lunes, 14 de mayo de 2012
Se hace permanente el faltante de productos que controla Moreno
Por Alfredo Sainz | LA NACION
En el supermercado Disco que funciona a dos cuadras de la quinta de Olivos tienen limitada la venta de yerba y aceite a una unidad por compra. En el Carrefour de Rivadavia y Carabobo, en el barrio de Flores, las góndolas de arroz y yerba están raleadas y sólo venden dos marcas de aceite. En el Coto ubicado a dos cuadras de la cancha de All Boys, en Floresta, no se consigue prácticamente ninguna de las marcas líderes de yerba -Nobleza Gaucha, Amanda, La Unión, Taragüi- y para completar la góndola de artículos importados, que se destaca por las banderitas de Estados Unidos, Francia e Italia, tuvieron que incluir productos nacionales como el café Segafredo, los tés Inti Zen y los alfajores Cachafaz (la versión nac & pop de Havanna).
Con algunos alivios temporarios y cambios muy puntuales -cuando se normaliza la entrega de aceite y yerbas, llegan los faltantes de azúcar o lácteos-, los consumidores argentinos se están acostumbrando a encontrarse con góndolas semivacías en productos de primera necesidad, compras limitadas a una o dos unidades y una oferta en materia de marcas y presentaciones cada vez más reducida, a contramano de lo que ocurre en cualquier supermercado de Brasil, Uruguay o Chile.
A la hora de explicar estos faltantes, se combinan varias razones -problemas en la producción, discusiones en la cadena industrial y comercial, falta de productos por exportaciones, trabas al ingreso de productos importados- y un solo factor en común: Guillermo Moreno.
La política de controles de precios, las amenazas a los productores y la restricción de la oferta vía el cierre de las aduanas que impulsa la Secretaría de Comercio Interior trajeron como consecuencia no sólo una inflación que en el rubro de alimentos supera el 30% anual, sino también un proceso de desabastecimiento que, si bien está lejos de ser generalizado para todos los productos, ya parece una constante. "Claramente las estrategias de control de precios terminan provocando el desabastecimiento, ya sea porque la producción deja de ser rentable, como parece pasar con la yerba mate, o porque en el tiempo la producción de un bien no alcanza a seguir la evolución de la demanda, que es artificialmente impulsada. Al no existir incentivos a la inversión se termina produciendo menos, como ya pasó con los lácteos, la carne y los combustibles", señaló Aldo Abram, director de la fundación Libertad y Progreso.
El economista Jorge Todesca advierte que los problemas en el abastecimiento tienen antecedentes no demasiado lejanos en la economía argentina. "Lo que estamos viviendo es un proceso con algún parecido con el desabastecimiento de los 80, a partir de una política de fijación de precios y una capacidad de negociación que es muy asimétrica. Los diferentes eslabones de la cadena industrial y comercial tienden a retener el producto, porque no tienen la certeza de cuál será el precio de reposición", explicó Todesca.
Los analistas además advierten que los problemas en el abastecimiento también están empezando a impactar en los niveles de consumo, que muestran una marcada desaceleración en los últimos meses. "Hay un freno en las ventas que se explica básicamente por la inflación, pero también comienza a influir el proceso de desabastecimiento que se siente en yerba mate, aceites, azúcar y algunos productos importados", explicó Martha Giraldo, directora de Nielsen Argentina.
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