Que el arbol no tape el bosque

De un modo innovador y abarcativo se ha manifestado Elisa Carrió, quien lidera la Coalición Cívica, hasta el punto de anunciar una nueva ley educativa si accediera a la presidencia. Tanto ella como Roberto Lavagna promueven la enseñanza técnica, buscan garantizar la calidad educativa y revelan preocupación por la formación del docente y el nivel de su salario. En un tono menor, aunque con propuestas viables, Ricardo López Murphy coincide con Lavagna en cuanto al otorgamiento de asignaciones a familias de bajos recursos, con la condición de que los hijos cumplan con la obligación escolar. También se propone adjudicar becas a los alumnos de rendimientos destacados. Alberto Rodríguez Saá apunta a la erradicación de los comedores escolares y a reafirmar la mesa familiar y, además, fija un optimista ciclo lectivo no menor de 200 días de clases. Es necesario aludir, pues, a los vacíos que dejan las promesas electorales, referidos sobre todo al modo en que se podrían lograr las metas anunciadas. Por ejemplo, ¿cómo acrecentar la matrícula en las edades a partir de las cuales la ley fija la obligatoriedad de la enseñanza? ¿A qué vías recurrir para que sea posible la deseada erradicación del analfabetismo? ¿Cómo asegurar, además, el cumplimiento de los días de clase previstos legalmente a pesar de las recurrentes protestas gremiales de los docentes? En fin, entre otras cuestiones no mencionadas, pero que reclaman cada vez más ser enfocadas, ¿cómo lograr que los medios masivos de comunicación, se conviertan en aliados del proceso educativo y dejen de ser enemigos que obran impunemente en el ámbito del parasistema de la enseñanza? Se trata de demasiadas preguntas que no encuentran claras respuestas en los programas de los candidatos presidenciales y que, por ende, consagran incógnitas pendientes que, sin duda, contribuirían a explicar el llamativo desinterés de buena parte de la ciudadanía respecto de esta instancia electoral.

Editorial II

Las propuestas educativas y las urnas

LANACION.com Opinión Viernes 26 de octubre de 2007

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