El boom gourmet que empezó a perfilarse hace una década, continúa en pleno auge y toca a más productos y consumidores. El vino, el aceite de oliva, el café, las bebidas de alta gama, los quesos, las especias y hasta las carnes añejadas son objeto de culto para los sibaritas. En ese abanico los productos que hasta ahora habían estado en la góndola de los genéricos, también se animan a asomar su nariz para mostrar sus mejores ropajes. Pero esto sólo es posible gracias a un nuevo consumidor que se asume responsable y comprometido con sus elecciones. Eso lo saben las marcas de alimentos y bebidas que a través de sus propuestas buscan captar la atención de este exigente cliente que sabe lo que busca y no duda en dar su opinión ante su acuerdo o desacuerdo. La cerveza es una de las nuevas estrellas del cambio gourmet y su nuevo lugar dentro del universo del consumo placentero está marcado por diferentes líneas de abordaje.
Dentro de la industria de la cerveza surgió un nicho que cada año toma más fuerza y fue el que mayor crecimiento marcó en el share de consumo. Este suma un 17 por ciento del mercado de cervezas y se compone de las importadas, las locales premium y las especialidades nacionales.
No es menor el dato del aumento de este nicho, ya que así como el vino tiene su posicionamiento gourmet, la cerveza cuenta también con hitos que refuerzan su calidad. Relatos sobre las historias e identidades, ingredientes seleccionados, recetas secretas y maneras de elaborarla según zonas o países y el incansable trabajo de los maestros cerveceros. Sin olvidar las reglas de cómo deben beberse (más frías o a temperatura ambiente), con qué acompañarlas o a qué estilo de fermentación reportan.
Aunque su consumo es mayor al del vino (45 litros por año contra 26), los procesos y los productos utilizados para la elaboración de la cerveza son tan naturales como los de la industria vitivinícola.
Porque el mercado es grande y el público está alerta al sonido del timbre premium, las empresas hacen gala de sus mejores atributos. La cerveza no sólo es rica y refrescante, sino que también tiene sus especialidades y descriptores organolépticos. Por ejemplo, la Cream Stout de la línea premium de Imperial (oscura, aromas a tostado y dejo dulce en boca); o la Red Lager de Quilmes, recomendada para maridar con carnes asadas, pollos con salsas y tartas de fruta. La tradición alemana es la apuesta de la chilena Kunstmann en sus dos variedades, Torobayo y Bock, que se atienen al edicto de pureza (Reinheitsgebot, en alemán) de 1516; y Corona afina la puntería con cócteles sobre la base de la rubia, tomate, sal y limón. Lo artesanal se impone con Otro Mundo, boutique nacional y de alta gama que ofrece arte en sus etiquetas de edición limitada. La nacional Patagonia también cuenta con sus recetas. Heineken y Stella Artois son las premium de más venta y convocan desde su historia, sus ingredientes o desde el ritual para servirla.
Además de su discurso, todas llegan en botellas individuales que refuerzan el consumo y la degustación diferenciada. De esta manera, la industria cervecera también hace pie en el más exigente de los mundos gourmet.
POLO EN SANTA FE
Si Córdoba lidera las ventas de Fernet, Santa Fe dirige la orquesta cervecera ya que el consumo promedio anual es de 70 litros. Frente a la planta de la Cervecería Santa Fe, en la capital de la Provincia, inauguraron un Polo Cervecero que cuenta con un patio -ideal para beber, comer picadas y platos con productos regionales-, un museo, una lisería -apodo zonal del vaso de cerveza: liso- en donde se vende cerveza en barril y un inédito cervezoducto que transporta la cerveza recién elaborada desde la planta hacia el patio. Fresca es la mejor manera de tomarla y a veces ofrecen partidas exclusivas de cerveza roja, que llega directo del tanque al chop.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario