domingo, 25 de marzo de 2012

Un corsé del que es muy difícil desprenderse

No hay modelo económico exactamente igual a otro, porque en todo momento las circunstancias son distintas. Hoy, por caso, el Gobierno tiene una ventaja nada despreciable frente a sus antecesores, que está dada por los miles de millones de dólares que llegan de la soja, gracias a la mayor producción del agro y a los históricamente favorables precios de las commodities .

Los dólares del agro le permiten al Gobierno, según los economistas, extender en el tiempo controles y políticas que, en el pasado, rápidamente llevaron a crisis, devaluaciones o hasta procesos hiperinflacionarios.

Hoy, los economistas coinciden en que los desequilibrios de la economía no necesariamente desembocarán en una gran crisis, como sucedió en el pasado, aunque sí advierten que la economía podría entrar en una fase de continuo y lento deterioro. Porque, a la luz de la historia, lo que queda en evidencia es que, cualquiera sea la situación, es muy difícil para un gobierno salirse del corsé de los controles, sin pagar algún costo (tanto político como económico).

En la práctica, la eliminación de los controles requiere de una verdadera sintonía fina. Fernando Rocchi, profesor de Historia de la UTDT, lo ejemplifica: "Se lanzan controles para evitar la compra de dólares, pero si cuando se levantan siguen las expectativas de devaluación o son aún más fuertes, entonces la corrida es casi inevitable; es como lo que pasa cuando se decreta un feriado cambiario".

Para el economista Lucas Llach, en las condiciones actuales, la economía argentina tendría por delante años de crecimiento bajo con una inflación de más de 20%. "Es una situación de descontento económico, pero no necesariamente de crisis", aclara. "Pero tampoco puede devaluar sin hacer un plan de estabilización, ni liberar las importaciones sin devaluar; hay que hacer todas las cosas al mismo tiempo", dice.

En el corto plazo, la combinación de los controles, con una alta tasa de inflación y un tipo de cambio casi fijo podrían afectar la confianza y la inversión. Así lo advierte el ex presidente del BCRA Rodolfo Rossi: "Todos estos [por los controles y los cambios en el Banco Central] son golpes a la confianza, que impactan sobre la inversión. Y, por efecto de transferencia, afectarán el consumo y el empleo, pero en una segunda etapa, a lo mejor, no este año".

"Ese es el problema del populismo, que es la necesidad política de satisfacer el consumo, con énfasis en el pleno empleo. Nadie tiene en cuenta cómo se sale -sentencia el historiador Roberto Cortés Conde-. Cuando estas deudas se pasan al otro gobierno es que tenemos estas crisis reiteradas de la Argentina".

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