
El éxito de The Sartorialist (7 mil visitas diarias), el blog neoyorquino de moda convertido en "marcador de tendencias,"que publica con el tema "el look del día" fotos de gente común que camina por Manhattan, ha prendido en otras ciudades: París, Londres, Tokio, Shanghai, Estocolmo.
Sus cultores y hacedores se definen como anárquicos, antielite, partidarios de la moda pop. Es el estilo fashion street, donde no existen etiquetas, precios, alfombra roja ni estrellas, elementos que el mundo del blog (sitios de Internet independientes en los que cualquiera puede poner su granito de arena) no soporta más: una manera inalcanzable, fastidiosa y descarada de proponer la moda.
La larga disquisición empezó en un suplemento dominical de The New York Times, hace diez años, cuando comenzó la serie de moda realizada en la calle.
Específicamente, una página semanal que relevaba fotográficamente las tendencias que se veían en la vida cotidiana. Imágenes normales (sin la pátina de las revistas) de gente normal: hermosos o feos, gordos o delgados, jóvenes o menos jóvenes aparecían en las páginas, siempre que su look resultara significativo. "Disparador emocional de la moda", apuntan los analistas. Uno que no genera envidia (Angelina Jolie puede causar sensación, pero suscita despecho: "¿Por qué a mí esa ropa no me queda como le queda a ella?"). En cambio, esto es más bien un fenómeno de apreciación y emulación ("Eso podría quedarme muy bien a mí también").
Hace un año y medio, la aparición del blog The Sartorialist le agregó el valor de la frescura con los lugares y tendencias cotidianos: imágenes de estudiantes en el Village, de hombres en los cafés, las interpretaciones callejeras de la moda en el estacionamiento o en las grandes tiendas. Esto es consumido y digerido en todo el mundo con un resultado para nada global. El look del día en Tokio no tiene nada que ver con el de Estocolmo. Lo que emerge siempre es el individuo, la personalidad, y con los nuevos blogs, las culturas diferentes. También resulta curioso observar que las tendencias se esparcen como mancha de aceite, y en diez días la remera neoyorquina con inscripciones se vio por las calles de Shanghai. Y hay quien se asombra de que en Italia –país de la moda por excelencia– aún no haya aparecido algún blog apreciando la sensación de lo sugerido más que de lo impuesto.
En la atmósfera flota una rebelión contra los dictados de la moda, contra los falsos iconos, y en los blogs se nota la búsqueda de un estilo personal. Por ejemplo, a eso suena la invitación que Lisa Armstrong hizo en el Times, en su nota Cómo vestirse, sugiriendo que conviene pensar en ropa que nos quede mejor y no tanto en la que pueda complacer a los demás. Una consideración nacida de la reflexión acerca de cuántas mujeres creen ser elegantes y no lo son al ponerse, por ejemplo, ropa muy ajustada para parecer sexy y hacen, en cambio, el ridículo. Otro ejemplo es el reciente libro Compro para mí, un vademécum (para cada tipo de mujer, astutos consejos sobre las cosas que estilizan, ensanchan o aumentan) que ayuda a desarrollar el propio estilo y salir airosa sin necesidad de resentirse con Angelina Jolie.
Para saber más
http://thesartorialist.blogspot.com

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