Los diseños en cuero de Humawaca, que nacieron como un emprendimiento para paliar la crisis de 2002, ya se exhiben en una de las vidrieras más sofisticadas del mundo: los accesorios de esta pequeña empresa fueron seleccionados, y luego expuestos, en el Museo de Arte Moderno (MoMA, por sus siglas en inglés) de Nueva York.
La propietaria de la empresa, la arquitecta Sandra Rudelier, habla del impulso que ganó Humawaca a partir de este reconocimiento internacional, en febrero pasado. Le parece un sueño cuando repasa la corta trayectoria de este negocio que gestó, en un país devaluado, hace 5 años, junto con su amiga y colega Ingrid Gutman. "No sabíamos cómo podía funcionar nuestra propuesta en un país que parecía sin proyección, sin futuro -dice-. Ni siquiera teníamos experiencia en el rubro."
Ahora, que recorre complacida uno de sus locales en Recoleta (el otro está en Palermo Soho) y muestra algunas de las creaciones, no hay rastros de la incertidumbre inicial. En 2006, cuando sólo tenía un comercio de venta al público, la empresa facturó 850.000 pesos. Este año proyecta recaudar 1,5 millones. Tanto a Rudelier como a su amiga devenida en socia, siempre las sedujo el rubro de la indumentaria. Se decidieron por el cuero pensando en los potenciales clientes extranjeros, que ya habían empezado a multiplicarse en una Argentina que les resultaba muy barata. Tal como les recomendó un consultor de mercado, los artículos en cuero estaban entre los preferidos por los turistas. El tiempo les dio la razón. Gutman se soltó con el diseño y Rudelier empezó a dedicarse a la comercialización. "Mandábamos a producir a diferentes talleres, los pocos que habían sobrevivido a la crisis", recuerda Rudelier. Por entonces, fabricaban unos 50 tipos de artículos de merchandising en cuero. Hoy tienen una variedad de 800 productos en sus locales.
A mediados de 2003, decidieron jugarse más e invirtieron 25.000 dólares para instalar un taller propio, en el barrio de la Paternal.
Estrategia de expansión
En ese momento optaron por reestructurarse y convertirse en dos empresas diferentes. Gutman quedó como responsable del diseño de los artículos y única propietaria de la fábrica de cuero Cuelgos, que empezó con cuatro empleados y hoy ocupa a 14 personas; Rudelier, por su parte, pasó a ser dueña de los negocios que la marca tiene en la Capital Federal: lo suyo es la comercialización y la administración. U
na pareja de norteamericanos entra en el local, interesada en los tapados y chalecos de piel que se exhiben en el local de Humawaca, en Posadas 1380. En un inglés fluido, la empleada les explica que pertenecen a la última línea de creaciones lanzadas por la empresa. También les da detalles de confección y precio. "El 80 por ciento de los clientes son extranjeros", confirma la dueña. Adelanta que, como estrategia de expansión comercial de la marca, por intermedio de la Cancillería empezó a vincularse con la embajada argentina en Madrid y el consulado en Nueva York. Y también asumió como política participar de ferias de diseño importantes, como las de París y Londres, ciudades donde ya cuenta con representantes de Humawaca.
Según la empresaria, el punto fuerte de su negocio es saber combinar la calidad del cuero argentino con un plus de diseño en las prendas y accesorios que ofrece. "También nos esforzamos por proponer, como valor agregado, un diseño que tenga en cuenta los aparatos tecnológicos, tan presentes hoy en la vida cotidiana", dice. Y apunta que esto empieza a seducir a los más jóvenes, dispuestos a pagar por un toque de distinción.
http://www.humawaca.com/inicio.htmlCamara del cuero argentino:
http://www.cuerocima.com.ar/index.php?option=com_frontpage&Itemid=1
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