Fue Gran Bretaña la que admitió lo obvio, que el camino era la intervención masiva en los mercados de crédito, y éstos actuaron en consecuencia: en el tercer trimestre su producto descendió 0,5%. Los indicadores reales de las economías norteamericana, alemana o brasileña, entre otras, venían mostrando signos claros de desaceleración desde agosto al menos. Incluso China reconoce, por quinto trimestre consecutivo, un crecimiento menos espectacular. ¿Recesión o depresión global? ¿La letra será, como dice Nouriel Roubini, la V, una recesión corta, o la U, algo más extensa? ¿O se asemejará a la fatal L, larga y dolorosa?
El dilema de la crisis actual es que los mercados operan todos los días y actúan en cuestión de segundos, en tanto la recomposición del crédito global y las políticas monetaria y fiscal requieren tiempo para volverse efectivas. Así, mientras pasan las semanas y los resultados no llegan, la incertidumbre financiera aumenta, realimentando las demandas de nueva liquidez para las entidades y, como está sucediendo en las castigadas automotrices americanas, para las empresas. Un círculo vicioso perfecto.
Ante el agravamiento de la crisis, en la Argentina regresan imágenes del pasado: rumores de corralito, de renuncias de funcionarios, inestabilidad. Pero la economía no es la de 2001, tiene mejores pertrechos. Los bancos no tienen tanta exposición a los flujos financieros. El peso no estaba tan apreciado como el real brasileño o el peso chileno cuando comenzaron las presiones sobre las arcas del Banco Central. Hay superávit fiscal todavía, y un saldo positivo de cuenta corriente. Y las reservas internacionales casi duplican la deuda de corto plazo. Nada de esto significa, por el contrario, que estemos blindados.
La inflación es un problema aun cuando algo pueda reducirse por una menor presión de las commodities : en un escenario local de bajo crecimiento (¿2% neto en 2009?) y escasa creación de empleo, la pérdida de poder de compra por alzas de precios puede complicar las cosas. La pérdida de competitividad real de la moneda argentina frente al resto del mundo también tiene límites.
En las próximas semanas lo más probable es que no cese la volatilidad financiera y que el valor de las empresas en la Bolsa y los bonos públicos sigan cayendo. El crédito será muy escaso. Las presiones sobre el dólar seguirán presentes: con esta estrategia de devaluación gradual, el BCRA perderá reservas.
OpiniónNo es 2001, pero tampoco estamos blindados
lanacion.com | Política | S?do 25 de octubre de 2008
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