La historia de Congelarg empieza cuando a fines de 2002 una empresa norteamericana de logística decide irse del país y deja sin transporte a Mc Donald s. Francisco Mackinlay, que trabajaba en la compañía que se fue, decide reemplazarla con un proyecto propio, que hoy se convirtió en una compañía de logística especializada en el traslado de productos congelados, y que desarrolló un tipo de camión único en el país.
Mackinlay no tardó en tomar la decisión de avanzar con su propuesta, pero estaba solo y recurrió a un transportista con quien había trabajado y que terminó por convertirse en su socio. Juntos compraron tres camiones de 80.000 dólares para hacer la distribución en Capital Federal y el conurbano.
"Arrancamos en enero de 2003 aunque en noviembre de 2002 ya nos habíamos presentado en Expo Logística como especialistas en productos congelados y refrigerados. Nos diferenciamos con una propuesta especializada. Nos presentamos a la empresa encargada de la logística de Mc Donald s y nos eligieron", recordó Mackinlay.
"Con ese respaldo, llegamos a otros grandes clientes como Wal-Mart, Día, Norte, Carrefour y Molinos. El problema fue la falta de capital, pero conseguimos que Iveco nos financiara la compra de 14 unidades", agregó. De acuerdo con el emprendedor, "el crecimiento fue rápido", pero las ganancias no evitaron un conflicto entre los socios, y el año último Mackinlay tuvo que salir en busca de inversores.
"Los fondos con los que hablé querían el 51% del paquete y no se los iba a dar. Tuve la suerte de conseguir un inversionista extranjero que había vivido en el país. Es un francés que yo había conocido tiempo atrás y compró el 49% de las acciones. Ahora viene regularmente para ver cómo van las cosas y delinear las estrategias", contó el emprendedor. Con la nueva sociedad, Congelarg presentó un proyecto a la embotelladora de Coca-Cola, Edasa, para producir camiones de aluminio, que permiten llevar 32 toneladas frente a las 28 del promedio del mercado. La embotelladora lo aceptó y tras una inversión de un millón de dólares se desarrollaron 12 unidades.
"Fuimos a buscar igualmente financiamiento, pero es imposible cumplir con lo que piden los bancos. Facturamos 800.000 pesos por mes y tenemos grandes clientes. Aún así no conseguimos apoyo", destacó el emprendedor, que el año último fue seleccionado por la Fundación Endeavor, que lo ayudó a profesionalizar la empresa y actualmente lo está contactando con inversores para poder expandirla.
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