La realidad casi siempre supera a la ficción. Si no, ¿cómo se explica que en una ronda matinal en el Upper West Side de Manhattan, cuando una mujer sale a comprar un café, se encuentre entre la basura una pintura robada del mexicano Rufino Tamayo, en perfecto estado, y valuada en un millón de dólares? Le sucedió a la neoyorquina Elizabeth Gibson en noviembre de 2003, cuando sólo juzgó como un despropósito que una obra de arte yaciera entre los desperdicios. Gibson desconocía completamente a Tamayo (1899-1991) y no sabía que se trataba de una pintura del maestro oaxaqueño. Menos sospechaba que "Tres personajes" -el óleo de 1970 con tres figuras abstractas, cimentadas con pincelada difusa en tonos violeta, amarillo y naranja y espolvoreadas con arena tal como solía hacer Tamayo también con el polvo de mármol- era, desde hacía 20 años, buscada intensamente como obra de arte robada."Tres personajes", de Tamayo
Una mujer lo encontró en Nueva York

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