jueves, 21 de febrero de 2008

¿puede salvarse todavía la humanidad? Respondemos en forma afirmativa a este interrogante.


Hemos recibido en legado un solo planeta. ¿Qué hicimos con él? La Tierra es hoy un patrimonio en peligro y la propia especie humana corre ese riesgo.

La Unesco acaba de publicar, con la dirección de Jérôme Bindé, la tercera antología de los Coloquios del siglo XXI, titulada Firmemos la paz con la Tierra (Ediciones Unesco/Icaria). Con la colaboración de quince científicos y expertos de fama mundial, tal como Paul Crutzen, Nicolas Hulot, Javier Pérez de Cuéllar, Michel Serres, Mustafá Tolba, Haroldo Mattos de Lemos y Edward O. Wilson, hemos efectuado una radiografía prospectiva de la crisis ecológica mundial, formulando, a la vez, una serie de propuestas de acción, y lo esencial se resume en ese artículo.

Después de la Conferencia de Bali y de los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre los Cambios Climáticos (IPCC), hemos de preguntarnos si hemos cobrado conciencia de la envergadura de los retos gigantescos que va a tener que afrontar la humanidad en un momento en que el tiempo empieza a faltarnos. No insistiré sobre el diagnóstico, ya que, por desgracia, el panorama es de sobra conocido: cambio climático, desertización, crisis mundial de los recursos hídricos, deforestación, deterioro de los océanos, erosión acelerada de la biodiversidad y contaminación del aire, del suelo, del agua dulce y del mar.

Las consecuencias económicas y geopolíticas de una situación semejante se han empezado a cuantificar sólo muy recientemente. La guerra que hemos declarado a nuestro planeta puede costar tanto como una guerra mundial, tal y como se ha señalado en el Informe Stern. Además, después de esa guerra contra la naturaleza corremos el riesgo de desembocar en la guerra de verdad, debido no sólo a la escasez cada vez mayor de energías fósiles y recursos naturales, sino también al desplazamiento de los 150 a 200 millones de “ecorrefugiados” que vaticinan los estudios prospectivos.

Lo que consideramos “problemas” –empezando por el cambio climático– son más bien síntomas de un problema, el del crecimiento material en un mundo finito, cuya existencia ya fue señalada en 1972 en el informe Los límites del crecimiento, presentado al Club de Roma. Dennis Meadows, coautor de ese informe, nos dice que en ese año “la humanidad estaba por debajo de sus límites, pero ahora está por encima de ellos”. Así lo atestiguan los datos relativos a la huella ecológica de la especie humana calculados por el equipo de Mathis Wackernagel. En 1972, la utilización humana de los recursos de la Tierra se aproximaba a un 85% del nivel sostenible a largo plazo, mientras que hoy se sitúa en torno a un 125% de ese nivel.

En estas condiciones, ¿puede salvarse todavía la humanidad? Respondemos en forma afirmativa a este interrogante.

Todavía hay solución

Por Koichiro Matsuura


LANACION.com | Opinión | Jueves 21 de febrero de 2008

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