lunes, 18 de febrero de 2008

Para lograr el éxito hay que diseñar un producto cinco estrellas a precio de tres.


Hace 20 años, este empresario empezó a asentar las bases de un negocio que dio un aire nuevo al sector de la dietética y la nutrición. Hoy, la cadena, que opera en régimen de franquicia, ya ha superado el millar de tiendas repartidas por nueve países. El creador del concepto, un hombre hecho a sí mismo, explicó a “Profesionales Liberales” las claves del éxito y enseñó el camino a quienes quieran seguir su ejemplo.

Remontándonos al origen del concepto. ¿Cómo recuerda esos primeros inicios?

El germen está en un estudio económico que realicé para una compañía del sector en el año 1973, que estaba prácticamente en quiebra y que se consiguió reflotar. Cuando en 1986 se vendió a un grupo, totalmente saneada, me ofrecieron seguir en la empresa, pero preferí crear la mía propia. Así, puse en marcha el grupo Kiluva, siglas que se corresponden con las dos primeras letras de los nombres de mi mujer y mis hijos. Es decir, pasé de estar en una compañía con 200 empleados y muy potente donde ganaba dinero, a empezar de cero, pero con mucha ilusión porque vi que había un nicho de mercado por cubrir en la actividad, haciendo las cosas bien. Se abrió la primera tienda en Vitoria y después otras dos, en un gimnasio femenino en Pamplona y en Cornellá (Barcelona), que nos permitieron testar la aceptación del negocio, basado en una baja inversión, una alta rentabilidad y unos recursos humanos asequibles.

¿Cuáles recuerda como los momentos más difíciles? ¿En alguna ocasión pasó por su cabeza la idea de arrojar la toalla?

Los empresarios somos bastante persistentes en lo que emprendemos, pero en ocasiones hay negocios que se deben abandonar en el camino. En nuestro caso, el momento más difícil fue a consecuencia de una riada que tuvimos, que nos inundó los almacenes con el género, y que incluso hubo riesgo para la vida de algunas personas… aunque luego el seguro lo cubrió todo. Momentos difíciles hay siempre, hemos pasado hasta crisis económicas, y se superan teniendo mucha calma. En mi caso, cuando las cosas van mal me voy a jugar al golf, y si van bien no juego nunca; así que ahora no practico este deporte apenas.

Y usted como empresario, ¿se sintió apoyado por la Administración u otras instituciones a la hora de poner en marcha su proyecto?

Creo que esos apoyos han de ser algo secundario. El empresario que tiene una idea ha de ser capaz de desarrollarla por su propia iniciativa, empezando desde abajo, trabajando mucho y yendo poco a poco. Y cuando pasen los años, las entidades financieras, la Administración… van a confiar más en ti. En cualquier caso, en este momento pienso que sí se está apoyando a los empresarios, no como hace 20 o 30 años que en los bancos no te daban dinero a no ser que tuvieras un piso para hipotecarlo.

Y en el ámbito internacional, como es el caso de Naturhouse, ¿son más necesarios esos apoyos para poder salir al exterior?

Tampoco. Cada empresa, en su especialidad, ha de tener su propio método para salir fuera de España y desarrollarlo. No obstante, a la hora de internacionalizarse no se puede hacer a la ligera, pensando entro en cualquier país y a vender; se debe estudiar convenientemente cada mercado.

¿Se siente un empresario de los pies a la cabeza?


No. Soy una persona a la que LE gusta lo que hace y que va logrando sus objetivos. Para empresarios, Emilio Botín, que ha llevado al banco Santander a tener un sitio importante en el mundo, y Amancio Ortega, que ha creado un imperio: son los dos empresarios españoles que más admiro.
Anuncio de Naturhouse

¿Dónde diría que radican las claves de la aceptación y el éxito del negocio?

Siempre digo que para lograr el éxito hay que diseñar un producto cinco estrellas a precio de tres.

¿Cómo surgió la idea de expandir el concepto mediante la concesión de franquicias?

La fórmula de la franquicia ya la contemplé desde un principio, puesto que me parece un método de negocio muy interesante, que hoy en día te permite competir con esos grandes monstruos de la distribución. Desde luego, a Naturhouse le ha aportado una imagen y reconocimiento de marca, incluso internacionalmente.

¿Entre sus planes está el de cotizar en Bolsa?

Si no cotizamos no es por un problema de liquidez, sino de prestigio: en nuestra compañía tenemos por costumbre que los empleados adquieran participaciones, que obtienen más baratas que si lo hiciesen en Bolsa. De todos modos, no está fuera de lugar cotizar en el mercado bursátil.

¿Lo que sí está fuera de lugar es dar entrada al capital riesgo en la empresa?

La verdad es que no encaja en nuestra filosofía empresarial, pero es un asunto que no me importaría que se concretase, siempre y cuando pague bien y haya un buen recorrido. Es cierto que muchas de estas sociedades de capital riesgo han llamado a nuestra puerta, aunque ninguna nos ha ofrecido lo que queremos.

Cuando puso este negocio en marcha, ¿se imaginó llegar tan lejos?

A mí siempre me ha gustado desarrollar proyectos a largo plazo, donde la planificación es muy importante. Hay que educarse en un método de trabajo, ir cumpliéndolo paso a paso, año a año, y en todo momento saber por dónde va la compañía. No obstante, cuando ahora miro atrás pienso que todo es posible, si se tienen ilusión y ganas, y se derrocha esfuerzo; sin esto no hay nada.

¿Naturhouse es una empresa que no tiene ni se fija límites?


No nos fijamos límites porque se trata de un producto que se puede extrapolar a todos los países del mundo. Simplemente hay que hacer ciertas adaptaciones al sistema de alimentación de algunos de ellos, pero nuestro mercado es cada rincón del planeta. Nosotros abrimos una media de 240-250 tiendas al año, entre España y el extranjero, y nuestro plan para 2010 es haber superado los 2.000 establecimientos. A partir de ahí todavía queda mucho por crecer.

¿El objetivo es llegar a ser el líder mundial en su sector?

Creo que cuando compites tienes que ir a ser el número uno, y un empresario que no piense así no es tal empresario. En nuestro caso, queremos pasar al grupo más importante, que es estadounidense y cuenta con 11.000 tiendas.

Usted es un empresario con inquietudes, puesto que diversifica sus negocios. Además de Naturhouse acaba de poner otro concepto en marcha, Amicus Félix…

Cierto. Se trata de un negocio de vinoteras, en el que queremos que estén representados los vinos de todas las regiones españolas, siguiendo con el modelo de baja inversión y alta rentabilidad. El primer local se ha abierto en Santa Eulalia (Ibiza), y cuando veamos su aceptación se franquiciará en el extranjero, puesto que el proyecto nace con vocación de expandirse fuera de España. No obstante, he de decir que cuando un empresario llega a un determinado nivel tiene que diversificar, si no se pierde perspectiva. ¿Y su desarrollo será similar al de Naturhouse?

Depende de cómo funcione el producto; si es rentable y tiene aceptación la expansión puede ser tan ambiciosa como la de Naturhouse…

Para finalizar, ¿qué consejos daría a aquellos jóvenes emprendedores que tienen ideas y quieren ponerlas en marcha?

Para mí es muy importante ser una persona con imaginación, y ser capaz de ver aquello que no ven los demás. Luego, la formación es muy importante porque hoy en día hay mucha competencia. Y por supuesto ser tenaz en el trabajo; aquí no hay secretos, hay que dedicarle muchas horas al negocio, viajar mucho, saber qué se mueve en el mercado…

Fuente: Mundo Franquicia

La historia de Naturhouse



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