Por Alfredo Sainz | LA NACION
Los empresarios argentinos están descubriendo el negocio del vino en Uruguay. Seducidos por el tannat oriental y el clima de inversiones más amable, los hombres de negocios locales empezaron a incursionar con proyectos bodeguero del otro lado del Río de la Plata.
El mercado uruguayo de los vinos es relativamente pequeño, en especial, si se compara con el de la Argentina. En 2011, las exportaciones de las bodegas uruguayas rondaron los US$ 9 millones contra los US$ 716 millones que sumaron las ventas argentinas de vino embotellado, aunque los dos países comparten los mismos compradores y, de hecho, Brasil y Estados Unidos son los principales destinos para las dos naciones, aunque con distinto orden (Estados Unidos lidera las compras de vinos argentinos y es segundo en Uruguay, mientras que, a la inversa, Brasil es el segundo mercado para la Argentina y el primero para los orientales).
Más allá del tamaño, el atractivo que ofrece Uruguay en materia vitivinícola pasa por la combinación de cercanía y confianza. "Hay muchos grupos bodegueros argentinos mirando el mercado uruguayo, a los que les atrae no sólo el potencial del tannat, sino también el conocimiento que tienen del país y de las zonas productoras más importantes, como Punta del Este o Carmelo", explicó Gustavo Magariños, gerente de Wines of Uruguay, la entidad que reúne a las bodegas exportadoras del país.
VINOS EN PUNTA
De todos los proyectos bodegueros de argentinos en Uruguay, la apuesta más importante corre por cuenta del empresario petrolero Alejandro Bulgheroni y su mujer y socia, Bettina Bulgheroni, que ya empezaron a producir aceite de oliva y vinos en la localidad de Garzón, en las afueras de Punta del Este. En el grupo destacan que el mayor atractivo que ofrece el mercado vitivinícola uruguayo pasa por la posibilidad de ingresar en el mercado brasileño y la estabilidad en materia de inversiones. "Nuestra prioridad como mercado no es la Argentina, sino Brasil, porque queremos aprovechar la afinidad que tienen los brasileños de alto poder adquisitivo con Punta del Este. Uruguay además ofrece una proyección a largo plazo, con proyectos económicos y reglas de juego que no varían con los cambios de gobierno", explicó Nicolás Kovalenko, gerente general de Bodega Garzón, la empresa que pusieron en marcha los Bulgheroni en territorio uruguayo.
AVANZADA BOUTIQUE
A una escala bastante más reducida que la de Bulgheroni, el empresario Eduardo Pacha Cantón también avanza con otro proyecto llamado Finca Narbona, que incluye la plantación de diez hectáreas distribuidas en Punta del Este y Carmelo. Cantón, que proviene del mundo de las finanzas, también logró sumar a su proyecto uruguayo a Valeria Mazza y su esposo, Alejandro Gravier, que cuentan con viñedos propios en la zona de La Barra. En Garzón, muy cerca de los viñedos que tiene Bulgheroni, también hay que sumar un tercer emprendimiento de capitales argentinos. Se trata del proyecto de bodega boutique que impulsa el empresario local Rodrigo Diz.
APUESTA AL TANNAT
Así como el malbec se convirtió en el emblema del vino argentino en el exterior, en el caso de las bodegas uruguayas este papel lo ocupa el tannat. Se trata de una cepa nacida en el sur de Francia, que se adaptó excepcionalmente al terruño uruguayo. Hoy hay más de 300 bodegas orientales que apuntan a posicionar este varietal como carta de presentación. De hecho, Uruguay ya se convirtió en el principal productor a nivel mundial del tannat, trabajando en muchos casos con enólogos de renombre internacional, como el italiano Alberto Antonini, que asesora a los Bulgheroni, o el francés Michel Rolland, que fue contratado por Finca Narbona.
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