martes, 4 de marzo de 2008

Comenzó el "campeonato" de creaciones tecnológicas

Con dos nuevas categorías (Diseño Gráfico y Videogames Argentinos), ya está en marcha la nueva edición del concurso nacional de Innovaciones, Innovar 2008, que intenta promover la búsqueda de soluciones originales para problemas concretos con la idea de que puedan transformarse en productos de interés comercial.

El concurso, que en sus anteriores ediciones evaluó más de 5.500 propuestas, se realiza este año por cuarta vez. "Es una gran vidriera para mostrar la capacidad creativa del sector científico y tecnológico local -dice el ministro de Ciencia y Tecnología, doctor Lino Barañao-. Permite mostrar que un hallazgo o un descubrimiento realizado en una institución pública puede convertirse en un producto que tiene un impacto social."

El programa ( www.innovar.gov. ar ), que distribuye 380.000 pesos en premios, intenta promover la cultura de la innovación a través de la evaluación y selección de más de mil proyectos, originados en grupos de investigación del sistema científico local, diseñadores industriales, pequeñas empresas, escuelas técnicas y agrotécnicas, entre otros.

"Somos culturalmente un país que por distintos motivos ha promovido la creación, y eso se plasma en el número de presentaciones -afirma Barañao-. Lo que creemos que está faltando es convertir estas ideas novedosas en innovaciones concretas."

En cantidad y calidad crecientes, el catálogo de proyectos sometidos a la evaluación de un jurado de destacados especialistas abarca las propuestas más disímiles que puedan imaginarse.


Pablo Chami, por ejemplo, ex tenista y actual administrador de empresas, desarrolló un supermetegol, nueva formulación del tradicional juego de mesa en la que participan entre 3 y 5 jugadores. Cuenta Chami: "El arquero se maneja desde atrás y, gracias a un imán, puede patear y hasta meter goles en el arco contrario, y los jugadores pueden cambiar de posición antes o en cualquier momento del juego."

Y enseguida agrega: "La Fundación Irsa compró dos para sus museos: el De los Niños del Abasto y el de Rosario. Y pienso ofrecerlos a los clubes, para que estén disponibles en las concentraciones de los equipos de primera."

José Mourelle diseñó gracias al apoyo del programa Fontar una máquina para la cosecha mecánica de citrus. Su empresa, radicada en Venado Tuerto, ya lleva vendidas más de quince unidades de Colossus, no sólo en el país, sino también en Australia y en España, donde también recibió un importante premio a la innovación.

El bioingeniero Fabio Guarnieri diseñó con su equipo de la Universidad Nacional del Litoral una microválvula inteligente para aliviar la presión intraocular que conduce a la ceguera en casos de glaucoma. El dispositivo incorpora funciones de microfabricación y nuevos materiales, como los polímeros conductivos. "Ya patentado, este diseño comenzará a ser probado en animales y luego en seres humanos", afirma Guarnieri.

Juan Santos, investigador del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, es el "papá" de Konabot, un robot para la inspección y manipulación de elementos peligrosos, diseñado a pedido de los bomberos. Fabricado con insumos de producción local, es único en su tipo en el mundo y teleoperado; es decir que el operador mueve la cabeza y las manos como si estuviese en el robot y éste responde con los mismos movimientos. "Tiene 17 grados de libertad y, por lo tanto, necesita 17 actuadores o motores -explica Santos-. Ya fue entregado, y en estos momentos se está realizando la capacitación de los bomberos y la revisión del proyecto."


Una cocina solar plegable desarrollada por Vera Kade , Ezequiel Castro y Javier Bertani volvió a ser finalista en la gran exposición de innovación tecnológica Index Awards y fue expuesta en Dinamarca y Corea. "Hay interesados en fabricarla -dice Kade-, pero el trabajo de diseño debería darse al revés: son las empresas las que deberían requerir nuestro trabajo, porque el diseño industrial es un traje hecho a medida."

Si bien es difícil calcular el impacto preciso que la innovación puede tener en la riqueza de un país, numerosos estudios muestran que, traducido en puestos de trabajo, puede ser importante. Se estima, por ejemplo, que la suma de todas las empresas surgidas del Massachusetts Institute of Technology, de los Estados Unidos, arrojaría un valor equivalente a la economía de Tailandia. Para Barañao, si prosperase una cultura innovadora, en menos de una década sus efectos deberían comenzar a palparse en la economía local.

"Hoy por hoy la ciencia y la tecnología son fuente de creación de riqueza y sobre todo de puestos de trabajo -agrega Barañao-. Cuando se habla de promover la aplicación de la ciencia, tal vez no sea obvio que uno está preocupado por fomentar la inclusión social, ya que no sólo evitará que tengan que emigrar los científicos, sino que también benefiará a personal menos calificado. Detrás de cada una de estas invenciones, hay un emprendimiento capaz de dar trabajo y mejorar la calidad de vida de muchas familias. Me parece que merece destacarse."

Fuente: La Nación

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