lunes, 12 de mayo de 2008

Huija apuesta al cuero y a otras telas

Huija tiene secretos. Sus zapatos no están a la vista de todos: se esconden en dos locales propios y otros muy exclusivos. Los propios no tienen grandes vidrieras y siempre hay que subir escaleras para llegar al reino del color. Botas estampadas a la izquierda, zapatillas multicolores en el centro, tacos de todo tipo y un rincón especial, en el sótano, con diseños antiguos y para los hombres más jugados.

"Nos gusta estar escondidos. Es algo propio de la marca que armamos. Nosotros les hablamos a los amantes del diseño y ahora estamos en busca del zapato perfecto", dice Gustavo Manfré, que junto a su amiga de toda la vida, Mariana Marrari, puso en marcha la compañía, que hoy factura 700.000 pesos anuales.

Poco sabía Manfré, de 32 años, de la industria del calzado, cuando estalló la crisis económica, pero por entonces tenía la intención de tener algo propio.

La primera experiencia fue una fábrica de cinturones, que se convirtió en mayorista cuando el grueso de los talleres ya habían cerrado sus puertas por la recesión.

Para ese proyecto convocó a Marrari, diseñadora textil, para que se hiciera cargo de los diseños. "Todo fue muy rápido y nos encontramos con cosas que no entendíamos, pero lo hicimos. Alquilamos el taller de una persona que se había quedado sin trabajo y avanzamos. Después nos enteramos de que había quebrado una planta de calzado y la compramos", apunta Manfré.

"Pensamos que era una oportunidad, en especial, porque todos cerraban. Invertimos 30.000 pesos del proyecto de los cinturones y trajimos a un zapatero que se había fundido para la parte técnica. Las primeras máquinas eran todas recicladas", agrega el contador, que dejó su puesto en KPMG para convertirse en emprendedor.

Marrari recuerda la primera vez que entró a la fábrica. "Era como si la gente hubiera desaparecido de un día para el otro: los lapiceros estaban llenos y los escritorios, intactos", recuerda. Ella empezó a diseñar con la idea de acercar el calzado al mundo de la indumentaria.

"Los dos campos siempre estuvieron muy separados, y me parecía que se podían acercar combinando telas de indumentaria con los cortes del calzado. La idea fue ir más allá del cuero, y las marcas empezaron a valorar esto. Por primera vez, una empresa podía alinearse con su diseño y aplicar los conceptos de las colecciones en los pies", destaca Marrari, de 33 años.

"El tema tuvo sus complicaciones, porque la gente del sector nos decía que con la tecnología que teníamos no se podía. Nosotros igual seguimos para adelante y, por ejemplo, modificamos máquinas para que pudieran hacer botas de lana. Hoy hacemos zapatos, zapatillas y botas con estos conceptos", añade.

Endeudarse para crecer

Los socios y amigos empezaron con una producción de 15 pares mensuales. Los primeros diseños nacieron sin marca y para terceros, aunque Manfré ya la había registrado antes de echar a andar las máquinas.

Un buen día los contactó la tienda chilena París, del grupo Cencosud, y les encargó su primer gran producción. En ese momento, el dúo tomó la decisión de endeudarse para responder al pedido y acudieron a todos sus familiares para reunir 40.000 pesos. Por otro lado, negociaron créditos con los proveedores y cumplieron con las exportaciones.

Para entonces, los clientes ya estaban encantados con los diseños de Marrari y la jugada siguiente fue posicionar la marca Huija. "No fue fácil, porque veíamos que muchos nos tapaban la marca en la vidriera y queríamos agregar valor a todo el proyecto", recordó Marrari.

En 2005, y con un nuevo objetivo, la empresa abrió en la casa de Manfré, en San Isidro, un primer local que funcionó y obligó al emprendedor a buscarse otro departamento. La siguiente movida fue la apertura de la sucursal de Palermo Soho, frente a la plaza Armenia. Actualmente, Huija está presente en locales de Chile, Uruguay, España y Estados Unidos.

Sus fundadores están decididos a dar escala al emprendimiento. Hace pocos meses, comenzaron a producir carteras y accesorios, tales como collares, lanzaron la línea hombres y hoy están en busca del calzado perfecto.

"Empezamos a trabajar con profesionales de la salud y desarrollamos unas plantillas que, si bien no corrigen deficiencias, logran una mejor posición del pie. Las estamos probando en algunas colecciones y la idea es que todos los zapatos las tengan", concluye Marrari.

www.huijaonline.com.ar

Fuente: La Nacion

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