viernes, 10 de agosto de 2007

Cazador de tendencias


A Nicolás Kaiat le encanta esa palabra que define su profesión. Pero la menciona en voz baja, con cuidado, sólo cuando se siente en confianza, o cuando alguna circunstancia apremia. Tiene 26 años y suele recorrer la ciudad con una cámara digital en un bolsillo del saco y una libretita y un marcador en el otro. Su juego es observar. Captar. Descubrir. Penetrar en ese círculo que le es ajeno, como si fuera un miembro más. Y entonces debe extraer. Robarse la fórmula maestra. Desentrañar esa tendencia que da sentido a lo que se usa y se consume y a lo que no.

Es un coolhunter , un cazador de tendencias, uno de esos jóvenes que han desarrollado un sentido especial de percepción del mundo del consumo y que viven de vender sus hallazgos a las empresas. Se trata de un oficio que atrae a muchos jóvenes, pero sólo algunos, los que realmente funcionan como radares de tendencias, logran convertirlo en un medio de vida.

El término originalmente fue adoptado en 1997 por la revista The New Yorker , para hablar de la publicista Dee dee Gordon, que realizaba esta clase de investigación de mercado. Pero... ¿cómo puede un joven convertirse en coolhunter y de qué manera uno puede descubrir si tiene ese fuego innato que debe arder en el corazón de un cazador de tendencias? Hasta ahora, sólo fue cuestión de instinto y aptitud.

Académicos

Desde hace algún tiempo, este fenómeno se fue abriendo paso por distintas vías académicas. La Escuela Superior de Creativos Publicitarios, junto con la consultora CCR, especialista en investigación de mercado y tendencias de consumo, ofrece desde hace un año un curso de ocho clases para convertirse en coolhunter . Los únicos requisitos son tener título secundario y menos de 28 años. También, desde hace un año y medio, en la Universidad de Palermo hay un seminario de cacería de tendencias, a cargo del Gustavo Lento Navarro, como extensión de su cátedra Diseño de Indumentaria. En 2005 se inscribieron unos 300 alumnos. Este año se dictan además work shops de cuatro a seis clases, en la Escuela Argentina de Moda.

Ser un cazador de tendencias es algo así como reparar en lo que todos miran pero casi nadie ve. Así podría sintetizarse el requisito básico que deben tener los aspirantes. No es casualidad que se los busque jóvenes; si son adolescentes, mejor. A los 25 años son prácticamente veteranos del oficio y las agencias prefieren a aquellos que están menos empapados de prejuicios y tienen mayor habilidad para captar una cultura de cambios rápidos y vertiginosos.

"Los jóvenes tienen más posibilidad porque muchos de ellos ya son cazadores y no lo saben. Por las posibilidades que les da el hecho de ser jóvenes, por circular por ciertos circuitos", explica Lento Navarro.

Eso no es todo. Antes de ser aceptados en los cursos, quienes se inscriben son sometidos a una serie de entrevistas en las que se busca descubrir si verdaderamente son coolhunters en potencia.

Para ello hace falta intrepidez para, por ejemplo, parar a alguien por la calle y preguntarle por qué consume determinada bebida o porqué se viste de esa manera. También curiosidad, falta de inhibición para meterse dentro de un pelotero o la capacidad de dejar atrás prejuicios para abrirse camino en los mundillos en los que se genera lo nuevo. Las conversaciones ajenas en el colectivo, los botiquines de los baños, todo es fuente de información de hábitos y comportamientos.

Otro de los requisitos es la proactividad, la búsqueda incesante de nuevos rasgos y expresiones de la cultura y de los hábitos de la gente, de lo emergente, explica Mariela Mociulsky, responsable del área de tendencias de CCR, a cargo del curso.

En ocho clases, los alumnos estudian antropología, sociología y técnicas de investigación de mercado. "Son todas herramientas de las ciencias sociales, que les permiten detectar cuál es el origen de estos hábitos y el patrón que permite predecir hacia dónde va el cambio social. No es quedarse nada más con lo efímero o anecdótico de la moda, sino que se los capacita para que desarrollen una mirada más integral de la tendencia en la cual una moda tiene parte", explica.

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