La imposición de tareas extraescolares que supuestamente deberían actuar en un sentido favorable, pero que el niño suele ver como algo que no responde a sus deseos o apetencias, forma parte de ese cuadro que reemplaza la libertad creativa por obligaciones de diferentes tipos, con frecuencia disfrazadas. El juego, fundamental actividad de la niñez, resulta perjudicado y el fenómeno de los niños que no pueden jugar como deberían hacerlo se vuelve una realidad lamentable, sobre todo en ciertos niveles sociales y culturales. Elkind recalca que el juego de iniciativa personal es básico para el desarrollo normal de los niños.
Editorial II

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