domingo, 1 de julio de 2012

Flechazo, se busca

Por segunda temporada, El hombre de tu vida, la exitosa ficción de Telefé que firma Juan José Campanella, retrata a mujeres que en una búsqueda desesperada por encontrar el amor recurren a una agencia del corazón. Convocadas en un bar, cada una llega predispuesta a ver con buenos ojos a su posible media naranja y quien llega al encuentro siempre es el buen Hugo, interpretado por Guillermo Francella. Contratado por la agencia El Amor de tu Vida, en un momento en que queda desempleado y a cargo de un hijo, su misión es decirles al oído todo lo que a ellas les gustaría escuchar de su hombre ideal para después. desencantarlas. "Las mujeres terminan chochas y no quieren volver a salir", dijo alguna vez Gloria, la dueña de la agencia y prima de Hugo (encarnada por Mercedes Morán) sobre la clave del éxito de su negocio, mientras él cambia de nombres, personalidades y estudia sobre los temas de interés de los perfiles de cada clienta. Elogia abiertamente, con chispazos en los ojos, belleza, inteligencia y sensibilidad. Hasta que termina con la magia cuando saca de la galera frases, gestos o actitudes decepcionantes, como hacer comentarios groseros sobre atributos de otra mujer, ahorrarse la plata del taxi y hacer caminar a la cortejada unas 40 cuadras; hablar de la necesidad de mano dura en medio de una manifestación con banderas del Partido Obrero, tocarse la nariz y mil ocurrencias para que ella no quiera volver a saber nada de él y se vaya con el ego por las nubes. Como en la ficción, con la tibia esperanza de encontrar alguien a quien querer, muchos porteños, hombres y mujeres de entre 20 y 50 años se vuelcan a servicios de agencias en las que prevalece un clima distendido y bastante informal. Las que mejor funcionan en Capital son las del sistema speed dating (citas rápidas). Los encuentros no son de a dos, como en El hombre de tu vida, sino colectivos, algo que le quita la tensión al asunto. Funciona así: reúnen a más de 20 personas cualquier día de la semana, en algún bar con suficientes mesas para que los hombres puedan rotar entre ellas, mientras las mujeres esperan sentadas. Cada mujer es visitada por 10 hombres por lo menos, para sostener una charla de entre 3 y 8 minutos, tiempo que consideran suficiente para que Cupido suelte el flechazo. Mientras suena la campana y los hombres rotan, todos van completando con disimulo planillas con caritas de amistad, amor a primera vista o ningún interés sobre cada seudónimo. Todos están protegidos por el anonimato. Amor expres ¿Alcanzan tan pocos minutos para saber si hay ganas de volver a verse? Para la licenciada Cristina Elías, admisora y coordinadora del Equipo de Terapia de Pareja del Centro Privado de Psicoterapias, es posible. "Además de la atracción física, que puede ser instantánea, existen otros factores que podrían avalar este método: la capacidad empática en las personas que permite ponerse en el lugar del otro, conectarse emocionalmente, comprender los sentimientos, que se da de manera espontánea en quienes la poseen." Hay muchas agencias que funcionan con este sistema de citas exprés, ya que no precisan contar con una estructura y se organizan en bares a cambio de concurrencia y consumo. Lo que vale es tener una buena base de datos que se nutra desde su sitio en Internet, ya que es ahí donde la gente se inscribe en forma gratuita. El portal Zonacitas.com, por ejemplo, tiene más de medio millón de suscriptores en la Argentina, de los cuales 108.000 viven en Capital. Según la última Encuesta Anual de Hogares del GCBA, el 48,3% no tiene pareja (las cifras corresponden al total de la población encuestada sobre la base de su estado civil legal y convivencia en pareja). Y el segmento de solos que está por arriba de los 30 años alcanza el 27,4 por ciento. Inventado en Los Angeles en los 90 por el rabino Yaacov Devo con intenciones de fomentar el matrimonio entre miembros de la comunidad ortodoxa de judíos, el speed dating prendió en ciudades de todo el mundo, incluso en la nuestra, donde llegó tímidamente en 2003, y casi 10 años más tarde ofrece varias propuestas online ( www.8minutos.com.ar ; www.pocosminutos.com ; www.diezencuentros.com ; www.10en8.com ). ¿Tenés la agenda agotada? ¿Tus amigos no te presentan candidatos? ¿No querés involucrarte con gente de la oficina? Esa es la invitación de 8 minutos desde su sitio. Sólo habrá que sumarse a un encuentro, o esperar a ser invitado a medida que vayan cerrando grupos etarios, y efectuar un pago por Internet, en varios casos. Oscila entre $ 100 y 200. Aunque el speed dating no es para todos. "El formato pautado y breve puede favorecer a personas con algunas dificultades para desplegar sus habilidades de comunicación, tanto verbales como no verbales, pero para los que tienen dificultades más serias, como fobia social, puede aumentar la ansiedad ante la exposición y la necesidad de obtener resultados rápidos. El miedo al rechazo puede darse en un sexo u otro y este sistema es un desafío para la autoestima en la medida que se puede terminar sin nada", explica Elías. El trato de los organizadores suele ser muy bueno, optimista y contenedor. Si la cosa funciona, se podrá obtener el e-mail o celular de la persona con quien hubo afinidad. Pero si bien aquí no aparece ningún personaje como Hugo para arruinarlo todo, una profunda decepción puede sobrevenir cuando no hubo ninguna feliz coincidencia. La especialista en terapia de parejas considera que la posibilidad de tener tantas oportunidades de conseguir citas puede hacer que una persona nunca termine de comprometerse en una relación, ya que siempre puede encontrar a alguien mejor. Eso fue lo que le sucedió al hombre que conoció Carmen M., divorciada, de 44 años, en su segundo speed dating, donde obtuvo como resultado de su encuentro una reciprocidad de amistad para seguir conociéndose. Eso significó que serían entregados sus respectivos e-mails. Y así fue. Entró en contacto con él, pero no llegaron a una primera cita real porque él le dijo abiertamente: "Me gustás, pero yo quiero sentir ese flash por alguien, entonces voy a seguir asistiendo a las reuniones de speed dating que se sigan organizando hasta que eso suceda. Podemos salir, si querés". Por lo que Carmen M. respondió muy decidida: "No gracias, yo quiero estar sentada frente a un hombre que cuando me hable dirija la mirada hacia mí y no hacia la mesa de al lado. En mi opinión esos flashes no siempre son garantía de felicidad. Gracias por la sinceridad". Carmen no se fue desanimada, pero asegura que no volvería a recurrir al sistema de citas donde creía que iba a encontrar gente en su misma sintonía. "Tengo más de 40 años y los hombres divorciados de esa edad sólo buscan diversión. Es difícil conocer a una persona con quien tener una relación de pareja. Sólo abunda el sexo descartable, hombres casados que pululan por los happy hours a la pesca. Y algunos ni se toman la molestia de quitarse la alianza." Carolina T. también creyó que iba a conocer a alguien en su misma frecuencia en su única incursión en el speed dating. Pensaba que era un lugar con fines un poco más serios. La cita era en un bar de Palermo. Cuando llegó se encontró con hombres y mujeres divididos en dos sectores. "La charla entre dos mujeres me hizo perder la fe de inmediato en el sistema. Una le dijo a la otra que estaba ahí el médico con el que había salido la otra vez. Y se preguntaba si la harían sentar otra vez con él", detalló. Advirtió que por más que se pagara había habitués como en los boliches, con la sensación de que todos habían salido con todos. Conversó 8 minutos con unos 10 hombres. No le gustó ninguno. Ya lo sabía desde el minuto 2 que la cosa no funcionaría. ¿Qué hago acá?, se preguntaba. Y vuelta a sonar la campana. Estaba el que hablaba de sus escritores favoritos y amaneceres junto al río. El que decía que estaba recién separado y no sabía vivir de otra manera que en pareja. Otro hacía alardes de bon vivant. El médico, lo único que tenía de atractivo era. que era médico. Y Carolina terminó cayendo en manos del Dr. con quien tuvo coincidencia de amistad. El la contactó por e-mail al mes de haber participado del evento. Carolina no le respondió. Y tampoco tuvo ganas de volver. "No sé si será el hombre de tu vida; una nunca sabe", dice Gloria, la dueña de la agencia en El hombre de tu vida. Un sistema de citas, donde todo está organizado, pero nada se escapa de la vida real.

No hay comentarios: