martes, 15 de mayo de 2012
Dramático pedido de ayuda de España
Por Adrián Sack | Para LA NACION
MADRID.- En uno de los peores días en los mercados desde que comenzó la crisis y más cerca que nunca de necesitar un rescate financiero externo, España lanzó ayer un urgente y dramático pedido de ayuda a la Unión Europea (UE).
"Hemos hecho todo lo que teníamos que hacer desde el punto de vista de un nuevo gobierno que lleva cuatro meses [.]. Ahora necesitamos la cooperación de toda la zona euro y una respuesta conjunta", dijo el ministro de Economía español, Luis De Guindos, a sus pares del Eurogrupo, en una reunión de ministros de finanzas del bloque dominada por el deterioro de la situación financiera del continente y el posible abandono de la moneda común por parte de Grecia.
Presionado por un nivel de riesgo país que ayer, en España, se acercó peligrosamente a la barrera psicológica de los 500 puntos, el funcionario reclamó a la Eurozona una "respuesta conjunta". La solicitud del ministro apuntaría a un mayor respaldo del Banco Central Europeo (BCE) en la compra de deuda española, debido a que la drástica reforma financiera anunciada por el Palacio de la Moncloa el viernes pasado no logró frenar la fuga de capitales en la reapertura de los mercados tras el fin de semana.
El paquete de medidas, que incluye un fuerte aumento de provisiones de los bancos españoles para reactivar el crédito interno, sólo pareció incrementar la desconfianza en la banca para afrontar estos compromisos. En la Bolsa de Madrid, que ayer cayó un 2,66%, el sector bancario sufrió un fuerte revés. Bankia, la entidad que debió ser nacionalizada por el gobierno la semana pasada para evitar su colapso, lideró las caídas con un nuevo y fuerte desplome del 8,93%.
Sin embargo, De Guindos negó que la reforma financiera tuviera vinculación con la negra jornada bursátil de ayer. En cambio, atribuyó esas fuertes turbulencias a la situación de inestabilidad política en Grecia (ver aparte).
"Europa está viviendo en estos momentos complejos, de encrucijada, especialmente en relación con el tema griego... y es allí donde efectivamente tenemos que tomar decisiones", dijo el ministro, que apuntó a Atenas como el epicentro de la incertidumbre regional en los mercados de capitales.
"Grecia tiene que dar una respuesta desde el punto de vista de los compromisos, que son una contrapartida de una financiación que ha ido recibiendo", subrayó, tras considerar el fuerte repunte del riesgo país en España como un efecto "bastante generalizado" y sin estricta vinculación con la gestión de su gobierno.
En ese sentido, ayer también el esperado informe anual del banco BBVA fue lapidario con la situación de la economía europea, aunque destacó especialmente el estado crítico en el que se encuentra España. En el informe, que fue presentado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC), el segundo banco de España califica las "tensiones financieras" en Europa como "peores" que aquellas que siguieron a la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008.
El BBVA dijo que la tensión se debe al incremento del costo de la financiación de gobiernos y bancos, así como del crédito internacional. Pero, al mismo tiempo, vinculó estos cortocircuitos con la debilidad actual de la economía del bloque. "La actividad económica en Europa está en un camino claro de desaceleración. Algunos países de Europa, incluida España, tienen la deuda soberana o el déficit fiscal relativamente grande, o ambos, lo que ha llevado a tensiones en los mercados internacionales de capital de deuda y el mercado de préstamos interbancarios y la volatilidad del euro", señala. En ese contexto, reclamó nuevas medidas para España y consideró la intervención del BCE en la compra de deuda como una maniobra "para ganar tiempo", pero que no soluciona el problema de fondo, que es la incertidumbre de los mercados sobre su estabilidad.
España también se vio sacudida ayer por las declaraciones del premio Nobel de Economía Paul Krugman, que desde su blog vaticinó que Madrid podría sufrir una fuga masiva de depósitos de su sistema bancario, hasta el punto de forzar a su gobierno a aplicar una medida similar al "corralito" argentino de 2001 (ver aparte).
Esta dura predicción fue inmediatamente rechazada incluso por la principal fuerza de la oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). "No creo que esto suceda. Y además es responsabilidad de todos evitar que eso ocurra", dijo la secretaria de Economía del PSOE, Inmaculada Rodríguez-Piñero.
No obstante, ayer, el recientemente nacionalizado Bankia, cuarta entidad crediticia del país y verdadero caso testigo de la crisis bancaria, vio cómo se agravaba la fuga de pequeños inversores y ahorristas. Sólo ayer, la sociedad Bankia Bolsa vendió más de tres millones de títulos del banco, por un valor total de 5,47 millones de euros.
Las acciones de Bankia se derrumbaron un 49,8% desde el comienzo de la crisis, y la mayoría de los analistas coinciden en que su cotización continuará bajando en los próximos días. Este descenso reafirma no sólo el fracaso de la nacionalización de la entidad, sino también la incertidumbre sobre la salud de un sistema financiero al que se le agotan las opciones para sanearse sin acudir a fondos europeos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario