Un segundo informe de la Oficina de Estadísticas del Departamento de Justicia muestra que, en 2001, el grueso del lavado se hizo a través de concesionarias de autos, empresas constructoras, bancos, supermercados minoristas, mueblerías y hasta locales de belleza. Entre 1994 y 2001 hubo 10.000 condenados. Nueve de cada 10 se declararon culpables tras acordar con el fiscal una reducción de la pena a cambio de aportar información.
Es posible conseguir información más reciente, aunque está desperdigada. Así, es como en el distrito sur del estado de Florida -que abarca a Miami-, se cerraron siete casos y un acuerdo especial durante los últimos dos años. Condenaron a 12 personas. Entre ellos, a los líderes del Cartel de Cali, Gilberto y Miguel Angel Rodríguez Orejuela, condenados a 30 años de prisión y a devolver US$ 2100 millones. Y también alcanzó a American Express, que a cambio de evitar una condena, aceptó pagar multas por 55 millones de dólares.
Aun así, el gobierno norteamericano está lejos de "amedrentar" a los nuevos lavadores, que ven que los riesgos de sufrir la condena máxima (20 años de prisión) son muy bajos en comparación con sus beneficios económicos. Miami y Key Biscaine, donde se encuentra el "maletero" Guido Alejandro Antonini Wilson, resultan un paraíso fiscal, seguidos de Manhattan y Puerto Rico, según las estadísticas oficiales.
Por eso, el consultor en crimen financiero de World Check, Kenneth Rijock, alienta la aplicación de condenas más duras y la bancarización para reducir los riesgos. Sabe de lo que habla por experiencia personal.
Son los últimos datos oficiales; un experto, que fue lavador, pide penas más duras
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