Luego de que el jefe de Gabinete anunciara que estaba en estudio gravar las rentas financieras hoy exentas, dos días después el mismo funcionario desmintió que el Poder Ejecutivo se propusiera enviar al Congreso un proyecto con tal fin. El primer anuncio tuvo repercusión inmediata en un momento de incertidumbre, en el cual se producía un desplazamiento de depósitos bancarios hacia la compra de moneda extranjera. En alguna medida, la insinuación de incluir los intereses como renta gravada provocó una suba de la tasa de interés que los bancos debían ofrecer a los ahorristas para retener sus depósitos y poder solventar así su cartera de préstamos. El efecto negativo sobre el crédito, la producción y el consumo, que puso en evidencia la sola noticia, llevó rápidamente luego a rectificar la decisión de avanzar en la iniciativa. Sin embargo, quedó la sensación de que el Gobierno sigue buscando nuevas fuentes de recursos para apuntalar una situación fiscal que se proyecta con dificultades y que además está ensayando caminos que confirman una cierta visión anticapitalista.
Es conveniente por lo tanto profundizar el análisis de medidas como ésta que pueden aparentar un efecto redistributivo, pero que en rigor afectan resortes de la economía que son esenciales para que el sistema productivo y el comercio puedan desenvolverse y no sean negativamente afectados perjudicando la creación de empleo y de bienestar.
El sistema financiero juega un papel esencial en las economías modernas. Es el instrumento para canalizar los ahorros de las personas y las empresas hacia la inversión productiva. El sistema financiero solventa además el crédito que permite a las familias de ingresos medios y bajos acceder a la vivienda o a la compra de electrodomésticos y otros bienes que mejoran su calidad de vida.
El paso del dinero a través de las instituciones bancarias facilita el control de la evasión y dificulta la economía informal y el trabajo en negro. Los países adelantados presentan una muy elevada bancarización. En algunos casos, la masa de los depósitos alcanza cifras cercanas a las del Producto Bruto Interno (PBI). En la Argentina, la relación del total de los depósitos con el PBI es de sólo el 19 por ciento, lo cual muestra la escasa propensión a emplear el sistema. Naturalmente en este rasgo influye la memoria sobre el maltrato hacia los depositantes que se produjo en las crisis fiscales y financieras que conoció nuestra historia. Recuérdese el corralito y el corralón de fines de 2001 o el Plan Bonex de 1990. También influye negativamente el impuesto a las transacciones financieras, más conocido como impuesto al cheque, que grava con una alícuota nada desdeñable los depósitos, extracciones y transferencias entre cuentas.
Si de lo que se trata es de compensar los efectos de este impuesto o de disipar los recuerdos de confiscaciones y bloqueos para así generar confianza, lo peor que puede hacerse es insinuar nuevas medidas que afecten a los depositantes. Ha sido por ello desafortunada la aparición de la noticia del gravamen a la renta financiera aunque se haya desmentido posteriormente.
También circuló en días pasados la mención oficial de que se incorporaría al impuesto a las ganancias, las que provengan de la compraventa de acciones o de otros activos por parte de personas físicas. Este tipo de ganancia no está actualmente alcanzado por el impuesto cuando las operaciones no son habituales. Se evita así gravar aumentos de precios ocurridos meramente por la inflación o bien duplicar la carga impositiva cuando una acción se ha valorizado por un esfuerzo de inversión o por haber dado ganancias que ya a su vez debieron tributar. También en este caso la sola mención de la posibilidad de implantar este impuesto impactó negativamente sobre el mercado de acciones. Se puede desvirtuar de esa forma el propósito de expandir este mercado, tan necesario para la inversión productiva y tan poco desarrollado en la Argentina.
Por el bien de nuestra economía y del bienestar futuro de los argentinos, en particular de los que necesitan trabajo y un buen salario, estos proyectos deben ser definitivamente archivados y debe cuidarse de hacer anuncios como los que aquí hemos comentado.
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