ofrecer sus servicios en una página Web, y también abrió el First Virtual, el primer ciberbanco. Los nodos se volvieron a duplicar: eran 3.864.000. Y en 1995 llegó el gran cambio cuando la National Science Foundation anunció que interrumpía el acceso directo a su red física y contrató a cuatro compañías que venderían conexiones a grupos, organizaciones o empresas.

Los nodos de nuevo se habían duplicado a 6.642.000, para volver a duplicarse en algunos meses. Pero eso ya es cosa de todos los días.

Así lo hace Amazon


La elección de la personalidad del año, un clásico de la revista Time, recayó en 1999 en Jeff Bezos, el alma mater de Amazon

1) Un clic, una orden Desde Buenos Aires o cualquier otro punto de la Argentina, usted se decide a comprar un libro o un CD a través de Amazon.com. Una computadora en Seattle toma el pedido y le asigna la orden a uno de los siete centros de distribución norteamericanos.

2) Se encienden las luces En Atlanta, Kansas, Nevada, Oakland o New Castle se prende una luz roja. La orden es transmitida al centro de almacenamiento más cercano que tiene el producto (en el más nuevo guardan más de un millón de productos). Interminables filas de luces rojas indican qué productos son los pedidos. Trabajadores se mueven de una lamparita a la otra, tomando el producto del estante.

3) Todos al canasto El libro o el CD son puestos en grandes canastos junto con los pedidos de otros clientes. Cuando se llenan, los canastos pasan por una serie de cintas transportadoras.

4) Cada uno con su código Todos los canastos llegan a un punto central donde los códigos de barra son comparados con los números que identifican cada pedido para determinar qué va a quién. El libro se pone dentro de una caja de cartón con un nuevo código de barras que identifica la orden.

5) Envuelto para regalo Si pidió que se lo envuelvan para regalo lo hacen a mano. Amazon prepara a un grupo de elite de empaquetadores de regalos para que luzcan verdaderamente bien. Cada trabajador empaqueta 30 regalos por hora.

6) Hora de despachar La caja es sellada con cinta adhesiva, pesada y rotulada antes de dejar el almacén en un camión. Una sola planta de Amazon, la de McDonough, fue diseñada para despachar hasta 200.000 pedidos por día. Los encargos son llevados a los centros postales que hayan elegido los compradores.

7) Tres días o tres meses La orden llega a su casa, finalmente. Pueden pasar sólo tres días o hasta tres meses desde el momento en que usted la emitió, según el lugar donde viva y, no menos importante, según su opción por un servicio postal más rápido (y caro) o más lento (y barato).

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