Su Enseñanza:
La Presencia Yo Soy
Cada uno de los hijos de Dios que reconozca y acepte a la Presencia del Único Poderoso Dios anclado dentro de su corazón y cerebro y sienta esa Verdad, profundamente, muchas veces en el día, realizando y conociendo que Dios llena su mente y cuerpo tan completamente de Luz, ya no tendrá sitio para nada más y entonces será libre. La Única Todopoderosa Presencia es la Magna Actividad Armoniosa de la Vida de cada uno de sus asuntos, y si su atención se ancla firmemente y con determinación sobre esta Verdad, no habrá altura de logros, por grandes que parezcan, que él no pueda alcanzar.
No hay sino Una Fuente y Principio de Vida, a la cual nosotros debemos dar nuestra atención completa, sin dividirla, y ésa es el Yo Divino Interno de cada individuo a ese Gran Armonioso Yo; el "Yo Personal" debería darle reconocimiento consciente en todo momento y mantenerse en constante Comunión con Él, no importa lo que la actividad exterior de la mente haga y manifieste.
Este Gran y Único Yo es la Energía-Vida fluyendo a través de cada cuerpo humano en todo momento, por medio de la cual todos están capacitados para moverse y funcionar en el mundo de la forma. Es la Sabiduría fluyendo a través de la mente, la Voluntad dirigiendo todas las actividades constructivas; el Coraje y Fortaleza sosteniendo a cada uno; el Sentimiento de Amor Divino con el cual todas las fuerzas pueden ser calificadas a medida que fluyen por medio del individuo. El Único Poder que puede siempre lograr cualquier cosa buena. Es el Dominio Consciente Todo Victorioso sobre toda condición de la actividad humana, cuando se descarga a través del Yo personal sin resistencia o interrupción.
Este Magno Yo Divino Interno de cada uno es el Supremo Gobernador de toda creación y es la Única y Eterna Fuente segura y permanente de ayuda en la existencia. Únicamente por medio de su Amor, Sabiduría y Poder puede cualquiera levantarse siempre hacia la Maestría Ascendida, por constante comunión consciente con Ella, quien es Libertad y Dominio sobre toda la creación humana. Cuando yo digo "creación humana", me refiero a todo lo que es discordante y menor que la Perfección.
La Reencarnación
Ya llegó el tiempo en que la humanidad se está despertando y tiene que saber de alguna manera que ha vivido centenares, tal vez miles de vidas y cada una en un nuevo cuerpo físico.
La Ley de la Reencarnación es la actividad del crecimiento humano que le concede al individuo la oportunidad de restablecer un equilibrio condicional que él mismo, conscientemente, desajustó. Esto es sólo una de las actividades de la Ley de Compensación, la Ley de Causa y Efecto, o lo que se puede llamar el proceso balanceador automático que gobierna todas las fuerzas del Universo, en todas partes. La comprensión correcta de esta Ley da la explicación de muchas condiciones en la experiencia humana, que sin ella parecen totalmente injustas. Es la única explicación lógica de la infinidad de complejidades y experiencias humanas que revelan la operación y la Ley sobre la cual descansa toda manifestación. Esto hace comprender que no existe lo que llaman "casualidad o accidente". Todo tiene una causa interior, y todo es la causa de un efecto futuro en el mismo instante en que se efectúa la causa. Si un hombre ha dañado a una mujer en una vida, es seguro que reencarnará en forma femenina y pasará por la experiencia similar, hasta que sufra aquello que le hizo soportar a otro. Lo mismo ocurre a toda mujer que lastime o dañe a un hombre. Esta es la única forma en que cada uno se obliga a experimentar tanto la causa como el efecto de todo lo que general el mundo.
El individuo puede experimentar y crear lo que se le antoje en su propio mundo; pero si a él se le antoja hacer aquello que le haga a otros experimentar discordia, él se obliga a experimentar la misma condición hasta que comprenda lo que es el efecto de su propia creación sobre la vida ajena en el Universo.
Así es como la vida exterior mantiene al individuo atado ala rueda del renacimiento, a la lucha y el dolor, hasta que permitimos que la Luz del Cristo Interior nos ilumine y nos purifique para responder al único Plan de Dios, la Paz, el Amor y la Perfección de Su Creación.
El Bien de Dios
Es muy importante realizar plenamente que la intención de Dios para cada uno de sus hijos es la abundancia de toda cosa buena y perfecta. Él creó la Perfección y revistió o invistió a cada hijo con ese mismo Poder. Todos podemos crear y mantener la Perfección, y expresar Dominio Divino sobre la Tierra y todo lo que ella contiene. La humanidad fue creada a imagen y semejanza del Padre y la única razón por la cual no manifiesta su Dominio es porque no usa su autoridad Divina. Aquello con que cada individuo está dotado y con lo cual debe gobernar el mundo. Así, no está cumpliendo la Ley del Amor al no derramar Paz y Bendición a toda la creación. Esto ocurre porque no se aceptan ni se reconocen a ellos mismos como lo que son, Templos del Dios Viviente. Tampoco saben que este reconocimiento debe mantenerse eternamente. La humanidad en su presente y aparente limitación de tiempo, espacio y actividad, está en el caso de la persona que necesita, y si alguien le extiende lo que necesita, y ella no se acerca a recibirlo, ¿cómo va a gozar del beneficio? La masa humana está en este grado de conciencia hoy, y continuará en ella hasta que acepte que el Dios que lleva en su corazón es el Dueño, el Dador y el Hacer de todo el Bien que puede entrar en sus vidas y mundos.
El ser personal de cada uno tiene que reconocer completa e incondicionalmente que la actividad exterior humana no tiene nada propio. Hasta la energía es irradiada al ser personal por el Gran Ser Divino Interior.
El Amor y Alabanza del Gran Ser Interior y la atención enfocada y mantenida en la Verdad, la Salud, la Paz, el Suministro Divino y la Libertad, o cualquiera otra cosa que sea necesaria para tu uso, si son mantenidas persistentemente en tu conciencia (pensamiento y sentimiento) serán manifestadas, tan absolutamente, como existe la Gran Ley de Atracción Magnética en el Universo.
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