Muy a pesar de lo que incluso Google ha intentado demostrar sobre este take over, Microsoft está primeramente comprando conocimiento. De eso se trata esta industria, de conocimiento. Bueno, de eso se trata la civilización desde hace bastante tiempo; desde que dejamos de molernos a palos para conseguir las cosas, digamos.
Con la adquisición, es cierto, la empresa cofundada por Bill Gates quedaría en una mejor posición estratégica para proseguir su batalla con Google por los avisos de publicidad, pero esta consecuencia ni es lo principal ni es la bala mágica que le permitirá derrotar a Google. Por lo pronto habría que plantearse, como lo hice en alguna otra columna, si ésta no será la primera batalla que Microsoft no habrá de ganar.
Microsoft sabe esto. Su situación en el negocio de las búsquedas, cimiento mismo de Internet, es tan mala que la adquisición de Yahoo! no le otorgará automáticamente la misma posición dominante que tiene en el mundo de la PC. En el complejo y cambiante universo de Internet esa banca la disfruta Google, le guste o no admitirlo al buscador de Sergey Brin y Larry Page. Sumados, Microsoft y Yahoo! no alcanzan ni la mitad de la participación de mercado que tiene hoy Google.
Encontrémonos
Ahora, ¿por qué son tan poderosos los buscadores, por qué Yahoo! y Google poseen tanto poderío económico? Porque sin ellos Internet no sirve para nada. Se calcula que hay unos 11.500 millones de páginas Web que pueden indexarse y alrededor de 550.000 millones de documentos en total en la WWW (contando aquellos sitios que no pueden indexarse por diversas razones y que constituyen lo que se conoce como Web Profunda o Web Invisible). Los buscadores son indispensables para que la Web exista; y si no funciona la Web, Internet se reduce al mail y el chat, y pierde así su relevancia mediática y económica. Por eso las búsquedas arrastran tanto dinero en publicidad, al revés que el Webmail (Hotmail, Yahoo! Mail, Gmail) y los mensajeros instantáneos (MSN Messenger, Yahoo! Instant Messenger).
Zona de riesgo
Aparte de admitir que necesita lo que Yahoo! sabe hacer –y no simplemente que quiere deshacerse de un competidor o comprar su participación en el mercado–, ésta es la primera vez que Microsoft está dispuesta a correr un riesgo sustancial, lo que a su vez significa al menos otra cosa: que su supervivencia a largo plazo depende de que le vaya bien en los negocios relacionados con Internet, a pesar de que hoy la empresa no deja de crecer y ganar dinero con Windows y Office.
¿Por qué digo que esta fusión constituye un riesgo inédito en la historia de Microsoft? Porque combinar empresas no es una tarea simple. De hecho, la mayoría de estas uniones sale mal. En algunos casos, catastróficamente mal. Nunca antes Microsoft se había aventurado a tanto, ni remotamente. Podemos suponer que la compañía tiene suficiente robustez para soportar un cataclismo, si llegara a ocurrir. Pero también podría no ser así.
Esta es la razón por la que la compañía propaló en estos días que tiene un plan de integración seguro. Porque si algo atrae al accionista para invertir en Microsoft es que se trata de una corporación muy conservadora en sus costumbres, con una inobjetable vocación de éxito y de una robustez pocas veces vista; se la llama “la IBM de estos tiempos”, y no es sólo por su poderío, sino sobre todo por su solidez.
La fusión de dos compañías es, invariablemente, un proceso muy delicado, y no es propio de Microsoft transitar por caminos resbaladizos. Puede pagar caro por una empresa de segunda línea (como hizo con el broker de publicidad on line aQuantive en mayo del año pasado, por el que abonó 6000 millones de dólares), o adquirir sabiamente un gran campeón (como hizo con Hotmail, por la que pagó 400 millones de la misma moneda; unos 523 millones de hoy), pero integrar a Yahoo! es otra historia, otra escala, otro mundo.
¿Es una buena idea?
Incluso si la fusión sale razonablemente bien, hay dos beneficios inmediatos para el tercero en discordia; es decir, Google. Primero, le habrán sacado del medio al único competidor que tiene en su negocio (Yahoo!) y segundo, mantendrá a Microsoft muy ocupado durante bastante tiempo en hacer que la unión marche. Hay que justificar esos 44.600 millones de dólares, vamos.
Si la fusión sale maravillosamente bien, lo que es poco probable dadas las significativas diferencias entre las culturas de ambas empresas, las consecuencias hasta ahora no han sido de lo mejor para Microsoft. El mercado reaccionó premiando a Yahoo!, cuya acción trepó, y sancionando al creador de Windows, que perdió cuatro puntos tras el anuncio.
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