
Sócrates es quizás el personaje más enigmático de toda la filosofía. No escribió nada en absoluto, y sin embargo es uno de los filósofos que más influencia tuvo en el pensamiento europeo. Esto se debe en parte a su dramática muerte. Sabemos que nació en Atenas y pasó la mayor parte de su vida por calles y plazas conversando con la gente con la que se topaba. A menudo, se quedaba inmóvil, de pie, en profunda meditación durante horas. La vida de Sócrates se conoce sobre todo a través de Platón, que fue su alumno y sería uno de los filósofos más grandes de la historia. Platón escribió muchos diálogos o conversaciones filosóficas en los que utilizaba a Sócrates como portavoz.
El objetivo de Sócrates no era enseñar a la gente, daba más bien la impresión de que aprendía de las personas con las que hablaba, de modo que no enseñaba como cualquier maestro de escuela, sino que conversaba (arte de conversar). Esta claro que no se hubiera convertido en un famoso filósofo si no hubiera escuchado a los demás, y tampoco lo habrían condenado a muerte. Al principio, solía simplemente hacer preguntas, dando a entender que no sabía nada. En el transcurso de la conversación conseguía que su interlocutor viera los fallos de su propio razonamiento. Se dice que la madre de Sócrates era comadrona, y Sócrates comparaba su propia actividad con el arte de parir de la comadrona. No es la comadrona la que pare el niño, simplemente esta para ayudar a las personas en el parto. El método de Sócrates se llamó por esto mayéutica. No es la comadrona la que pare al niño, simplemente esta presente para ayudar durante el parto, así Sócrates consideraba su misión ayudar a las personas a parir la debida comprensión, porque el verdadero conocimiento tiene que salir del interior de cada uno. No puede ser impuesto por otros, sólo el conocimiento que llega desde dentro es el verdadero conocimiento. Todas las personas pueden llegar a entender las verdades filosóficas cuando utilizan su razón, cuando una persona entra en juicio, recoge algo de ella misma. Precisamente haciéndose el ignorante, Sócrates obligaba a la gente con la que se topaba a utilizar su sentido común. De esta manera aparentaba ser más tonto de lo que era. A esto lo llamamos ironía socrática. Un encuentro con Sócrates podía significar quedar en ridículo ante un gran público. Atenas es como un caballo apático y yo soy un moscardón que intenta despertarlo y mantenerlo vivo. Sócrates tuvo mucho en común con Jesús: ambos eran considerados personas enigmáticas por sus contemporáneos, ambos tuvieron una muerte trágica, ninguno de los dos escribió su mensaje, lo que significa que dependemos totalmente de la imagen que de ellos dejaron sus discípulos. Lo que esta por encima de cualquier duda es que los dos eran maestros en el arte de conversar. Además, hablaban con una autosuficiencia que fascinaba e irritaba. Desafiaron a los poderosos de la sociedad criticando toda clase de injusticia y abuso de poder. Finalmente, esta actividad les costaría la vida.
Sócrates vivió en el mismo tiempo que los sofistas, como ellos se interesó más por el ser humano y por su vida que por los problemas de los filósofos de la naturaleza. Un filósofo romano, Cicerón, diría unos siglos más tarde, que Sócrates hizo que la filosofía bajara del cielo a la tierra, obligando a los seres humanos a pensar en la vida, en las costumbres, en el bien y en el mal. Pero Sócrates también se distinguía de los sofistas en un punto importante. Él no se consideraba sofista, es decir, una persona sabia o instruida. Al contrario de los sofistas no cobraba dinero por su enseñanza. Él se llamaba a si mismo filósofo, es decir, uno que busca conseguir sabiduría. Pensaba que un verdadero sabio era aquel que sabía lo que ignoraba. Para Sócrates era muy importante encontrar una base segura para nuestro conocimiento. Él pensaba que esta base se encontraba en la razón del hombre.
Con su fuerte fe en la razón del ser humano, era un típico racionalista. Sócrates pensaba que tenía por dentro una voz divina, y que esa conciencia le decía lo que estaba bien. Quien sepa lo que es bueno, hará el bien. Quería decir que conocimientos correctos conducen a acciones correctas. Sólo el que hace esto se convierte en un ser correcto. El ser humano busca la felicidad, y nadie es feliz haciendo lo que sabe que no esta bien.
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