martes, 7 de abril de 2009

Está naciendo el siglo XXI.

Esta crisis también pasará. Ese día no habrá tesis ni antítesis. En el horizonte se vislumbra una nueva síntesis superadora. Ya no hay muro que voltear. Los que protegían a ambos modelos extremos han caído. Uno, el 9 de noviembre de 1989. El otro, el 15 de septiembre de 2008, junto con Lehman Brothers. Ni control total ni libertad irresponsable. Ni comunismo ni liberalismo extremo. Ni modernidad ni posmodernidad. Asoman los primeros destellos de otra cosmovisión: la ultramodernidad, como sustento filosófico, y un nuevo capitalismo, ya no salvaje, sino civilizado, como su natural correlato económico. Podemos llamarlo "capitalismo humano" o "capitalismo ético", tal como lo sugirió Bill Clinton en el reciente Foro de Davos. Independientemente del nombre, deberá tener una mayor contemplación moral y social, y, sin dudas, un mayor control cruzado por parte de los distintos agentes que lo componen.

El filósofo español José Antonio Marina definió así este nuevo paradigma: "La modernidad sostuvo que las buenas salidas eran las mismas para todos. La posmodernidad, escéptica y burlona, dice que vivimos en un régimen de sálvese quien pueda. La ultramodernidad es más cauta, más realista, más esperanzada y más trabajadora".

Es lógico que nos duela. Sería impensable que fuera de otro modo. Son los dolores de parto. Nuevos valores pujan por salir a la superficie. Algo más tarde de lo que indicaba la cronología, está naciendo el siglo XXI.
El mundo saldrá de la crisis con un sistema más justoDolores de parto

Guillermo Oliveto

lanacion.com | Opinión | Martes 7 de abril de 2009

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