lunes, 9 de julio de 2012

El magnate estrella de Brasil sufre el rigor del mercado

Eike Batista es el hombre más rico de Brasil, o al menos lo era hasta hace una semana, cuando la Bolsa de San Pablo le sacudió gran parte del valor de sus compañías. Emprendedor hiperactivo y con un opulento estilo de vida, siempre rodeado de bellas mujeres, autos lujosos, yates y aviones privados, en poco tiempo Batista se convirtió en un ícono para la nueva clase media ascendente y consumista, que sigue sus aventuras y desventuras empresariales como si se tratara de la trama de la telenovela de la noche. A los 55 años, con una fortuna personal estimada en 30.000 millones de dólares, el magnate brasileño se vanagloria de ser un self-made man, aunque sus críticos afirman que tuvo apoyo estratégico de su padre, un ex presidente de la gigante minera Vale y ex ministro de Minas y Energía. De madre alemana, se crió con sus seis hermanos entre Suiza, Bélgica y Alemania, donde estudió ingeniería metalúrgica (abandonó a los dos años), antes de instalarse en Brasil. Según le gusta contar, vendió seguros de puerta en puerta para sustentarse y a los 23 años partió hacia el Amazonas con 500.000 dólares prestados por dos joyeros. Empezó a comercializar oro y diamantes, y al poco tiempo había ganado 6 millones de dólares, que invirtió en una muy productiva mina de oro amazónica. Hoy, el Grupo EBX tiene 12 minas de oro, plata y hierro repartidas en Brasil, Chile y Colombia, y un amplio abanico de empresas creadas a través de ofertas públicas en bolsa (todas bautizadas con dos letras y una "X", símbolo de multiplicación y una de sus tantas supersticiones): OBX (petróleo y gas), MPX (energía), LLX (logística), MMX (minería), OSX (industria naval), REX (inmobiliaria) e IMX (entretenimiento). "Con la mayor estabilidad macroeconómica de Brasil, que recuperó credibilidad en los mercados, se abrieron nuevas formas de hacer negocios aquí, y Eike fue la gran novedad en este tipo de financiamiento bursátil. Apostó al sector de la infraestructura y los recursos naturales, en particular el petróleo, después del descubrimiento por parte de Petrobras de las enormes reservas de la camada del presal, en 2007", explicó a LA NACION Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura, en Río de Janeiro, sede de EBX. En 2011, la revista Forbes ubicó a Batista como el séptimo entre los hombres más ricos del mundo y fue elegido "empresario del año" por las revistas brasileñas Exame y Veja. Según el propio holding, el Grupo EBX creó 20.000 puestos de trabajo y duplicará esa cifra con inversiones valuadas en 15.700 millones de dólares para los próximos dos años, impulsadas por el apetito chino de commodities brasileñas. Para sus proyectos consiguió grandes socios, como GE, Shell, Hyundai, IBM, Foxconn y el gigantesco Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) de Brasil, con el apoyo del entonces presidente Lula. "El brasileño se identifica con su espíritu emprendedor y la imagen pública que se ha construido con sus constantes apariciones en revistas, programas de televisión, fiestas y las redes sociales. Es un gran marketinero de sí mismo y usa ese personaje público a su favor, para posicionar sus empresas, lo que también genera mucha envidia", apuntó Miguel Ribeiro de Oliveira, vicepresidente de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Finanzas de San Pablo, que subrayó que Batista es un intenso usuario de Twitter (tiene más de 800.000 seguidores). Apasionado de la Cidade Maravilhosa, Batista -nacido en Governador Valadares, estado de Minas Gerais- financió gran parte de la campaña para que Río fuese sede de los Juegos Olímpicos de 2016, amplió sus emprendimientos aquí a restaurantes (Mr. Lam), turismo (Hotel Gloria y Marina de Gloria) y festivales (Rock in Rio), además de invertir en proyectos sociales como el de las Unidades de Policía Pacificadora en las favelas, la revitalización del centro histórico y la limpieza de la laguna Rodrigo de Freitas, en la zona sur. Se mueve como pez en el agua en la alta sociedad carioca y suele exhibir sus lanchas, sus autos y sus hermosas compañeras: estuvo casado entre 1991 y 2004 con la modelo ex Miss Playboy y musa carnavalesca Luma de Oliveira (madre de sus dos hijos, Thor y Odin), y ahora está en pareja con la abogada y empresaria de la moda Flavia Sampaio. "A diferencia de las familias ricas tradicionales, que son mucho más reservadas, Eike disfruta de la cultura exhibicionista, le gusta ostentar, salir en las revistas y la televisión. Es carismático, pintón y se divierte con la movida que se arma a su alrededor. Despierta una gran fascinación y admiración, sobre todo en la nueva clase media que sueña con tener una Ferrari como la suya y derrochar dinero en fiestas", comentó el periodista del diario O Globo Ancelmo Gois, máximo cronista social de Río. Prueba de ese encanto que genera en los nuevos ricos brasileños, según Gois, es el éxito de su libro La X de la cuestión: trayectoria del mayor emprendedor de Brasil , que lleva vendidos más de 150.000 ejemplares. "En contraste con otros ricos brasileños clásicos, hay que reconocer que Eike dona mucho de su dinero; en eso también inauguró un estilo nuevo", resaltó Gois. Se estima que el magnate donó más de 200 millones de dólares a hospitales, guarderías y asilos, además de programas educativos (uno junto a Madonna) y proyectos de preservación ecológica.

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