Entre los más de 400 modelos de psicoterapia, ¿cómo elegir al terapeuta que más le conviene?
Distintos estudios indican que, en términos generalesn el 80% de los pacientes se beneficia con la terapia y que no hay evidencia de que un modelo sea más efectivo que otro. Sin embargo, sí se sabe que hay modelos más útiles frente a determinados tipos de pacientes, con determinado tipo de problemática.
Pese a ello, la elección del tipo y la duración del tratamiento responde muchas veces más a factores tales como el azar, los incentivos económicos, el modelo con el que se identifica el terapeuta y, en muchas ocasiones, el desconocimiento...
La mayor parte de los profesionales están entrenados en un solo modelo, lo que implica que, frente a distintos tipos de problemas que requerirían abordajes específicos al recibir a sus pacientes, terminan evaluándolos y tratándolos desde su perspectiva y experiencia y no desde las necesidades de los consultantes.
En ese sentido, si está pensando en consultar a un terapeuta, hay algunos puntos que quizá pueden resultar de utilidad.
A grandes rasgos, las líneas teóricas se pueden agrupar en cinco modelos: psicodinámicos-psicoanalíticos, cognitivo-conductuales, humanísticos-existenciales, sistémicos-interpersonales y biológicos.
Frente a ciertas características, convienen ciertos modelos en particular. Por ejemplo, si es introvertido, autorreflexivo, reticente a seguir reglas, es probable que se beneficie más con una terapia psicodinámica.
Si es muy expresivo, activo y se focaliza en problemas de otros más que en los propios, quizá se beneficie con una terapia cognitivo-conductual. Si tiene un problema interpersonal bien definido y valora sus relaciones con los demás, es probable que se beneficie de una terapia interpersonal.
En cambio, si se considera una persona poco introspectiva, necesita o prefiere trabajar específicamente sobre los síntomas o tiene problemas de origen biológico, como el trastorno bipolar, quizá sea más conveniente una terapia que incluya medicación.
Muchas veces puede ser necesario combinar dos modelos para tratar los problemas, como psicoterapia y medicación, lo que no necesariamente indica una mayor gravedad del cuadro.
A partir de todo esto, podría resultar adecuado tener presente algunas de las siguientes preguntas antes de iniciar una terapia o durante la misma: ¿le gustaría iniciar una terapia breve o de largo plazo? ¿Centrada más en el presente o en el pasado?
Por ejemplo, si lo que más le importa es resolver un motivo de consulta concreto, trabajar en su presente y fijar objetivos definidos, quizá le resulte de utilidad una terapia cognitiva-conductual o una terapia interpersonal. Por el contrario, si busca un espacio de reflexión, trabajar sobre su pasado y hacer un tratamiento a largo plazo, quizás sea útil una terapia psicoanalítica.
Además, es de suma importancia que usted esté familiarizado con el modelo que sigue su terapeuta y sus implicancias para su tratamiento y sus problemas. Pregúntele a su terapeuta: ¿cuáles son las características básicas de su terapia? ¿Qué opina de las causas de su problema? ¿Qué es importante para alcanzar el éxito del tratamiento?
Consulte, también, si hay alguna evidencia científica de que el tratamiento que le propone es el indicado para su problema. Y, muy importante, averigüe si su terapeuta se encuentra calificado por su nivel de entrenamiento y experiencia para brindar ese tipo de tratamiento. (Indague siempre las referencias de otros pacientes o colegas.)
Recuerde que no hay un tipo de terapia más profunda que otra. La profundidad la percibe el paciente, en la medida en que esté en condiciones de evaluar si el tratamiento le resultó efectivo o no.
Por último, mas allá del tipo de problema que tenga y el profesional que haya elegido, los factores predictores más importantes de los buenos resultados de los tratamientos son: su motivación para iniciar la terapia y el grado de esperanza que con su terapeuta tengan en las primeras entrevistas.
Si no se siente cómodo con el tratamiento en las primeras entrevistas, evalúe siempre la posibilidad de solicitar una segunda opinión...
El autor es médico psiquiatra y miembro titular de la Asociación de Terapia Cognitiva.
viernes, 10 de agosto de 2007
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