Dado el bajo nivel de ahorro familiar, los analistas consultados coinciden en que definitivamente el país deberá apoyarse en otros pilares para financiar las inversiones que requiere el actual ritmo de crecimiento de la economía o para tapar los baches que existen en algunos sectores, como el energético.
Para el economista Luis Secco, la insuficiencia de ahorro trae como consecuencia una menor inversión. "China y la India invierten más que nosotros porque ahorran más. Si ahorrás poco, invertís poco. A menos que el mundo te financie", explicó. Y agregó: "Para invertir más allá de los 23 puntos del PBI, que es lo que hay actualmente, hay que conseguir financiamiento externo o generar condiciones para que haya un mayor ahorro".
Por su parte, Ferrer opinó que sería conveniente incentivar el ahorro, porque hoy no hay financiamiento externo y el superávit del sector público va camino de agotarse.
Pero ésa no parece ser la intención del actual gobierno, que lleva adelante un modelo económico que fogonea el consumo como motor del crecimiento. En este sentido, tener una tasa de interés por debajo de la inflación va en contra del ahorro.
Según Secco, por ahora el Gobierno se decidió por el resultado a corto plazo. El 80% del crecimiento del PBI que se produjo en 2006 y 2007 se explica por el aumento del consumo. "Es obvio que eso va en detrimento del ahorro", añadió.
¿Qué pasará de ahora en más? La evolución del empleo, el ajuste de los salarios y el índice de inflación real, muy superior al que informa el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), serán determinantes.
"Si llega a continuar la actual sensación acerca de que la inflación real es mayor que la que indica el Indec, lo que va a suceder es que la gente se va a volcar al consumo y ahorrará cada vez menos", opinó Ferrer, que estimó como muy difícil que la cifra de hogares que ahorran supere al actual 19,8 por ciento.
Para muchos, además, habrá que esperar para ver qué sucede con los ajustes salariales, ya que mayores ingresos también podrían modificar el escenario. "Es cierto que la inflación reduce la capacidad de ahorro, pero no puedo afirmar que influya más que los aumentos salariales. Hay que esperar a qué acuerdan este año en materia de sueldos los sindicatos y las empresas", destacó Spotorno.
Mientras tanto, los empresarios argentinos admitieron en privado que están dispuestos a otorgar, en promedio, subas salariales del 20% para este año. Aunque sólo el 10% de las empresas comenzó la negociación, los responsables de las compañías ya anticipan que recibirán demandas de los sindicatos por aumentos del 23,1% en promedio.
Cualquiera de estos porcentajes está muy por encima de la inflación oficial de 8,5%, que el Indec reconoció para 2007, y del 7,7% que el Gobierno previó en el presupuesto 2008; pero sí se sitúa a la altura del aumento del costo de vida estimado por varios analistas privados, que lo ubican cercano al 20 por ciento.
"La gente de menores salarios va a estar complicada y casi todos sus ingresos van a estar destinados a mantener su nivel de vida; por lo que cabe esperar que el ahorro se degrade", concluyó Tiscornia.
La secuencia mensual del ahorro de las familias en el nivel nacional muestra su pico máximo en agosto de 2007, cuando alcanza el 20,7%; pero luego baja un poco, hasta situarse en 19,1%, y vuelve a subir hasta el 19% en diciembre.
Ferrer explicó que se podría decir que el ahorro se encuentra estabilizado después de agosto debido a un cambio de tendencia, influenciado por altos niveles de consumo en el mismo período.
Es decir que el comportamiento general estaría determinando que las familias, en un contexto de aumentos generalizados de precios y con expectativas de inflación superiores a los índices oficiales, optan por aumentar el consumo en detrimento de mantener saldos ahorrados, que se erosionan con la inflación.
"Es una tendencia incipiente, no puede decirse que sea la constante en 2008, porque dependerá en gran medida de la evolución de ingresos, la inflación y la percepción de empleo, que son las variables que influyen en las expectativas de las familias", aclaró Ferrer, que no espera, de todos modos, un cambio drástico en el nivel de ahorro en los próximos meses.
Escenario
Las expectativas inflacionarias y la larga historia de devaluaciones y confiscaciones de depósitos que se produjeron en el país llevaron a que, actualmente, se guarde menos dinero “debajo del colchón” que hace treinta años
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