
Padre e hija fusionaron saberes y pasiones para crear Puzzle Personalizado, una empresa que fabrica rompecabezas en madera con las imágenes que sus clientes le mandan por mail y luego amplió su oferta para que personas y empresas puedan personalizar otros objetos como velas, tazas y juegos.
Carlos Menéndez Behety es el artesano del proyecto que se gestó hace dos años y en 2009 proyecta facturar unos $ 200.000. "El es el que trabaja la madera como hobby hace años. Desde que soy chica tiene el taller en casa con todo tipo de máquinas", recordó Luz, su hija y socia.
Ella, diseñadora gráfica, aportó la pata de diseño y comunicación en el armado de la empresa que nació "casi sin querer". Según Luz, en un cumpleaños se le ocurrió poner la foto sobre los rompecabezas que trabajaba su padre para hacer un regalo familiar. Esa primera experiencia avanzó en otros presentes para amigos hasta que la demanda se hizo escuchar.
"El boca en boca nos hizo conocidos y vimos que había una oportunidad. En el mercado existían puzzles personalizados, pero nada en madera, todo en cartón y de otra calidad", dijo Luz, que junto con su padre cursó varios programas de capacitación en marketing e Internet para estar más preparados para el proyecto.
El siguiente paso fue la renuncia de Luz a su trabajo y luego el dúo se dedicó de lleno al armado de la empresa que, por una cuestión de costos, montó toda su estructura como una punto com. La inversión se fue en el armado del sitio web y la pauta de publicidad en buscadores. Algunos ahorros de la familia también sirvieron para completar el plantel de máquinas del taller.
"No tuvimos que comprar mucho, papá ya tenía de todo. Al principio concentramos la producción ahí, y cuando nos expandimos tuvimos que armar otro taller en el campo familiar, en Lobos", completó Luz, que aprendió junto con su padre todo el tallado de la madera y hoy puede cortar y armar un rompecabezas sin problemas.
Piezas en 72 horas
Con la estructura armada, la empresa diagramó una oferta por la cual el cliente envía la foto por mail y recibe el producto terminado en un lapso de 72 horas.
"La recepción fue muy buena y hoy estamos vendiendo 500 puzzles por mes. Sin embargo, vimos que la propuesta artesanal no nos dejaba escalar, así que la abrimos. Con la mira puesta siempre en la personalización de productos, papá empezó a armar juegos de dominó o tatetí y cuadros en tres dimensiones", contó Luz, y agregó: "A eso sumamos objetos como tazas, platos, velas, libros y remeras con imágenes. No nos costó, porque ya teníamos las máquinas para imprimir las imágenes, como los hornos de vitrofusión."
La empresa estandarizó algunos productos, como los rompecabezas en tamaños de hoja A5 y A4 de 50 y 80 pesos, respectivamente. Pero dejó la puerta abierta para los pedidos especiales, como puzzles gigantes para empresas que los usan para juegos en las convenciones. Actualmente la compañía vende todo por Internet, pero está a poco de abrirse a los revendedores. Según Luz, casas de fotografía y jugueterías se acercaron al sitio para postularse.
"También queremos meternos con la exportación. Ya mandamos varios pedidos a la India, Estados Unidos y Europa. Son pedidos muy especiales, por ejemplo, una cliente nos pidió un rompecabezas de dos caras: en una había una foto de ella con su amiga en el exterior y en la otra, una carta muy emotiva", concluyó.
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La Nación
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